STRIPTEASE Capítulo 24: Aléjate de ella

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STRIPTEASE
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CAPÍTULO 24
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ALÉJATE DE ELLA
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Miyako se acabó de arreglar y salió de la habitación bajando las escaleras, por donde ayer la había subido Kaien, y llegó al comedor donde ya estaban sentados el joven y su padre. La luz de ese sábado entraba por las ventanas cerradas pero ésta ya no calentaba casi nada.

—Buenos días —saludó ella con una sonrisa al padre y dando un beso en la mejilla a su novio.

Kaien le sonrió en respuesta mientras seguía comiendo el desayuno que le había preparado su madre.

—Buenos días, Miyako —dijo el mayor—. Hacía mucho que no te veía.

—Vino el día de mi cumpleaños pero tú no la viste, cariño —habló la mujer saliendo de la cocina con una bandeja. Miró hacia la joven, que se sentaba al lado de su hijo—. Buenas, guapa. ¿Quieres café?

—Sí, gracias —agarró la taza que le ofrecía y la sostuvo en el aire para que le fuera más fácil llenárselo de ese líquido oscuro y aromático.

Cuando iba a sentarse la madre, alguien picó a la puerta.

—¿Quién será a estas horas? —preguntó la mujer caminando hacia allí.

—Será mi hermano —respondió el padre alzando un poco la voz para que le oyera su mujer—. Me dijo que se pasaría ya que después no puede.

Kaien miró hacia su novia y acercó el rostro para susurrarle.

—¿Has dormido bien?

—Muy bien —le contestó con el mismo tono antes de darse un tímido y corto beso.

—¡Hola familia! —exclamó el recién llegado llegando a donde estaban ellos sentados, seguido de la mujer.

—Hola Kensei —se levantó el padre de su silla y le dio un abrazo a su hermano—. Siéntate, seguro que no has desayunado nada.

—Has acertado —dirigió sus pasos a su sobrino, que también se levantó para darle un abrazo—. ¿Qué hay, Kaien?

—Hasta que te dignas a venir, tío. No me gustó que no vinieras al cumpleaños de mi madre. Ya te lo dije por teléfono.

—Y ya te pedí disculpas.

—Además, me ha dado el regalo nada más entrar —dijo la mujer sentándose al lado de su marido y enseñando su muñeca a los presentes—. Mirar, que reloj más bonito.

—Es precioso —elogió Miyako contemplándolo más de cerca.

—Recalcaré que es de una marca muy cara —se rió Kensei antes de mirar hacia la joven—. Creo que no tengo el gusto de conocerte.

Ésta se levantó y le sonrió.

—Es mi novia, Miyako —les presentó Kaien viendo como se daban un abrazo—. Él es mi tío.

—Encantada de conocerle por fin. Me encantan sus fotografías, fui el otro día para ver la galería que tiene puesta aquí en Karakura.

—¿Y qué te pareció? —le preguntó sentándose en la mesa al igual que los otros dos.

—Un trabajo excepcional. Logra capturar la belleza de cada persona y la multiplica por mil. Es usted un genio.

—Vaya, desayuno con elogios. Creo que voy a pasarme más a menudo por aquí —bromeó haciendo que todos se rieran—. Muchísimas gracias, disfruto haciendo lo que hago y me parece que eso es lo que se transmite a mis trabajos —alargó el brazo para coger una de las tostadas que su cuñada había dejado en medio de la mesa—. Sin embargo, esa belleza multiplicada por mil es de cada uno de los modelos que he contratado y que han trabajado conmigo. He querido traer algunas fotografías de las que estamos haciendo ahora para que las veáis, ya que éstas no las pondré en la exposición.

Dejó la rebanada de pan y metió la mano en el bolsillo interno de su americana sacando un sobre verde oliva de tamaño mediano. Lo abrió y puso algunas fotos en la mesa con cuidado de que no se mancharan.

—Cuando las presente serán más grandes, por supuesto. Son solo algunos ejemplos de lo que estamos haciendo. ¿Veis la naturalidad de cada uno? Sin nada de maquillaje y con el cabello suelto sin ningún producto químico.

—Son magníficas —dijo su hermano agarrando una donde salía una chica con el pelo verde sonriendo—. Nunca la había visto. ¿Es de Karakura?

—Vive en otro distrito, es una mujer muy simpática.

El padre de Kaien le miró de reojo, esbozando una sonrisa ladeada.

—Simpática y…

Kensei hizo la misma mueca.

—Muy guapa. En persona lo es aún más.

—¿En serio?

—¡Oye! —la mujer le dio un codazo a su marido—. ¿Y tú para que quieres saberlo?

—Era broma, cariño.

—No te enfades, cuñada.

Miyako se rió por lo bajito de la relación que tenían esos tres. Se los imaginó más jóvenes y actuando de la misma manera. Iba a decirle algo a Kaien cuando al verle se quedó callada. Su novio miraba fijamente una fotografía que sostenía entre sus dedos. Ella también la miró. No pudo evitar que la palabra ‘hermosa’ cruzara su mente al observar a aquella mujer morena, con sonrisa encantadora y con unos ojos violetas que parecía que la miraban realmente, hipnotizándola.

—Esa chica es… —susurró la joven a su novio cuando los recuerdos, de una mujer exactamente igual, parada en la puerta del instituto y hablando con Kaien, le asaltaron.

Kaien carraspeó al salir de su ensoñación y la miró un poco sonrojado.

—Perdona, Miyako.

—No te disculpes. Ya me dijiste que te seguía gustando —miró de nuevo a la fotografía. Era imposible no sentir algo de celos pero se dio cuenta de que no le estaban produciendo malestar—. Y ahora entiendo la razón. Es una chica preciosa.

—Y tanto que lo es —dijo Kensei al ver a quien se estaban refiriendo—. Rukia Kuchiki me tiene cautivado. Incluso le confesé que podría hacer una exposición solo de fotos suyas. ¿La conoces, Kaien?

—Sí, yo le hablé de ti y que estabas buscando modelos para un nuevo trabajo.

—Pues te agradezco que lo hayas hecho. Estoy muy contento con ella.

—¿A eso os referíais Kurosaki y tú con lo de que la habías ayudado?

Kaien asintió y le contó un poco por encima que la había visto salir del hospital donde había estado ingresada su madre con un periódico buscando empleos. Evitó contarle que estuvo esperando fuera para poder disculparse del beso que le había dado. Mientras ellos hablaban no escucharon lo que se dijeron los mayores.

—¿Rukia Kuchiki? ¿Kuchiki? —preguntó el otro hombre—. ¿Tiene algo que ver con la familia de nobles?

El fotógrafo abrió los ojos sorprendido.

—¿Qué nobles?

—La gente no los conoce porqué no salen noticias de ellos en la televisión como otras familias. Son muy reservados. Pero el otro día me compré un periódico de economía y los Kuchiki salieron como una de las más ricas del país.

—Tiene que ser una coincidencia que esa chica se llame también así —dijo su mujer—. De pertenecer a esa familia no creo que se hubiera puesto a trabajar de modelo.

—No solo eso, sino que me pidió que le dijera cuanto antes si la contrataba o no porqué necesitaba el dinero. Yo tampoco creo que pertenezca a esa familia pero de todos modos se lo preguntaré el lunes.

Miyako asintió hacia su novio cuando él acabó de contarle lo sucedido. Se notaba a sí misma tranquila ya que Kaien le estaba transmitiendo eso. El haber sido sincera con ella y no mentirle diciéndole que ya no le gustaba o que ya nunca más le gustaría otra mujer le enviaba una sensación de confianza que no había sentido antes. Como si de la noche a la mañana su relación se hubiera hecho más fuerte.

—Tío, ¿puedo quedarme esta? Me gustaría poder dársela a su novio.

Kensei sonrió preguntándose si cuando Rukia sonreía de esa manera y se sonrojaba era porqué pensaba en su pareja.

—De acuerdo, no hay problema.
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Rukia salió del banco guardándose la tarjeta y el dinero en su cartera. Había ido directamente ahí en cuanto salió de casa de Ichigo después de que llamara su hermano contándole la noticia. En su piso habían puesto cámaras. ¿Cámaras? ¿Quién cojones había puesto cámaras en el lugar donde vivía?, le preguntó a Byakuya, pero enseguida que sus palabras habían salido de su boca un solo nombre le vino a la mente. Shinrei.

Su hermano le contó que le había llamado y éste lo había negado todo diciéndole que no tenía pruebas contra él. Sin embargo, era algo que estaba cantado para todos los demás. ¿Quién más iba a querer comprar unas cámaras tan caras y ponerlas en su piso sin ni siquiera robar nada?

Hacía mucho que no trabajaba en Bleach así que descartó a posibles acosadores. En el casi año que llevó trabajando ahí nunca tuvo miedo a que hicieran tal cosa. Demasiada casualidad que después de aparecer el noble en su vida le pasará aquello. Había sido él. No podía ser otro.

Cabrón —le insultó mentalmente mientras caminaba hacia su bloque—. ¿Qué pretendes? ¿Qué buscas de mí?

Antes de salir de la casa le había contado a Ichigo lo que su hermano le explicó. El ojimiel tuvo que apretar con fuerza sus puños para no empezar a dar golpes a la pared hasta abrirse los nudillos de lo enfadado que estaba. No tardó ni dos segundos en volver a ofrecerle que se quedaran en su casa, incluso Byakuya se lo había sugerido, que se fuera con Kurosaki, pero ella se negó de nuevo. No quería meter a su familia en ninguno de esos asuntos turbios. Le costó convencerle de que se quedara estudiando mientras ella iba a su piso para ver como se sentía. Necesitaba hacerlo sola.

