ONE SHOT: VACACIONES EN LA PLAYA


ONE SHOT AGOSTO 2015

VACACIONES EN LA PLAYA

Llevaban una hora de viaje en aquél autocar. Agradecían el aire acondicionado que mantenía el ambiente fresco pero era tanta la emoción que tenían por llegar a la playa que no podían ni quedarse sentados ni durante un minuto. Algunos de los que estaban con las rodillas en los asientos eran otros jóvenes de la parte trasera y Keigo, en la parte de en medio, mirando hacia sus amigos.

—¡Playa!¡Playa! ¡Como me gusta la playa! —cantó el castaño.

—Como si no hubieras ido nunca —dijo Tatsuki mirándole desde el asiento de detrás.

—Yo también estoy emocionada —opinó Inoue sentada a su lado mirando hacia los dos shinigamis que estaban en los asientos de al lado dejando el pasillo en medio—. Sobretodo porqué habéis podido venir vosotros, Kurosaki-kun, Kuchiki-san.

Ichigo y Rukia la sonrieron. Desde el cumpleaños del joven, éste había empezado su nueva vida en la Sociedad de Almas pero sus amigos habían querido que pasaran con ellos estos tres días de vacaciones en una pequeña casita que tenía la familia de Ishida en primera línea de playa.

—Sí, hemos pillado unos días libres para estar aquí —dijo el pelinaranja y señaló con el pulgar a Rukia—. A ella le costó que se los dieran por ser teniente de su división pero conociendo a Ukitake, estaba claro que iba a decir que sí al final de todo.

—Me sabe mal haberlos dejado —siguió Rukia—. Por eso les he dicho que si hay alguna problema se pongan enseguida en contacto.

—Ya verás como no pasará nada malo —la animó Ishida.

—¿Y tu Ichigo? —preguntó Chad—. ¿En qué división te han puesto?

El ojimiel se pasó la mano por el pelo haciendo una mueca de disgusto por esa pregunta.

—En la undécima —escuchó como todos los que conocían a su capitán Kenpachi ahogaron un grito de espanto—. Ya podéis imaginaros el panorama.

—¿Es mala esa división? —quiso saber Mizuiro ya que él, junto a Keigo y Tatsuki, no conocían ese mundo tanto como los otros.

Rukia se rió por lo bajo.

—Es uno de las más fuertes que hay en la Sociedad de Almas, pero su capitán… —respondió ella mirando de reojo a Ichigo— está todo el rato detrás de él para que peleen de nuevo.

—Te divierte eh —soltó el damnificado mirándola de la misma manera.

—¿De nuevo? —cuestionó Tatsuki—. ¿O sea que ya peleaste con él antes?

—Sí —dijo Ichigo mirando ahora a su amiga de la infancia—. Y le vencí, pero paso de volver a pelear contra ese monstruo.

—Bueno, bueno —llamó la atención de todos Keigo que en ese momento ni le iba ni le venía ningún tema que no fuera el sitio donde iban—. Ahora hay que olvidarse del trabajo, del instituto, de todo y pensar solo en la playa, en el solecito, en la arena y en las chicas en bikini o con poca ropa.

Todos lo miraron con una gota cayendo por sus sienes y siguieron cada uno a lo suyo pasando de él, que empezó a cantar de nuevo.

—Yo opino lo mismo que ese —balbuceó una voz dentro del bolso de Rukia.

La morena lo abrió y dejó que el peluche que llevaba ahí dentro asomara la cabeza.

—Kon, aún estamos en el autocar así que cállate —le ordenó Ichigo.

—Pero luego podré salir a mirar tías ¿verdad? —pidió Kon juntando los acolchados brazos haciendo un ruidito infantil al chocar—. ¿Me dejarás tu cuerpo para que pueda estar con alguna?

Rukia rodó los ojos. Este peluche siempre estaba igual.

—¡Por supuesto que no! —habló Ichigo entre dientes enfadado metiendo a Kon de nuevo en el bolso y cerrándolo para que no saliera. Después miró a la morena—. Menuda idea la tuya de traerlo.

