OSCURAS CRIATURAS Capítulo 1: Nuevo mundo

NOTAS DE LA AUTORA, KAI: Esta vez no tengo una canción fija para que podáis escucharla ya que lo he escrito escuchando más de una.

A mí me gusto lo de deciros con que canción me había inspirado, sobretodo para crear más ambiente, y puede que lo haga más adelante o en algún otro fic. Podéis darme vuestra opinión de eso si quereis.

Editado el 28/09/2015

Nuevo mundo

Ichigo se echó hacia atrás en su silla nervioso. No podía evitar sentirse así, al fin y al cabo les había declarado la guerra a todos aquello monstruos. Suspiro y bajo al desván donde estaban todos sus compañeros. Ellos vivían a 60km de cualquier ciudad que se encontraba por la zona, pero aún y todo, tenían que ponerse a salvo. A duras penas habían conseguido hacer un pequeño poblado que se encontraba bajo tierra. Consistía en una gran cantidad de desvanes unidos, en los que solo se podía entrar por una puerta escondida en el bosque. Toda seguridad era poca.

Ichigo anduvo entre los estrechos pasillos hasta llegar a la puerta en la que estaba su “casa”. Al igual que todo el lugar, tenían lo básico para sobrevivir. No necesitaban nada más. No querían tener muebles, cocinas, adornos que resultaran caros, tan solo querían unos recursos mínimos. Anduvo por su pequeña casa hasta sentarse en una silla en la mesa.

-Oni-chan- le pregunto Yuzu- ¿Qué tal ha ido la grabación?

-Bien. Eso espero.

-¿Cuándo empezareis con la misión?- le preguntó Karin.

-Todavía no, lo haremos más adelante. No nos han encontrado, eso es una gran ventaja.

-Oni-chan ¿Qué ocurrirá si lo hacen?

Ichigo miro a su hermana y suspiro.

-Los chicos y yo nos quedaremos combatiendo mientras vosotros huis. No voy a dejar que os pase nada malo.

-Ichi-ni, ¿crees que estaremos bien?

-Seguro. De todas formas, ahora que hemos lanzado el aviso, aseguraremos más la zona.- Ichigo salió de la habitación, pero antes se acercó a su padre- asegúrate de cuidarlas.

-Claro que sí. No dudes de tu padre.- le contesto golpeándole el hombro.

Ichigo salió de la habitación y volvió a dirigirse por los pequeños pasadizos. Intento no pararse hasta que llegó a una puerta de metal de donde se podía escuchar mucho jaleo que procedía de adentro.

-¿Cómo va eso?- pregunto Ichigo una vez dentro.

El lugar era un pequeño taller improvisado, donde tenían unas pocas herramientas y algunos vehículos (como jeeps y motos) que habían conseguido rescatar. En el lugar tan solo había un hombre reparando un motor de uno de los jeeps.

-Hola Ichigo, pronto estará listo para poder usarlos.- respondió un hombre calvo agarrando un trapo que tenía en el hombro y limpiándose las manos que las tenía manchadas de aceite.

-Si los he enfadado, no tardaran mucho en venir a buscarnos.

-Lo sé. Pero al fin y al cabo esto es una guerra. Tenemos que esconder a los que no puedan luchar y prepararnos los demás.

-¿Has preparado alguna de las armas?

-Sí. Mire ven- le hizo una seña con la mano para que le siguiera hasta una de las mesas- Te he preparado esta ballesta. Necesitaras atacar a distancia.- Ichigo asintió mientras cogía el arma- también te daré un carcaj con flechas también fabricadas por mí. Son de madera. Se pueden usar como si fueran estacas.- se las entregó al pelinaranja- también tienes a tu espada para luchar contra ellos.

-¿Tu que usaras Ikkaku?

-Cualquier cosa. Cualquiera me basta para matar a unos cuantos.

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.

En la ciudad, había una gran mansión con todas las persianas bajadas y las cortinas echadas para que no entrara de luz. El hombre blanco estaba tumbado en el sofá de un enorme salón. Estaba dormido con un cojín tapando la mitad de su cara. Su plan era permanecer en aquella posición hasta que volviera a esconderse el sol. Entonces podría volver a la calle, pero no era solo eso, sino que esperaba que para entonces su dolor de cabeza se hubiera pasado por completo. Aquella noche había bebido demasiado, y aunque tuviera un aguante envidiable, eso no le libraba de las resacas.

-Zangetsu-sama- le llamó un hombre moreno que solo consiguió un gruñido como respuesta- la chica ha despertado.