Sacó las llaves del bolso y abrió el portal. Subió las escaleras sin mirar al suelo de tanto que las conocía y llegó a la segunda planta, parándose enfrente de su puerta. Hasta ahí bien. No obstante, notó como su mano tembló al meter la llave en la cerradura para entrar a su piso.

Cerró, apoyó la espalda en la madera y soltó el aire que estaba conteniendo. Los nervios y la intranquilidad afloraron en ella de un modo inmediato como quien enciende la luz apretando un botón. Miró hacia todos lados y lo único que su cabeza tarareaba era: estás siendo observada, estás siendo observada, estás siendo obser…

Sacudió la cabeza y se obligó a dar unos pasos hacia delante colocándose en mitad de su pequeño salón. Su corazón repiqueteaba en el pecho al sentir como si miles de ojos la estuvieran mirando por detrás de las paredes, espiando cada movimiento. Intentaba hacerse a la idea de que hay ya no había nada, los especialistas de su hermano habían encontrado dos y habían buscado por todos los sitios, pero no podía dejar de pensar que Shinrei la estaba viendo en esos momentos.

Los primeros días en Bleach le habían costado. No era nada fácil bailar desnuda delante de un público que observaba todos sus movimientos. Sin embargo, allí era algo que conocía. Sabía que fuera de las cortinas moradas y encima del escenario la gente la miraría y la contemplaría. Donde estaba parada ahora mismo, se sentía a si misma como un animal encerrado en su propia jaula para que los visitantes la observaran sin ella poder decidir si quería o no estar ahí.
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Ichigo estaba sentado en su escritorio realizando los ejercicios que los profesores les habían mandado hacer. Se había propuesto hacer un problema y luego pensar, después otro y pensar, para así poder terminarlos cuanto antes,  pero hacía bastante rato que su mente se había distraído con sus pensamientos y su mano solo se movía para girar el bolígrafo entre sus dedos sin escribir nada.

—Capullo degenerado —murmuró entre dientes apretando el objeto con la mano—. Encima lo niegas. ¿Quién si no iba a poner esas cámaras? —agachó la cabeza y se llevó las manos al pelo—. Que ganas de cambiarte esa cara y esa sonrisa, joder.

Se levantó de la silla y caminó por la habitación respirando hondo para intentar tranquilizarse. Deseaba y rogaba que Rukia no se sintiera bien en ese piso y que decidiera venirse a su casa. Entendía que le preocupara su familia, ya que él también tenía sentimientos contradictorios en ese aspecto, pero solo pensar que ese hombre podría aún tener alguna cámara enganchada a una pared y que la estaba viendo en esos momentos hacía que su sangre hirviera.

Escuchó como alguien picó al timbre. Pensó que abriría alguna de sus hermanas o su padre pero al ver que el aparato seguía sonando se acordó que los tres habían salido. Rechistó y abandonó su cuarto para bajar por las escaleras.  Antes de abrir la puerta, movió los hombros con movimientos circulares para poder destensarse aunque fuera un poco, aunque dudaba que lo consiguiera.

—Kaien, no te esperaba —saludó Ichigo sorprendido y se hizo a un lado—. Pasa.

—Es que he venido para traerte algo.

—Ojalá fuera chocolate —cerró la puerta y caminó hacia al sofá seguido de su capitán—. Lo necesito en cantidades industriales.

—¿Y eso? ¿Estás con la regla?

Se dejó caer en el mueble sin cuidado mirándole de reojo.

—No estoy de humor, gilipollas.

Kaien se sentó en la otra esquina.

—Venga, ahora en serio. ¿Qué ocurre?

—Nada que pueda contarte —se pasó las manos por la cara.

—¿Tiene que ver con Rukia? ¿Estáis bien?

—Sí, estamos perfectamente, no es eso —apartó las manos y giró la cabeza hacia él—. Tiene que ver con otras cosas, no te preocupes —intentó cambiar de tema—. ¿Y tú que tal con Miyako?

—Muy bien —le sonrió feliz—. Poco a poco todo vuelve a estar como antes.

—Me alegro, tío. De verdad.

Kaien asintió sabiendo que no mentía.

—Bueno, ¿y que es lo que me has traído? —preguntó Ichigo curioso.

—Ah, sí. Esto —metió la mano en uno de los bolsillos de la chaqueta y sacó un sobre blanco que había encontrado por su casa. Se lo entregó—. Estoy seguro de que te encantará.

Ichigo arrugó la frente al no saber que sería. Agarró el sobre y se dispuso a abrirlo para sacar lo que había dentro. Una sonrisa y un aleteo en su estómago aparecieron como por arte de magia. Lo que sus ojos veían se había convertido en el centro de su mundo. Todo giraba alrededor y nada conseguía alejarse. La mujer de la que estaba enamorado salía preciosa en esa fotografía. Ella lo era siempre pero la foto la detenía en el tiempo como una llama que nunca fuera a consumirse, sonriendo de felicidad. Una sonrisa con la que siempre quería verla. Pasó el pulgar por encima de su rostro y a Kaien no se le pasó por alto. La cara que tenía su amigo no necesitaba palabras.

—¿Quién te la ha dado? ¿Kensei?

—Sí, ha venido hoy a desayunar a mi casa y ha traído algunas de este trabajo que está haciendo. En cuanto la he visto, he querido traértela.

—¿Puedo quedármela? —preguntó esperanzado mirando al moreno.

—Claro. Esa no la incluirá en la exposición, tiene muchas más.

Ichigo asintió volviendo a mirarla.

—Gracias Kaien.

—No me las des. Es tu novia, estaba claro que te la iba a traer —se pasó la mano por el pelo—. ¿Ya le has dicho lo del campeonato?

—Que nos iremos la segunda semana de Diciembre. La verdad es que no me hace mucha gracia que no podamos llevar a alguien.

—Sí que podemos pero tenemos que pagarlo nosotros.

—Para mí eso y nada es lo mismo.

—Además si fueran otros parientes no pondría tantas pegas pero a nuestro entrenador no le haría mucha gracia que lleváramos a nuestras novias.

—Por lo de no tener relaciones las noches antes de los partidos ¿no?

Kaien se incorporó y apoyó los codos en las rodillas.

—Me parece una estupidez pero bueno, es quien manda.

—¿Cuánto tiempo estaremos? ¿Cuándo es la final?

—Estaremos tres semanas —giró la cabeza mirando hacia atrás para verle—. El día antes de Navidad será la final.

—Llegaremos para el 25 —susurró Ichigo, mirando de nuevo hacia Rukia—. Tres semanas es mucho tiempo.

Kaien no pudo estar más de acuerdo.
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—A sí que esa stripper es una Kuchiki —recalcó Mabashi después de que Shinrei les hubiera contado todo. Cuando acabaron de desayunar en la cafetería del club de golf, salieron a una terraza cubierta donde los fumadores podían encenderse un cigarrillo tranquilamente sin necesidad de salir al frío del exterior—. Ahora ya no vas a poder hacer nada con ella. Tu sobrino te la ha jugado.

—Mabashi, no seas así con él —le recriminó Udagawa.

—Ella no es una Kuchiki, solo tiene nuestro apellido pero no es de la familia —dijo Shinrei mirando hacia las ventanas—. Aunque tienes razón. No puedo hacer nada con ella. No mientras lo siga manteniendo.

El rubio se encendió otro cigarro y se tiró hacia atrás en el sillón.

—Antes has dicho que habías movido otra ficha para poder disfrutar de ella sin que tu sobrino se enterara, ¿qué has hecho?

—Otra ficha que el muy hijo de puta me la ha jodido en parte. Por no hablar de lo incompetente que es alguna gente —agarró la tablet que había dejado en la mesa y la encendió—. Nunca os fiéis de las personas que dicen que son especialistas en algo porqué la mayoría no lo es.

Udagawa arrugó la frente al no entender a que se refería.

—¿Qué ha pasado?

Shinrei apretó una aplicación y la dejó de nuevo encima de la mesa pero esta vez en medio para que ellos pudieran ver la pantalla.

—Que antes eran tres y ahora solo tengo una.

Los dos amigos abrieron los ojos sorprendidos al ver como la morena que habían visto en aquellas fotografías con los pechos descubiertos y siendo besada por un chico con el pelo naranja, caminaba por la mitad de un salón y una cocina.

Mabashi sonrió de lado mirando a su amigo. Udagawa no dejó de observar a la chica.

—¿Le has puesto cámaras donde vive? Tío, eres mi puto ídolo. Esta tengo que apuntármela.

—Habían otras dos cámaras, una en la habitación y otra en la ducha. Esas sí que me hubieran venido muy bien pero la gente que contraté y los que contrató Byakuya, digamos que —movió la mano dando a entender que era una historia muy larga y que le daba pereza contarla— me han dejado solo esa de la cocina.

—Desde ahí tienes muy buena visibilidad pero no creo que se pongan a follar en esa mesa de madera.

—Lo que temo ahora es que ella al enterarse de lo que seguro le habrá contado mi sobrino no quiera permanecer ahí.

—Pues creo que tienes razón —dijo Udagawa—. Solo hace falta fijarse en ella para verlo. Mira a cada momento a los lados y se mueve como si se hubiera olvidado de quitar la percha cuando se puso el jersey.

Los otros dos hombres se acercaron y la observaron igual que el otro. Asintieron al notarlo. Casi parecía que los ojos de Rukia, al pasar por la pared, pudiera verlos asomando la cabeza detrás de un pequeño cuadrado.

Shinrei apretó la mandíbula y se retiró hacia atrás resoplando. Esa no iba a durar nada ahí.

—Quizá luego se relaja. Es normal que esté así después de enterarse que había cámaras en su piso pero se le pasará. Total, ella no sabe que queda otra —dijo Mabashi.

—O puede que se marche de allí —opinó Udagawa mirando de reojo a Shinrei, que giraba la cabeza hacia él con cara de pocos amigos.

