LEYENDA SHINIGAMI capítulo 6

LEYENDA SHINIGAMI
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CAPÍTULO 6
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(Adaptación de 'Un amante de ensueño' 
de la autora Sherrilyn Kenyon)
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— ¡Ven aquí, pedazo de mierda! —exclamó Ichigo.

Como él no dejaba de darle puñetazos, el tipo empezó a defenderse; luchando de una manera muy parecida a la del pelinaranja.

Olvidando por completo a Rangiku, Rukia echó a correr hacia ellos con el corazón latiendo desbocado mientras intentaba pensar lo que hacer. No había manera de interponerse entre los dos hombres, teniendo en cuenta que intentaban matarse el uno al otro.

—¡Abarai taicho! —gritó uno de los hombres que acompañaban al pelirrojo.

Rukia se detuvo al escucharlo. ¿Acababa de llamarlo capitán? ¿Quiénes eran estos tipos? Cuando volvió la vista a la pelea, se encogió en un gesto de dolor, cuando Ichigo golpeó al tipo en la nariz.

—¡Ichigo, detente!

Éste no paró y recibió un puñetazo en la barbilla, que lo hizo tambalearse hacia atrás. La mirada violeta pasaba de ellos dos a los otros moteros. ¿Es que no iban a hacer nada? Observaba que hablaban entre ellos mientras miraban a Ichigo con desconocimiento, dándole a entender a ella que no lo conocían.

—¿Dónde está Aizen, Renji? —preguntó el ojimiel agarrando al otro por la chaqueta.

—No lo sé —le respondió soltándose de un empujón y dando unos pasos hacia atrás, limpiándose la sangre del rostro al igual que Ichigo.

Rangiku se acercó hasta Rukia, impresionada por la repentina pelea y de que el pelirrojo fuera incluso más alto que Ichigo.

—¿Éste es el Renji que ha invocado? —le preguntó la morena.

—Puede ser; pero jamás me habría imaginado a un Shinigami de motero.

—No te atrevas a mentirme —gruñó Ichigo.

—No sé donde está.

Ichigo se acercó a él y le volvió a sujetar con la fuerza que otorgan muchos años de dolor y rabia. Las manos le temblaban mientras le tiraba de la chaqueta. Pero aún peores que el deseo de matarle allí mismo, eran las implacables preguntas que resonaban en su cabeza.

¿Por qué nadie había acudido antes a sus llamadas? ¿Por qué lo había traicionado Renji? ¿Por qué lo habían dejado solo para que sufriera?

—¿Dónde? —preguntó de nuevo Ichigo.

—¡Demonios! No lo sé. Hace una eternidad que no lo veo.

Ichigo le soltó con la cara desencajada por la ira. 

— Tengo que encontrarlo —dijo entre dientes—. Ahora.

En la mandíbula de Renji comenzó a palpitar un músculo mientras intentaba alisarse las arrugas de la camiseta.

—Bueno, dándome una paliza no vas a llamar su atención.

—Entonces quizás deba matarte —le contestó Ichigo, acercándose de nuevo a él.

Súbitamente, los otros moteros reaccionaron para detenerlo. Al acercarse a ellos, Renji se agachó para esquivar el puñetazo de Ichigo y se interpuso entre éste y ellos.

—Dejadle en paz, chicos —les dijo mientras agarraba al más cercano por el brazo y lo empujaba hacia atrás—. No querréis luchar con él. Hacedme caso.

Ichigo estudió a los hombres con una furiosa mirada que desafiaba a cualquiera de ellos a acercarse. Rukia sintió terror ante la ira reflejada en sus ojos.

Renji se limpió la sangre del labio y sonrió débilmente al mirarse el dedo. A pesar de sus polvorientos pantalones de cuero negro y la desgarrada camiseta, Renji era increíblemente guapo y no parecía estar agotado.

— Además, no es más que una pequeña riña entre amigos —continuó Renji, con un extraño brillo en los ojos. Dio unas palmaditas en el brazo al que lo había llamado capítan y soltó una carcajada—. Mi camarada siempre ha tenido un carácter desagradable.

Rukia intercambió una mirada con Rangiku. Sí que era el Shinigami que Ichigo había invocado.

Éste le dijo algo a Renji en japonés antiguo que hizo que los ojos de Rangiku se abrieron como platos y que la sonrisa desapareciera del rostro del Dios de la Muerte.

—Si no fueses mi amigo, te mataría por eso.

Los ojos de Ichigo lo fulminaron.

—Si no necesitase tu ayuda, ya estarías muerto.

 En lugar de enfadarse, Renji se rió a carcajadas.