—¿Y que quieres? ¿Qué si viene un hollow y tengas que transformarte en shinigami dejes tu cuerpo muerto en mitad de la playa?

—Pues no sé que responderte. Prefiero dejarlo ahí tirado a que lo ocupe Kon.

—Deja de quejarte —dijo Rukia antes de poder vislumbrar el agua del mar. Abrió los ojos ilusionada—. ¡Ya llegamos! ¡Mira Ichigo, ya estamos aquí!

El joven la miró a ella y sonrió de verla así de contenta.

—¡Uooohhhh! ¡Plaaaayaaaa! —exclamó Keigo haciendo que todos los del autocar aplaudieran contagiados de su entusiasmo. El grupo de amigos se rieron aplaudiendo también.
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—Es aquí, chicos —anunció Ishida que caminaba por delante de ellos llegando a una casita de madera cuidada y muy acogedora tanto por fuera como por dentro.

—Es preciosa Ishida-kun.

—Está genial —dijo Tatsuki sonriendo y mirando hacia arriba observando que aunque fuera pequeñita los techos eran bastante altos.

—Hasta tiene chimenea para los inviernos —se asombró Mizuiro.

—Está muy bien equipada —corroboró el Quincy.

—Era de esperarse de un ricachón como tú —se burló Ichigo sonriendo.

—¿A qué te saco fuera ahora mismo?

—Dijiste que había habitaciones de sobra ¿no? —recordó Chad.

Ishida se subió las gafas con el dedo índice.

—Sí, hay cuatro. Una de tres camas para las chicas, dos de dos camas y una de matrimonio que será para mí, por supuesto.

Las chicas caminaron por un pasillo y entraron en una habitación. Al ver que no era la de ellas, continuaron hasta que dieron con otro cuarto que sí resultó ser la indicada.

—Ya tenía ganas de salir de ese autocar y estirar las piernas —dijo Rukia dejando el bolso y la pequeña maleta que había traído encima de la cama para sacar el bikini y ponérselo.

Las otras dos hicieron lo mismo.

—Y tanto. Yo lo que quiero es meterme ya en el agua —siguió Tatsuki.

—¡He traído una pelota de voley para que juguemos luego! —exclamó emocionada Inoue enseñándolas—. Podemos hacer una competición.

—¡Genial! —gritaron las dos morenas.
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Ichigo y Chad que estaban en la habitación de al lado las escucharon mientras dejaban sus cosas. Los chicos ya llevaban el bañador puesto, ya que era como un pantalón pirata por encima de las rodillas.

—¿Estás bien allí entonces? —preguntó Chad preocupado por su amigo.

—Estoy genial, en serio. Llevo muy pocos días y a penas me estoy acostumbrando pero todos me han recibido estupendamente.

—Me alegro, al fin y al cabo eres uno de ellos.

Ichigo respiró hondo sintiéndose bien por oír esa frase.

—Cada día que pasa estoy más seguro de que he tomado la decisión correcta.

—Pues mientras tú seas feliz nosotros también lo seremos.

—Gracias Chad —agradeció pensando que no se merecía a los amigos que tenía.

Mizuiro apareció por la puerta.

—Venga vamos, que Keigo ya está allí.
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Rukia cerró los ojos al percibir la suave y cálida arena en sus pies, el olor característico del mar y el ruido de las olas al llegar a la orilla. Sonrió entreabriendo su mirada hacia el horizonte donde se fundía el mar con el cielo. Era un paisaje espectacular.

—¿Estás contenta de volver a estar en la playa? —escuchó la voz de Ichigo acercándose a ella haciéndole recordar aquella vez que habían ido con los demás shinigamis. Alzó el rostro hacia arriba para mirarlo a los ojos sin quitar la sonrisa.

—Estoy encantada.

Ichigo también le sonrió sin desconectar su mirada.

—Me alegro —dijo antes de que siguieran a sus amigos hacia una parte vacía de la playa donde poner las sombrillas y las toallas.

