Oscuras Criaturas by Kai

En la propuesta que hice en el anterior capítulo sobre las canciones, una persona me dijo que le parecía bien asique aquí traigo otra canción con la que podéis leer este capítulo. Se llama Dream y es del grupo Imagine Dragons.

Disclaimer: Ni la canción, ni Bleach ni sus personajes me pertenecen, son de Imagine Dragons y de Tite Kubo.

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Dream

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Tal y como había ordenado Byakuya las dos hermanas subieron a la habitación de la pequeña, aunque ambas sabían que eso no iba a evitar que Zangetsu pudiera llegar a escucharlas. Las dos se sentaron sobre la cama y estuvieron en completo silencio esperando a que el vampiro se fuera.

Mientras tanto, Byakuya y Yoruichi se miraron antes de abrirle la puerta al albino.

-¿Qué quieres Zangetsu?- preguntó Kuchiki con frialdad nada más abrir. La sonrisa burlona del mencionado no hizo más que enfadarle aún más- ya te hemos pagado el tributo de este mes.

-Lo sé, lo sé. Créeme Kuchiki, no vengo por eso.

-¿Entonces para qué?

-Me he enterado de que habéis estado por la ciudad. Sabes de sobra que no podéis hacer eso.

-No causamos ningún problema por lo que no incumplimos ninguna de tus normas.

-¿No me lo vas a desmentir?

-¿De que serviría?

El blanco comenzó a reírse de forma burlona haciendo que el Kuchiki se irritara más.

-Tan solo espero que no tengáis la estúpida idea de uniros a ese chico.

-¿Por qué me uniría a un mocoso como ese? Te recuerdo que ha dicho claramente que va a ir en contra de todas las criaturas.

-Solo lo decía por si acaso.- el hombre se apartó para mostrar a la chica que lo acompañaba- me gustaría que le hicieran un anillo de día- dijo señalándola con el pulgar-. Ahora mismo está usando uno prestado y…

-¿Es nueva?- interrumpió Yoruichi.

-Sí.

-Entonces ni hablar. No va a saber controlarse, y ya tenéis suficientes anillos. Ninguno de los brujos os va a hacer uno.

-Te estas rebelando- comenzó a acercarse el blanco amenazante, pero la mujer ni se inmuto.

-Solo te estoy dando mi opinión. Creía que ya tenías claro lo de los novatos después de la última vez.-contesto cruzándose de brazos.

Zangetsu comenzó a reírse como si de un psicópata se tratase. Los que estaban en la casa ya estaban acostumbrados a ese tipo de comportamientos en él, pero Shirayuki dio un paso atrás sobresaltada al escucharlo.

-Puede que tengas razón después de todo. Pero esta chica solo andará en la calle con supervisión. De todas formas, no me gustaría tener que volver para deciros que habéis andado en nuestra ciudad. Estoy seguro de que no quieres que castigue a alguna de esas dos, ¿verdad?

Byakuya le miro desafiante cerrando los puños fuertemente. El albino sonrió de lado al ver su reacción, pero para su sorpresa una fuerte bofetada le golpeó haciendo que girase su rostro a un lado de manera violenta. Levantó la vista con furia para ver que Yoruichi le miraba de la misma manera. Zangetsu se dispuso a atacarla y ella estaba lista para contraatacarle, pero Byakuya se puso en medio evitando la pelea.

-Creo que es hora de que te vayas Zangetsu.

El albino chasqueó la lengua.

-Ya estáis avisados- se giró-. Vámonos Shirayuki- y se fueron tan rápido que ni siquiera los llegaron a ver mientras los otros dos entraban en la casa.

-No deberías de haberle pegado.

-¿Quieres que me quede de brazos cruzados como lo haces tú?- le reprochó- no es por nada pero ha sido a tu familia a la que ha amenazado.