-Trae aquí a la novata.- le ordeno al moreno- ah, y Ulquiorra, trae también una bolsa de…- se quedó pensativo- 0 positivo.

El hombre se fue de allí sin decir nada más y se dirigió al piso de arriba. Desde el lugar en el que estaba Zangetsu, se podían escuchar como la mujer forcejeaba para intentar librarse del moreno, pero esta no lo conseguía y Ulquiorra bajo a la chica al salón para después ir a buscar la sangre que le habían ordenado.

Zangetsu se levantó perezosamente cuando vio que su siervo llegaba con aquella joven. La observo detenidamente con una sonrisa ladeada mientras ella lo miraba temerosa. Aquella chica era de piel casi tan pálida como la de él, tenía unos ojos azules muy claros y su color de pelo era blanco con un tono azulado. El moreno volvió a entrar y anduvo hasta ponerse junto a Zangetsu.

-Ulquiorra, lárgate.- le ordeno al moreno sin apartar la mirada de la chica. El hombre le dio la bolsa de sangre y fue hacia la puerta- asegúrate de que no entre nadie.

Ulquiorra asintió y cerró con llave tras sí y se quedó junto a ella por si acaso alguien quería entrar en el lugar.

-¿Cuál es tu nombre?- le pregunto Zangetsu.

-Shirayuki.- le respondió ella mirándolo fijamente.

-Bonito nombre. Dime- alzó la bolsa de sangre- ¿has tomado algo durante estas horas?- la chica negó con la cabeza observando atentamente aquel liquido.- es una lástima. Deberías conocer ya lo bueno que esta.- Se acercó a un vaso que estaba cerca del lugar, abrió aquella la bolsa, lo lleno y después se lo entrego- adelante, no seas tímida. Te sentara bien.

La chica miro fijamente al líquido rojo. Cogió el vaso temblorosa y se lo llevo a los labios. Sintió que la mandíbula superior comenzaba a dolerle. Se pasó la lengua por esa zona y pudo notar como unos grandes colmillos comenzaban a salir. El olor de la sangre cada vez se volvía más irresistible. Como si no hubiera bebido nada desde hacía un mes, tomo todo aquel líquido rojo.

-¿Cómo sienta?- le pregunto Zangetsu con una sonrisa ladeada.

Shirayuki bajo el vaso y le miro con una pequeña sonrisa.

-Genial.

Zangetsu le entrego el resto de la bolsa. Mientras ella bebía ordenó al moreno que le abriera y se puso junto al marco de la puerta.

-Sígueme. Voy a explicarte todo lo que necesitas saber del nuevo mundo.

Shirayuki dejo la bolsa vacía sobre una mesilla y le siguió. El hombre se dirigió al sótano de aquella gran mansión.

-Nosotros solo tenemos una regla: no robar sangre. Sabemos cómo están los humanos, no somos tontos. Por lo tanto almacenamos las bolsas de sangre a una por día. Y se guardan aquí- se paró frente a una puerta metálica- solo las personas de confianza pueden entrar aquí, aquellos que sepan que controlan su sed y sean elegidos por mí. La última vez que entro alguien sin permiso, le arranque la cabeza.- dijo con simpleza y la chica le miro horrorizada.

Después le siguió al lado contrario de aquel pasillo y volvió a detenerse en otra puerta metálica, pero esta tenía una especie de ventanilla a la altura de la cabeza que se abría como si fuera otra puerta.

-Aquí, es donde tenemos a nuestros… esclavos. Llamémoslos así. Son humanos que han sido capturados. Algunos los usamos para sacarles bolsas de sangre, luego hay algunos de los nuestros, como Ulquiorra,  que llevan a un humano a su habitación para saciarse, pero siempre sin matarlo. Más adelante les obligaremos a tener hijos para que sigamos teniendo alimento.

-Eso es horrible.

El blanco la miro con rostro burlón mientras ella lo observaba fríamente.

-Sí. Pero es mejor decir que es inhumano. Te recuerdo que tú y yo hemos dejado de ser humanos. Además, necesitamos una fuente de alimento.- se apartó de la puerta- ¿quieres verlos? Te advierto que lo que encontraras ahí a dentro puede ser casi traumático.

Shirayuki observo la puerta y aunque se tratara de un metal grueso, lograba oler el olor de la sangre y escuchar el latido de todas las personas que tenían adentro. Dio un paso atrás y negó con la cabeza.