Cuando fueron colocando todo, se dieron cuenta de que no era una sitio muy conocido ya que no había mucha gente. Seguramente en esa cala venían solo los que, como Ishida, tenían una vivienda cerca.

—¡Vamos al agua! —exclamó la karateka corriendo hacía allí. Los otros la siguieron de inmediato.

—¡Tirarse de golpe! —ordenó Keigo entusiasmado ya dentro.

El grupo entero corrieron hacia el mar y se lanzaron al agua entre risas y algún que otro grito por lo fría que estaba.

—¡Kyahh está helada! —dijo Inoue llevándose las brazos al pecho para darse calor.

—Muévete y se te pasará —le sugirió Ishida empezando a nadar también muerto de frío.

Al dejar pasar un rato, el cuerpo se acostumbró a la temperatura.

—Se está de lujo —opinó Mizuiro cerrando los ojos y dejando que el agua lo meciera.

Ichigo se puso sus gafas, se sumergió y nadó por debajo, pensando exactamente lo mismo que su amigo. Se estaba de lujo en ese lugar. El agua transparente dejaba ver con claridad los pequeños detalles de la arena que había en el suelo, los pequeños peces que se movían entre los pies de la gente y el reflejo de los rayos del sol que entraban y se colaban entre las débiles corrientes que habían por dentro.

Rukia simplemente volvió a cerrar los ojos dejando que el movimiento del agua bailara con ella. Una sensación tan agradable que la hacía sentir viva y humana.

Kon, después de muchos intentos, pudo abrir el bolso de playa donde lo había metido Rukia. Sacó la cabeza vigilando que no había monos en la costa y al darse cuenta de que era así, dio un salto y salió por completo.

—Uau, menudas vistas —dijo Kon mirando hacia un grupito de mujeres  que estaban tomando el sol. Caminó hacia una sombrilla y se sentó apoyado en el palo, quieto como si fuera un peluche de verdad, para seguir disfrutando del panorama—. Esto sí son unas vacaciones.

Los amigos salieron del agua y se fueron hacia una parte de la playa donde había redes para que los visitantes pudieran utilizarlas. Hicieron equipos y empezaron a jugar a voley con la pelota que había traído Inoue.

Ésta no podía evitar mirar siempre que podía a Ichigo porqué le notaba diferente. No sabía que era pero le sentía como más relajado y con un aura más tranquila. Incluso había percibido que la relación de Rukia y él se había estrechado más. Quizá era que, como ahora Ichigo vivía en la Sociedad de Almas, podían compartir una vida más parecida y a la par, dejando de lado la que habían vivido aquí donde él era un humano con el alma de un shinigami y ella una shinigami metida en un gigai. Ahora podían ser sencillamente lo que eran. Dos shinigamis. Dos iguales.

Inoue, aunque se alegraba de que Ichigo hubiera encontrado su lugar, sintió algo de celos al no poder estar allí con él.
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Cuando llegó la noche fueron a un festival que estaba en una población cercana donde habían puesto música para que los jóvenes y la gente que estaba por ahí se divirtiera.

Pidieron unas bebidas y se sentaron en unas mesas vacías que había alrededor dejando a los que bailaban en medio. En un rato, las chicas ya habían salido a bailar y los únicos que estaban sentados eran los chicos. Hablaban de sus cosas y disfrutaban de la música.

Casi todas las mujeres que pasaban cerca de la mesa miraban a Ichigo. Algunas de reojo, algo tímidas, y otras de forma descarada de arriba a abajo. Él se daba cuenta y sus amigos también pero no quisieron decir nada ya que no habían ido ahí a ligar. Salvo uno.

Keigo tuvo una idea en cuanto notó que las miradas hacia Ichigo se repetían de forma continua. Se levantó, agarró al pelinaranja que estaba tranquilamente conversando con los demás y tiró de él llevándolo a donde estaba la gente bailando.

—¿Qué haces, Keigo? No quiero bailar, soy malísimo —dijo Ichigo soltándose del agarre y caminando de nuevo hacia la mesa. No obstante, su amigo lo detuvo.

