LEYENDA SHINIGAMI Capítulo 11

LEYENDA SHINIGAMI 
(Adaptación de 'Un Amante de Ensueño'
de la autora Sherrilyn Kenyon)
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CAPÍTULO 11
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Rukia entreabrió los ojos y se desperezó al despertarse. Se sorprendió al darse cuenta de que se había dormido mientras le leía a Ichigo. Aún seguía con la cabeza apoyada sobre su abdomen. Él tenía la mano enterrada en su pelo y, por la respiración relajada y profunda, supo que todavía estaba dormido.

Alzó la mirada hacia su rostro. Tenía una expresión tranquila, casi infantil. Y entonces fue consciente de algo: no había tenido la pesadilla. Había dormido toda la noche.

Sonriendo, intentó levantarse muy despacio para no despertarlo pero no funcionó. Tan pronto como levantó la cabeza, Ichigo abrió los ojos y la abrasó con una intensa mirada.

—Rukia —dijo en voz baja.

—No quería despertarte —esbozó una tranquila sonrisa y señaló las escaleras con el pulgar—. Iba arriba a darme una ducha. ¿Debería cerrar la puerta?

La recorrió con ojos ardientes.

—No, creo que puedo comportarme.

Rukia subió y se dio una ducha rápida. Una vez acabó, fue a su habitación y se encontró a Ichigo tumbado en la cama, hojeando el libro que le había estado leyendo.

La miró con expresión absorta al darse cuenta de que sólo llevaba puesta una toalla. Una lasciva sonrisa hizo que la temperatura del cuerpo de Rukia ascendiera a varios grados.

—Me pongo la ropa y…

—No —le dijo con tono autoritario.

—¿Que no qué? —preguntó incrédula.

La expresión de Ichigo se suavizó.

—Preferiría que te vistieras aquí.

—Ichigo…

—Por favor.

Rukia se puso muy nerviosa ante la petición. Jamás había hecho algo así en su vida. Y se sentía avergonzada.

—Por favor, por favor… —volvió a rogarle con una tierna sonrisa. ¿Qué mujer le diría que no a una expresión como ésa?

Lo miró con recelo.

—No te atrevas a reírte —le dijo mientras abría vacilante la toalla. Ichigo miró sus pechos con ojos hambrientos.

—Puedes estar completamente segura de que la risa es lo último que se me pasa por la mente en estos momentos.

Se levantó de la cama y se acercó a la cómoda, donde Rukia guardaba la ropa interior. Un extraño escalofrío recorrió la espalda de Rukia mientras observaba cómo la mano del Shinigami rebuscaba entre sus braguitas hasta encontrar las de seda negra que Rangiku le había regalado de broma.

Ichigo las sacó y se arrodilló en el suelo delante de ella, con toda la intención de ayudarla a ponérselas. Sin aliento y totalmente entregada, Rukia se quedó mirando su cabello naranja mientras elevaba una pierna para dejar que él le pasara las braguitas por el pie. Luego la otra.

Tras sus manos, que deslizaban la seda ascendiendo por su pierna, sus labios dejaban un reguero de besos que la hicieron estremecerse. Una vez las braguitas estuvieron colocadas en su sitio, la acarició levemente entre las piernas antes de apartarse.

Después fue a por el sujetador negro a juego y ella, como una muñeca sin voluntad propia, dejó que se lo pusiera.

Ichigo inclinó la cabeza y capturó sus labios. Podía sentir el fuego consumiéndolo, exigiéndole que la poseyera. Exigiéndole que aliviara el dolor de su entrepierna aunque fuese por un instante.

Rukia gimió cuando él profundizó el beso y se dejó llevar por completo. El ojimiel la alzó en brazos para tenderla sobre la cama y ella, de forma instintiva, le rodeó la cintura con las piernas y siseó al sentir los duros abdominales presionando sobre su sexo.

Ichigo le pasó las manos por la espalda. La visión de su cuerpo húmedo y desnudo estaba grabada a fuego en su mente. Había llegado a un punto sin retorno cuando un destello de luz cegadora iluminó la habitación.

Con los ojos doloridos por el resplandor, Ichigo se separó de ella.

—¿Has sido tú? —le preguntó ella sin aliento, mirándolo arrobada. Risueño, Ichigo negó con la cabeza.

—Ojalá pudiera atribuírmelo, pero estoy bastante seguro de que tiene otro origen.

Echó un vistazo a la habitación y sus ojos se detuvieron sobre la cama. Parpadeó. No podía ser…

—¿Qué es eso? —preguntó Rukia, girándose para mirar la cama.

