LEYENDA SHINIGAMI Capítulo 16

LEYENDA SHINIGAMI
(Adaptación de ‘Un amante de ensueño’
de la autora Sherrilyn Kenyon)
.
CAPÍTULO 16

Ninguno de los dos habló mucho en todo el día. De hecho, Ichigo la evitó constantemente. Eso, más que ningún otro detalle, le hizo imaginarse cuál era la decisión que había tomado.

Rukia tenía el corazón destrozado. ¿Cómo podía abandonarla después de todo lo que habían pasado juntos? ¿Después de todo lo que habían compartido?

No podía soportar la idea de perderlo. La vida sin él sería intolerable.

Al atardecer, lo encontró sentado en la mecedora del porche, contemplando el sol por última vez. Su rostro tenía una expresión tan dura que apenas si podía reconocer al hombre alegre que había llegado a amar tanto.

Cuando el silencio se hizo demasiado insoportable, le habló:

—No quiero que me abandones. Quiero que te quedes aquí, en mi época. Puedo cuidar de ti, Ichigo. Tengo mucho dinero y te enseñaré todo lo que desees saber.

—No puedo quedarme —le contestó entre dientes. Se puso en pie y la miró—. Yo no pertenezco a este mundo. No soy un humano como tú ni comprendo nada de tu época.

Pasó por su lado y entró a la casa. Rukia apretó los puños, deseando estrangularlo por testarudo.

No estaba dispuesta a permitir que Ichigo echara por la borda el futuro que podrían tener juntos. Más decidida que nunca, abrió la puerta de la casa y sonrió maliciosamente.

—No vas a librarte de mí, Shinigami —pensó—. Puede que hayas vencido a miles de Hollows de esos, pero te aseguro que conmigo no vas a poder.

Ichigo estaba sentado en la salita, con su libro en el regazo. Pasaba la palma de la mano sobre la antigua inscripción, despreciándola más que nunca.

Cerró los ojos y recordó la noche que Rukia lo convocó. Recordó lo que se sentía cuando no tenía conciencia de su propia identidad. Cuando no era más que un simple esclavo sexual.

Hacía mucho, mucho tiempo que se hallaba perdido en un lugar oscuro y temible, y Rukia lo había encontrado.

Con su fortaleza y su bondad había conseguido desafiar lo peor que había en él y le había devuelto la humanidad. Sólo ella había percibido su corazón y había decidido que merecía la pena luchar por él.

Quédate con ella… Qué fácil parecía. Pero no se atrevía. Ya había perdido a sus hermanas y a otras personas en el transcurso de las batallas. También a aquella inocente niña, Inoue.

Rukia era la dueña de lo que le quedaba de corazón, y perderla sería lo más doloroso a lo que jamás se hubiera enfrentado. Hasta él tenía un punto débil. Ahora conocía el rostro y el nombre de la persona que podría hacerle caer de rodillas.

Rukia.

Tenía que apartarse de ella para que estuviera a salvo.

La sintió entrar en la estancia. Abrió los ojos y la vio de pie, en el hueco de la puerta, mirándolo fijamente.

—Ojalá pudiese destruir esta cosa —gruñó al devolver el libro a la mesita.

—Después de esta noche no tendrás necesidad de hacerlo.

Sus palabras le dolieron. ¿Cómo podía hacer esto por él? No soportaba la idea de que alguien la utilizara y aquí estaba él, usándola del mismo modo que lo habían usado a él tantas y tantas veces.

—¿Aún estás dispuesta a dejarme utilizar tu cuerpo para que pueda marcharme?

La sinceridad de su mirada lo dejó paralizado.

—Si de ese modo conseguimos que seas libre, sí.

La siguiente pregunta se le atravesaba en la garganta, pero tenía que saber la respuesta.

— ¿Llorarás cuando me haya marchado?

Rukia apartó la mirada y él vio la verdad en sus ojos. No era mucho mejor que Kaien. Era exactamente igual que aquel egoísta.

Rukia se dio la vuelta y se marchó, dejándolo solo con sus pensamientos. Dejó que sus ojos vagaran por la salita. Cuando miró enfrente del sofá, el corazón se le encogió.

Cómo iba a echar de menos las noches pasadas allí junto a Rukia, escuchando su voz. Su risa. Pero sobre todo, echaría de menos sus caricias.

Era muy tentador quedarse, pero no podía hacerlo. ¿Cómo iba a proteger a Rukia?

— ¿Ichigo?

Se sobresaltó al escuchar la voz de Rukia que lo llamaba desde el piso de arriba.

—¿Qué?

—Son las once y media. ¿No deberías subir?