—No hemos cambiado nada, eh —se giró para hablar con sus compañeros—. Marchaos a la Sociedad de Almas. Me reuniré con vosotros más tarde.

—¿Está seguro? —preguntó el más alto, mirando con nerviosismo a Ichigo—. Podemos echarle una mano, si le hace falta.

—No, no pasa nada —dijo moviendo la mano—. ¿No recordáis que os dije que tenía que ver a alguien? Mi amigo está un poco cabreado conmigo, pero se le pasará. No digáis nada a nadie. Es una orden.

—Sí, taicho.

Rukia se apartó para dejar pasar a los moteros. Totalmente ajeno a ella y a Rangiku, Renji caminó lentamente alrededor de Ichigo, dibujando un círculo para poder examinarle atentamente, quedándose un rato mirando ese pelo largo que llevaba.

—¿Taicho? ¿Ahora eres capitán? —le preguntó Ichigo, deslizando una mirada igualmente fría y desdeñosa sobre Renji—. Vaya, ¿lograste vencer a Byakuya o es que ya se murió? Por cierto, ¿cómo es que vives después de tantos años?

—Un experimento de Urahara que salió bien. Es muy largo de explicar pero casi todos seguimos vivos. Crearon nuevas divisiones y yo soy capitán de una de ellas —respondió sencillamente para dejar el tema al lado—. ¡Joder, tío! No has cambiado un ápice. Creía que eras mortal.

—Se suponía que debía serlo pero… —negó con la cabeza antes de volver a mirarlo fijamente—. Sé que me mientes. Sé que sabes donde está Aizen.

—¡Maldita sea! No te estoy mintiendo. Lo último que supimos de él fue cuando… ocurrió todo aquello y te condenaron. Luego desapareció. Creemos que habrá conseguido parte del experimento de Urahara y seguirá vivo en alguna parte de Hueco Mundo.

—¿Creéis? —cuestionó Ichigo cabreado—. ¿Y porqué no vais allí y le matáis?

—Pues porqué no ha ocurrido nada grave después de eso. Además muchos siguen creyendo que él no tuvo nada que ver. Ir allí a por él sería crear otra guerra.

Ichigo apretó la mandíbula y miró hacia otro lado.  ¿Después de todo lo que había hecho por ellos, aún creían que él era un monstruo de verdad?

A Rukia le zumbaban los oídos ante la información que estaba descubriendo. ¿Aizen? ¿Urahara? ¿Hueco Mundo? ¿Qué fue lo que ocurrió?…

Captó la mirada ávida y encantada de Rangiku.

—¿Qué es Hueco mundo? —le preguntó Rukia.

—Se decía que era un lugar donde vivían los Hollows —le susurró.

—Llámalo —le dijo Ichigo con tono amenazador a Renji.

—Llámalo tú.

Con la mente totalmente embotada por todo lo que estaba sucediendo, Rukia decidió interrumpirlos y ver si conseguía algunas respuestas.

— Perdóname pero, ¿qué está pasando aquí? —le preguntó a Ichigo—. ¿Por qué le has golpeado?

Él la miró con regocijo.

—Porque me apetecía mucho.

—Muy bonito —le dijo Renji lentamente a Ichigo, sin ni siquiera mirar a Rukia—. No me ves desde hace… ¿cuánto?, ¿mil años? Y en lugar de darme un abrazo fraternal y amistoso, acabo aporreado.

— No estoy de humor para aguantarte, Renji —le advirtió Ichigo entre dientes.

Renji apretó la mandíbula y Rukia notó que se contuvo a duras penas para no abalanzarse sobre Ichigo.

—Dime, ¿me llamaste tan sólo para zurrarme? ¿O hay algún otro motivo, más productivo, que explique mi presencia?

—Para serte sincero, no pensaba que te molestaras en venir, puesto que me has ignorado las últimas tres mil veces que te llamé. Incluso pensé que ya estarías muerto.

—Para serte sincero —contestó, repitiendo las palabras de Ichigo pero bajando el tono y agachando la mirada. Parecía que la adrenalina de la pelea se había esfumado—, hace mucho que asumí que estabas muerto y que me llamaba un simple mortal cuya voz era muy similar a la tuya. No tenía ni idea de que la condena iba a… ser tan larga.

Rukia observó cómo las emociones abandonaban a Ichigo.

— Mira —continuó Renji—, yo siempre creí en tí. Siempre supe que no tuviste nada que ver con lo que le sucedió a Inoue ni a los demás Shinigamis. Pero por más que luché para que me hicieran caso, ellos no me escucharon.
Ichigo hizo un gesto de dolor.. Una agonía arrolladora se reflejó en sus ojos y en su rostro. Rukia no tenía ni idea de quién era la tal Inoue, pero parecía bastante obvio que había significado mucho para Ichigo.