-Está bien. Sigamos.- el hombre subió las escaleras y la guio hasta la puerta de la entrada. Se llevó una mano al bolsillo y sacó lo que parecía un anillo- Toma. Póntelo o te quemaras con el sol.

Una vez que la chica se lo puso, Zangetsu abrió la puerta y salieron a la calle. Shirayuki pudo ver por fuera lo enorme que era aquella mansión, y de haberlo cuidado en condiciones, tendría un gran jardín precioso, pero estaba todo destrozado, lleno de malas hierbas, botellas e incluso algún cuerpo inmóvil.

-Esta mansión la ocupamos cuando comenzó la revolución.- le explico a la mujer- antes creo que pertenecía a los Kuchiki. Ellos ahora están desertados.

-¿Por qué?

-No queremos traidores. De vez en cuando vienen por la ciudad. Pero eso no quiere decir que nosotros seamos amigables con ellos.

-No sabía que había vampiros desertados.

-Nuestro grupo es el dueño de la ciudad. Luego hay algunos solitarios, no suelen traer problemas, a veces se pasan por aquí unos días y luego se vuelven a ir. Pero luego están los licántropos, son realmente odiosos, con ellos tienes que tener cuidado los días de luna llena. Los demás días son casi unos completo inútiles.

-¿Dónde están?

-También fuera de la ciudad. Como te he dicho esta ciudad es nuestra, a los demás tan solo les dejamos que pasen.- hizo una pequeña pausa- y luego están los dichosos brujos. Ellos son lo más parecido a los humanos. Son los únicos que se reproducen, crecen y mueren como un humano. Por eso dentro de las criaturas se les considera los más débiles.

Los dos se quedaron en silencio. Shirayuki veía aquel escenario, de todo lo que había oído y escuchado, aquello era lo que menos le sorprendía. Estaba acostumbrada a ver los lugares así.

-No hay nadie en la calle- dijo la mujer para romper el silencio.

-Nuestro grupo necesita unos anillos como el que llevas para poder salir durante el día. Pero como no pueden, se pasan todo el día durmiendo. Los dichosos brujos no quieren hacernos los anillos. Solo conseguí sonsacarles unos pocos. Querría que trabajaran para mí, pero eso va a ser imposible.

-¿Por qué?

-Son pocos, y encima están custodiados por vampiros que no les quitan el ojo de encima. Cada familia maga o grupo mago tiene algunos vampiros que los vigilan. Unos consiguen protección y otros consiguen salir a la luz del sol. Nosotros hicimos un trato con los más cercanos. A cambio de dejarles libres, nos tienen que pagar una cuota mensual.- se volvió a crear un silencio entre los dos- dime, ¿Cómo te atraparon los míos?

-Yo… intentaba unirme a aquel chico… el del pelo naranja. Creía que era lo mejor. No podría sobrevivir yo sola. Pero entonces ese hombre… de pelo moreno me encontró…

-Ulquiorra.- aclaro el blanco- Si me lo dijo. ¿Crees que te convirtió él?- la chica asintió temerosa.- Pues no fue así. Él solo te dejo inconsciente y te trajo ante mí. Yo fui quien lo hizo.

Shirayuki lo miro con temor y dio unos pasos atrás.

-¿Por qué?

-Porque quería que formaras parte de nuestro grupo.- le sonrió de lado- no temas, no te hare nada. Solo respóndeme a una pregunta con sinceridad. Ahora que sabes lo que es ser un vampiro ¿darías vuelta atrás para ser una humana?- le pregunto mirándola seriamente.

La chica estuvo meditando su pregunta durante unos minutos. Ahora se sentía más fuerte, ya no estaba sola, y aunque resultara irónico, se encontraba más viva que nunca.

-No.- dijo casi susurrando.

-Eso es lo que quería oír- se rio el blanco.

.

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Lejos de aquel lugar, Rukia se levantaba desperezando su cuerpo. Se puso unas zapatillas para estar en casa, fue al baño y depués cepillo un poco el pelo. Bajo las escaleras de la pequeña casa y se dirigió directamente a la cocina.

-Buenos días Hisana- saludo- ¿Dónde está nii-sama?- pregunto sentándose en la mesa.

-Buenos días, toma- le dijo entregándole un plato de huevos revueltos- aquí tienes el desayuno. Byakuya-sama ha salido hace un rato. No tardara mucho en llegar.

Rukia asintió mientras comenzaba a comer.

-Byakuya-sama me conto lo del anuncio de anoche.- Rukia la miro alarmada- sabes que…- comenzó a decir con tono de regaño, pero fue interrumpida por la puerta de la entrada abriéndose y dando un golpe para cerrarse y una voz muy sonora.