Ichigo miró el bulto que se apreciaba bajo los vaqueros. Había llegado la hora de darle utilidad.

Debería estar encantado. Era lo que había querido desde el primer instante en que la vio. Pero, por alguna razón, le dolía el hecho de tomarla así.

Por lo menos no le harás daño. ¿No?

De hecho, dudaba mucho que Kaien la hubiese hecho sufrir tanto como él estaba a punto de hacer.

—¿Ichigo?

—Voy —le contestó, obligándose a abandonar el sofá.

En la puerta, volvió la cabeza para mirarlo todo por última vez. Incluso ahora podía ver la imagen de Rukia tumbada en el sofá, con los pechos cubiertos de nata mientras él, muy lentamente, los lamía hasta no dejar ni rastro de la crema. Podía escuchar su risa y ver el brillo de sus ojos cada vez que la llevaba al clímax.

«No me abandones, Ichigo», le había susurrado la noche anterior mientras él supuestamente dormía, y sus palabras le habían abrasado. Ahora le estaban partiendo en dos el corazón.

— ¿Ichigo?

Dándose la vuelta, se encaminó hacia las escaleras y se apoyó en el pasamanos. Sería la última vez que subiría estos escalones. La última vez que cruzaría el pasillo para llegar al dormitorio de Rukia.

Y la última vez que la vería en su cama…

Con el corazón en la garganta, se dio cuenta de que apenas podía respirar. ¿Por qué tenía que ser así? Soltó una amarga carcajada. ¿Cuántas veces se habría hecho esa misma pregunta?

Se detuvo al llegar a la puerta. La habitación estaba alumbrada por la tenue luz de las velas, pero lo que más le impresionó fue ver a Rukia con la negligé violeta que él había elegido.

Estaba arrebatadora.

—No vas a ponérmelo fácil, ¿verdad? —le preguntó con voz ronca. Ella le dedicó una sonrisa traviesa.

—¿Debería hacerlo?

Totalmente embobado por ella, Ichigo era incapaz de mover un músculo mientras observaba cómo se acercaba.

— ¿No tienes demasiada ropa?

Antes de que pudiese responder, ella agarró el borde inferior de su camisa y la levantó para pasarla por su cabeza cuando él la agachó. Una vez la arrojó al suelo, alargó un brazo y colocó la mano en su pecho, justo sobre el corazón. En ese instante, para Ichigo era la mujer más hermosa del mundo.

Permaneció inmóvil como una estatua mientras ella deslizaba las manos sobre su piel, provocándole escalofríos. No, no iba a ponérselo nada fácil.

Ichigo notó que ella intentaba desabrocharle el botón del pantalón.

— Rukia —le advirtió, y le apartó las manos.

—¿Mmm? —murmuró ella, con los ojos oscurecidos por la pasión.

—No importa.

Ella se apartó y se subió a la cama. Ichigo contuvo el aliento al vislumbrar su trasero desnudo a través de la diáfana gasa de la negligé.

Se tumbó de lado y lo miró fijamente.

Tras despojarse de los vaqueros y el boxer, se unió a ella. Hizo que se tendiera en la cama y el profundo escote dejó a la vista uno de sus pechos. Ichigo se aprovechó de la situación.

— ¡Oh, Ichigo! —gimió Rukia.

La sintió estremecerse bajo él cuando pasó la lengua alrededor del endurecido pezón. Su cuerpo era fuego líquido y gritaba exigiéndole que la poseyera. Pero no sólo anhelaba su carne.

La quería a ella.

Y abandonarla lo destrozaría.

Ichigo tragó y se apartó. Había estado esperando esta noche durante una eternidad. Había pasado la eternidad esperando a esta mujer.

Con mucha ternura acarició su rostro, guardando en la memoria cada pequeño detalle. Su preciosa Rukia. Jamás la olvidaría.

Su alma lloraba a gritos por lo que estaba a punto de hacerle. Le separó los muslos con las rodillas.

Se estremeció involuntariamente al sentir su piel desnuda bajo la suya. Y, en ese momento, cometió el error de mirarla a los ojos.

El sufrimiento que vio en ellos lo dejó sin aliento. ¿Cómo voy a hacerle esto?

—¿A qué estás esperando? —le preguntó ella.

Ichigo no lo sabía. Lo único que tenía claro era que no podía apartar la mirada de sus tristes ojos violetas. Unos ojos que llorarían si la utilizaba para después abandonarla. Unos ojos que llorarían de felicidad si se quedaba.

Pero si se quedaba, podría ponerla en peligro. Y, en ese instante, supo lo que debía hacer.

Rukia le envolvió la cintura con las piernas.

— Ichigo, date prisa. El tiempo se acaba.