-Sabes que no le podemos hacer nada. Por si no lo recuerdas a mí me desterraron, me quitaron mi propia casa, no voy a intentar rebelarme contra él para que vengan todos a por cualquiera de las dos. Si tengo que seguir sus normas para que ellas estén a salvo, lo hare.

Yoruichi suspiró cansada de aquello. Siempre discutían por lo mismo. Ella siempre quería rebelarse y dejar atrás todo mientras que a él no le importaba tener que vivir de aquella manera.

Escucharon unas pisadas que procedían de arriba y enseguida pudieron ver que las dos hermanas llegaban al salón.

-¿Qué os ha dicho?- preguntó la mayor.

-Solo que no debemos volver a la ciudad- explicó Byakuya.- parece que alguien nos vio- añadió mirando a Rukia.

-Pero eso no es justo, ¿Por qué no podemos ir allí? ¿Por qué siempre tenemos que estar aislados?- comenzó a gritar la chica.

-Rukia tranquilízate- intento calmarla Hisana.

-¡No! ¡Hisana estoy harta de que siempre tengamos que escondernos de todo!

-Rukia- la llamó con tono frio Byakuya.

-¡Parar!- exclamó Rukia mientras se rompía una ventana que estaba a su lado.

Todos se quedaron mirando a los cristales rotos. Pero a ninguno de ellos le sorprendía, era algo habitual en aquel lugar. Rukia agacho la mirada y cerró los puños.

-Voy a salir un rato- susurró y salió de la casa.

-Rukia, espe…- pidió Hisana.

-Déjala Hisana, le vendrá bien tomar un poco el aire- le interrumpió Yoruichi-. Zangetsu ya no está por aquí, no le pasara nada.- la morena la observó y vio una pequeña herida en su mano y después dirigió su mirada hacia Kuchiki que tenía los ojos cerrados.- creo que deberías curarte eso.

Hisana observó las pequeñas gotas de sangre, cogió un paño y se tapó la mano inmediatamente.

-Lo siento, Byakuya-sama.- dijo agachando la mirada con cierto temor.

Byakuya no dijo nada más, ni siquiera la miró. Tan solo salió de la casa hacia el bosque que la rodeaba.

-No te preocupes Hisana, ya se le pasará. Tiene que aprender a controlarse del todo.- le contestó la mujer acercándose a ella y acariciándole la espalada-. Mientras ve curándote esa herida y yo recogeré los cristales.

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Zangetsu llegó a la mansión enfadado por el trato que había tenido por parte de Yoruichi ¿Cómo se atrevía si quiera a golpearlo? ¿Quién se creía que era?

Frustrado, se tumbó en el sofá que tenía en su habitación con un brazo sobre sus ojos. Estaba tan absorto en sus pensamientos que no se había dado cuenta de que Ulquiorra había entrado en la habitación.

-¿Has conseguido algo de las brujas?- preguntó nada más entrar.

-No. Aunque no importa, si no es ahora es en otro momento.- contestó siguiendo en la misma postura.

-Sabes que es lo que pienso al respecto.

-Lo sé, a mí también me gustaría tenerlos aquí cautivos. Pero no podemos. Recuerda que contactos tiene Yoruichi.

-Pero ella no vive con ellos.

-Pero es como si fuera parte de la familia y es mucho más peligrosa que esos tres. Se ha atrevido a pegarme.

-¿En serio?- preguntó una voz femenina. Zangetsu se levantó un poco con curiosidad y volvió a tumbarse al ver quien era.- ¿De verdad que te ha pegado?- preguntó sorprendida- ¿Y no le has hecho nada?

-¿A qué has venido Nell?

-Solo quería saber que tal te había ido, pero ya veo que mal.- contestó sentándose encima del estómago del albino.

-¡Quítate de encima!- le gritó levantándose.

La peliverde se rio por la reacción de Zangetsu y los dos se quedaron sentados en el sofá.

-Vamos Ulquiorra siéntate tú también.- le dijo con una amplia sonrisa dando unas palmadas en el asiento que estaba a su otro lado.