-Hola chicas- entro una sonriente mujer de piel morena y pelo color violeta.- ¿Qué tal va todo por aquí?

-Hola Yoruichi-san.- le saludo cortésmente Hisana, y luego miro a Rukia- ¿has oído lo del anuncio?

-¿El de ese descerebrado retándole a Zangetsu? Por supuesto que sí. Creo que todos hablan de ello.

-Nii-sama y yo vimos el mensaje- comentó Rukia- Hisana, sé que no quieres que salga por la noche, pero solo era un rato, antes de que salieran todos, y nii-sama estaba conmigo.

-Eso no quita el echo a que te hayas expuesto a un peligro. ¿Qué pasaría si te ocurriera algo?- la chica susurro y agachó la mirada.

-Oi Hisana, tranquila. Rukia es una adolescente y necesita un poco de libertad. Byakuya-bo estaba con ella. Además, debéis de dejar de ser tan sobreprotectores, Rukia sabe defenderse bien ¿verdad?

Hisana sonrió de lado mientras negaba con la cabeza. El timbre sonó y fue a abrir.

-Hola Renji-kun, que sorpresa- dijo la mujer con una sonrisa apartándose para dejarle pasar.

-Buenos días, señora Kuchiki.

-¿Cuántas veces te he dicho que me llames Hisana? Rukia está desayunando.- le aviso señalando a la cocina- ¿Quieres algo?

-Me vendría muy bien algo de comer- contesto el pelirrojo llevándose una mano al estómago.

Hisana se rio siguiendo al pelirrojo.

-Hola Rukia, Yoruichi-san.- contesto mientras se sentaba en la mesa.

-¿Cómo es que has venido aquí?- le pregunto Rukia- vives muy lejos.

-He venido en coche.- explico el chico mientras Hisana le daba otro plato con el mismo desayuno que la morena- muchas gracias, estaba hambriento.

-¿No te dan de comer tu casa?- le pregunto Rukia.

-Grimmjow y Lilynette se han pasado toda la mañana gritándose el uno al otro. Incluso han despertado a Stark. He tenido que irme de esa casa o sino acababa loco.

-¿De que discutían?- le pregunto Rukia.

-Del anuncio de anoche. Grimmjow se lo ha tomado a mal y quiere buscar a ese chico para matarlo. Lilynette quería que lo dejara estar, y ya sabéis como es esa niña, es demasiado cabezona y tiene que salirse con la suya. Como Stark no se despertaba comenzó a gritarle y a saltar encima de él. Luego Grimmjow intento coger las llaves del coche para ir a buscar a aquel chico, y he tenido que quitárselas y venirme aquí.

Después de aquello los cuatro estuvieron hablando de asuntos tribales. Tras terminar de desayunar, Renji ayudo a las chicas a recoger las cosas. El sonido de la puerta volvió a escucharse y Byakuya entró en la cocina y se quedó mirando fijamente al pelirrojo.

-Señor Kuchiki- dijo Renji haciendo un gesto con la cabeza a modo de saludo.

-¿Qué haces aquí? No te había dicho que no te quería ver en mi casa.

-Lo siento- dijo agachando la cabeza- gracias- le dijo a Hisana- Yo ya me voy. Ha sido un placer chicas.

El pelirrojo salió y se metió en su coche para irse a su casa. Dentro del hogar hubo un completo silencio que parecía que nadie quería romper.

-No quiero que ese perro vuelva a entrar a esta casa- sentencio Byakuya fríamente.

Ninguna de las Kuchiki se atrevía a decirle nada. No se esperaban que le hombre llegara tan pronto y sabían perfectamente lo mucho que detestaba a aquella raza.

-Vamos Byakuya-bo, no seas tan aguafiestas, él es un buen chico.

Unos fuertes golpes en la puerta les llamo a todos la atención interrumpiendo aquella charla. Byakuya y Yoruichi se miraron sorprendidos.

-Subir arriba- ordenó Byakuya a las otras dos chicas.

-Byakuya-sama… ¿Quién es?

-Zangetsu- respondió Yoruichi.

Pues hasta aquí este capítulo. Este era más introductorio para explicar las diferentes razas y a algunos personajes.

Creo que por ahora los que son fáciles para saber que son, son: Renji, Byakuya y Yoruichi. O eso es lo que yo pienso ajajaj quiero saber que es lo que sospecháis.

¿Y que será Rukia? ¿Y Hisana? ¿Y Grimmjow, Stark y Lilynette?