Él no habló. No podía hacerlo. En realidad, no confiaba en sí mismo, y podía decir algo que lo hiciera cambiar de opinión.

A lo largo de los siglos había sido muchas cosas: huérfano, ladrón, teniente, héroe, monstruo y, finalmente, esclavo.

Pero él era uno de los Shinigami más fuertes de toda la Sociedad de Almas que había acabado con guerras solo con su espada.

Ése era el hombre que Rukia había encontrado, y ése era el hombre que la amaba. Y ese hombre se negaba a hacerle daño.

Rukia intentó mover las caderas para que el miembro de Ichigo se hundiera en ella, pero él no la dejó.

—¿Sabes lo que más echaré de menos? —le preguntó, mientras deslizaba una mano entre sus cuerpos y le acariciaba el clítoris.

—No —murmuró Rukia.

—El aroma de tu pelo cada vez que entierro mi rostro en él. El modo en que te agarras a mí y gritas cuando llegas al orgasmo. El sonido de tu risa. Y sobretodo, tu imagen al despertar cada mañana con el sol bañándote el rostro. Jamás podré olvidarlo.

Apartó la mano y movió las caderas para encontrar las de Rukia. Pero, en lugar de penetrarla, todo se quedó en una placentera caricia que los hizo gemir a ambos.

Bajó la cabeza hasta la oreja de Rukia y le mordisqueó el cuello.

— Siempre te amaré —le susurró.

Rukia lo oyó respirar hondo en el mismo momento en que el reloj daba la medianoche.

Con un brillante destello, Ichigo desapareció.

Horrorizada, Rukia permaneció inmóvil esperando despertar. Pero siguió escuchando las campanadas del reloj y se dio cuenta de que no era un sueño.

Ichigo se había ido.

Se había ido de verdad.

— ¡No! —gritó mientras se sentaba en la cama. ¡No podía ser! —. ¡No!

Bajó de la cama con el corazón martilleándole con fuerza en el pecho y corrió hasta el salón. El libro estaba aún sobre la mesita de café. Pasó las páginas y vio que Ichigo estaba justo en el mismo sitio que antes, sólo que ahora no sonreía diabólicamente y tenía el pelo corto.

¡No, no y no!, repetía su mente una y otra vez. ¿Por qué había hecho eso? ¿Por qué?

— ¿Cómo has podido? —Le preguntó mientras abrazaba el libro contra su pecho—. Yo te habría dado la libertad, Ichigo. No me habría importado. ¡Dios!, Ichigo ¿Por qué te has hecho esto? —sollozó—. ¿Por qué?

Pero en el fondo lo sabía. La ternura que había visto en sus ojos hablaba por sí misma. Lo había hecho para no herirla como Kaien.

Ichigo la amaba. Y, desde el momento que llegó a su vida, no había hecho otra cosa que protegerla. Cuidarla.

Hasta el final. Aun cuando de ese modo se negara la posibilidad de quedar libre de un tormento eterno, ella había sido más importante.

Rukia no soportaba pensar en el sacrificio que Ichigo acababa de hacer. Lo veía condenado a pasar la eternidad en la oscuridad. Solo y sufriendo una agonía.

Él le había contado que pasaba hambre mientras estaba atrapado en el libro, y sed. Y en su mente lo veía sufrir del mismo modo que lo había visto en su cama. Recordó las palabras que dijo después.

«Esto no es nada comparado con lo que se siente dentro del libro»

Y ahora estaba allí. Sufriendo.

— ¡No! —gritó—. No permitiré que te hagas esto, Ichigo. ¿Me oyes?

Abrazó con fuerza el libro y se dirigió a toda prisa a la parte trasera de la casa. Abrió las cristaleras que daban al jardín y corrió hacia un claro iluminado por la luna llena.

— Regresa a mí, ¡Ichigo Kurosaki, Ichigo Kurosaki, Ichigo Kurosaki! —lo repitió una y otra vez, rogando por que apareciera.

No ocurrió nada. Nada de nada.

— ¡No!, ¡por favor, no!

Con el corazón destrozado, volvió a la salita.

— ¿Por qué?, ¿por qué? —sollozaba, arrodillada en el suelo sin dejar de mecerse hacia delante y hacia atrás.

— ¡Ichigo! —susurró con la voz rota mientras los recuerdos la asaltaban. Ichigo riéndose con ella, abrazándola. Ichigo sentado tranquilamente, pensando. Su corazón latiendo desenfrenado al mismo ritmo que el suyo.

Lo quería de vuelta.

Lo necesitaba de vuelta.

— No quiero vivir sin ti —balbució dirigiéndose al libro—. ¿Lo entiendes, Ichigo? No puedo vivir sin ti.