-Sí claro- contesto el albino con ironía.- Nell- la chica lo miró curiosa- levántate de mí sofá. Ahora.- ordenó pausadamente.

La peliverde aparto la mirada y se cruzó de brazos negando con la cabeza.

-Zangetsu, creo que deberías saber algo.- los interrumpió Ulquiorra- uno de los humanos ha muerto mientras estabas fuera.

-¿Cómo?

-Se ve que no ha aguantado. No ha sido ninguno de nosotros, ha sido mientras estaba en su celda.

El albino miró al techo y resopló con fuerza.

-No os podéis ni imaginar de lo que es conseguir que todo vaya bien. Los humanos son muy frágiles, no aguantan nada.

-Tal vez deberíamos bajar la cantidad de sangre que les quitamos a lo largo de la semana- sugirió Nell.- no es la primera vez que tenemos que tomar esa medida. Desde que la última están sobreviviendo más tiempo.

-Lo sé, pero los chicos no sé si aguantaran tanto si hacemos un racionamiento más bajo.

-De todas formas- interrumpió Ulquiorra- debemos conseguir algún humano más. Y darles un mejor alimento mientras estén con nosotros, hará que sobrevivan más tiempo.- se quedaron unos minutos en silencio hasta que el moreno decidió volver a romper el hielo- dile lo que encontraste Nell.- la peliverde lo miro acusadoramente y después agachó su mirada dándose por vencida.

-El otro día encontré a un pequeño grupo de humanos.- casi susurró.

-¿Por qué no me lo dijiste?

-En cierto modo me dan pena. A vosotros no os recuerdan a cuando nosotros teníamos que estar escondidos. Estar así no es nada fácil. Deben estar aterrorizados, nosotros por lo menos éramos capaces de defendernos.

-Suena como si quisieras unirte a esa “rebelión”- dijo haciendo las comillas con los dedos- o con los desterrados.

-Por supuesto que no. Chicos yo no os abandonaría. Sois como de mi familia- dijo poniendo una mano sobre la del albino.- pero eso no quita el hecho de que me den pena los humanos.

Zangetsu asintió levemente y después miró directamente a los ojos a Nell.

-Entiendo. Entonces tú no iras a por ellos si eso te hace sentir mejor. Y tranquila, no te echaremos.- la chica se abalanzó al albino y lo estrechó tan fuerte que parecía que podría ahogarlo- ¡Suéltame!- gritó mientras que la otra se reía.  

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Ichigo estuvo unas horas ayudando a Ikkaku arreglando una de las motos.

-Prueba ahora.- le indicó el calvo.

Ichigo se sentó encima del vehículo y comenzó a arrancarlo. Tras unos segundos el motor comenzó a sonar.

-Lo conseguimos- dijo alegremente el pelinaranja.- es genial que podamos movernos con estas cosas, así podremos conseguir más alimento.

-Te dije que si lo dejabas en mis manos iba a conseguir arreglarlo.

-Creo que daré una vuelta- dijo Ichigo.

-¿Seguro?

-Por supuesto. Quiero ver que tal anda.- el chico se volvió a colocar sobre la moto- abre la puerta.

El pelinaranja arrancó la moto y subió por la rampa que tenían colocada detrás del refugio para los vehículos del taller. Había pasado mucho tiempo desde que no montaba en una de esas. Cuando se estropeo no tenían los utensilios necesarios para arreglarla. Por suerte se encontraron a Ikkaku y a su pequeño grupo y resultaba que el calvo era casi experto en motores y  armas.

A Ichigo le encantaba sentir el viento en la cara. Era algo que añoraba. Estuvo conduciendo durante un buen rato en el bosque, sin encontrarse nada extraño, tan solo algunos animales. A pesar de eso, siempre estuvo mirando a los alrededores por si acaso se encontraba algún vampiro. “No sé para qué miró, si los vampiros no salen de día” pensó el pelinaranja.