—¿Luchaste? —le preguntó Ichigo con la voz ronca.

—Te lo juro —contestó Renji en voz baja—. Me encerraron en el calabozo por desafiarles. Estuve meses ahí, aguantando latigazos, una tortura tras otra, para que no volviera a hacerlo ni volviera a hablar del tema.

—Sabes perfectamente que si hubiera sido al revés, nada me detendría para salvar a mi mejor amigo. Eso no se compara en nada a lo que he tenido que pasar yo.

Renji bajó la mirada.

—Me lo imagino —fue entonces cuando notó la presencia de Rukia y de Rangiku. Las miró dos veces, sorprendido, como si acabasen de aparecer de repente en mitad de ellos dos—. ¿Quiénes son?

—Amigas —contestó Ichigo, para sorpresa de Rukia.

Renji resopló y retomó la conversación anterior.

—¿Y por qué no te hiciste el Harakiri para terminar con tu vergüenza?

—Porqué no puedo. Cualquier corte que me hago, sana a los pocos segundos. Créeme, ya lo he intentado.

El pelirrojo sacó un guante del mismo color que su pelo con una calavera y unas llamas azules dibujadas en el dorso. Se lo puso y golpeó con la palma abierta en el pecho de Ichigo.

—Tampoco funciona.

—Esto sí que no había podido intentarlo —dijo Ichigo con desilusión de ver que no pasaba nada—. Pero el resultado es el mismo.

Rukia y Rangiku arrugaban la frente al no entender que pasaba con ese guante. La rubia quiso tocarlo pero el pelirrojo se lo quitó y lo guardó enseguida.

—Será mejor que no lo toques o tu alma saldrá de tu cuerpo.

Ésta puso sus manos en la espalda.

—No tocar nada. De acuerdo.

—Ya ves, Renji —dijo Ichigo—. No puedo hacer nada.

— Sabía que Aizen te odiaba, pero jamás pensé que caería tan bajo. Tío, ¿en qué estaba pensando cuando ordenó esta condena? ¿Y porqué los de la cámara de los 46 le hicieron caso?

—¿No te acuerdas del poder que tenía su espada? —vio que Renji asintió varias veces—. No me importa lo que pensara, sólo quiero librarme de esto.

Por primera vez, Rukia vio simpatía y preocupación en la mirada de Renji.

—Muy bien, amigo mío. Paso por paso. No te vayas muy lejos mientras voy a buscar información sobre ti. Kurotsuchi debe de tener algo guardado por ahí.

—Regresa.

—Lo haré. Hasta ahora —se despidió y dio media vuelta caminando hacia el primer callejón que encontró.

Rukia retrocedió un paso, con la mente en ebullición.

—¿Crees que volverá? —le preguntó a Ichigo.

—Eso espero —se pasó la mano por el pelo largo—. La verdad es que Renji y yo fuimos muy buenos amigos. Luchábamos siempre espalda contra espalda.

—¿Podrá ayudarte? —quiso saber Rangiku.

Ichigo negó con la cabeza.

—Lo dudo.

Rukia sentía su dolor como si fuese el de ella. Alargó el brazo para tocarle suavemente el brazo.

— ¿Qué fue lo que le ocurrió a esa chica… Inoue? —le preguntó en voz baja.

Ichigo apartó la mirada de Rukia, pero ella captó el sufrimiento que se reflejó en sus ojos.

—¿Hay algún lugar donde pueda cortarme el pelo? —preguntó inesperadamente.

—¿Qué? —respondió Rukia, consciente de que había cambiado el tema para, de ese modo, no tener que contestar a su pregunta—. ¿Por qué?

—Me molesta, nunca he sido de llevarlo tan largo. Me ha crecido en todo este tiempo encerrado —el dolor que se veía en su rostro era tangible.

Rukia asintió.

—Hay un lugar en el centro comercial.

—Por favor, llévame.

—Rangiku, espéranos aquí unos minutos. Ahora volvemos.

—De acuerdo.

Rukia abrió la marcha de vuelta al centro comercial, hasta llegar al salón de belleza. Nadie dijo una palabra hasta que estuvo sentado en la silla con la estilista detrás.

— ¿Está seguro de que quiere cortárselo? —preguntó la chica, pasando las manos con una caricia reverente entre los largos mechones—. Le aseguro que es magnífico. La mayoría de los hombres están espantosos con el pelo largo, pero a usted le sienta de maravilla, ¡lo tiene tan saludable y suave! Me encantaría saber qué usa para acondicionarlo.

El rostro de Ichigo permaneció impasible.

— Córtelo.

