LEYENDA SHINIGAMI Capítulo 12

LEYENDA SHINIGAMI
(Adaptación de ‘Un Amante de Ensueño’ 
de la autora Sherrilyn Kenyon)
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CAPÍTULO 12
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Llegaron a casa al mismo tiempo que la policía. El agente miró con suspicacia a Ichigo.

—¿Quién es?

—Un amigo —le contestó Rukia.

El policía alargó la mano hacia ella.

—De acuerdo, déme las llaves y déjenos echar un vistazo. Mi compañero se quedará con ustedes aquí fuera hasta que lo revisemos todo.

Rukia le entregó obedientemente el juego de llaves y comenzó a mordisquearse las uñas mientras observaba cómo el policía entraba a su hogar.

Por favor, que Yammy esté dentro todavía, rezaba. Pero no estaba. El policía salió poco después meneando la cabeza. El agente la acompañó hasta la casa e Ichigo los siguió un poco rezagado.

—Necesitamos que entre y eche un vistazo para ver si falta algo.

—¿Ha hecho algún estropicio? —preguntó ella.

—Sólo en el dormitorio.

Con el corazón en un puño, Rukia entró en su casa y subió las escaleras para ir a su habitación. Ichigo la siguió y observó cómo se mantenía rígida y distante. Tenía el rostro pálido. Podría matar al tipo que le había hecho esto. Ninguna mujer debería pasar tanto miedo, especialmente en su propio hogar.

Cuando llegaron al piso superior, Rukia corrió hacia su habitación y él se apresuró a seguirla.

Ichigo comenzó a verlo todo negro al contemplar la ansiedad y el dolor que reflejaba el rostro de Rukia. Podía sentirlo en el corazón como si fuese el suyo propio.

Las lágrimas de impotencia se deslizaban por las mejillas de la joven mientras observaba el desorden. El colchón estaba tirado en el suelo, las sábanas desgarradas, los cajones abiertos y su contenido esparcido, al igual que sus libros. Había registrado meticulosamente tanto la ropa de Ichigo como la suya. Su lencería estaba tirada por el suelo. Todo estaba desparramado por la habitación, como si no tuviese valor alguno.

— ¿Cómo ha podido hacer esto? —preguntó, mientras la rabia se abría paso en su interior.

Ichigo la atrajo hacia sus brazos y la sostuvo con fuerza.

— No pasa nada, Rukia —murmuró sobre su pelo.

Pero sí que pasaba. Rukia dudaba poder superar aquello alguna vez. No podía dejar de pensar en las manos de ese animal tocando su ropa o desgarrando las sábanas. ¡Cómo se había atrevido!

Rukia se sentía casi violada; como si las manos de Yammy hubiesen tocado su cuerpo.

Ichigo miró al agente de policía.

—No se preocupe —dijo el hombre—, encontraremos al tipo.

—¿Y después qué? —preguntó Ichigo.

—Eso tendrá que decidirlo un tribunal.

Ichigo lo miró de arriba abajo y soltó un gruñido, asqueado. Tribunales. No entendía cómo un tribunal moderno podía permitir que un animal así estuviese suelto.

— Sé que todo esto es duro —comentó el agente—. Pero necesitamos que compruebe si se ha llevado algo, doctora Kuchiki.

Ella asintió. A Ichigo le sorprendió el coraje que demostró al desprenderse de su abrazo y limpiarse las lágrimas. Comenzó a inspeccionar todo aquel desastre. Él se arrodilló a su lado; quería estar cerca por si lo necesitaba.

Después de comprobarlo todo concienzudamente, e incluso debajo de la cama donde aún seguía Zangetsu, Rukia cruzó los brazos sobre el pecho y lanzó una rápida mirada al agente.

— No falta nada —le dijo pensando que ojalá hubiese encontrado la espada y se hubiese cortado.

Ichigo quiso matar al hombre que le había hecho esto. Sonó el teléfono. Rukia gritó del susto y se puso nerviosa de nuevo.