—Es mi espada Zangetsu —contestó Ichigo, incapaz de creerlo.

Hacía siglos que no veía su espada. Atónito, la contempló fijamente. Estaba en el mismo centro de la cama y emitía débiles destellos bajo la luz.

Temeroso de estar soñando, alargó el brazo para poder tocarla. Era real, estaba ahí, enfrente de él. Las tiras blancas, que envolvían el filo, seguían con las mismas manchas y los mismos rasguños que tenía cuando la vio por última vez.

—¿Qué hace aquí?

—No lo sé.

—¿Y quién la envía?

—No lo sé.

—Pues no me estás ayudando mucho.

Ichigo no pareció captar su sarcasmo. En lugar de darse por aludido, Rukia lo observaba contemplar su espada. Pasaba la mano sobre ella como un padre que mira con adoración a un hijo largo tiempo perdido. Retiró las tiras y acarició el filo. Rukia se quedó impresionada de ver semejante espada. No podía ni siquiera imaginarse el dolor que tendría que sentir una persona o un monstruo siendo cortado por esa afilada arma blanca.

—Debe ser obra de Urahara. Sólo él conseguiría encontrar una manera de poder enviármela. Lo que no entiendo es como soy capaz de verla y menos que la veas tú.

—¿No tendría que verla?

—No. La zanpakutou, como se llaman estas espadas, forman parte del alma de un Shinigami. No son visibles al ojo humano.

—¿Y por qué crees que te la ha enviado?

—Estoy seguro que es por si tengo que enfrentarme con Aizen. Si éste se entera que intento romper la maldición podría hacer cualquier cosa para impedirlo, incluso venir aquí a acabar conmigo.

—¿Estás hablando en serio? —vio que Ichigo asintió. Ella apretó la mandíbula algo nerviosa. Encontrarse con aquél Shinigami, después de saber todo lo que le hizo al pelinaranja, era lo que menos deseaba—. ¿Puedo tocarla?

—Claro, pero ten cuidado no te cortes. Está muy afilada.

Rukia pasó la mano por el lateral notando la suavidad y lo limpia que estaba. Además era tan brillante que podía ver el rostro de los dos reflejado en ella. La agarró por el mango percibiendo la fuerza con la que las vendas estaban apretadas. Miró a Ichigo que le sonrió de lado y vio que éste soltaba lentamente la espada, que caía en el suelo, para que ella la sujetara.

—¡Cuánto pesa! —exclamó Rukia al no poder levantarla—. Ahora entiendo que tengas esos brazos tan fuertes.

Ichigo se rió y se colocó detrás de ella. Levantó la espada sin dificultad poniendo sus manos encima de las de la morena. Empezó a blandirla lentamente de un lado para el otro, haciendo que diera algunos destellos brillantes cuando la luz de la habitación le daba de lleno en el filo. 

Rukia fue consciente de la proximidad de Ichigo. Estaba tan cerca que podía sentir el calor que emanaba de él. Tenía los brazos a ambos lados de su cuerpo, atrapándola y se apoyó sobre su espalda.

Ella apretó los dientes ante la ferocidad del deseo que la invadió. Ichigo no la estaba tocando, pero sus sentidos estaban tan desbocados como si sus manos la acariciasen. El tener entre sus manos un arma tan letal como aquella tampoco ayudaba mucho. Se sentía poderosa. Él, al percibirlo, inclinó la cabeza y le mordisqueó el cuello.

La sensación de su lengua sobre la piel consiguió que todas sus hormonas cobraran vida. Arqueó la espalda mientras un estremecimiento le recorría los pechos. Si no lo detenía…

—Ichigo —balbució; su voz logró trasmitir la advertencia que pretendía.

—Lo sé —susurró él—. Voy de camino a darme una ducha fría.
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Al día siguiente, después de desayunar, Rukia decidió enseñarle a conducir.

—Esto es ridículo —protestó Ichigo mientras Rukia aparcaba en un estacionamiento medio vacío.

—¡Venga ya! —se burló ella—. ¿No sientes curiosidad?

—No.

—¿Que no?

Ichigo suspiró.

—Esta bien, un poco.

—Bueno, pues entonces imagina la historia que podrás contar a tus amigos Shinigami sobre el día que condujiste un coche. 

Ichigo la miró perplejo.

—¿Eso significa que estás de acuerdo con que me marche?

No, quiso gritarle. Pero en lugar de eso, suspiró. En el fondo, sabía que jamás podría pedirle que abandonara todo lo que había sido para quedarse con ella.

