Novio Romántico
by
Kia- Kuch
Rukia abrió la puerta principal y se congeló. El cielo estába gris, y
comenzaban a caer gotas de lluvia. Arrugó la frente. Tendría que llevar
un paragüas.
- No puedo creerlo, si había un sol tremendo hace apenas unas horas - suspiró, tomando uno del paragüero.
Salió de su casa, dando zancadas, y con el paragüas sobre su cabeza. Cómo odiaba la lluvia. Le recordaba tanto ese horrible momento, Kaien-dono en sus brazos, la lluvia empapandolos a ambos, su voz susurrante en su oído, y su zanpakuto atravesando su . . .
Sacudió la cabeza con un nudo en la garganta, y apresuró el paso.
Llegó al hospital poco después, y buscó el reloj en la sala de espera.
Las 3:05 p.m..
Rukia sonrió. Justo a tiempo. Subió en el ascensor hacia el segundo piso, y divisó a su distintiva cabellera naranja y su ceño fruncido favoritos, azotando la puerta de su oficina. Su novio estába de muy malhumor.
- Oi, Rukia - frunció aún más el ceño, si es que era posible - ¿que estás haciendo aquí?.
Rukia fingió estar ofendida. - ¿Disculpa?, ibamos a almorzar juntos, ¿recuerdas?.
- Tsk. Creí que no vendrías. - Ichigo se llevó la mano a la cabeza - está lloviendo afuera.
Rukia se contuvo de rodar los ojos.
- Lo que sea, te dije que almorzaríamos juntos hoy, y eso es lo que haremos - repuso, sujetando su brazo, y arrastrándolo hacia el ascensor.
Ichigo la dejó, después de todo, (aunque nunca fuera a admitirlo), extrañaba pasar tiempo con su novia - Bien, hay un restaurante de comida rápida a la vuelta de la esquina.
* * *
- ¿Y cuánto tiempo tienes para comer?
- Casi una hora, supongo - respondió Ichigo, bostezando - mi próxima consulta es a las cuatro.
Rukia asintió, observando su rostro.
- Al menos podrás descansar el fin de semana.
Ichigo se encogió de hombros y luego gritó: - ¡Cuidado!.
Rukia se alarmó, parando en seco, y miró hacia todos lados. No había nada en la calle, ningún auto en movimiento y ni un poste frente a ella, sólo un enorme charco de agua.
Le dio una patada a su novio.
- ¡Ay! ¡Qué mierda enana!
- ¡Idiota! ¡Casi me da un ataque!
Ichigo masculló un insulto, y pisoteó con sus botas el charco de agua.
Rukia se le quedó mirando con curiosidad - ¿Que haces?.
- Pisa mis botas para que no te mojes los pies.
- ¿Ah?
¿Qué?
- Pisa mis botas para que no te mojes los pies - repitió con impaciencia.
La confusión se plasmó en su rostro, pero obedeció de todos modos. Ichigo resopló, y la tomó de la mano, guíandola hacia el restaurante.
* * *
- Fue muy romántico lo que hiciste - señaló de pronto Rukia.
Ichigo la miró con extrañeza, tragando lo que tenía en la boca - ¿Huh?.
- Lo del charco de agua - explicó ella - ya lo había visto en un manga una vez, aunque el chico se quitaba la chaqueta y la ponía sobre el charco para que su novia no se mojara.
- Tsk. Qué tonterías lees, enana - se mofó Ichigo.
Rukia hizo caso omiso. - No te creía del tipo romántico, Kurosaki-kun.
Ichigo se estremeció de disgusto.
- Oi, no hables así.
- Fue muy romántico lo que hiciste, Kurosaki-kun.
El chico masculló algo de 'tsk, maldita enana molesta', y se concentró en su comida. Le quedaban pocas papas fritas y nada de hamburguesa, en cambio su novia casi no había tocado lo suyo. . .
- ¡Oye! - reclamó Rukia, viendo como su novio masticaba sus papas fritas - ¡esas son mías!
- No seas egoísta, enana - dijo su novio, masticando con la boca llena - te quedan muchas más.
Rukia arrugó la nariz. - Eso no es nada romántico, Kurosaki-kun.
Ichigo le dio una mirada, antes de tragar.
- No fue romántico, sólo lo hice para que luego no estuvieras molestándome con que tenías mojados los pies.
La chica resopló.
Pero cuando terminaron de comer, e Ichigo la cargó como a un costal de papas mientras ella manoteaba y daba gritos, Rukia lo supo. Su novio sí era romántico, muy, muy a su manera.