—Tío, hazme un favor y quédate aquí conmigo.

Ichigo arrugó la frente al no entender.

—¿De que me estás hablando?

—Eres un imán para las tías —respondió Keigo metiéndose en medio de la gente y acercándose a un grupo de mujeres—. Si me quedo aquí a tu lado puede que ligue esta noche.

El pelinaranja alzó una ceja incrédulo pero al ver que no se estaba riendo y que empezaba a moverse un poco saludando a las chicas supo que lo decía enserio.

—¿Y tú te crees que me voy a quedar aquí parado para que me utilices?

—¿Quién te está utilizando, guapo? —preguntó una chica rubia que se acercó a ellos junto a otra pelirroja.

—Nada, gilipolleces que dice mi mejor amigo —dijo Keigo enseguida remarcando lo de ‘mejor’ sonriéndolas de forma seductora.

La pelirroja se fijó en él al decir que era su amigo.

—¿Habéis venido solos?

—Pues n...

—Pues sí —alzó la voz Keigo por encima de la de Ichigo y se acercó a la chica que lo miraba—. Somos cuatro, esto tiene que ser el destino.

La mujer se rió e Ichigo rodó los ojos por esa frase tan cursi. Notó como la rubia le agarraba de la mano y la guiaba a su propia cintura.

—¿Queréis que bailemos? —preguntó pegándose a él y envolviendo su cuello con sus brazos—. Podemos pasarlo muy bien.

—Sí, vamos a bailar —dijo la pelirroja haciendo lo mismo con Keigo.

Ichigo frunció más el ceño si cabía y miró al castaño con cara de querer matarlo. Éste abrazó por la cintura a la chica con una sonrisa y cuando ella apoyó su cabeza en su hombro cambió su rostro a uno de súplica hacia su amigo.

—Por favor —vocalizó Keigo sin emitir ningún sonido.

El shinigami a punto estuvo de decírle que no, que no aguantaba tener a esa mujer que no conocía de absolutamente nada, prendada de su cuello. Sin embargo, el no querer fastidiar a su amigo que empezaba a bailar con más ganas, le hizo detenerse. Puso los ojos en blanco repitiéndose mentalmente que ese “favor” solo se lo haría una vez.

Genial, vaya vacaciones… —pensó Ichigo notando como la mujer comenzaba a moverse con unos movimientos extraños. Supuso que sería un intento de parecer sensual, pero si eso era cierto, no le pareció en absoluto. No estaba surgiendo en él ningún efecto, seguía parado como una estátua cuestionándose en que momento se daría cuenta ella que no le apetecía nada estar ahí.

En ese segundo, sintió la presencia de Rukia cerca de él. La reconocería entre un millón. La buscó con la mirada y la encontró observándolo divertida apuntándolo con el dedo. Pudo leer sus labios cuando ella pronunció la palabra: pringado.

Ichigo entrecerró los ojos, levantó su mano y le enseñó el dedo corazón.
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Al día siguiente, en el desayuno todo fueron burlas irónicas sobre lo bien que se movía Ichigo y lo genial que bailaba. Éste le gritó a todo el mundo que era la última vez que le hacía un favor a Keigo, y en cuanto pronunció su nombre, el castaño entró por la puerta con una sonrisa tatuada en la cara y con los ojos adormilados.

—Vaya, quién está aquí  —soltó Tatsuki—. ¿Has pasado buena noche?

—Buff, una noche increíble —dijo Keigo tirándose en el sofá—. No he dormido nada.

—¿Esa chica no te ha dejado dormir? —habló Mizuiro con voz burlona.

—Menudo aguante, joder —balbuceó con la boca aplastada en el alcolchado mueble haciendo que los demás se rieran, incluso Ichigo.

—¡Pues de nada eh! Que si no llega a ser porqué estaba ahí no se te acerca. Me debes una.

—Gracias tío. Lo que tú quieras, me lo pides —dijo antes de quedarse dormido.

—Esa chica le ha matado —indicó Rukia.