La chica, bajita y con el pelo verde, miró por encima de su hombro buscando a Rukia.

— ¿Sabe? Si tuviese esto en mi cama todas las noches y pudiese acariciarlo, no me gustaría nada que quisiese estropearlo.

Rukia sonrió. Si la chica supiera…

—Es su pelo.

—Está bien —contestó con un suspiro resignado.

Lo cortó por encima de los hombros.

—Más corto —dijo Ichigo mientras la chica se alejaba.

La estilista pareció sorprendida pero hizo lo que él quería.  Rukia observó en silencio cómo la chica le quitaba la bata dejando caer mechones de pelo al suelo. El cabello corto le hacía ver más deslumbrante que antes ya que permitía apreciar mejor sus atractivas facciones y las líneas de su cuello y su nuca.

Rukia pagó el corte y le dio una propina a la chica. Miró a Ichigo y sonrió.

— Ahora pareces de esta época.

Él volvió la cabeza con un gesto rápido, como si ella le hubiese dado un bofetón.

—¿Te he ofendido? —le preguntó Rukia, preocupada por la posibilidad de haberle hecho daño inadvertidamente. Eso era lo último que Ichigo necesitaba.

—No.

Pero Rukia lo intuía. Algo relacionado con su comentario le había herido. Profundamente.
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— ¿Y tus padres? —preguntó Rangiku pensativamente, mientras se unían a la multitud que atestaba el centro comercial.

Él la miró de reojo.

—No sé nada de ellos. El primer recuerdo que tengo es despertar en el Rukongai junto a mis dos hermanas pequeñas.

Rangiku abrió los ojos sorprendida.

—Eras un humano.

Rukia la miró de inmediato.

—¿Cómo? ¿Humano? ¿Qué sitio es ese? ¿Rukongai?

Ichigo le contestó.

—Un lugar deplorable donde íbamos todas las almas que salvaban los Shinigamis en el mundo real. Un campo de batalla continuo en el que tenías que luchar por comer y buscarte la vida, bajo el puño de cualquiera que anduviese cerca.

Sus palabras desgarraron el corazón de Rukia. No era de extrañar que fuese tan duro y fuerte.

Ichigo encabezaba la marcha y Rukia observaba su andar sinuoso. Llevaba las manos metidas en los bolsillos delanteros de los vaqueros, y caminaba totalmente ajeno a las mujeres que suspiraban y babeaban a su paso.

Intentó imaginarse a Ichigo con la apariencia que habría tenido llevando su traje de Shinigami. Dada su arrogancia y su modo de moverse, debía haber sido un soldado que no pasaba desapercibido.

— Rangiku —llamó a su amiga en voz baja—. ¿Entonces es cierto eso que leí en la facultad de que algunos Shinigamis eran almas de humanos?

Ichigo le contestó en su lugar.

—Sí, pero sólo los que tenían algún mínimo de poder para entrar en la escuela y aguantar duras palizas sin llorar. Para ser un Shinigami debías de liberarte de las emociones y del dolor físico.

—Un gran número de ellos moría por esa brutalidad— añadió Rangiku—. Bien durante la paliza o por las posteriores heridas.

—¿Tus hermanas pequeñas… —habló Rukia con dificultad— también tuvieron que pasar por eso?

—No. Ellas no tenían ningún poder.

La morena suspiró sintiendo algo de alivio en su pecho aunque supuso que la vida en ese lugar llamado Rukongai no tuvo que ser muy fácil para ellas sin su hermano mayor protegiéndolas. Si él no había preguntado por ellas a Renji, sería que ya estarían muertas.

Rangiku miró con tristeza a Rukia antes de dirigirse a Ichigo.

—Si conseguiste ser un Shinigami, de pequeño aguantarías más de una paliza.

—Las soportaba —dijo llanamente, con la voz carente de emociones.

Rukia nunca tuvo más deseos de abrazar a otro ser humano como en ese momento. Quería sostener a Ichigo entre sus brazos. Pero sabía que a él no le agradaría.

— Bueno —comentó Rangiku, y por su mirada, Rukia supo que intentaba alegrar el ambiente—, tengo un poco de hambre. ¿Por qué no pillamos unas hamburguesas en el Hard Rock?

Ichigo frunció más el ceño hasta formar una profunda V.

— ¿Por qué tengo constantemente la impresión de que habláis en otro idioma? ¿Qué es «pillar una hamburguesa en el Hard Rock»?

Rukia soltó una carcajada.

—El Hard Rock es un restaurante.

Ichigo pareció horrorizado.

—¿Coméis en un sitio cuyo nombre anuncia que la comida es más dura que una roca?