De repente, una luz cegadora iluminó la estancia.

Con la boca abierta, Rukia alzó la mirada esperando encontrarse con Ichigo. Pero no era él. Se trataba de Yoruichi.

—Dame el libro —le ordenó con el brazo extendido. Rukia lo abrazó con más fuerza.

—¿Por qué le hacéis esto? —inquirió Rukia—. ¿Es que no ha sufrido ya bastante? Yo no lo habría alejado de vosotros. Preferiría que estuviese en vuestro mundo antes de que regresara al libro. —Se limpió las lágrimas—. Está solo ahí dentro. Solo en la oscuridad —susurró—. Por favor, no dejes que permanezca ahí. Envíame al libro con él, por favor. ¡Por favor!

Yoruichi bajó la mano.

—¿Harías eso por él?

—Haría cualquier cosa por él.

La Diosa de la Muerte la observó con los ojos entrecerrados.

— Dame el libro.

Cegada por las lágrimas, Rukia se lo dio mientras rezaba para que la ayudara a reunirse con él. Ella suspiró con fuerza y abrió el libro sacando un objeto de un bolsillo.

—Espero que este aparato de Kisuke funcione.

Súbitamente, otro destello cegador iluminó la sala y Rukia tuvo que cerrar los ojos. La cabeza comenzó a darle vueltas y todo pareció girar a su alrededor, haciendo que su estómago protestara.

¿Por esto pasaba Ichigo cada vez que alguien lo invocaba? No lo sabía con certeza, pero ya era bastante terrorífico y por sí solo suponía una tortura.

Y, entonces, la luz desapareció.

Rukia cayó a un profundo foso donde la oscuridad era un ente con vida que la ahogaba, impidiéndole respirar y haciendo que le escocieran los ojos.

Intentó incorporarse para frenar la caída y sintió bajo ella una superficie mullida que le resultaba familiar.

La luz volvió y se encontró en su cama, con Ichigo sobre ella. Él miró alrededor, perplejo.

—¿Cómo…?

—Será mejor que esta vez no la fastidiéis —les dijo Yoruichi desde la puerta—. No quiero ni pensar en las consecuencias si intento esto de nuevo.

Y se esfumó. Ichigo dejó de mirar el hueco de la puerta y clavó los ojos en Rukia.

—Rukia, yo…

—Cállate, Ichigo —le ordenó; no quería perder más tiempo— y enséñame cómo quieren los dioses que un hombre ame a una mujer.

Diciendo esto, lo agarró por la cabeza y lo acercó para darle un beso apasionado y profundo. Él se lo devolvió con ferocidad, y con un poderoso y magistral envite se introdujo en ella.

Echó la cabeza hacia atrás y gruñó cuando el húmedo cuerpo de Rukia le dio la bienvenida, envolviéndolo con su calidez. El impacto que sufrieron sus sentidos fue tan poderoso que se estremeció de la cabeza a los pies. Era mucho mejor de lo que había imaginado.

Recordaba las palabras que le había dirigido.

«No quiero vivir sin ti, Ichigo. ¿Lo entiendes? No puedo vivir sin ti.»

Con la respiración entrecortada, la miró a la cara y quedó subyugado al sentir a Rukia, cálida y estrecha, alrededor de su miembro. Deslizó la mano por su brazo, hasta capturar su mano y aferrarla con fuerza.

—¿Te estoy haciendo daño?

—No —le contestó con una mirada tierna y sincera. Se llevó la mano de Ichigo a los labios y la besó—. Jamás me harás daño estando conmigo.

—Si lo hago, dímelo y me detendré.

Ella lo rodeó con los brazos y las piernas.

—Si se te ocurre sacarla antes del amanecer o te perseguiré durante toda la eternidad para darte una paliza.

Ichigo se rió; no le cabía la menor duda. Rukia le pasó la lengua por el cuello y se deleitó al sentir cómo vibraba entre sus brazos.

Él alzó las caderas, muy lentamente, torturándola con el movimiento y, sin previo aviso, se hundió en ella con tanta fuerza que Rukia creyó morir de placer. Contuvo el aliento al sentirlo por completo dentro de ella. Era una sensación increíble. Era maravilloso sentir las embestidas de ese cuerpo ágil y fuerte.

Cerró los ojos y disfrutó del movimiento de los músculos de Ichigo, que se contraían y se relajaban sobre su cuerpo. Entrelazó las piernas con las suyas y la embrujó el cosquilleo que producía el vello masculino.

Jamás había sentido algo parecido. Se limitaba a respirar y a expresar con su cuerpo el amor que sentía por él. Era suyo. Aunque luego la abandonara, disfrutaría de este momento de gloria junto a él.