—Sé que no puedo hacer que te quedes conmigo. No eres un cachorrito abandonado que me ha seguido a casa.

Ichigo se tensó al escucharla. Tenía razón. Por eso le resultaba tan difícil abandonarla. ¿Cómo podía separarse de la única persona que lo veía como a un hombre?

No sabía por qué quería enseñarlo a conducir pero, de todas formas, notaba que se sentía feliz compartiendo su mundo con él. Y, por alguna razón que no quería analizar demasiado a fondo, le gustaba hacerla feliz.

— Muy bien. Enséñame a dominar a esta bestia.

Rukia salió del coche para que Ichigo pudiese sentarse en el asiento del conductor. Tan pronto como Ichigo se sentó, ella hizo una mueca al ver que no cabía.

—Lo siento, se me ha olvidado mover el asiento.

—No puedo moverme ni respirar, pero no te preocupes, estoy bien.

Ella se rió.

—Hay una palanca bajo el asiento. Tira de ella y podrás moverlo hacia atrás —vio que lo intentaba pero el espacio era tan estrecho, que no la alcanzaba—. Espera, yo lo haré.

Echó la cabeza hacia atrás cuando Rukia se inclinó por encima de su muslo y apretó los pechos sobre su pierna para pasarle el brazo entre las rodillas. Su cuerpo reaccionó de inmediato, endureciéndose y comenzando a arder.

Cuando ella apoyó la mejilla sobre su entrepierna al tirar de la palanca, Ichigo pensó que estaba a punto de morir.

— ¿Te has dado cuenta de que estás en la posición perfecta para…?

—¡Ichigo! —exclamó ella, retrocediendo para ver el abultamiento de sus vaqueros. Su rostro adquirió un brillante tono rojo—. Lo siento.

—Yo también —contestó él en voz baja.

Desafortunadamente, todavía tenía que mover el asiento, así que Ichigo se vio forzado a soportar la postura una vez más.

Apretando los dientes, alzó un brazo y se agarró al reposacabezas con fuerza. Era lo único que podía hacer para no ceder a la salvaje lujuria.

—¿Estás bien? —le preguntó ella, una vez colocó el asiento en su sitio y volvió al suyo.

—¡Claro! —contestó él con tono sarcástico—. Teniendo en cuenta que he soportado heridas horribles y menos dolorosas que lo que está soportando en este momento mi entrepierna, estoy fenomenal.

—Ya te he pedido perdón —él la miró fijamente y ella le dio unas palmaditas en el brazo—. Venga, ¿llegas bien a los pedales?

—Me encantaría llegar hasta los tuyos…

—¡Ichigo! —exclamó de nuevo Rukia. Era un hombre verdaderamente libidinoso—. ¿Quieres concentrarte?

—De acuerdo, ya me estoy concentrando.

—En mis pechos, no.

Ichigo bajó la mirada hacia el regazo de Rukia.

— Ni ahí tampoco.

Para su sorpresa, hizo un puchero semejante al de un niño enfadado. La expresión era tan extraña en él que Rukia no tuvo más remedio que reírse de nuevo.

—Vale —le dijo ella—. El pedal que está a tu izquierda, es el embrague; el del medio es el freno y el de la derecha, el acelerador. ¿Te acuerdas de lo que te he explicado sobre ellos?

—Sí.

—Bien. Ahora, lo primero que tienes que hacer es apretar el embrague y meter la marcha. —Y diciendo esto, colocó la mano sobre la palanca de cambios, situada entre los dos asientos, y le enseñó cómo debía moverla.

—En serio, Rukia. No deberías acariciar eso de esa forma delante de mí. Es una crueldad por tu parte.

—¡Ichigo! ¿Te importaría prestar atención? Estoy intentando enseñarte a cambiar de marcha.

Él resopló.

—Ojalá me cambiaras a mí las marchas del mismo modo.

Con un brillo malicioso en los ojos, soltó el embrague antes de la cuenta y el coche se caló.

—Se supone que esto no debería pasar, ¿verdad? —preguntó.

—No, a menos que quieras tener un accidente.

Él suspiró y lo intentó de nuevo.

Una hora más tarde, después que se las hubiera arreglado para dar una vuelta alrededor del estacionamiento sin golpear los postes y sin que el coche se le calara, Rukia se dio por vencida.

—Menos mal que fuiste mejor Shinigami que conductor.