—Sí, definitivamente —repitieron todos a la vez.
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El grupo, menos Keigo, alquilaron tres motos acuáticas dispuestos a seguir disfrutando de las vacaciones. Se pusieron por parejas una al lado de la otra para empezar una carrera hacia una de las bollas que limitaba el mar.

Tatsuki se puso de pie y se agarró a los anchos hombros de Chad.

—¡Vamos a darles una paliza! —exclamó la Karateka.

—Claro que sí —dijo el moreno sonriendo con la mirada puesta en la meta.

—Agarrate bien, Inoue-san —le indicó Ishida.

Ésta le sujetó fuerte por la cintura.

—Vamos a ganar nosotros, Ishida-kun.

—Por supuesto. No puedo perder contra unos shinigamis —dijo el peliazul mirando hacia su derecha.

Ichigo y Rukia le sonrieron de lado.

—Os vamos a machacar, Quincy.

—Preparaos para tragar agua —se rió la morena agarrándose fuerte a la masculina cintura.

Mizuiro, que no quiso subirse en una de esas, nadó hasta ponerse en un lugar apartado pero que pudieran verle.

—¡Chicos! ¿Listos?

—¡Sí!

—¡Cuando quieras!

—A la de tres. Uno…. Dos…..¡Tres!

Aceleraron las motos y salieron a gran velocidad, rectos hacia la bolla que habían elegido. Rukia cerraba los ojos y se agarraba más fuerte a Ichigo cuando sintió los golpes que hacía el vehículo cuando rebotaba en el agua, pero no dejaba de sonreír y reír. Hasta escuchaba las carcajadas del pelinaranja por debajo del ruido del motor.

Ahora que estaba ahí sujetada a él, recordó cuando le vio ayer por la noche con esa chica agarrada a su cuello. Supo desde un principio que él no estaba a gusto y, después de ver como Keigo estaba ahí también, pensó enseguida que él había tenido algo que ver en que Ichigo saliera a bailar cuando él nunca lo hacía.

Sin embargo, también sintió algo extraño dentro de ella al verlo así, tan cerca, con otra mujer.

—¡Ganamos! ¡Toma ya! —gritó Tatsuki pasando los primeros la meta—. ¡Chupaos esa!

Después pasaron Ichigo y Rukia, y por último Ishida e Inoue.

—¡Joder tío! ¡Chad! ¿Dónde le has apretado para que te vaya tan rápido? —preguntó Ichigo.

—A nada. El que es bueno es bueno.

—Exigo la revancha —soltó Ishida no contento con haber quedado el último.

—Yo creo que habéis salido antes —seguía Ichigo negando con la cabeza.

—Hemos salido a la par —dijo Chad.

—Venga, vamos a hacer la carrera otra vez —ordenó el peliazul.

Tatsuki resopló cuando Chad también se picó y los siguió para volver a colocarse en la salida. Al instante, las tres mujeres pensaron lo mismo: ‘hombres’.
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Pronto, entre risas, playa y arena, pasaron como en un suspiro esos tres días de vacaciones. Ya era la noche del último y estaban viendo una película al aire libre que habían preparado los mismos organizadores del festival, e incluso estaba en el mismo sitio. Todos estaban tranquilos comiendo unas palomitas que vendían a la entrada y sentados en sus sillas desplegables mientras disfrutaban de una comedia. Kon acompañaba como un peluche normal a un grupo de mujeres que lo habían acogido cariñosamente cuando él de forma "casual" se había caído delante de ellas.

Cuando estaban por la mitad del largometraje, Ichigo se levantó de su asiento y sin molestar a nadie se marchó de allí. Solo Rukia e Inoue se dieron cuenta de su marcha.

La castaña le observó la espalda mientras se alejaba y salía del recinto. Tuvo ganas de levantarse e ir detrás de él pero su cuerpo no se movió.

Quizá quiera estar solo y yo voy a agobiarle —pensó apretándose las manos debatiéndose mentalmente sobre que hacer.