Extasiada por el peso de su cuerpo sobre ella, le pasó las manos por la espalda hasta llegar a las caderas y lo empujó, incitándolo a ir más rápido.

Ichigo se mordió los labios cuando sintió que Rukia le clavaba las uñas en la espalda. ¿Cómo era posible que unas manos tan pequeñas tuvieran el poder de vencerlo?

Jamás lo entendería; como tampoco entendería por qué lo amaba. Se lo agradecía en el alma.

— Mírame, Rukia —le dijo, hundiéndose profundamente en ella de nuevo—. Quiero ver tus ojos.

Rukia obedeció. Ichigo tenía los ojos entrecerrados y, por su modo de respirar y la expresión de su rostro, supo que estaba disfrutando de cada certera embestida. Ella sentía cómo se le contraían los abdominales cada vez que se movía.

Alzó las caderas para salir al encuentro de los furiosos envites. Nada podía ser mejor que tener a Ichigo sobre ella, besándola con pasión y deslizándose dentro y fuera de su entrepierna.

Cuando creyó que ya no podría resistirlo más, su cuerpo estalló en miles de estremecimientos de placer.

—¡Ichigo! —gritó, arqueando más su cuerpo hacia él—. ¡Sí, oh, sí!

Él se hundió en ella hasta el fondo y permaneció inmóvil, observándola mientras los músculos de su interior se contraían a su alrededor. Cuando ella abrió los ojos, se encontró con su diabólica sonrisa.

— Te ha gustado eso, ¿verdad? —le preguntó, mostrando sus dientes y rotando sus caderas para que ella lo sintiera dentro.

A Rukia le costó un enorme esfuerzo no gemir de placer.

—Ha estado bien.

—¿Bien? —le preguntó con una sonrisa—. Creo que tendré que seguir intentándolo.

Se dio la vuelta y la arrastró consigo, con cuidado de que su miembro no la abandonara. Gimió al encontrarse sobre él. Ichigo alargó un brazo y deshizo el lazo que cerraba el escote de la negligé. El diminuto trozo de tela se abrió.

La mirada de puro gozo que transmitían sus ojos fue mucho más placentera para Rukia que sentirlo en su interior. Sonriendo, alzó las caderas y las bajó para absorberlo por entero.

Ella lo sintió estremecerse.

—Te ha gustado eso, ¿verdad?

—Ha estado bien. —Pero la voz estrangulada traicionaba su tono despreocupado.

Ella soltó una carcajada. Ichigo alzó las caderas en ese momento y se introdujo aún más en ella.

Rukia siseó de placer al sentir que la llenaba por entero. Al sentir la dureza de su cuerpo y la fuerza que ostentaba. Y ella aún quería más. Quería ver el rostro de Ichigo cuando llegase al clímax.

Quería ser ella la que le diera lo que hacía siglos que no experimentaba.

—Si seguimos a este ritmo vamos a estar extenuados cuando llegue el amanecer, ¿lo sabías? —le dijo él.

—No me importa.

—Pero te vas a sentir dolorida.

Ella contrajo los músculos para rodearlo con más fuerza.

— ¿Ah, sí?

— En ese caso… —él deslizó la mano muy lentamente por el cuerpo de Rukia hasta llegar a su ombligo, y bajó aún más para acariciarle el clítoris.

Se mordió los labios mientras los dedos de Ichigo jugueteaban con ella, acoplándose al ritmo que imponían sus caderas. Cada vez más rápido, más hondo y con más fuerza.

La cogió por la cintura y la ayudó a seguir el frenético ritmo. Cómo deseaba poder abandonar el cuerpo de Rukia el tiempo suficiente como para enseñarle unas cuantas posturas más.

Pero no les estaba permitido.

Por ahora.

Pero cuando llegara el amanecer…

Sonrió ante la perspectiva. En cuanto amaneciera tenía toda la intención de mostrarle una nueva forma de utilizar la nata.

Rukia perdió la noción del tiempo mientras sus cuerpos se acariciaban y se deleitaban en su mutua compañía. Sintió que la habitación comenzaba a girar bajo sus expertas caricias, y se dejó llevar por la maravillosa sensación de expresar el amor que sentía por él.

Los dos estaban cubiertos de sudor, pero no dejaron de saborearse; seguían disfrutando de la pasión que al fin compartían.

Esta vez, cuando Rukia llegó al orgasmo, se desplomó sobre él. La profunda risa de Ichigo reverberó por su cuerpo mientras pasaba sus manos por su espalda, sus caderas y por sus piernas.