—Ja, ja —exclamó él sarcásticamente, pero con un brillo en la mirada que indicó a Rukia que no estaba ofendido—. Creo que dejaré que conduzcas un rato.

—Muy inteligente por tu parte. No puedo permitirme comprar un coche nuevo de ninguna forma.

Salió del coche para cambiar de asiento; pero al cruzarse a la altura del maletero, Ichigo la sostuvo para darle un beso tan tórrido que ella acabó mareada. Él le cogió las manos y las sostuvo sobre sus estrechas caderas mientras mordisqueaba sus labios.

Una mujer podía acostumbrarse a eso con mucha facilidad. Mucha, mucha facilidad.

Ichigo se separó.

—¿Quieres llevarme a casa para que te mordisquee otras cosas?

Sí, eso era lo que quería. Y por eso no se atrevía. De hecho, el beso la había dejado tan trastornada que no podía ni hablar.

Ichigo sonrió ante la mirada extraviada y hambrienta de Rukia. Estaba observando sus labios como si aún pudiese saborearlos. En ese momento, la deseó más que nunca.  Deseaba estar de regreso en su casa donde pudiese quitarle los pantalones cortos y escuchar sus dulces murmullos de placer mientras él le…

— El coche —dijo ella, parpadeando como si despertara de un sueño—. Íbamos a entrar en el coche.

Ichigo le dio un pequeño beso en la mejilla. Una vez dentro del coche y con los cinturones de seguridad abrochados, Rukia puso la radio. Se rió al reconocer Hot Blooded de Foreigner. Qué apropiado, dado su pasajero. Ichigo lo escuchó, pero no pareció muy impresionado. Rukia cambió la emisora.

Él frunció el ceño.

—¿Qué has hecho?

—He cambiado de emisora. Lo único que hay que hacer es apretar los botones.

Él jugueteó y cambió de emisora un rato, hasta que encontró Love Hurts de Nazareth.

— Vuestra música es interesante. Creo que soy capaz de apreciar esto.

—¿El qué? —preguntó ella juguetona—. ¿La música o el hecho de que el amor hace daño?

El rostro de Ichigo adquirió una expresión seria, dejando de lado el humor.

— Puesto que no he conocido nunca lo que es el amor, no sabría decirte si hace daño o no. Pero me imagino que ser amado no debe hacer tanto daño como el no serlo.

El pecho de Rukia se encogió ante sus palabras.
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Aparcaron en otro parking y salieron a caminar por la calle, que había sido invadida por la multitud típica de un domingo. Rukia se abanicó el rostro, luchando contra el intenso calor.

Miró a Ichigo, que apenas si sudaba. Su atractivo quedaba aún más enfatizado gracias a unas gafas oscuras.

Al pasar por la Casa del Vudú, ella se detuvo y lo arrastró al interior. Le explicó los orígenes del vudú mientras recorrían el museo de miniaturas.

— ¡Uuuh! —dijo cogiendo un muñeco de vudú de una estantería—. ¿Quieres vestirlo como Aizen y clavarle unos cuantos alfileres?

Ichigo se rió.

—¿Por qué no imaginarnos que es Yammy?

Rukia suprimió una sonrisa.

—Eso sería muy poco profesional por mi parte, ¿no es cierto?... Pero me resulta muy tentador.

Dejó el muñeco en su sitio y se fijó en el mostrador de cristal, donde estaban colocados los amuletos y la bisutería. Justo en el centro, había un collar de cuentas negras, azules y verdes, trenzadas de un modo tan intrincado que daban la sensación de ser un delgado hilo negro.

— Trae buena suerte a quien lo lleva —le dijo la vendedora al percibir el interés de Rukia—. ¿Le gustaría verlo de cerca?

Rukia asintió.

—¿Funciona?

—¡Sí! Está trenzado siguiendo un poderoso diseño.

Rukia no estaba muy segura de que debiera creérselo; pero entonces recordó que, hacía apenas una semana, jamás habría creído que dos mujeres borrachas pudieran devolver a la vida a un Shinigami maldito.

Pagó a la mujer y se acercó a Ichigo.

— Agáchate —le dijo.

Él la miró con escepticismo.

— ¡Vamos! —le acució ella—. Dame el gusto, anda.

La vendedora se rió al ver a Rukia colocarle el amuleto a Ichigo en el cuello.

— Ese chico no necesita ningún tipo de suerte para aumentar su encanto. Lo que necesita es un hechizo que disperse la atención de todas esas mujeres que le están mirando el trasero ahora que está agachado.