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Todos estamos viviendo en un sueño

Pero la vida no es lo que parece, todo es un desastre

Y todos estos dolores que he visto me llevan a creer que todo es un desastre

Pero quiero soñar, quiero soñar, déjame soñar*

Rukia estuvo andando por más de una hora. Necesitaba tranquilizarse de algún modo, estaba harta de tener que aguantar aquella tiranía. Tan solo si pudiera cambiar todo aquello, cambiar el hecho de tener que esconderse.

Odiaba a Zangetsu sobre todas las cosas y ni siquiera lo había llegado a ver en persona. Cuando venía a la casa, siempre la escondían. Tan solo había escuchado hablar de él y de vez en cuando había logrado escucharlo. Pero nunca verlo. Ni siquiera la noche anterior en la que estuvieron en la ciudad supo quién era Zangetsu.

Todo aquello la llevaba a sentirse frustrada. Frustrada por no entender la razón de tener que esconderse tanto, la razón de porque su hermano dejaba que Zangetsu le ordenase, de porque Zangetsu le había quitado su casa y que él ni siquiera parecía quejarse.

Pero no sabía si sería posible de algún modo que todo aquello cambiara. Ahora el mundo estaba dominado por los vampiros y se había criado en ese mundo. Ni siquiera recordaba cuando había sido la última vez que se había relacionado con un humano. Las pocas personas que vivían en su entorno y las que veía eran algún tipo de criatura. Yoruichi siempre le había dicho que ella tenía mucho más poder del que se podía imaginar, pero que la sobreprotección que le imponían Hisana y Byakuya no dejaba que saliera a la luz todo su potencial.

Rukia se sentó bajo un árbol cansada. Apretó los ojos pensando que después de aquella larga caminata, tendría que volver a hacer otra igual para llegar a su casa, pero antes quería sentarse durante un buen rato.

Miró hacia el cielo donde solo podía ver algunos pájaros. Para su sorpresa uno de ellos comenzó a bajar hasta colocarse a su lado. Aquel pájaro resultaba ser un cuervo que conocía bastante bien.

-Hola Skipy, ¿cómo te va?- el cuervo la miró y se acercó a ella-  ya veo, parece que mejor que a mí.- observó como el ave comenzó a rascarse las alas con el pico- me das envidia. Tú solo tienes que extender tus alas y puedes irte de aquí. Yo lo más lejos que puedo ir es al bosque, y eso solo si estoy sola.- el cuervo graznó. Ella extendió la mano y le comenzó a rascarle cariñosamente bajo la cabeza- eres muy buen chico, ¿verdad?

Al poco tiempo comenzó a escuchar un ruido extraño que se acercaba frente a ella. La chica se levantó bruscamente, haciendo que el cuervo graznara y echara a volar. Rukia se escondió detrás del árbol con la respiración acelerada ante la expectativa de quién era el que venía.

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Ichigo vio a lo lejos lo que parecía ser una persona y por su instinto de protección se acercó a ella pensando que necesitaba ayuda. Después pudo ver como la chica se levantaba y se escondía de él. “¿Por qué hace eso?” se preguntó. Cuando llegó a la zona, apago el motor y bajo de la moto.

-Oi, ¿estás bien?- la llamó comenzando a rodear el árbol que la estaba tapando.

Rukia lo miró extrañada “parece un humano” se dijo para tratar de tranquilizarse.

-No temas, no te hare nada- escuchó decir al muchacho.

La chica se apartó del árbol y lo miró tímidamente. “Es el chico del anuncio” pensó al ver su pelo anaranjado tan característico en él y sus rasgos faciales.

*No podía resistirme a poner el estribillo de la canción puesto que creo que expone muy bien lo que Rukia siente en esos momentos.

Si soy cruel y os dejo justo en este encuentro jajja

Espero no haber hecho OoC, sobretodo con el personaje de Nell ya que no la había utilizado antes en otro fic, a ella y a Yoruichi.