Rukia se rió aún más. ¿Por qué nunca se había percatado de eso?

— Es muy bueno, en serio, ya verás.

Salieron del centro comercial y atravesaron el estacionamiento en dirección al Hard Rock Café. Afortunadamente, no tuvieron que esperar demasiado antes de que la camarera les buscase una mesa.

— ¡Oye! —dijo un chico cuando se acercaban a la mujer—. Nosotros llegamos antes.

La camarera le lanzó una mirada glacial moviendo sus dos largas coletas en el movimiento.

— Su mesa aún no está preparada —y se volvió hacia Ichigo colorada—. Si es tan amable de seguirme…

La chica abrió la marcha intentando arreglarse el cabello con los dedos, como si no tuviese otra cosa que hacer. Rukia miró a Rangiku aguantando la risa, y le indicó con un gesto que mirara a la chica.

— Por lo menos nos ha colado por delante de diez personas—le contestó su amiga.

La camarera les llevó hasta una mesa en la parte trasera.

—Aquí se puede sentar —dijo mientras rozaba ligeramente el brazo de Ichigo y se ponía más colorada aún—, y yo me encargo de que su comida no tarde mucho.

—¿Y nosotras somos invisibles? —preguntó Rukia cuando la chica se alejó.

—Empiezo a creer que sí —respondió Rangiku, sentándose en el banco situado cara a la pared.

Rukia se sentó enfrente, con el muro a su espalda. Como era de esperar, Ichigo ocupó un sitio a su lado. Ella quiso decirle algo que le hiciera sentir mejor.

— Apuesto a que eras un magnífico Shinigami —dijo Rukia.

Ichigo la miró, captando la sinceridad con la que había pronunciado sus palabras. Por alguna inescrutable razón, su cumplido le reconfortó.

—Hice lo que pude.

—Seguramente les diste una patada en el culo a varios Hollows —continuó ella.

Él sonrió. No había pensado en sus victorias desde hacía siglos.

—Pateé a unos cuantos, sí.

Rukia se rió ante el uso del vocabulario.

—Aprendes rápido.

Ichigo acarició el pelo que le caía sobre el cuello. Esta vez, Rukia no se retiró. Estaba haciendo progresos. Ichigo dejó que sus dedos acariciaran los sedosos mechones negros de su pelo. Brillaban aún con la escasa luz del restaurante. Deseaba tanto sentir ese pelo sobre su pecho desnudo… Enterrar su rostro en él y dejar que le acariciara las mejillas.

Con la mirada ensombrecida, imaginó cómo se sentiría al tener el cuerpo de Rukia rodeándolo. Y el sonido de su respiración junto al oído.

La camarera llegó corriendo y colocó la bandeja sobre la mesa, mientras no dejaba de mirar a Ichigo.

—Siento mucho haberle hecho esperar. Si hubiese sabido que no iban a atenderle de inmediato, yo misma le habría tomado nota nada más sentarse.

Rukia le dirigió a la chica una mirada ceñuda. ¡Joder!, ¿es que Ichigo no podía tener cinco minutos de tranquilidad, sin que una mujer se le ofreciera abiertamente?

¿Y eso no te incluye a ti?

Se quedó helada ante el giro de sus pensamientos. Ella se comportaba exactamente igual que las demás, mirándole el culo y babeando ante su cuerpo. Era un milagro que él soportara su presencia.

Hundiéndose en el asiento, se prometió a sí misma que no lo trataría de aquel modo. Ichigo no era un trozo de carne. Era una persona, y merecía ser tratado con respeto y dignidad.

Pidió el menú para los tres, y cuando la camarera regresó con las bebidas, trajo una bandeja de alitas de pollo al estilo Búfalo.

— Nosotros no hemos pedido esto —apuntó Rangiku.

—¡Oh, ya lo sé! —respondió la chica, sonriendo a Ichigo—. Hay mucho trabajo en la cocina y tardaremos un poco más en poder servirle la comida. Pensé que… bueno… debería estar hambriento y por eso le traje las alitas. Pero si no le gustan, puedo traer cualquier otra cosa; la casa invita, no se preocupe. — se llevó una mano a una coleta para retocarla y después habló casi en un susurro — ¿Preferiría otra cosa?

¡Puaj! El doble sentido era tan obvio que a Rukia le entraron ganas de arrancarle de raíz ese pelo rosado.

—Está bien así, gracias —le dijo Ichigo.

—¡Ay, Dios mío!, ¿puede… hablar un poco más? —le pidió la chica, a punto de desmayarse y roja como un tomate—. Por favor… diga mi nombre. Me llamo Riruka.

—Gracias, Riruka.