Rukia miró por encima del hombro de Ichigo y observó a tres mujeres que babeaban al mirarle el culo. Por primera vez, sintió un horrible ramalazo de celos.

Pero la sensación se evaporó por completo cuando Ichigo le dio un cariñoso beso en la mejilla antes de incorporarse. Con una mirada diabólica, le pasó un brazo alrededor de los hombros en un gesto posesivo. Al pasar junto a las mujeres, Rukia no pudo suprimir un travieso impulso. Se detuvo junto a ellas y las interpeló.

— Por cierto, desnudo está muchísimo mejor.

— Y tú que no pierdes oportunidad de comprobarlo, cariño —comentó Ichigo mientras se ponía las gafas de sol y comenzaba a andar con el brazo aún sobre sus hombros.

Ella le pasó la mano por la cintura y la metió en el bolsillo delantero del pantalón, mientras él la atraía más hacia su cuerpo.

— ¿Sabes una cosa? —le susurró al oído—. Si bajases la mano un poquito más, no me importaría en absoluto.

Ella le dio un pequeño apretón, pero dejó la mano donde estaba.

Las miradas de envidia de las mujeres los persiguieron mientras se alejaban caminando por la acera.
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Estaban cenando en un restaurante y Rukia le contaba cosas del mundo humano cuando sonó su móvil.

— ¿Rukia?

Ella se encogió al escuchar la voz de Yammy.

—Señor Riyalgo, ¿cómo ha conseguido este número de teléfono?

—Estaba apuntado en tu agenda. Vine a tu casa a verte, pero no estás —y suspiró—. Estaba deseando pasar el día contigo. Tenemos una conversación pendiente. Pero no pasa nada. Puedo reunirme contigo, ¿estás en la plaza con tu amiga la vidente?

El miedo la paralizó.

—¿Cómo conoce a mi amiga?

—Sé muchas cosas de ti, Rukia. ¡Mmm! —masculló en voz baja—. Perfumas los cajones de tu ropa interior con popurrí de rosas.

El terror la poseyó por completo y no pudo moverse. Comenzaron a temblarle las manos.

— ¿Está en mi casa?

Podía oír cómo abría y cerraba los cajones de su cómoda, a través del teléfono. De repente, el tipo soltó una maldición.

—¡Zorra! —espetó Riyalgo—. ¿Quién es él? ¿Con quién coño te has estado acostando?

—Eso es…

La comunicación se cortó. Rukia estaba temblando, tanto que apenas si podía respirar cuando colgó el teléfono.

—¿Qué sucede? —le preguntó Ichigo.

—Yammy está en mi casa —le dijo con voz temblorosa. Marcó de inmediato el número de la policía para notificarlo.

—Nos encontraremos allí —le informó el agente—. No entre en su domicilio hasta que lleguemos.

—No se preocupe, no lo haré.

Ichigo le cogió las manos.

—Estás temblando.

—¡No me digas! Resulta que tengo a un psicópata metido en mi casa, olfateando mi lencería e insultándome. ¿Por qué iba a temblar?

Sus ojos ámbar la tranquilizaron con una mirada protectora. Le apretó las manos suavemente.

—Sabes que no voy a permitir que te haga daño.

—Te lo agradezco mucho, Ichigo. Pero este hombre está…

—Muerto si se acerca a ti. Sabes que no te abandonaré.

—Por lo menos no hasta la próxima luna llena —susurró.

Ichigo apartó la mirada y ella asimiló la verdad.

— No pasa nada —dijo ella con valentía—. Puedo hacerme cargo de esto, de verdad. He estado sola durante años. Ésta no es la primera vez que un cliente me acosa. Y dudo mucho que vaya a ser el último.

Los ojos de Ichigo lanzaron llamaradas cuando la miró.

—¿Cuántos de tus pacientes te han acosado?

Rukia respiró hondo antes de contestar.

—No es tu problema, sino el mío.
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CONTINUARÁ…
¡Ese Yammy está en su casa! ¡¡¡Horror!!!!! Encima Ichigo aún no sabe que hacer, si quedarse o no, y a Rukia le está doliendo saber que se irá :( 
Aparece Zangetsu, yuhuuu! De verdad que esa espada tiene que pesar muchísimo con semejante tamaño xD No creo que un niño de quince años como era Ichigo pudiera con ella pero bueno, cosas de Bleach jajajaja 
¿Que pasará en el próximo capítulo? 
¡Nos leemos! :D
Besos <3


9 comentarios:

  1. Adñlkasjdaskldas por qué!!!?? Dx quiero leer más!!! QnQ maldito Ichigo!!! Ya debería de decidir quedarse con Rukia e.e ella es su destino >:C jajaja pinshi Rukia JAJAJAJA la verdad yo igual hubiera hecho eso jajaja e Ichigo siguiéndole el juego jajaja me encanto
    Hay Dios!! Yammy esta loco!!! Dx pobre Rukia!! QnQ cuántas veces le ha pasado!? Mladita debió de contestarle a Ichigo!! Dx yo también quería saber jajajaja askljsñd esperaré con ansias el próximo capítulo!! >3<
    ZANGETSU!!!! ESTAS VIVO!!! TTwTT MAJITO ES FELIZ(? jajajajajaja -3- Ichigo por favor quedate con Rukia!! QnQ alksjañld ame este capítulo fue taan tiernooo~ muero de ternura jajaja me encanta :3 <3
    Bueno, tengo que seguir haciendo tarea ;n; </3 así que me despido QnQ
    Nos leemos pronto :B
    Cuídate~ :B
    Bye-bye :3

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    1. jajajaja yo también hubiera hecho lo que hace Rukia para que se murieran de envidia todas xDD Yammy está loco de verdad, a ver que pasará e Ichigo que aún está decidiéndose. Por lo menos ha aparecido Zangetsu :D y eso le ha hecho feliz jijiji
      Nos leemos Majo! Por lo menos así te distraes un poco de la tarea <3 ^^
      Besos!

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  2. Wow fue un capítulo de muchas emociones, apareció Zangetsu siiiii ya le hacia falta a Ichigo, ese tipo Yammy es un psicópata, pobre Rukia no me imaginó lo que debe estar sintiendo, aunque sería peor di nuestro fresita-kun no estuviera con ella para cuidarla y darle el apoyo que necesita, kis cambios que le haces lo hacen cada vez mejor tienes mucha imaginación y la sabes explotar.
    Esperó el próximo capítulo la otra semana un beso ^_^

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    1. Ya, Rukia estaría peor si no estuviera Ichigo con ella. A Ichigo le ha hecho feliz volver a tener a Zangetsu a su lado :D Gracias por lo de la imaginación ^^ Es como puse en el post del reto, cuanto más escribes más rápido te vienen las ideas :)
      Hablando de eso, participarás en lo del reto de One Shots? No es un concurso ni nada, es solo para que practiquéis ^///^ He puesto una cuenta atrás en el blog, será durante todo el mes para que haya tiempo. Espero que te apetezca escribir algo :D
      Nos leemos! Besos <3

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    2. ah ya me dijiste que sí en un comentario del capítulo de Striptease jejeje Vale, guay, pues ya me lo enviarás cuando lo tengas vale? Cuídate :D

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  3. OMG aaaaaaaaaaaaaaaaaahhhh no puedo con tanto xDD esta demasiado buenoooo *-* me gusto lo de "aprender" a conducir xD lo que me imagine fue: chocaron el carro jajajaja y el acosador o.O que horror, Ichigo ve a matar a ese idiota. Cada vez esta mejor, y nos deja intrigas para la otra semana T-T pero valdra la pena, lo bueno se hace esperar jajaja :3 nos leemos ;)

    By: SangoSarait

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    1. jajajaja estuvo bueno lo de conducir jaja y lo de Yammy, que miedo! y que asco también hay que decirlo ahí husmeando en la ropa interior.
      Nos leemos guapa! <3

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  4. ohhh quiero leer mas!!! voy a morir!!! no pude leerlo antes porque ya comenzaron mis clases y estoy todo el dia fuera... estoy muerta de cansancio y además estaba leyendo un fic llamado "A SONG FOR" no se si o conocerás! pero aun esta incompleto, ahh la autora es una mala! bueno, en fin; me encantó este capitulo aunque me dejo con las ganas de leer mas! ese ichigo, me lo ´puedo imaginar de lo bueno que esta! Rukia si que es muy afortunada! como no encontramos hombre asi de lindos sentiientos y guapos! que tristeza! cuídate! espera con ansias las actualización!

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    1. Yo también estoy esperando que la autora actualice ese fanfic!!!! jajajaja Me encanta 'A SONG FOR' :D pero no creo que la autora lo siga y si lo hace seguramente tardará, lleva bastante tiempo así, que pena :(
      Ya! jjajaja ¿donde estarán los hombres como Ichigo? Yo creo que están escondidos en algún lugar para que no los encontremos xDD
      Cuídate Joanna!! Besos! <3

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