Kuchiki recordó lo que pasó la anterior noche.

—Estoy seguro de que alguien la va a convencer para que se vaya.

—¿Quién? —preguntó el rubio.

—Su querido novio con ese estúpido pelo naranja.
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“Aunque hubiera hecho cualquier cosa para separarlos jamás habría conseguido que él me amase como yo quería que lo hiciera. Le hubiera hecho infeliz por separarlo de su novia y lo habría alejado de mí.”

Senna estaba sentada en el alféizar de la ventana de su habitación mientras escuchaba la voz de Nanao a través del altavoz de la grabadora. Apretó un botón para tirar hacia delante.

“Ver felices a las personas que quieres puede aportarte mucha más felicidad de la que crees en un principio.”

Volvió a apretar el mismo botón.

“…portante para mí, que yo solo quería verlo feliz.”

Le dio al ‘Stop’ y dejó la grabadora a un lado. Apoyó la espalda en la pared y suspirando miró por la ventana. Admiraba la fuerza que tuvo su psicóloga por haber podido tragarse su dolor y haber continuado de aquella manera por la felicidad del hombre del que estuvo enamorada.

Después de haberla escuchado tantas veces como lo había hecho, llegó a la conclusión que ahora le tocaba a ella ser fuerte. Ichigo era feliz con su nueva novia y ella tenía que desear la felicidad de él por encima de la suya propia.

Aún le costaba hacerse a la idea de que lo mejor para ella era intentar olvidarse de él como le habían dicho tanta gente, pero por lo menos lo iba a intentar. Ichigo no la quería y debía empezar a pasar página aunque ahora pareciese que las hojas del libro estuvieran pegadas.

Al ver una mancha moverse por debajo del punto hacia donde miraba, agachó la vista y observó a Kaien caminar por la calle enfrente de su casa. Antes de darse cuenta, su propia voz salió como si fuera una desconocida.

—¡Kaien!

El moreno se paró y elevó el rostro hacia arriba mirando a la dirección de donde había venido la voz sin que sus ojos se detuvieran en ningún sitio, hasta que vio a Senna hacerle aspavientos con el brazo. Éste se sorprendió.

—¡No sabía que vivías por aquí!

La joven sonrió levemente.

—¡Ahora bajo!

Interiormente, Kaien se alegró de escucharla y verla de nuevo después de aquella última vez poniendo los ojos en blanco y desplomándose en el suelo como una muñeca de trapo. Esa imagen costaría que se fuera de su memoria. Quizá nunca lo haría.

Se acercó a la casa y vio como la puerta se abría, saliendo de ella una Senna visiblemente más delgada incluso con la chaqueta de punto que se cruzaba por delante. Bajó las pocas escaleras que lo separaban y abrió la bajita verja metálica.

De cerca pudo ver como su rostro era un poco más anguloso que antes, una pequeña cicatriz rojiza en la frente y sus ojos anaranjados que antes brillaban con altivez ahora aparecían apagados y rodeados de una piel con tonos más oscuros.

—Cuanto tiempo… —susurró Kaien—. ¿Cómo estás?

—Mejor, aunque a veces me mareo un poco —se abrazó a si misma para darse más calor y se recriminó no haberse puesto el abrigo—. Lamento haber montado aquél espectáculo en el partido. Desde que volví al instituto he oído muchas veces que el baloncesto es muy importante para ti. Lo siento.

—No tienes que disculparte de nada.

—Claro que tengo que hacerlo.

El moreno agachó la mirada.

—Me enteré que te pusiste así porqué habías dejado de comer y la tensión la tenías por los suelos.

—¿Eso es lo que creen todos en el instituto?

—Esto me lo contó Ichigo cuando le pregunté por ti. Los rumores que corren por el instituto son peores —le respondió mirándola a los ojos.

Senna respiró hondo mirando hacia otro lado. Ya se imaginaba la clase de rumores que circulaban por la boca de todos. Por la suya también lo hubiera hecho de no haber sido la protagonista. Sin embargo, no tenían razón.

Ella no lo había hecho con ninguna intención de matarse. Solo lo había hecho para llamar la atención de alguien y quizá lo había conseguido. Se había llamado la atención a sí misma, diciéndose que eso no podía continuar así.

—Me da igual lo que piensen los demás. Fue por lo que te dijo Ichigo —mintió en cierta medida—. Llevaba días sin comer y me dio un bajón. Fui a veros al partido y me desmayé.

—¿Por qué gritaste el nombre de Ichigo antes de hacerlo?

—Porqué tuve miedo y fue el primer nombre que me vino a la cabeza.

Kaien la observó un rato en silencio. Sabía que estaba mintiendo porqué no lo miraba a la cara. Lo poco que la había conocido le había bastado para darse cuenta que era una chica que hablaba con convicción y sin apartar los ojos. Una cualidad digna de admirar si lo hubiese utilizado para otros fines.

—¿Pronto volverás al insti?

—Sí, el lunes me incorporaré pero… —le miró de frente suspirando— voy a hablar con mis padres para que me cambien de instituto.

—¿Por esos rumores?

—Por Ichigo —contestó sin dudar.

El joven abrió levemente los labios al sorprenderse de esa respuesta tan directa.

—¿Por él?

—No creo, no, estoy segura de que no voy a poder olvidarme de él si estoy viéndole cada día. Encima en la misma clase y sentados uno al lado del otro. Sería imposible.

—Puedes pedir que te cambien de clase.

—Para mí sería igual. Mis ojos le buscarían a cada momento que saliera fuera, en el pasillo, a la hora del patio, a la salida… —negó con la cabeza y resopló—. Es lo mejor —pensó en las palabras de Nanao—. Tanto para él como para mí.

Kaien asintió levemente pensando en lo que habían cambiado las cosas. Inconscientemente, los propios problemas te absorbían y no dejabas de pensar en tu propia vida sin darte cuenta que los demás también seguían avanzando y cambiando. La Senna que tenía delante ya no era la misma con la que habló por última vez en uno de los tantos pasillos que tenía el instituto. Aquella vez había estado pensando en Miyako pero era capaz de ver el cambio que había experimentado la pelivioleta. No habría sido nada sencillo para ella darse cuenta de lo que, tan tranquilamente o eso le parecía, le estaba contando.

—Si eso va a hacer que te sientas mejor, adelante.

Senna se volvió a tapar mejor con la chaqueta cuando vino de golpe un aire frío.

—Decir estas cosas en voz alta aún me cuestan pero creo que me ha venido bien encontrarme contigo y hablar —esbozó una pequeña sonrisa que él correspondió—. Nos vemos el lunes.
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El cielo se había nublado y el viento frío había aumentado de intensidad. En esa época del año, los fines de semana ya no eran los mismos que en los anteriores días. La gente se quedaba en casa envueltos en mantas y viendo las películas que echaban por la tele y reposiciones de antiguos programas o series que, a pesar de que la mayoría decía que ya las habían visto, se quedaban en ese canal porqué no daban otra cosa interesante.

Ichigo se subió la cremallera del abrigo hasta arriba tapándose la nariz y la boca cuando el aire le dio de lleno en la cara. Notó como el frío le estiró la piel y le secó los ojos. Picó enseguida el número del piso de Rukia al llegar a su portal. Ésta le abrió.

A medida que fue subiendo, el enfado que las bajas temperaturas habían conseguido enfriar volvía a él como si nunca se hubiera marchado. Entró por la puerta que ella había dejado entreabierta y la cerró al pasar, viendo como su novia estaba de pie dándole la espalda mientras cocinaba.

—Hola —saludó dejando la mochila con la ropa limpia, que había cogido de su armario, en el sofá junto al abrigo.

—Hola Ichigo —giró la cabeza hacia él y le sonrió volviendo rápida a estar pendiente de la olla—. ¿Has podido estudiar?

—Un poco —le mintió dándose cuenta de lo extraña que estaba Rukia. Estaba claro que no se sentía a gusto. Sus hombros estaban rectos y ni siquiera lo miraba a la cara—. ¿Y tú que tal?

—Yo bien, tranquila —le respondió antes de apretar los dientes. Seguía sintiendo su corazón retumbar en su oído. Por mucho que intentaba creerse que ahí no había nadie más que ahora ellos dos, no podía. Le estaba costando demasiado.

Ichigo no la creyó de nuevo. Avanzó hacia ella mirando hacia todos los lados. Una sensación desagradable le hormigueó por la columna.

—Mientes, es imposible sentirse tranquilo en este piso ahora que sabemos que hicieron esos hombres —se colocó a su lado y agachó un poco la cabeza para poder verle la cara—. Me siento observado y no llevo ni un minuto aquí dentro.

Rukia evitó mirarle a los ojos y sonrió forzadamente.

—No digas tonterías. Los especialistas de Byakuya las encontraron todas, no quedan más cámaras aquí.

—Deberíamos denunciar esto. Es una invasión a la intimidad y está penado por la ley.

La morena ahora sí que lo miró eliminando la sonrisa.

—No tenemos pruebas contra él. No podríamos denunciarlo sin tener algo que lo incrimine. Byakuya me lo ha dicho claramente y él sabe mucho más de todo esto que nosotros.

—Pues es imposible que nos quedemos aquí.

—Yo estoy bien —mintió apagando el fuego y apartando la olla—. Encontraron la cámara que había en la habitación y en la ducha. Miraron por todos los lugares y no hallaron ninguna más —se giró hacia él y se cruzó de brazos—. Tú puedes irte si quieres, Ichigo. No te voy a obligar a quedarte pero yo estoy tranquila —miró hacia otro lado y volvió a recalcar—. No hay ninguna otra cámara.