No obstante, cuando al final decidió ir tras él observó que Rukia se levantaba y caminaba hacia la salida. Suspiró y volvió a mirar hacia la pantalla. Su indecisión le había jugado otra mala pasada pero sabía, o quería mentalizarse, que era mejor así. Que Kuchiki-san nunca le agobiaría.
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Rukia al verlo marchar esperó unos minutos antes de ir donde estaba él. La verdad es que a ella la película no le estaba gustando demasiado ni le veía mucho la gracia a pesar de que todos los presentes se reían a carcajadas. Quizá serían bromas de un lenguaje moderno entre jóvenes que ella ya no entendía ni había tenido tiempo de estudiarlo como antes.

No le fue difícil encontrarlo siguiendo su presencia. Llegó a la playa y le vio a lo lejos, sentado en la arena y mirando hacia el mar. No había nadie más.

Ichigo dirigió su mirada brillante por la luz de la luna hacia la morena, que se acercaba caminando con sus sandalias en la mano. Desde donde estaba él parecía un producto de su imaginación. Una ilusión de ella como las que creaba en su mente y en sus sueños cuando perdió los poderes.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Rukia al llegar y sentarse a su lado—. ¿No te gustaba la película?

El joven regresó la mirada al agua.

—No es eso. Es solo que me apetecía ver el mar de noche por última vez.

Rukia le observó el perfil antes de observar lo que él contemplaba.

—Tú sabes que puedes volver aquí siempre que quieras.

—Lo sé, pero no quiero —dijo Ichigo convencido—. Ahora mi hogar está allí.

Se quedaron los dos en silencio, dejando que el rumor del mar empapara sus oídos e inundara sus mentes. Un mar que la presumida luna utilizaba de espejo para admirarse y que las olas, al mover su reflejo, no hacían más que intensificar su belleza.

—Rukia —ésta miró hacia él viendo como Ichigo le enseñaba la insignia de shinigami sustituto que mantenía entre sus dedos—. ¿Te apetece un último baño?

La morena levantó la mirada hacia él y esbozó una pequeña sonrisa.

—Claro.

Ichigo también le sonrió antes de llevarse el objeto al pecho haciendo que su alma de Shinigami saliera enseguida de su cuerpo. Empezó a quitarse la parte de arriba de la vestimenta viendo como la verdadera Rukia aparecía delante. Para él, ya le era más familiar verla vestida con esa ropa y no metida en su gigai como si fuera una chica normal. Ella nunca sería alguien normal. O al menos para él.

Cuando Rukia se quitó el shihakusho, quedándose con la bata blanca, corrieron hacia la playa metiéndose de golpe.

—¡Joder! ¡Qué fría está!

La morena se rió.

—No aguantas nada, idiota.

—Claro como tú eres la reina de Hielo —dijo Ichigo con una sonrisa burlona en la cara antes de tirarle agua encima.

—Con que esas tenemos, ¿eh? —soltó Rukia antes de hacerle lo mismo a él.

En un segundo empezaron a jugar como dos críos, tirándose agua y apretando la cabeza del otro para zambullirlo. La tranquilidad y la quietud se vio interrumpida por las risas, por los gritos y por los insultos, que solo podían escuchar ellos. Nada perturbaba lo que ocurría fuera de su propio mundo.

Rukia se subió a la espalda de él y quiso tirar hacia abajo para ahogarlo pero por mucho que lo intentara no podía. Ichigo solo hacía que soltar carcajadas.

—No tienes nada de fuerza, Teniente.

—Imbécil, eres tú que pesas muchís.. ¡Ahh! —gritó cuando el pelinaranja se dio impulso y saltó hacia atrás haciendo que Rukia se metiera de lleno en el agua.

—Más que tú seguro que sí, peso pluma —dijo dando media vuelta para verla cuando saliera. Al ver que tardaba demasiado, arrugó la frente—. Rukia.

En un segundo notó como le agarraba del pie y tiraba hacia abajo. Al estar desprevenido, Rukia logró zambullirlo en el agua. Ella salió rápida y riendo empezó a nadar hacia la orilla para alejarse de ahí. Si no se iba antes de que él saliera, éste se vengaría.