Estaba extasiado por el hecho de tener a Rukia desnuda y tumbada sobre él. Sentía sus pechos aplastados sobre su torso. Su amor por ella brotaba de lo más hondo de su alma.

—Podría quedarme así tumbado para siempre —dijo en voz baja.

—Yo también.

La rodeó con los brazos y la atrajo aún más hacia él. Notó cómo sus caricias se ralentizaban y su respiración se hacía más relajada y uniforme. En unos minutos estuvo completamente dormida.

La besó en la cabeza y sonrió mientras se aseguraba de que su miembro no abandonara el lugar donde debía estar.

— Duerme —susurró—. Aún falta mucho para el amanecer.
.
.

Rukia se despertó con la sensación de tener algo cálido que la llenaba por completo.  Cuando comenzó a moverse, fue consciente de unos brazos fuertes que la inmovilizaban.

—Con cuidado —le advirtió Ichigo—. No la saques.

—¿Me quedé dormida? —balbució, sorprendida de haber hecho tal cosa.

—No importa. No te perdiste gran cosa.

—¿De verdad? —le preguntó ella meneando las caderas y acariciándolo con todo el cuerpo.

Él soltó una carcajada.

— Vale, de acuerdo. Te perdiste un par de cosillas.

Se incorporó y lo miró a lo ojos. Trazó la línea de la mandíbula, levemente áspera por la barba incipiente, con un dedo que Ichigo capturó y mordisqueó en cuanto llegó a los labios.

Súbitamente, él se incorporó y se quedó sentado con ella en su regazo.

—Mmm, me gusta —dijo ella mientras le pasaba las piernas alrededor de la cintura.

—Sí… —convino él y comenzó a mover suavemente las caderas.

Bajando la cabeza, capturó uno de sus pechos y lamió el duro pezón. Jugueteó con ella y la torturó dulcemente antes de soplar sobre la humedecida piel, que se erizó bajo su cálido aliento.

Dejó ese pecho y se dirigió al otro. Rukia acunó su cabeza, acercándolo aún más a ella, completamente extasiada por sus caricias. En ese momento se dio cuenta de que el cielo comenzaba a clarear.

—¡Ichigo! —exclamó—. Está amaneciendo.

—Lo sé —le contestó, tumbándola sobre la cama.

Lo miró a los ojos mientras se acomodaba sobre ella sin dejar de mover las caderas.

La contemplaba totalmente hechizado. Percibía su ternura y su amor. Nadie lo había conocido como ella y jamás habría creído posible que alguien pudiese lograrlo. Lo había acariciado en un lugar que nadie había tocado antes.

En el corazón.

Y entonces anheló mucho más. Desesperado por tenerla por completo, siguió moviéndose dentro de ella. Necesitaba más.

Rukia lo envolvió con sus brazos y enterró el rostro en su hombro al sentir que aceleraba el ritmo de sus envites. Más y más rápido, más y más fuerte; hasta que ella se quedó sin aliento por el frenético ritmo.

De nuevo, el sudor los cubría. Rukia besó el cuello de Ichigo, embriagada por sus gemidos.

Él siseó de placer. Y todavía seguía hundiéndose en ella, una y otra vez, hasta que Rukia pensó que no podría soportarlo más.

Le clavó los dientes en el hombro mientras alcanzaba el orgasmo rápida y salvajemente.

Ichigo no disminuyó sus acometidas cuando Rukia se tumbó sobre el colchón. Se mordió el labio con fuerza y se movió aún más rápido, haciendo que ella se corriera de nuevo, y esta vez con más intensidad que la anterior.

Justo cuando el primer rayo de sol atravesaba los ventanales de la habitación, escuchó que Ichigo gruñía y lo vio cerrar los ojos.

Con un envite profundo y certero, se derramó en ella y todo su cuerpo se convulsionó entre los brazos de Rukia.

Ichigo era incapaz de respirar y la cabeza le daba vueltas a causa del éxtasis que acababa de sentir; la intensidad de su orgasmo había sido increíble. Le dolía todo el cuerpo, pero aún así, no recordaba haber experimentado con anterioridad semejante placer.

Habían roto la maldición. Alzó la cabeza y vio que Rukia le sonreía.

— ¿Ya está? —le preguntó ella.

Antes de que pudiera contestar, el brazo comenzó a dolerle como si le estuvieran marcando con un hierro candente. Siseando, se apartó de ella y lo cubrió con la mano.

— ¿Qué pasa? —le preguntó ella al ver que se alejaba.

Perpleja, observó cómo un resplandor anaranjado le cubría todo el brazo. Cuando apartó la mano, la inscripción de la maldición había desaparecido.