Ichigo la observó en todo momento. Las manos que se agarraban a sus brazos dejaban sus nudillos unos tonos más blancos que la piel de alrededor de la fuerza que estaba poniendo. Evitaba en todo momento mirarle a la cara y a los ojos cuando sabía de sobra que ella nunca hacía eso, solo cuando estaba nerviosa o no quería que supiera como se encontraba realmente.

—Sé que estás mintiendo, Rukia. Te conozco. Antes quizá podías disimularlo y mentirme de verdad pero ahora no puedes —los ojos de ella se dirigieron a los suyos—. Estás asustada.

—No estoy asustada.

—Sí que lo estás. ¿Por qué no quieres irte de aquí?

—Porqué no tengo otro sitio al que pueda ir. 

—Puedes venir a mi ca…

—No voy a ir a tu casa —le cortó—. Ahí viven tu padre y tus hermanas, no sabemos lo que es capaz de hacer este tío. ¿Y si también entran y colocan cámaras ahí y pueden ver a las niñas? —preguntó horrorizada y se apoyó en la encimera aún con los brazos cruzados—. Sería espantoso.

—En mi casa siempre hay alguien y tenemos una clínica al lado en la que siempre hay pacientes. Una puerta mucho más segura que esta que tienes aquí —señaló con el brazo— y mi padre sabe perfectamente defenderse y nunca se separa de mis hermanas.

Rukia negó repetidamente.

—No, Ichigo. Quizá podría irme con Renji. Vive a las afueras y tiene un ático de lujo. En el edificio siempre hay guardias de seguridad y su urbanización también —se pasó las manos por el pelo, desesperada—. Pero no hay autobuses en esa zona y tendría que pedirle que me llevara al trabajo a las ocho de la mañana cuando él estaría cansado de llegar a las cinco. No puedo hacerle eso aunque solo fuera esta semana —bufó—. Este fue el alquiler más barato que encontré. No quiero que mi dinero se vaya en otro más caro.

Ichigo suspiró frunciendo más el ceño y se apoyó en la mesa, quedando los dos de frente.

—De acuerdo, ¿entonces que vamos a hacer?

—Yo me voy a quedar. Tú puedes irte si no estás a gusto.

—¿Cómo me voy a ir y dejarte aquí sola? —le preguntó alzando un poco la voz.

—Lo he estado desde hace mucho tiempo. No me va a pasar nada por volver a estarlo.

—¡¿Pero estás tonta?! Antes estaba todo normal, no con —miró a su alrededor levantando los brazos— lo que puede que haya por aquí.

—¡Que aquí no hay nada! —exclamó mirándole con ojos firmes aunque su interior se agitaba nervioso como una serpiente acorralada—. Quitaron las cámaras que había y ya no hay más.

—¿Así que eso piensas? ¿Qué aquí ya no queda ninguna cámara?

—Pues claro que pienso eso.

Se mantuvieron la mirada, tercos y obstinados. Ichigo seguía sin creérsela pero sabía que no le iba a dar la razón ni le iba a afirmar que estaba mintiendo. Que lo que realmente estaba era asustada e intranquila en su propio piso. Que tenía la espalda y la nuca tensas, como él, por la sensación de que alguien los observaba desde algún lugar.

Firme en su decisión de querer que se diera cuenta que él sabía como se estaba sintiendo, dejó de apoyarse en la mesa y se acercó a ella despacio. Rukia le siguió con la mirada preguntándose que es lo que pretendía hacer. Sintió sus manos agarrarle el rostro y acercar sus labios a los de ella para besarla. Cerró los ojos por costumbre, pero notó que estaba paralizada y su boca no se movía.
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Una mujer se levantó desnuda de la cama que había en esa habitación de hotel. Caminó hacia el sillón donde había dejado su ropa y se la puso, deseando volver a quitársela cuando llegara a su apartamento para darse una ducha de agua hirviendo. Era lo único que conseguía eliminarle esa sensación de asco que sentía cuando terminaba un trabajo con un cliente.

Se puso el abrigo y se giró hacia el hombre que estaba sentado en el colchón con la espalda apoyada en el cabecero y la sábana cubriéndole de cintura para abajo.

—¿Puedes acercarme la cartera? —preguntó con una sonrisa señalando el otro sillón con la barbilla—. Está dentro de la americana.

La mujer se metió un chicle en la boca y fue hacia donde estaba la prenda. Rebuscó en los bolsillos y la sacó. Caminó hacia él y se la entregó.

—Aquí tiene, señor Kuchiki.

—¡Ey! Nada de llamarme por mi nombre, puta —le recordó Shinrei mirándola enfadado.

—Perdone.

El noble rechistó y agarró algunos billetes que tenía dentro.

—Porqué eres buena que sino… —no terminó la amenaza y la pagó—. Aquí tienes. Ahora largo, aunque puede que te llame en alguna otra ocasión.

La mujer asintió guardándose el dinero que tan bien le venía para pagar el colegio de sus hijos y se alejó con paso rápido de allí, saliendo por la puerta y obligándose a sí misma de no dar un portazo.

Shinrei esbozó una sonrisa ladeada y movió los hombros para destensarse, pensando que había hecho bien en pasar un rato agradable con esa mujer. Había liberado bastante tensión que llevaba acumulando desde la llamada que le hizo Byakuya diciéndole que Rukia no iba a salir de la familia.

Al pensar en ella, se levantó de la cama totalmente desnudo y se acercó al maletín que había a los pies del sillón. Lo abrió y sacó su tablet, para volver a sentarse en el colchón mientras lo encendía. Lo que vio hizo que su sonrisa se agrandara mucho más.

Rukia y su novio estaban besándose en la cocina. Sin embargo, lo que empezó a pasar a continuación hizo que la mueca se le esfumara de un plumazo.
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—Ichigo… para.

El pelinaranja  empezó a besarla por el cuello agarrándola por la cintura mientras ella colocaba sus manos en los hombros del chico empujándole para separarlo. Mantenía los ojos abiertos moviéndolos por la pared y por el techo notando como comenzaba a sudar y a respirar agitada y nerviosa.

Ichigo lo notó y aunque le sabía mal por ella quiso que se diera cuenta que no tenía que mentirle. Se alejó del cuello y otra vez volvió a besarla en la boca. Rukia movía su cabeza para que dejara de hacerlo pero él se resistió a abandonar su intento.

—Detente —le dijo entre besos, sin poder cerrar los ojos.

A cualquier sitio que miraba le parecía ver a Shinrei tras una ventana que aparecía de la nada, observándolos con una sonrisa y el rostro altivo. Incitándola a que continuara porqué quería verla.

Sí que hemos hablado mucho sobre usted e incluso, quiero hacerle saber, que algunos de nosotros nos pasamos por ese bar para poder verla en directo. Tiene un cuerpo estupendo para ser tan bajita, señorita Kuchiki. Unas piernas largas y unos pechos redondos perfectos.

—Basta, déjame —la sangre en su cuello bombeaba más rápidamente. Los brazos apretaron los hombros de Ichigo con más fuerza y le tiró hacia atrás—. ¡BASTA!

El joven se alejó de ella y dio varios pasos hasta que volvió a apoyarse en la mesa. La contempló respirando agitada por la boca como si hubiera corrido los cien metros lisos, cruzándose los brazos por delante del pecho y mirando hacia todos lados.

—Así que piensas que no hay ninguna cámara más ¿no? —le cuestionó viendo como ella dirigía sus ojos hacia los suyos arrugando la frente—. Lo siento, pero era la única manera que tenía para que vieras que sé que mientes.

—Eres un idiota.

—Ya no puedes mentirme como antes. Sé todo de ti. Cuando estás mal, cuando estás bien, intranquila, nerviosa… y ahora estás así. No voy a irme y dejarte sola como tampoco voy a dejar que te quedes en este lugar.

—No tengo otr…

—¡Claro que sí! Vente conmigo. A mi casa.

Rukia suspiró, cerró los ojos y agachó la cabeza tapándose la cara con las manos.

—Ya lo hemos hablado —murmuró sabiendo que él la escuchaba.

—Y yo te lo he rebatido. No quieres ir para no poner en peligro a mi familia ¿pero pretendes que a mí no me importe que tú estés mal?

—Tampoco quiero que te pase nada a ti.

—Rukia… —se acercó a ella para abrazarla y poder susurrarle algo al oído.
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—¿Qué le susurras? —preguntó Shinrei enfadado a la pantalla—. Joder, quédate ahí, Rukia. No le hagas caso. No hagas lo que dice ese niñato.

Observó casi sin parpadear todo el rato que estuvieron susurrándose cosas que él no podía escuchar. Habían estado acertados al pensar que ella ya no estaría tranquila en ese piso y él más al imaginarse que ese chico intentaría que se fuera de allí.

Vio como Rukia levantaba la cabeza para mirarlo a la cara con el rostro compungido, o eso le parecía desde ahí, y se dieron un beso antes de separarse.

—¿Qué es lo que pasa? ¿Qué vas a hacer?

Los dos caminaron por el salón y antes de que la cámara los perdiera de vista escuchó la voz del joven.

—¿Te ayudo a hacer la maleta?

—¡JODER! —lanzó la tablet con fuerza a la cama y rebotó hasta quedarse en el filo sin llegar a caerse—. ¡Puto manipulador! ¡Me estás jodiendo todo! —apretó la mandíbula al igual que los puños—. Estoy cansado de este juego.

Se levantó y fue hacia su móvil. Buscó en la agenda un número y llamó. Después de tres tonos, descolgaron.

—Pronto saldrá de su piso. Seguirla. Quiero saber donde vive el del pelo naranja.

—Sí, señor.
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En Corea el clima era muy parecido. El frío asolaba todo el país y el viento movía todo lo que estaba a su paso. Observando el cielo, no hacía falta ver las noticias del tiempo, para saber que pronto podría llover. Aún no nevaría.