Ichigo sacó la cabeza tosiendo y la buscó con la mirada encontrándola corriendo por la arena hacia sus cuerpos desmayados. Esbozó una sonrisa ladeada al recordar que estaba de Shinigami y podía utilizar el shunpo sin ningún problema.

Rukia estaba a punto de llegar cuando sintió que un brazo la sujetaba de la cintura y, literalmente, la llevó volando hacia al lado de sus cuerpos.

Al darse cuenta de que no había medido bien su propia velocidad, Ichigo se colocó enseguida de espaldas para dejar a Rukia encima en el momento en el que impactaran en la arena. Su cuerpo resbaló por el suelo dejando toda una marca a su paso y al detenerse empezaron a reírse.

—Eres un descerebrado —levantó la cabeza de su pecho y le miró a los ojos, sonriéndose mutuamente—. No te tengo dicho que seas consciente de tu velocidad. Es demasiado rápida.

—Lo que me dices tú me entra por un oído y me sale por el otro, enana. Siempre ha sido así.

—¿Y que hubiera pasado si no puedes frenar y nos estampamos contra ese muro de rocas de allí?

—Hubiera encontrado la manera de esquivarlo.

—Tsk —reschistó Rukia negando con la cabeza, haciendo desaparecer su sonrisa,  pero sin moverse de encima de él. Estaba tan a gusto que ni siquiera se daba cuenta de la posición que tenían. Ni él de que sus brazos envolvían su cintura—. Ahora que eres un Shinigami oficial y no uno sustituto deberías de tener más cuidado y no ser tan temerario.

Ichigo también dejó de sonreír, mirándola más sereno.

—Lo sé, y también debería de escuchar los consejos de los Capitanes y de la gente con más experiencia que yo.

—Puedes aprender mucho de ellos, Ichigo.

—Sí —susurró quedándose los dos con los ojos puestos en el otro.

Se conocían tanto que el mirarse en silencio no les parecía para nada incómodo. Sin darse cuenta, empezaron a acercarse, entrecerrando los ojos y abrazándose cada vez un poquito más fuerte.

—Mira esos que están ahí tirados —la voz de una chica perturbó su ambiente íntimo y se miraron sorprendidos antes de llegar a rozarse—. ¿Estarán muertos?

—¿Qué dices, cielo? ¿Cómo van a estar muertos? —cuestionó su pareja acercándose junto a ella a unos cuerpos en mitad de la playa—. Estarán dormidos.

—¿Dormidos? ¿Quién se dormiría aquí?

Antes de que se acercaran más, los cuerpos de Ichigo y Rukia se incorporaron estirando los brazos y bostezando como si acabaran de despertarse.

La chica se asustó y se agarró al brazo de su novio. Éste la condujo hacia la orillas para que continuaran su paseo.

—Ves como te había dicho que estaban dormidos.

—Que gente más rara.

Los shinigamis los observaron alejarse antes de reir por lo bajito.

—Por poco —dijo Rukia.

—Casi llaman a la ambulancia.

—Eso ya te pasó a ti una vez.

—No me lo recuerdes.

El silencio regresó a ellos cuando volvieron a estar como habían estado al principio. Sin embargo, eso era solo físicamente. En su mente solo podían pensar en lo que acababa de pasar. O más bien en lo que no había pasado. Preguntándose si de verdad hubiera ocurrido lo que sus rostros estaban llevando a cabo de no ser por aquella pareja.

¿Nos hubiéramos besado?

Eso es lo que en la mente de cada uno no paraba de dar vueltas.

Rukia fue la primera en levantarse y voltearse para mirarlo a los ojos, que aunque estuviera en su gigai, seguían siendo los mismos. Ichigo la observaba aún sentado, deseando que dijera algo, lo que fuera. Algo como…

—El último que llegue paga la cena.

—¿Qué? —preguntó Ichigo arrugando la frente, contrariado y sin entender nada cuando la escuchó reír viendo como se giraba y empezaba a correr. Se levantó y la siguió—. ¡Eso es hacer trampa!