—¡Ooooh! —exclamó la camarera—. ¡Que sexy! Se me ha puesto… la piel de gallina —y con una última mirada a Ichigo se alejó de ellos.

—No puedo creerlo —comentó Rukia—. ¿Las mujeres siempre se comportan así contigo?

—Sí —contestó él con la ira reflejada en la voz—. Por eso odio mostrarme en lugares públicos.

—No dejes que te moleste —le dijo Rangiku, mientras cogía una alita de pollo—. Definitivamente, tu presencia resulta muy útil. De hecho, propongo que lo saquemos más a menudo.

Rukia dejó escapar un bufido.

— Sí, bueno; si esa criatura anota su nombre y su número de teléfono en la cuenta antes de dárnosla, tendré que darle un bofetón.

Rangiku estalló en carcajadas. Antes de que Rukia pudiese preguntar cualquier otra cosa, Renji entró sin prisas en el restaurante, y se acercó hasta ellos.

Tenía un ligero moratón en el lado izquierdo de la cara, donde Ichigo lo había golpeado. Intentó mostrarse indiferente, pero aun así, Rukia percibió la tensión en su interior, como si estuviese preparado para huir en un momento dado.

Esbozó una diminuta y casi imperceptible sonrisa ante el nuevo peinado de Ichigo, pero no dijo ni una palabra mientras tomaba asiento junto a Rangiku.

—¿Y bien? —preguntó Ichigo.

Renji suspiró profundamente.

—¿Quieres que primero te dé las malas noticias o prefieres las pésimas?

— Veamos… ¿qué tal si hacemos que mi día sea más memorable? Comienza con las pésimas y sigue con las malas para intentar mejorar el ambiente.

Renji asintió.

— De acuerdo. En el peor de los casos, la maldición jamás se podrá romper.

Ichigo se tomó la noticia mejor que Rukia; apenas si hizo un gesto de aprobación. Rukia miró a Renji con los ojos entornados.

—¿Cómo puedes hacerle esto? ¡Dios Santo!, mis padres habrían removido cielo y tierra para ayudarme, y tú te limitas a sentarte sin ni siquiera decirle lo siento. ¿Qué clase de amigo eres?

—Rukia —la amonestó Ichigo—. No le retes. No sabemos qué consecuencias puede traer.

—Recuerda cual es tu lugar human..

—Tócala —le interrumpió Ichigo— y utilizaré este cuchillo para sacar tu verdadero corazón.

Renji se movió para alejarse de él.

— Por cierto, te olvidaste contarme algunos detalles jugosos de tu historia.

—¿Como qué?

—Como el hecho de que eras un Vizard y de que te relacionabas con ellos.

Rukia le habló en voz baja a Rangiku mientras los dos hombres hablaban.

—¿Vizard?

—Mitad Shinigami, mitad hollow. Podían quitarse la máscara del monstruo a placer.

—¿Te acuerdas de aquella vez que perdí los poderes de Shinigami? —preguntó Ichigo viendo como el otro asentía—. Urahara me ayudó con la única forma que tenía de recuperarlos.

—Y esa forma era convertirte en hollow.

—Volví a ser yo. Pero había una parte de mí nueva y que tenía que controlar. Por eso fui a encontrarme con los Vizard. Ellos me ayudaron.

—Pero sabiendo que la Sociedad de Almas echó a los Vizard, ¿cómo se te ocurrió empezar a llamar tanto la atención? —le echó en cara Renji—. De esa manera sabías que pronto encontrarían que te relacionabas con ellos.

—Yo no quería llamar la atención. Lo que ocurre es que yo era bueno, Renji. Y lo sabes. Bueno con la espada, rápido y fuerte —respondió Ichigo frunciendo más el ceño y acercándose a él, apoyando los dos brazos en la mesa—. Eso es lo que pasaba, que algunos me tenían envidia. Aizen nunca aguantó que yo, un simple humano sin sangre Shinigami, fuera más fuerte que él.

—¿Pero porqué te dejaste ver como un Vizard delante de él?

—¡Porqué había demasiados Hollows aquella vez! ¿Es que no te acuerdas? Salieron en el mundo humano en grupo y eran enormes. No podía hacer nada si no daba todo de mí. Nunca me pensé que Aizen sabría algo de la Hollowficación ni que poseería la Hōgyoku.

Renji arrugó la frente recordando que había leído algo sobre ese artefacto en algunos apuntes de Urahara.

—¿Y como hizo que te transformaras totalmente?

Ichigo apretó los puños con el rostro enfadado.

—Empezó a matar humanos a diestro y siniestro para que yo me cabreara. El odio enseguida hizo que mi Hollow interior saliera por completo. El muy cabrón se había puesto una barrera para que nadie pudiera verle haciendo eso.