En el hotel donde se hospedaban Byakuya y su secretaria la temperatura era la idónea. Enseguida que entrabas por la puerta agradecías aquél calor de los radiadores que devolvían la movilidad en los dedos si llegabas después de haber estado caminando por la calle. Si salías de un coche no notabas mucha diferencia.

El chófer los dejó a los dos después de haber ido a comer con unos clientes importantes. La mayoría de los contratos no se firmaban casi nunca en un despacho sino después de una agradable comida con conversaciones triviales que no tenían nada que ver con el caso en concreto. Estas hacían que le tuvieran más confianza. Sin embargo, esta vez no consiguió que llegaran a firmar. Tuvieron que quedar para el lunes ya que el abogado estuvo ausentándose a cada momento para atender las llamadas que recibía a cada momento.

Hagiwara lo disculpaba delante de los clientes siempre que se levantaba de la mesa y ella mantenía la conversación cordialmente. Cuando él volvía, no era difícil notarle agobiado y con ganas de salir de allí.

Entraron los dos en el ascensor y al estar solos, la mujer quiso hablar con él.

—Llevo notándole tenso durante todo el día, señor.

—¿Los clientes lo habrán notado?

—No creo —le mintió para no hacerle sentir peor.

Estaba claro que sí lo habían hecho, pensó, pero estaba segura de que el lunes firmarían deseando que fuera él quien les llevara su asunto judicial.

Byakuya suspiró.

—¿Recuerda que le comenté que estaba poniéndome en contra de mi familia? —le preguntó girando la cabeza hacia ella y viéndola asentir—. Pues no paran de llamarme para que entre en razón sobre un tema delicado, aunque para mí entrar en razón sobre eso sea seguir manteniendo todo como está.

Hagiwara no sabía de que tema hablaba. 

—Pues sí es así para usted, siga adelante. No haga lo que quiera su familia que haga —salieron del ascensor cuando llegaron a su planta y caminaron por el pasillo—. Míreme. Si yo lo hubiera hecho, ahora sería actriz. Aunque quizá hubiera fracasado, eso nunca lo sabré.

El moreno la observó de reojo reír por lo bajito hasta que llegaron a la puerta de la habitación de ella y se detuvieron. Él se giró y se puso de cara como habían estado la noche anterior.

—Si lo fuera, no podría tenerla tan cerca. Estaría detrás de una pantalla o en un escenario y yo lo lamentaría.

Se quedaron mirando en silencio después de haber dicho eso. Ella lo miraba como si no lo entendiera. Como si fuera un enigma sin resolver o un acertijo milenario.

—¿Porque me dice esas cosas, señor? Ahora me dirá hasta mañana y se marchará a su habitación —se sinceró con él—. Y yo me quedaré con esa frase en mi cabeza y no podré dormir. Como todas las anteriores noches después de que nos besamos.

—¿No quiere que le vuelva a decir nada?

—Lo que quiero es que sea claro conmigo. Me encanta hablar con usted y que me digas esas cosas pero empiezo a sentir que…

Byakuya dio un paso inconsciente hacia ella.

—¿A sentir que?

Hagiwara respiró hondo sin apartar la mirada de aquellos ojos que le atravesaban el alma esperando encontrar una respuesta.

—Que quiero más —le susurró agarrándose con fuerza al manillar de la puerta para mantenerse firme en sus palabras—. Y no sé si se me está permitido sentir eso por usted. Parece tan inalcanzable.

—¿Lo soy? —volvió a realizar una pregunta.

—No puedo responderle a eso. No me atrevo a dar el primer paso por miedo a fastidiarlo. Al fin y al cabo, es usted mi jefe.

—¿Y cuál sería ese primer paso que daría?

—Besarlo —le respondió sin dudar, dándose cuenta de que lo único que hacía él era preguntar—. Como quise hacerlo anoche.

Los ojos de cada uno miraban el rostro del otro con anhelo. La mujer entreabrió levemente los labios y observó como él bajaba la mirada para contemplarla durante un segundo y volver a levantarla. Ella sentía sus labios hormiguear como si él hubiera levantado la mano y le hubiera acariciado con el dedo.

Cerró los ojos, agachó la cabeza susurrándole un ‘hasta mañana’ y se dispuso a sacar la tarjeta para abrir la puerta cuando él colocó su mano encima de la de ella en el manillar impidiendo que la moviera. Los tonos de piel eran muy similares pero el tamaño de la de él cubría totalmente la suya.

—Yo también quiero besarla, como la hubiera besado ayer —le susurró Byakuya observando como la rubia levantaba el rostro y le miraba con sorpresa. Levantó la otra mano y le acarició la mejilla con el dorso de los dedos—. Quise besarla y dormir con usted. Pero hay algo en mi cabeza que me lo impide y me tortura. Llevo mucho tiempo sin estar con una mujer y no puedo pedirle que espere por mí.

—¡Pídamelo! —exclamó Hagiwara sintiendo como su corazón latía violento. La sensación que inundaba su cuerpo era agradable y cálida. Se soltó del agarre de su mano y las dirigió al rostro de él, en las mejillas. Fue la primera vez que se sintió tan cerca. Mucho más que cuando se besaron—. En el año que llevo trabajando para usted he descubierto a un hombre maravilloso y que merece la pena esperar. Puedo esperarle, señor.

Byakuya apretó la mandíbula y cerró los ojos con fuerza. Tenía que quitarse de la cabeza que estaba traicionando a Hisana.

Intenta ser feliz, Nii-sama. Tienes que continuar con tu vida.

Agarró una de las manos que ella tenía en sus mejillas y le dio un beso en la palma.

—Gracias.

La mujer derramó unas lágrimas por aquél gesto tan tierno y le abrazó apoyando la cabeza en su pecho. Enseguida notó como los masculinos brazos envolvieron su cuerpo y la apretaban con firmeza hacia él.
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—Se ha inundado todo y no tengo dinero para irme a otro sitio —mintió Rukia, salvo por lo del dinero, a Isshin y a las mellizas cuando llegaron a casa de Ichigo.

Los tres se sorprendieron al verlos con las mochilas y una maleta.

—No te preocupes, Rukia-chan. Puedes quedarte aquí el tiempo que quieras.

—Siento molestar. Ha sido algo muy repentino.

—No molestas —sonrió Yuzu encantada de tenerlos a los dos ahí—. Karin y yo te haremos hueco en nuestra habitación.

—Yuzu, ellos dos son novios —le recordó la hermana—. Supongo que querrán dormir en la misma habitación.

—Ah, es verdad.

Los cuatro miraron al mayor esperando que dijera algo respecto a eso e Ichigo le notó serio.

—En la cama de Ichigo ya sabéis que cabéis los dos, así que no veo porqué no quedaros en la misma habitación. Total, estabais viviendo solos en un piso —apuntó a su hijo con un dedo y utilizó un tono que raramente utilizaba—, pero no quiero ruidos por la noche que puedan oír tus hermanas, ¿de acuerdo?

Hizo que todos se sonrojaran antes de que Ichigo asintiera y empezara a subir la maleta a su habitación. Tenía que hacer hueco en su armario para la ropa de ella. Le hacía ilusión tenerla en su casa pero hubiera deseado que fuera en otras circunstancias y no porqué no hubiera otra salida. Yuzu le siguió para poder ayudarlo. Ella sí que estaba que saltaba de alegría.

Abajo el ambiente se había quedado algo tenso.

—Karin, sube arriba y ayuda a tus hermanos —ordenó su padre.

Ésta dirigió su mirada a Rukia durante un instante e hizo caso a esa orden. Sabía que era porqué quería hablar con la novia de Ichigo a solas. A ella también le pareció raro aquél cambio de planes tan repentino ya que no se había creído la mentira de la chica.

Isshin esperó a que su hija se marchara para mirar a la morena.

—¿Qué es lo que ocurre, Rukia-chan? No me creo eso de que se ha inundado todo. Me alegra tenerte aquí porqué así veo más a mi hijo y puedo conocerte mejor, pero no entiendo que es lo que pasa —le contó cruzándose de brazos—. Por la mañana me dice Ichigo que quiere estar más tiempo viviendo contigo y ahora aparecéis aquí con una mentira.

—Lo de que no tengo dinero para irme a otro lado no es mentira.

—¿Y lo de la inundación?

Rukia miró hacia otro lado y suspiró.

—Le ha pasado algo al piso y yo ya no me sentía tranquila. Ichigo ha querido ayudarme y me ha ofrecido quedarme aquí.

—¿Algo? ¿El que?

—No puedo decírselo, Isshin-san —levantó la mirada y vio como Kurosaki mantenía el ceño fruncido no contento con la respuesta—. Le agradezco que deje que me quede pero le entenderé si cambia de opinión.

—Si lo hiciera, Ichigo se enfadaría conmigo y seguramente se iría detrás de ti —negó con la cabeza, relajó el rostro y esbozó una sonrisa—. No voy a cambiar de opinión, te vas a quedar en mi casa. No puedo echar a la futura madre de mis nietos.

Rukia se sonrojó pero no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa. Al estar a solas con él le dio la sensación de estar con Ukitake. Una relación paternal que extrañaba con toda su alma.

—Me sabe muy mal mentirle.

—No me hables de usted, somos de la familia —la vio sonreír nerviosa mientras asentía. Al verla, entendía perfectamente que su hijo se hubiera enamorado de ella—. Solo respóndeme sinceramente a una pregunta.

—Dime.

—¿Quieres a mi hijo?
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—Esto me lo llevo, ¿vale Oni-chan? —dijo Yuzu cargando con una cuanta ropa doblada—. Lo guardaré en el armario que hay en el pasillo.

—De acuerdo.

—Ahora ya no estaréis solitos como antes eh, hermanito —le dio Karin unos codazos en el costado.

Ichigo se rió y se apartó mientras seguía haciendo hueco en el armario.