- No puedo creerlo, si había un sol tremendo hace apenas unas horas - suspiró, tomando uno del paragüero.
Salió de su casa, dando zancadas, y con el paragüas sobre su cabeza. Cómo odiaba la lluvia. Le recordaba tanto ese horrible momento, Kaien-dono en sus brazos, la lluvia empapandolos a ambos, su voz susurrante en su oído, y su zanpakuto atravesando su . . .
Sacudió la cabeza con un nudo en la garganta, y apresuró el paso.
Llegó al hospital poco después, y buscó el reloj en la sala de espera.
Las 3:05 p.m..
Rukia sonrió. Justo a tiempo. Subió en el ascensor hacia el segundo piso, y divisó a su distintiva cabellera naranja y su ceño fruncido favoritos, azotando la puerta de su oficina. Su novio estába de muy malhumor.
- Oi, Rukia - frunció aún más el ceño, si es que era posible - ¿que estás haciendo aquí?.
Rukia fingió estar ofendida. - ¿Disculpa?, ibamos a almorzar juntos, ¿recuerdas?.
- Tsk. Creí que no vendrías. - Ichigo se llevó la mano a la cabeza - está lloviendo afuera.
Rukia se contuvo de rodar los ojos.
- Lo que sea, te dije que almorzaríamos juntos hoy, y eso es lo que haremos - repuso, sujetando su brazo, y arrastrándolo hacia el ascensor.
Ichigo la dejó, después de todo, (aunque nunca fuera a admitirlo), extrañaba pasar tiempo con su novia - Bien, hay un restaurante de comida rápida a la vuelta de la esquina.
* * *
- ¿Y cuánto tiempo tienes para comer?
- Casi una hora, supongo - respondió Ichigo, bostezando - mi próxima consulta es a las cuatro.
Rukia asintió, observando su rostro.
- Al menos podrás descansar el fin de semana.
Ichigo se encogió de hombros y luego gritó: - ¡Cuidado!.
Rukia se alarmó, parando en seco, y miró hacia todos lados. No había nada en la calle, ningún auto en movimiento y ni un poste frente a ella, sólo un enorme charco de agua.
Le dio una patada a su novio.
- ¡Ay! ¡Qué mierda enana!
- ¡Idiota! ¡Casi me da un ataque!
Ichigo masculló un insulto, y pisoteó con sus botas el charco de agua.
Rukia se le quedó mirando con curiosidad - ¿Que haces?.
- Pisa mis botas para que no te mojes los pies.
- ¿Ah?
¿Qué?
- Pisa mis botas para que no te mojes los pies - repitió con impaciencia.
La confusión se plasmó en su rostro, pero obedeció de todos modos. Ichigo resopló, y la tomó de la mano, guíandola hacia el restaurante.
* * *
- Fue muy romántico lo que hiciste - señaló de pronto Rukia.
Ichigo la miró con extrañeza, tragando lo que tenía en la boca - ¿Huh?.
- Lo del charco de agua - explicó ella - ya lo había visto en un manga una vez, aunque el chico se quitaba la chaqueta y la ponía sobre el charco para que su novia no se mojara.
- Tsk. Qué tonterías lees, enana - se mofó Ichigo.
Rukia hizo caso omiso. - No te creía del tipo romántico, Kurosaki-kun.
Ichigo se estremeció de disgusto.
- Oi, no hables así.
- Fue muy romántico lo que hiciste, Kurosaki-kun.
El chico masculló algo de 'tsk, maldita enana molesta', y se concentró en su comida. Le quedaban pocas papas fritas y nada de hamburguesa, en cambio su novia casi no había tocado lo suyo. . .
- ¡Oye! - reclamó Rukia, viendo como su novio masticaba sus papas fritas - ¡esas son mías!
- No seas egoísta, enana - dijo su novio, masticando con la boca llena - te quedan muchas más.
Rukia arrugó la nariz. - Eso no es nada romántico, Kurosaki-kun.
Ichigo le dio una mirada, antes de tragar.
- No fue romántico, sólo lo hice para que luego no estuvieras molestándome con que tenías mojados los pies.
La chica resopló.
Pero cuando terminaron de comer, e Ichigo la cargó como a un costal de papas mientras ella manoteaba y daba gritos, Rukia lo supo. Su novio sí era romántico, muy, muy a su manera.
Kia-senpai siempre se luce al escribir ha sido muy bonito presente de año nuevo y una grata sorpresa me ha gustado mucho♥ felicidades y exelente año!!!
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