El pelirrojo resopló.

—Solo se te vio a ti y lo que pasó después.

—Yo no tenía control sobre mis acciones pero pude verlo todo —agachó su mirada al pensar en el pasado.

—Ya sabes lo mucho que siempre te ha odiado Aizen. Estaba buscando una excusa para poder lanzarse sobre ti sin temor a sufrir represalias; y se la diste tú mismo al mostrarle que tenías dentro a un Hollow.

Rukia observó a Ichigo, cuyo rostro era una máscara inexpresiva.

—¿Te has enterado si Aizen está de verdad en Hueco Mundo? —le preguntó.

Renji asintió.

—Pero no va a ir nadie a por él.

—Pues dile que quiero verlo.

—¿Estás loco? ¡Maldición! Claro que no. Como estás ahora no podrías hacer nada contra él. Es mucho más fuerte que antes, no te gustaría estar cerca.

—¡Ja! ¡Me encantaría!

—Vale, pero si lo matas, tendrás que vértelas otra vez con el Comandante General y la cámara de los 46.

—¿Y crees que me asustan?

—Ya sé que no, pero no quiero verte morir de ese modo. Y si no fueses tan terco como una mula, al menos durante tres segundos, tú mismo te darías cuenta. ¡Venga ya! ¿De verdad quieres desencadenar la ira del Comandante?

Por la expresión de Ichigo, Rukia hubiera dicho que le daba exactamente igual.

— Pero —continuó Renji—, Yourichi señaló que existe un modo de acabar con la maldición.

Rukia contuvo la respiración mientras la esperanza revoloteaba en los ojos de Ichigo. Ambos esperaron a que Renji se explicara. En lugar de seguir, él se dedicó a observar el interior del sombrío local.

— ¿Crees que esta gente se come esta mier…?

Ichigo chasqueó los dedos delante de los ojos de su amigo.

—¿Qué hago para romper la maldición?

Renji se arrellanó en el asiento.

—Se ve que Aizen, antes de sugerir esa condena a la cámara, se la robó al clan Kuchiki. Era una maldición escrita en un pergamino que llevaba años en la familia. Como utilizó el poder de su espada, mi antiguo capitán no se dio cuenta de que era algo que le pertenecía —contó Renji—. Puesto que fue esa familia la que originó la maldición, debes ser convocado por otra mujer dedicada al Clan Kuchiki. Una que también necesite algo de ti. Debes hacer un sacrificio por ella y… —entonces, estalló en carcajadas.

Hasta que Ichigo se estiró por encima de la mesa y le agarró por la camiseta.

— ¿Y…?

Él le dio un empellón para que le soltara y adoptó una actitud seria.

—Bueno… —continuó mirando a Rukia y a Rangiku que estaban atentas para poder entender lo máximo de toda la conversación que estaban teniendo—. ¿Nos disculpáis un momento?

—Soy una sexóloga —le dijo Rukia—. Nada de lo que digas podrá sorprenderme.

—Y yo no pienso levantarme de esta mesa hasta que escuche los jugosos cotilleos —confesó Rangiku.

—De acuerdo entonces —convino Renji, mientras miraba de nuevo a Ichigo—. Cuando la mujer consagrada al clan te invoque, no podrás meter tu cucharita en su jarrita de mermelada hasta el último día. Será entonces cuando debáis uniros carnalmente antes de la medianoche, y te encargarás de no separar vuestros cuerpos hasta el amanecer. Si sales de ella en cualquier momento, por cualquier motivo, regresarás de inmediato al libro y la maldición seguirá vigente.

Ichigo maldijo y miró hacia otro lado.

—Exactamente —le contestó su amigo—. Sabes lo fuerte que es la maldición. No hay una puñetera forma de que aguantes treinta días sin tirarte a tu invocadora.

—Ése no es el problema —dijo Ichigo entre dientes—. El problema radica en encontrar a una mujer consagrada al Clan Kuchiki que me invoque y que no sea Shinigami.

Con el corazón latiendo desenfrenado a causa de los nervios, Rukia se incorporó en el asiento.

—¿Qué significa lo de «una mujer consagrada al Clan Kuchiki»?

Renji encogió los hombros.

—Que tiene que llevar el nombre Kuchiki.

—¿Como apellido? —preguntó ella.

—Sí.

Rukia alzó los ojos y buscó la mirada apesadumbrada de Ichigo.