—Cuando cierre el pestillo de mi cuarto sí que estaremos solos.

—Ya sabes lo que te espera con el viejo —caminó hacia la puerta para ir a ayudar a su hermana—. Un interrogatorio por las mañanas de ‘sé lo que hiciste por la noche’.

El joven agarró una camiseta y la lanzó para darle en la cara a su hermana pero ésta la esquivó y se fue riendo. Ichigo resopló. Y tanto que sabía lo que iba a tener que aguantar con su padre. Se acabaron las mañanas tranquilas, la intimidad a todas horas, las noches en las que podían hacer el ruido que quisieran… Ahora tenían que reprimirse en ese tipo de cosas.

Al darse cuenta que Rukia se había quedado con su padre abajo más tiempo de lo normal, salió de la habitación y bajó por las escaleras. Una pregunta del hombre le detuvo.

—¿Quieres a mi hijo?

Ichigo frunció más el ceño.

¿Por qué cojones le preguntas eso? —pensó pero no se movió. Se quedó parado esperando escuchar la respuesta de Rukia. Ya sabía que sí que lo quería pero su corazón deseó escuchárselo decir a otra persona sin estar él delante.

—Le quiero muchísimo. Estoy muy enamorada de su hijo. A veces me pregunto que fue lo que vio en mí. Soy tan complicada. Todo en mi vida lo es.

El ojimiel cerró los ojos y se apoyó en la pared de la escalera.

No eres complicada, enana.

—Agradezco tanto que esté conmigo. No sé que haría sin él.

Abrió los ojos y bajó los escalones que le faltaban. Cuando llegó al salón se dio cuenta de la sonrisa que tenía su padre. No hacía falta ser un genio para saber que le había encantado esa respuesta. 

—Rukia, sube. Te ayudo a colocar la ropa.

—Vale —caminó hacia él sonrojada por lo que acababa de decir al padre de su novio y evitando mirarle a la cara subió al piso de arriba, seguida de Ichigo.

Entró en la habitación donde había estado la última vez y fue hacia su maleta que estaba encima de la cama. El pelinaranja cerró la puerta y puso el pestillo, se cruzó de brazos y apoyó su espalda en la madera.

—He escuchado lo último que le has dicho a mi padre.

Rukia se volteó hacia él y se cruzó también de brazos.

—Pues muy mal —esbozó una pequeña sonrisa—. Eres un maleducado.

Ichigo no sonrió.

—Yo tampoco sé que haría sin ti, Rukia —dijo sinceramente como él siempre hacía—. Eres como una parte de mí. Como mi propio corazón, si eso tiene sentido.

La morena fue borrando lentamente la sonrisa pero sin dejar de sentirse feliz. Dentro de esas cuatro paredes estaba protegida. Claro que tenía sentido. Él era también la parte de su cuerpo que latía en su pecho sin descanso, alterándose y relajándose con cualquier palabra, con cualquier movimiento, con cualquier beso…

Recordó lo que le había susurrado en su piso mientras la abrazaba.

—El campeonato de baloncesto durará tres semanas, hasta el 24 de Diciembre. Quiero que estemos bien y podamos disfrutar de esta semana juntos. Relajados y no tener que estar pendientes de nada, solo el uno del otro.

—¿Tres semanas?

—Sí… quédate en mi casa. Déjame protegerte.

—¿Y a ti quien te protege? Si te pasara algo no me lo perdonaría en la vida.

—No voy a estar tranquilo si te quedas aquí, Rukia —le dio un beso en la mejilla—. Vente conmigo. Te quiero demasiado.

Ella había alzado el rostro y con la mirada le había respondido que aceptaba irse a su casa. Él la besó al entender lo que le decían.

—Van a ser unas tres semanas muy duras cuando te vayas —caminó hacia él y pasó los brazos por su cuello poniéndose de puntillas. Ahí ya no se sentía observada. Volvía a ser ella misma—, pero verte de nuevo será el mejor regalo de navidad que he tenido en mucho tiempo.

Ichigo deshizo la postura de sus brazos y le envolvió la cintura, levantándola un poco más del suelo. Se sonrieron y se besaron sin miedo a que alguien los observara.

Karin salió de su propia habitación y vio a su padre con la oreja puesta en la puerta del cuarto de Ichigo.

—Ya empezamos, cotilla —entrecerró los ojos caminando hacia él—. No llevan aquí ni media hora y ya los estás espiando.

—Shhhh —se puso el dedo en medio de los labios para dar más énfasis mientras se incorporaba—. Un padre siempre tiene que espiar a sus hijos.

La morena puso los ojos en blanco y pasó de él. Éste colocó el brazo encima de sus hombros y acercó el rostro al de ella.

—Ahora dime quien es ese chico que le gusta a tu hermana.

—¡Déjame en paz!

—¡Quiero saber quien es! ¡Yuzu, ven aquí! —exclamó dando unas sonoras palmadas con las manos—. ¡YUZU!

Karin se tapó los oídos y bajó las escaleras.

—Nos va a volver locos a todos.
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.

Rukia parpadeó varias veces al despertarse de su sueño. La habitación estaba iluminada por una luz tenue que reflejaba algunas sombras en las paredes. Entreabrió los ojos y observó la espalda de Ichigo, sentado en la silla de su escritorio y pasando las hojas de un libro.

Sonrió colocándose de lado y apoyando la cabeza en la mano para seguir mirándole. Su sola presencia era tranquilizadora y el cuarto que olía a él la hacía sentir como si en todo momento Ichigo la estuviera abrazando.

Había estado muy reticente a venirse aquí pero quizá, pensó, no había sido tan mala idea.

Por la noche, habían cenado en familia de un modo muy agradable aunque con algunos comentarios de Isshin que siempre conseguían sonrojarlos y acabar haciendo que padre e hijo acabaran pegándose y haciéndose llaves de Karate por el suelo. Rukia empezaba a acostumbrarse a verlos así y aprovechaba esos ratos en los que los dos hombres estaban ocupados para hablar con las dos chicas de la casa. Ella se complementaban perfectamente. Las dos personalidades tan dispares y diferentes hacían que cuando estaban juntas no podías querer a una sin querer a la otra. Yuzu no sería la misma sin su hermana melliza ni Karin sin Yuzu.

Por lo poco que las conocía, sabía que se parecía mucho más a Karin porque no podía evitar recordar a su hermana cuando hablaba con Yuzu. La espontaneidad y la alegría que transmitía la pequeña le hacía experimentar una nostalgia que no le hacía sentir pena ni tristeza. Constató que era imposible sentirse triste en aquella casa. El ambiente familiar rondaba por todas las esquinas y ella se sintió como una más.

Más tarde en la habitación, Ichigo le hizo el amor como se lo había hecho cuando le dijo que estaba enamorado de ella. De una forma lenta y apacible, besándose a cada momento y sin hacer mucho ruido en el colchón. Al acabar se habían sonreído como dos críos enamorados que escondían su amor a todo el mundo.

Éste al escuchar que la cama se movía giró la cabeza y miró hacia atrás. La morena se incorporaba para sentarse tapando su desnudez con la manta ya que tenía algo de frío recién despierta.  Apagó la luz del escritorio y encendió la del techo.

—Buenos días, enana —se levantó de la silla y le acercó su bata—. ¿Cómo has dormido en esta cama tan pequeña? —le preguntó alargando la vocal en la palabra ‘tan’.

Rukia sonrió y se dieron un beso de buenos días.

—Mejor que la otra vez, fresita.

—Pues vete acostumbrando porqué va a ser también tuya en mucho tiempo —dijo Ichigo volviendo a sentarse en el escritorio. Le gustaba aprovechar esas horas tranquilas por las mañanas en las que la casa y sobretodo su padre aún estaban tranquilos para estudiar—.Hoy te ayudaré a traerte todo de ese piso.

—Tengo que pagar el mes de Noviembre a mis caseros. Espero que no pongan pegas a que deje el piso sin avisar con antelación.

—Hay que decirle lo de las cámaras obligatóriamente para que vuelvan a revisar el piso. Sino Shinrei podría ver a cualquier otro inquilino que alquilara el piso si hubiera alguna otra escondida.

—Ya.

La joven se puso su bata y escuchó un sonido intermitente a metal que venía de fuera. Salió de las mantas y gateando fue a abrir un poco la persiana para ver de donde provenía ese sonido.

—Está lloviendo.

—Estaba claro que iba a llover.

—¿Tu hermana no dijo algo anoche de que iba a ir al mercado para comprar el pescado para hoy?

Ichigo se giró hacia ella.

—Es verdad —se escuchó un trueno que hizo que parpadeara un poco la luz. Él rechistó y se levantó de nuevo—. Conociéndola seguro que va a querer ir para hacer una comida especial para ti. Estaba muy contenta con eso. Voy a decirle si quiere que vaya yo.

Rukia esbozó una sonrisa viéndole quitar el pestillo y salir de la habitación pensando lo protector que era. ¿Cómo no iba a enamorarse de alguien así?

Se puso las zapatillas y salió para ir al baño. Al acabar y volver al cuarto se lo encontró vistiéndose con un chándal.

—¿Vas a ir tú, entonces? ¿Quieres que te acompañe?

—No, vendré enseguida —se pasó la sudadera por el cuello y se guardó el papel donde su hermana le había apuntado lo que tenía que comprar más el dinero—. Llegaré antes de que acabéis de desayunar.

—Lástima que cuando vengas no nos podamos dar una ducha caliente los dos juntos para ahorrar agua —dijo Rukia coqueta agarrándole de los cordones que salían de la capucha.

Ichigo sonrió de lado.

—Algo se nos ocurrirá para ser ecológicos.

Se rieron por lo bajito de sus propias bromas antes de besarse. Estaban tan a gusto moviendo los labios sincronizados y disfrutando del ruido de la lluvia y del tintineo en el metal de las tuberías que solo el sonido fuerte de un trueno hizo que se separan.