—Ya está —balbució Rukia—. Lo conseguimos.

La sonrisa se borró del rostro de Ichigo.

—No —dijo él, rozándole la mejilla con los dedos—. Tú lo hiciste.

Riéndose, Rukia se arrojó en sus brazos. Él la abrazó con fuerza mientras se besaban en un caótico frenesí.

¡Ya había acabado! Era libre. Por fin, después de tantos siglos, dejaba de ser un esclavo. Y era Rukia la que lo había conseguido. Su fe y su fortaleza habían revelado lo mejor de sí mismo.

Ella lo había salvado.

Rukia volvió a reírse y giró en la cama hasta quedar encima de él.

Pero la alegría le duró poco ya que otro destello, aún más brillante que los anteriores, atravesó la habitación. Su risa murió al instante. Percibió la malévola presencia antes de que Ichigo se tensara entre sus brazos.

Sentándose en la cama, obligó a Rukia a ponerse tras él y se colocó entre ella y el hombre que los observaba desde los pies de la cama.

Ella tragó saliva cuando vio al hombre alto y moreno que los miraba furioso. Estaba claro que tenía todas las intenciones de matarlos allí mismo.

— ¡Maldito seas Kurosaki! —gritó el hombre—. ¡¿Cómo te has atrevido a pensar que puedes ser libre?!

Al instante, Rukia supo que estaba ante el mismísimo Aizen.

— Déjalo, Aizen —le contestó Ichigo con una nota de advertencia en la voz—. Ya ha acabado todo.

Aizen resopló.

—¿Crees que puedes darme órdenes? ¿Quién te crees que eres, niñato?

Ichigo sonrió con malicia.

—Soy Ichigo Kurosaki. Un Shinigami que consiguió ser mucho más fuerte que tú. No necesitaría sacar mi máscara de Hollow para acabar contigo, sucio rastrero.

La ira transfiguró el rostro de Aizen.

—No me hagas reír, novato. Comparado conmigo tú no eres nadie. Es hora de que aprendas cuál es tu lugar.

Ichigo se arrojó sobre Aizen, pero ya era demasiado tarde.

Había desaparecido llevándose a Rukia.
.
.
.
CONTINUARÁ…

¡OOOOHHHH! Cuando por fin consigue liberarse de la maldición gracias a Rukia, viene Aizen a joderlo! Argh!!! >.<

Ichigo había decidido quedarse en el libro para no hacer daño a Rukia, ainsss nuestro shinigami y su noble corazón jijiji pero menos mal que Yoruichi y ese aparato de Kisuke (que se lo ha sacado de la manga xD) hizo que saliera del libro y pudieran volver a estar juntos, yuhuuu!!

Pero como pasa al final, viene Aizen y lo jode ¬¬ jajaja

El próximo será el último capítulo y luego el epílogo :D

¡Nos leemos!  Besitos!!


10 comentarios:

  1. NOOOOOOOOOO!!!!! CARAJO!!!!!! LO SABÍA!!!!!! ESE MALDITO DE AIZEN IBA A APARECER A JODERLO TOOODOOO!!!!! ESE BASTARDO!!!!!! ALKSDHASÑLKDHASÑLKDASLD >:X LO SABÍA!! TTnTT maldita sea Ichigo, por su culpa casi me da un paro cardíaco!!! Cómo se le ocurre hacer eso!!?? QnQ gracias a Kami-sama que Yuroichi estaba ahí y Kisuke tenía ese aparato porque o si no lo hubiera jodido todo TT_________TT y sho hubiera shorado como Magdalena XDD aunque realmente es un amorsh :') pero eso no quita el hecho de que casi me mata ¬¬ aslkdjasñdl -3- puto Aizen!! Dx DIOOOOS!!!! Un capítulo más y el epílogo y ya no tendré nada que hacer y mi vida ya no tendrá sentido ;n; añskljdasñd no puedo esperar otra semana!!! Por favor ten piedad y actualiza antes!!! XDD oshe como que planeaste terminar los capítulos de Stiptrease y Leyenda de un Shinigami en drama para que yo muriera por dentro y no me pueda concentran en mis exámenes verdad? ¬3¬ eres perversa!! XDD añslkdañlkdjasd muero, muero, MUERO por saber que pasará en el próximo capítulo Dx!!!!! DIOOOS!!! Que pase la semana más rápido por favor!!! TT-TT jajaja realmente me encanto el capítulo :') fue tan~ añslkdañslkdja <3 <3 <3 XDD
    Bueno me voy~ tengo cosas que hacer *estudiar y tarea TT-TT*
    Nos leemos pronto espero QnQ si no me suicido antes por tantos exámenes(? XD
    Cuídate~ C:
    Bye-bye~ :B