Rukia dejó de reírse cuando Ichigo la alcanzó enseguida, corriendo por delante de ella.

—¡No vale! ¡Tú tienes las piernas más largas!

El joven miró hacia atrás riendo.

—¡Hasta tú reconoces que eres una enana!

—¡Ahora sí que te voy a congelar, imbécil!

Ichigo se río más fuerte pensando que lo que más le había gustado, de esas vacaciones en la playa, había sido la última noche.
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FIN

Finish!! Ja s'ha acabat! ^^ ¿Qué os ha parecido? jijiji
Como habéis leído era una continuación del cumpleaños de Ichigo. Éste ya está viviendo en la Sociedad de Almas en la división de Kenpachi xDD ayy el pobre!

He querido darle una alegría a Keigo ya que tenía como una cuenta pendiente con él y algunos me lo habéis dicho que el pobre no se come una rosca jajajajaja Pues ya está! Aquí sí! x'D

¿Y qué me decís de ese casi beso? Si no llega a ser por esa pareja al ver sus cuerpos sin vida ahí tirados juasjuasjuasjuas 

He intentado que no sea OOC, que sus personalidades estén lo más parecidas posible, no sé si lo habré logrado :)P

¡Espero que os haya gustado! 
NOS LEEMOS
¡BESOS! 

10 comentarios:

  1. Eres maldad pura xD ¿ como vas a dejar que esa pareja aparezca en ese momento en el que todo es perfecto? Fue en One shot muy lindo enserio te felicito (lo lei hace unas horas pero hasta ahora puedo comentar
    Misuki-Kurosaki

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    1. jajajaja estuve dudando entre ponerlo o no pero al final ganó el que no. Ya haré más, ya haré más xDD Gracias Misuki! <3

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  2. OMG me encanto moriiii xD yo queria el beso T-T jejejeje espero uno pronto :p Bueno me encanto te felicito te quedo genial :D

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    1. jajaja Ya pondré muchísimos más besos y más cosas jiji Gracias guapa! :D

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  3. .......Estoy empezando a odiar a los personajes de resheno.... jaajajajajaja alkjsdasñlkdjñaslkdjads por qué!? Q3Q por qué eres tan mala!? XDD DIOOS si no supiera que es un one-shot te pediría una continuación!!! Jajajajaja es cierto!! Keigo no tiene suerte nunca JAJAJAJA owww me encanto :3 estuvo muy bonito >3< eshos ya deberían de casarse y tener 20 hijos -3- jajajaja ok no ....con 4 me conformo...pero que sean gemelos si no, no XD me imagino el calvario que tiene Ichigo en el escuadrón de Kempachi jajajajaja ni él ni Yachiru ni Ikkaku lo dejaran en paz jajajaja
    Nos leemos pronto! owo)/
    Saluditos~ :B

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    1. jajajajaja ya habrá más One Shots y más besos y más de todo juasjuasjuas Mira estaría bien algún día hacer una historia donde tengan 4 hijos gemelos xD Ya, pobre Ichigo con lo que le ha tocado. Me da pena pero me parto jajaja
      Chao guapa! <3

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  4. Como pudiste, los interumpiste en el momento mas importante yo quería beso T.T
    Ese keigo es un loquillo ^_^ oír fin concigio un lige, ya era hora para el pobre.
    Saludos que tengas buen día/noche un abrazo virtual :p

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    1. Ya habrá más no te preocupes jijiji Le debía eso a Keigo, se lo merecía por fín xDD
      ohh un abrazo virtual para ti también <3
      Nos leemos Angie!

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  5. Me estoy comenzando a enfadar. Me he dado una vuelta por los lugares que se supone ya había comentado para ver si me respondías y no vi ningún comentario mío.
    Ya me dí por vencida. ¡Que coraje!

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    1. Tranquila Leslie :D Tardan en aparecer pero tus comentarios salen y yo los respondo. No te preocupes <3

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¡No olvidéis comentarme! :D