Se miraron con los ojos entrecerrados aún casi pegados.

—Me voy a ir ya o no saldré de aquí en un buen rato.

—Será lo mejor —se dieron otro beso, esta vez más corto y se separaron del todo.

—Hasta ahora, enana.

—¡Ten cuidado!

Ichigo bajó las escaleras, fue hacia el vestíbulo y se puso el abrigo y los zapatos. Agarró el paraguas y salió de casa. Observó que no llovía tanto pero los truenos eran demasiado escandalosos y el frío ejemplar.

Se cerró bien el abrigo y empezó a caminar rumbo al mercado.
.

.

—Señor, Kurosaki ha salido de su casa.

—¿Solo?

—Sí. No sé a donde se dirige, ¿lo sigo?

—¿Habéis encontrado un buen sitio?

—Hay un callejón por aquí cerca en el que no hay nadie. Además hoy hay tormenta.

Se escuchó una risa por el otro lado.

—Pues hoy es el día perfecto. Parece que por una vez algo me va a salir bien.

—¿Qué hago?

—Avisa a dos de tus compañeros, para que estén listos por si regresa. No podemos saber a donde ha ido pero rezaremos para que vuelva antes de que termine de tronar. Si vuelve, hacerle solo lo que hemos hablado. No quiero que sea algo grave. Solo un susto. No digáis mi nombre en ningún momento.

—De acuerdo, señor.

—Sobretodo que no os vea nadie. No os pagaré nada si eso ocurre, ¿entendido? No voy a hacer como a los otros incompetentes.

—No se preocupe.

—Enviarme una foto de él cuando acabéis.
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Ichigo miró el reloj de su móvil y supo que había tardado más de la cuenta. Había pensado que al estar lloviendo no habría mucha gente en el mercado pero se había equivocado.

La lluvia se había hecho más intensa y los truenos parecían no querer alejarse. Nos espera un invierno movidito, pensó mientra giraba una esquina entrando ya en su vecindario.

Arrugó la frente al ver a un hombre con una gabardina negra y un paraguas del mismo color parado en un lado de la calle mirando hacia el suelo. Negó con la cabeza para si mismo pasando por delante de él. Había todo tipo de gente en este mundo.

—¿Rukia Kuchiki vive en tu casa? —le preguntó aquel hombre.

Ichigo enseguida se dio la vuelta hacia él frunciendo más el ceño.

—¿Qué has dicho? —vio que se volteaba y empezaba a alejarse—. ¡Ey tú! Vuelve a repetir eso —empezó a seguirle agarrando con fuerza su propio paraguas y la bolsa donde llevaba la compra—. ¿De qué conoces a Rukia? ¡¿Quién eres tú?!

Sin darse cuenta, lo había seguido hasta un callejón donde las furgonetas a veces paraban para descargar la mercancía a los pequeños comercios de ultramarinos que había alrededor. Ahora no había ninguna pero las ruedas de los vehículos habían hundido el asfalto en algunas zonas y se formaban charcos de agua que cubrían mitad del pie.

No fue hasta pisar uno de esos charcos que Ichigo se percató de donde estaba. El hombre de la gabardina se dio la vuelta y tiró el paraguas por el suelo. El joven se giró al escuchar como otros dos hombres se acercaban por detrás vestidos exactamente como el primero. Con la lluvia no podía distinguirles bien el rostro.

—¿Quiénes sois vosotros? ¿Os ha contratado el capullo de Shinrei? —fue a mirar de nuevo al hombre que había seguido pero éste rápido se había acercado para darle un puñetazo en la cara.

Al no esperárselo se cayó al suelo resbalando con el suelo mojado y tiró el paraguas y la bolsa. Se tocó la mandíbula y escupió la sangre que tenía en la boca. Oyó por el chapoteo del agua como los otros hombres venían corriendo hacia él. Tuvo un pequeño deja vu de sus años pasados y de todas las peleas en las que había sido protagonista.

Se levantó rápidamente y agarró del brazo a uno de ellos que lo había acercado para pegarle y le dio una patada. Aprovechó que se acercaba el otro para darle en el pecho con el codo. El primero que le había atacado le dio un puñetazo de lleno en el estómago haciendo que se doblara hacia adelante recibiendo una patada en la espalda.

—¡Argh! —gritó Ichigo de dolor al caer al suelo, empapándose del agua torrencial que caía, de barro y suciedad que había en el suelo. Rodó sobre si mismo cuando uno quiso agarrarlo y le asestó una patada en la cara rompiéndole la nariz que veloz empezó a sangrar.

—¡Cabrón! —exclamó éste cabreado de que el chico supiera pelear.

Ichigo se levantó con el dolor fuerte en la espalda y se defendió de los golpes que le daban los otros dos hombres. El deja vu hacía tiempo que había desaparecido. En algunas ocasiones había peleado con chicos mayores que él pero casi nunca sabían como realizar una patada en condiciones. Podían venir en grupo pero la técnica que él tenía siempre lo hacía vencer.

Ahora estaba luchando con tres hombres que, solo hacía falta recibir uno de sus golpes para saber que dominaban el arte de la lucha. No eran unos aficionados.

Otro puñetazo le llegó a la cara mareándole por unos segundos, haciendo que recibiera otros más en el vientre y en los costados.  Gritaba de dolor pero sus gritos eran acallados bajo el sonido fuerte de los truenos. Se cayó de espaldas al suelo, costándole respirar y sin poder ver bien con el agua y la sangre que caía por sus ojos.

Dos hombres se hicieron un gesto con la cabeza y empezaron a alejarse de ahí. Uno de ellos, el que había seguido, se agachó para recoger su paraguas y se volvió a acercar a Ichigo que se retorcía de dolor en el suelo mojado y sucio.

Sacó su móvil y le hizo una foto.

—¿Shinrei os ha… —tosió— mandado que me hagáis esto? —preguntó Ichigo con voz bajita, respiración agitada y con los labios partidos y llenos de sangre.

El hombre se guardó el móvil y lo miró sin ningún sentimiento de pena ni malestar. Eso era parte de su trabajo.

—Aléjate de ella —le respondió dándose la vuelta y caminando tranquilo debajo de la lluvia.

Ichigo sintió como poco a poco iba perdiendo la conciencia hasta que todo se volvió negro.

.
.
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CONTINUARÁ…

¡POBRE ICHIGO! ¡¿PERO QUE TE HAN HECHO?! Shinrei se ha vuelto loco del todo, está harto de que Ichigo le joda los planes, ¿qué pasará ahora? OMG!

Rukia ha aceptado ir a su casa después de que él consiguiera hacerle entrar en razón pero ¿cómo actuará después de esto? >.< ayyy! Las cosas se ponen difíciles!

Los que parecen ir a mejor son los demás personajes: Miyako y Kaien empiezan a volver a estar unidos, Senna a recapacitar y todo gracias a su psicóloga, Nanao power! xDD Le cuesta pero parece que quiere pasar página ¿lo conseguirá? ¿Se marchará del instituto para no ver más a Ichigo? 

Byakuya le ha pedido tiempo a Hagiwara ^///^ Me encanta poner cositas de estos dos porqué al ser adultos, la relación que mantienen es como más seria y más poco a poco pero igual se me hace tierna :D 

Hasta aquí el capítulo de hoy ^^ Espero que os haya gustado y me dejéis un comentario para saber vuestras opiniones jijiji Sobretodo porqué me animan muchísimo :) 

¿Qué ocurrirá a partir de ahora? Lo sabremos en el próximo capítulo!
¡Nos leemos! 
Besitos <3
 

23 comentarios:

  1. MALDITO SHINREI HIJO DE *****!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!11 MALDITO BASTARDO MAL NACIDO QUE SE MUERA COMO YAMMY O PEOR >:X añskjldasñkldjasñkldñlkasdj maldito!!! Espero que Rukia no se aleje de él por eso QnQ si no sufriré TT______TT joder justo cuando ella había aceptado irse con él ;n; maldita sea quiero leer mas QnQ estaré impaciente por dos semanas mas QnQ n< que se mueran todos esos viejos raboverdes!!! \(òwó)/ jajajaja ooowww Miyako y Kaien <3 son tan~ aslñkdjñaslkd >3< y...y...y... aklñdsasñkldj XDD Kensei es un loquisho jajaja me alegro que Senna por fin se diera cuenta de las cosas.....espera....espero que ella no encuentre a Ichigo tirado en el suelo todo golpeado y le exija o le diga algo a Rukia para que se aleje de él "por su bien" ¬¬ espero realmente que no suceda y que sea solo una fumada mía Q.Q añlsdkasd Nii-sama!! QnQ no se que pensar, tengo sentimientos encontrados jajaja quiero que sea feliz pero....ñooo!! XDD asñkldjasñlkd no se que pensar jajajaja KARIN APARECIO *ella es uno de mis personajes favoritos* jajajaja la amo <3
    Dios quiero seguir leyendo Dx jajajaja esperaré con muchas ansias el próximo capítulo
    Nos leemos pronto~ :B
    Saluditos~ C:
    Bye-bye~ :3

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    1. jajaja Eso! Que se mueran todos los malos! Voy a hacer que cae un meteorito y los aplasta y.. y... asdkfjlsdifkasd xDD Me hace mucha gracia ver cuando pones eso :D jajaja no puedo decirte nada que lo que pueda pasar ahora jijiji
      Sentimientos encontrados con Nii-sama no? jajaja A muchas os pasa eso ^///^
      Karin apareció y saldrá más jeje :)
      Me alegro que te haya gustado y que me pongas estos comentarios tan asdfkajsdfl <3
      Nos leemos! Besos!