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajajaja ya! menos mal que apareció Yoruichi con ese aparatito sino así se hubiera acabado la historia y nos quedaríamos: WTF! xDD jajaja y Aizen para darle el último punto picante jaja

      jajajaja me has pillado! Lo planeé todo desde el principio para que no te concentraras en tus exámenes!! JUAS JUAS xDD Mi plan ha sido un éxito jajajaja :)P
      Mucha energia para tus exámenes!!! Tú puedes!! :DDD
      Nos leemos pronto!! ^^ Besos <3

      Eliminar
  2. Ooooooohhhhhh que emoción por fin Ichigo es libré, gracias a nuestra hermosa Rukia.
    Urahara-san y sus inventos sorpresa que arreglan el día. Que bueno que Yoruichi-san apareció a tiempo y regreso el tiempo.
    Fue muy noble de Ichigo querer proteger de esa manera a Rukia, aunque no se dio cuenta de que con eso la estaba era lastimándola, menos mal que lo hicieron entrar en razón.
    Aizen tenia que aparecer en el mejor momento y arruinarlo todo, pero llego na jora se que Ichigo tome venganza y no peor de todo es que si antes el lo odiaba ahora si que lo detesta por a ver involucrado a Rukia en esto y llevársela.
    --------------------------------------------

    Con respecto a tu pregunta de arriba, no se se me ocurre por que no haces un especial de los mejores fanfic ichiruki terminados. Cómo una especie de votación por historia así como lo haces con los one shot escojes tres y los pones en votación y el que gane es el que publicas en el blog como remplazo de esta histpria , no se que pienses igual es sólo una idea.
    Lindo día un beso
    Bye. Bye

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí!!! Ya es libre jiji Urahara y sus inventos que hacen cualquier cosa xDD
      Ya, quería protegerla pero así iba a hacerle mucho daño y le rompería el corazón, menos mal que salió bien salvo por ese Aizen apareciendo :S Claro, ahora lo odiará más.


      Está guay la idea, pero serían fanfics de otros autores no? Tendría que pedírles permiso para poder publicar su historia aquí y muchos de los que ya están terminados ha pasado mucho tiempo y sus autores ya no se meten en fanfiction, la gran mayoría. La verdad es que es una idea interesante pero sería complicada. No podría publicar algo aquí sin el permiso de sus autores por mucho que pusiera el nombre.
      Pensaré a ver como podría hacer eso :D
      Muchas gracias por tu idea Angie <3
      Que tengas un bonito día!
      Nos leemos ^^

      Eliminar
  3. OH MY GOD o.O no puedo con tantooooo esta muy buenaaaa xD ese puto de Aizen, no puede ser que se alla llevado a Rukia T-T pero se que Ichigo la rescatara :3 muero por saber lo que sigue :p jejeje

    by: SangoSarait

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí se ha llevado a Rukia ese asqueroso de Aizen que siempre tiene que venir a joder! A ver que pasará en el capítulo de mañana :D

      Eliminar
  4. Al principio dije vesijue! Al final ban a acabar cambiando de lugares O_O. Ahí si que Ichigo se hubiera suicidado jeje y por un mopense que Rukia le decia que no podia vivir sin el.

    JAJA!! Yo si dije va haber un vs!!! ACCION!!! Golpes, espadazos, que interesante :3
    Hojala y Rukia no resute un dano colateral!!!
    Sin mencionar que estaba yucha!! Que horror pobre Rukia. CUIDATE RUKIA!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ya eso sí que hubiera sido horrible jajaja A ver que pasa en el capítulo de mañana :D

      Eliminar
  5. Misuki-Kurosaki aquí xD Natalia disculpa no comentarte, pero desde el celular aveces es complicado TnT quería preguntarte si quisieras subir las historias a Wattpad, es que en realidad se me haría mas fácil comentarte allí y pues me avisa las actualizaciones (En el celular no inicio sesión con google) >< porfavoooor sería muy bueno que usaras wattpad.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Misuki! Es que como estoy líada con otras cosas con el blog ya tengo suficiente jejeje demasiado lío >.< pero por eso puse lo de la suscripción para que os avisara siempre que actualizo. Si te suscribes y me pones en tus contactos en tu correo, siempre que actualice te llegará un mensaje. Si no pones el google para que te llegue el mensaje al gmail suscríbete con otro mail como por ejemplo hotmail o así, no sé jeje
      O también puedes seguirme en instagram y activar los mensajes de notificación. Allí siempre aviso de todo lo que hago por aquí :D
      Nos leemos! Besos!

      Eliminar

¡No olvidéis comentarme! :D