— Ichigo, mi nombre completo es Rukia Kuchiki.
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CONTINUARÁ…

¡¡¡Rukia puede ayudarlo!!! Aunque ya sabéis como podrá hacerlo: que Ichigo no meta su cucharita en su jarrita de mermelada xDD Os juro que eso ya estaba escrito no lo he puesto yo pero sí que tenía que dejarlo jajajaja Ahora nos alegramos de que no hubieran tenido nada antes jijiji

¿Se ha entendido más o menos lo que ocurrió con Ichigo? Es verdad que más adelante se explicará mejor pero ¿la idea se entiende? Lo de adaptar es difícil :)P 

He puesto de camarera a Riruka porqué le venía que ni pintado xD
 
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¡Espero que os haya gustado! Un abrazo fuerte! <3

12 comentarios:

  1. OMG!!!! Cada vez se pone mejor, los cambios que le estas haciendo le están dando una nueva y mejor perspectiva, cada vez se va poniendo mas emocionante la historia, ahora es que inicia el verdadero calvario fe abstinencia para nuestra pareja favorita y se van conociendo mas cosas de sus respectivas vidas, oh esperó con muchas ancias el siguiente capítulo con los cambios que le estas haciendo, para modificarla mas al ambiente de bleach , besos.

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    1. se está entendiendo bien? Me alegro jaja :D Sí ahora abstinencia pero no total (tú ya sabes) xDD Lime! jajajajaja

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  2. Oh Por DIOS!!!!!!! Maldito destino como te amo <3 JAJAJAJAJAJA añlksjdñaksdjñaklsd RUKIA PUEDE AYUDARLO!!! *rueda como tronco en su cama* ñaldlkasdadañsld ahora si, me alegro que no allá pasado nada de nada XDD creo que mis vecinos van a tener un mal concepto sobre mi jajajaja debería de dejar de gritar cuando me emociono XDD tranquila si se entendió lo que le sucedio a Ichigo....pero lo que quiero saber es lo de Inoue ¬¬ espero que no sea nada que pueda perjudicar su relación *aunque lo más probable es que lo haga QnQ* asdaksljñalkd RENJI!!! <3 Sabía que no defraudaría XD maldita Riruka jajajajaja me encanto!! >//< ya quiero que sea la próxima semana XDD

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    1. SÍ jajaja ahora nos alegramos todos de que Rukia haya podido contenerse xDD Nosotros ya hubiéramos caído en la tentación que es Ichigo jajaja Renji el Salvador! Lo de Inoue ya se irá viendo, a ver que pasó.
      Nos leemos guapa! <3

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  3. WOW no me esperaba que esa iba a ser la solución O.O que bueno que rukia tiene toneladas de auto control... y pensar que unos capítulos antes ichigo casi "mete su cucharita en la jarrita de mermelada" jajaja ni modo. ichigo tendrá que ver como le hace para aguantarse si quiere romper la maldición
    me que de picada ya quiero ver el próximo capitulo esto se esta poniendo cada vez mas bueno
    saludos :)

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    1. Menos mal que Rukia pudo contenerse jajajaja Con nosotros Ichigo ya no podría quitarse la maldición xDD
      Nos leemos Aimee! :D

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  4. OMG! Qué cruel eres por dejarnos con este final :c cada vez me va gustando mas esta historia, pero me mata de la risa la sinceridad de Ichigo y la pena de Rukia xD A ver si Rukia y Ichigo logran tener autocontrol hasta el último día, antes de "meter su cucharita en su jarra de mermelada", nos leemos pronto, saludos :D

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    1. jajajajaja me parto con esa frase enserio xD A ver si se controlan porqué parece que es la única manera de romper la maldición. Aunque yo creo que también se lo van a pasar bien jijiji
      Un abrazo Diana <3

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  5. OMG no puedo con taantoooo xD que emocionante, podra Ichigo recistirse tanto tiempo? morire de la insertidumbre xDD jajaja me encanto, ya quiero que sea el otro martes :3 espero el siguiente pronto :) saludos.

    By: SangoSarait

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    1. Si quiere dejar de estar maldito más le vale resistirse jajaja Aunque no sé si podrá jijiji Nos leemos Jenifer! :D Un abrazo!

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  6. Waah, es genial. Como ya te dije, leí la historia antes -llora- pero el como la adaptas es ¡genial!, el cómo usas todos los recursos de la serie para la adaptación que creo que perfectamente xD
    Por otro lado ¿se puede saber cuándo es que me respondes el comentario?, porque ya van muchos que pongo y me contestas, pero yo tardo hasta una semana en darme cuenta porque no me avisan xD

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    1. te están gustando los cambios? Bien!!! jajaja Me alegro :D Sí que puedes saberlo, cuando estás escribiendo el comentario hay una casilla pequeña abajo a la derecha que pone "Avisarme". Creo que si pones eso te llegará el aviso de cuando te respondo ^^

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