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  2. Mucho hijo de puta dios, hacia mucho tiempo que no detestaba a un personaje tanto comí a este malparido.
    Ojalá se lo trague un tiburón.
    Pobre Ichigo T.T buaaaaaa por que le hacen esto el no se merece esto. Ojalá rukia sepa reaccionar y no se aleje de él
    Oh, senna por fin a decidido reaser su vida buen por ella, espero y el cambió le haga bien.
    Byakuya a decidido ir poco a poco con Mio que bien, es comprencible que le allá pedido tiempo, el aun no supera a Hisana y tiene que hacer eso antes de embarcarse en otra relación
    Gracias por este capítulo tan emocionante linda noche un beso <3

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    1. Es que es odioso la verdad, un tío horrible que solo le importa obtener lo que quiere. Pobrecito Ichigo, a ver que pasará con todo esto.
      Sí, Senna parece que empieza a recapacitar y Byakuya ir poco a poco con Mio, es lo normal, esperemos que pueda seguir adelante ^^
      De nada! <3 Contenta de que te haya gustado :D
      Besos!!

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  3. Noooo!!! A Ichigo no joder!!! T-T ahora si que se va a liar! También pobre Rukia... esperemos a ver que pasa, pero si se aleja de Ichigo muero! XD el hijo de puta de Shinrei, espero que el karma se lo devuelva a lo grande!
    La decisión de Senna me parece bastante correcta, por lo menos quiere alejarse de el, así que es un punto a su favor :)
    Aiii Byakuya. Se ven tan monos...

    Ganas del siguiente capítulo! ! Sobretodo para ver que pasa con Ichigo T-T

    Muuuak!

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    1. Ahora se va a poner todo revuelto. A ver que pasará. jajaja se lo tendría que devolver multiplicado por mil xD Sí, parece que le ha venido bien hablar con Nanao, y Byakuya y Mio son súper tiernos ^^
      Nos leemos! Besos <3

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  4. Pobre Ichigo, pero si se piensa Shinrei que por eso se va a alejar esta más que equivocado. Ahora empiezan los problemas, me encanta cuando ocurren estas cosas jajajja Pero pobre Rukia como lo vea así, me pregunto quien sera el que le encuentre.
    Por otro lado, me ha gustado mucho la escena de la prostituta con Shinrei, el como la describes con lo que ella solo lo hace para dar de comer a sus hijos. Muchas ocasiones es por algo así, o las tienen esclavizadas y demás, y hay que saber que ellas no lo hacen por gusto (que no se note que voy para educadora social jajaja).
    Senna por fin parece que entra en razón.
    Ayyyyyyy Byakuya si eske es taaaaaaaan mono, me encanto esa escena, me tiene enamorada perdida, ayyyyy que mono es por dios Byakuya olvida a Hisana y a Mio y vente conmigo!!!! Se me va mucho la cabeza lo se jajajaj eske es taaaan perfecto y taaan aish kajdajkjkkaldjf
    Por otro lado, solo me quedan 8 días!!!! pero como pasa el tiempo! si eske he estado tan liada estos ultimos días que solo pasaba por casa para dormir. Tendre que ponerme cuanto antes a corregirlo y a hacer el dichoso final jajajajaj
    Nos leemos!
    pd. Haber si blogger te hace caso de una vez, porque eso de que esten pasando pues... no me gusta cuando hacen esas cosas, es como en ff que iba mal en agosto durante unas semanas y no decía nada... en fin..

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    1. Los problemas mueven todas las historias no? jejeje A ver quien lo encontrará? Pobre Ichigo :(
      Y tanto con el tema de la prostitución. Un tema muy serio en el que se trafica con personas y todo por culpa de la gente que paga por esos servicios, si se le pueden llamar "gente", auténtica escoria es lo que son.
      Yo también me enfado muchísimo con estos temas xD Muy bien que vayas a estudiar eso, una profesión que te aportará mucho :)
      jajajaja si se va contigo no puedo meterlo en la historia, me lo vas dejando a ratos como si fuera un actor que aparece y ya está xDD
      El tiempo pasa volando buah no me gusta nada jajaja Ya, el curso pasado yo también pasaba por casa solo a dormir xD

      El blogger va a su rollo ¬¬, sí me acuerdo de lo ff, bastantes veces ha pasado eso.

      Nos leemos Kai <3 Besos!

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    2. sin problema yo te lo presto cuando quieras jajajjajaja
      No se como lo hago para que Byakuya siempre este en todas mis historias, pero siempre le hago sufrir :( jajajajaj a él y a Renji.
      Acabo de empezar la carrera después de dejar la anterior, espero que me vaya bien en esta, además vengo de una novatada ajajjajaja
      Nos leemos!

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    3. jajajaja a sí? Te han hecho una novatada?

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    4. Si, siento no responder antes jajaja. Un alumno de segundo o tercero entro a clase y fingió ser el profesor. Sus compañeros entraron todos para ver lo que pasaba y para darnos más miedo haciendonos pensar que eran repetidores. Hubo hasta una fila de pie ajjajaj, y el "profesor" metiendonos mucho miedo con la asignatura y así. Fue muy divertido, cuando nos enteramos que era una novatada fue como: menos mal. Aunque casi que prefiero a ese profesor porque el verdadero... es un plasta que vamos se lia hasta el mismo a la hora de explicar las cosas.

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    5. Madre mía jajaja muy buena broma esa xDD y ya me imagino al verdadero profesor hay muchos así que se lían y solo se entienden ellos mismos ajajaja

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  5. ICHIGO NO PUEDE DEJAR A RUKIA SOLA!!!!!!! TIENE QUE PROTEGERLA!!!! Y TIENEN QUE SEGUIR JUNTOS T.T NO SE PUEDEN SEPARAR SON EL UNO PARA EL OTRO.


    Me gustó el capítulo!!! XD aunque Q.Q pobre mi fresita lo dejaron inconsciente

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    1. Ya pobrecito Ichigo! >0< A ver que pasará en el siguiente capítulo después de eso!
      Nos leemos Kira! <3 Besitos!

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  6. OMG no puedo creer todo lo que esta pasando TT-TT mi pobre bebeeee!! Ya quier saber como sigue, espero que Rukia no se ponga mal y se vaya de la casa :/ pero bueno, sera para el proximo capitulo :3 nos leemos pronto, saludos ;)

    By: Sango Sarait

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    1. son unos asquerosos, sobretodo Shinrei, mira que hacerle eso a Ichigo! >0< Pobrecito!! A ver que pasará ahora!
      Nos leemos! Besos! <3

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  7. Ese shinrei es un maldito T.T como le pudo hacer eso a Ichigo, ya quiero leer el otro cap, solo espero que Rukia no se sienta culpable y se vaya de la casa :( y la posible nueva relación de Byakuya me encanta kyaaa! :3 Ya tenía tiempos de no comentar pero Saludos natalia, nos leemos. Bye!!

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    1. Hola Diana! Sí, algún tiempo sin saber de ti :D Shinrei es un asqueroso, ya veremos que es lo que pasará ahora después de esto :S Me alegro de que te guste la nueva parejita de Byakuya y Hagiwara jejeje ^^
      Nos leemos! Besos <3

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  8. Hay que ver ese shinrei si que esta picado jeje pero si hubiesido yo, lo hubiese hecho parecer un asalto, contrataria a choros o profecionales que parescan choros(ladrones), les diria que le quiten hasta los zapatos, le den una buena paliza, y si ponia resistencia pues hacerlo mas real y dejarle un recuerdito a parte de la paliza. Jejeje

    Por otra parte que chevere que biakuya este empezando de nuevo.

    Y mis respetos para kaien y miyako, son jovenes pero son muy maduros en su relacion, si fuera yo estuviera que mataba y comia del cuerpo, pero considerando que solo fue un beso, pero tambien esta el hecho de que kaien admite que le gusta la chica, pues estaria muy celosa y enojada con el.

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    1. jajajaja que bueno! Bueno, él solo quería que no dijeran su nombre para que no tuvieran pruebas pero como sabe que Byakuya piensa que él ha sido el de las cámaras ya le da igual mientras no tenga pruebas contra él, pero tú si que eres una experta xD eres de la mafia jajaja <3

      Sí, Byakuya está empezando a vivir su vida de nuevo :D Y lo de Kaien y Miyako creo que es algo normal que te puedan gustar otras personas pero amar y estar enamorado ya es otra cosa :) Son muy maduros, sí jejeje

      Nos leemos Andrea! Besos!

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  9. ~Rukia White Moon~

    MALDITO HIJO DE P*%& COMO SE ATREVE T-T

    Tengo un mal presentimiento algo me dice que el maldito de shinrei le va a mandar la foto a rukia para asustarla no lo se eso es lo que cruzo por mi cabeza tal vez solo me equivoque xD u.u
    OH NOOOO... T-T y rukia al darse cuenta de lo que le paso no solo se querrá ir de la casa de ichigo si no que también va a querer alejarlo de su vida para protegerlo y no ponerlo a el y su familia en peligro, bueno conociéndola es lo primero que ella haría.
    NOOOOOOOO!! me espere a leer por lo menos tres capítulos completos para quedarme todavía mas ansiosa e intrigada esto es demasiado cruel xD TT-TT

    Bueno el capítulo te a quedado estupendo como siempre, espero con ansias la próxima actualización
    Bye bye nos leemos hasta el próximo domingo o lunes ^^ n.n

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    1. jajajaja esperaste y te quedas más intrigada xD Bien, bien!! Misión Cumplida jajaja
      A ver que pasará después de que le hayan hecho eso a Ichigo y como actuará Rukia :S No puedo decirte nada jijiji
      Gracias! :D Nos leemos ^^
      Besos <3

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  10. Oye Natalia necesito que me contestes, hace muy poco tiempo encontré esta hermosa historia me encanta por favor continúala

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