— Shh —le dijo Ichigo, mientras se acercaba y la abrazaba, impidiendo que se pusiera peor—. No pasa nada. Estoy aquí, contigo.

El agente le pasó el teléfono.

— Conteste, por si es él.

Ichigo miró con furia al hombre. ¿Cómo podía ser tan insensible? ¿Cómo podía pedirle que hablara con ese perro rabioso?

— Hola, Rangiku —saludó Rukia, y volvió a llorar mientras le contaba a su amiga lo que había sucedido.

La mente de Ichigo bullía al pensar en el hombre que había invadido la casa de Rukia y había hecho todo eso. Era mucho más peligroso de lo que la policía sospechaba. Ella colgó el teléfono.

—Siento mucho haber perdido el control —dijo, limpiándose las lágrimas—. Ha sido un día muy largo.

—Sí, señora, lo entendemos.

Ichigo observó cómo se recomponía; Rukia tenía una fuerza de voluntad que muy pocos hombres poseían. Acompañó al policía por el resto de la casa.

— No debe haber visto este libro —dijo uno de los agentes con el libro de Ichigo en la mano, ofreciéndoselo a ella.

Ichigo lo cogió de las manos de Rukia. Al contrario que el agente, él no estaba tan seguro. Si el bastardo había intentado romperlo, se habría llevado una desagradable sorpresa.

No podía ser destruido. Él mismo había intentado hacerlo en incontables ocasiones a lo largo de los siglos. Pero ni siquiera el fuego hacía mella en él. El libro le hizo recordar las palabras de Rukia.

Él se iría en unos cuantos días y ella se quedaría sola, sin nadie que la protegiera. Y esa idea lo enfermaba.

Los agentes se marcharon en el mismo instante que Rangiku llegaba en su coche. Salió del Jeep acompañada de un hombre alto y con el pelo blanco. Rangiku prácticamente corrió hasta la puerta.

—¿Estás bien? —le preguntó a Rukia mientras la abrazaba con fuerza.

—Sí —le contestó ella. Miró sobre su hombro y entonces saludó al hombre—. Hola Gin.

—Hola Rukia. Hemos venido a echarte una mano.

Ella le presentó a Ichigo y los cuatro entraron en la casa. Ichigo detuvo a Rangiku tan pronto como estuvieron dentro, y la llevó aparte.

—¿Puedes mantenerla un rato aquí abajo?

—¿Por qué?

—Tengo que ocuparme de algo.

Rangiku frunció el ceño.

— Claro, no hay problema.

Esperó hasta que Rangiku y su marido sentaron a Rukia en el sofá. Entonces, fue a la cocina, cogió un par de bolsas de basura y se encaminó a la habitación.

Tan rápido como pudo, comenzó a ordenar todo aquel desastre para que Rukia no tuviera que verlo de nuevo. Pero con cada cosa que tocaba o con cada papel roto de los libros que recogía, su ira crecía. Una y otra vez acudía a su mente la tierna expresión de Rukia mientras buscaba un libro entre toda su colección. Si cerraba los ojos podía ver su pelo desparramado sobre su pecho mientras leía.

En ese momento, quiso la sangre de este tipo.

—¡Vaya! —exclamó Gin desde la puerta—. ¿Esto lo ha hecho él?

—Sí.

—Menudo psicópata.

Ichigo no dijo nada y continuó arrojando los papeles a la bolsa. Su alma gritaba, clamando venganza. Lo que sentía hacia Aizen era una leve sombra de lo que en esos momentos pasaba por su mente.

Una cosa era hacerle daño a él. Pero herir a Rukia…

—¿Llevas mucho saliendo con ella?

—No.

—Eso me parecía. Rangiku no te ha mencionado, pero pensándolo bien, tampoco se ha mostrado tan preocupada porque ella se quedara sola desde su cumpleaños. Supongo que os conocisteis entonces.

—Sí.

—Sí, no, sí. No eres muy hablador, ¿verdad?

—No.

—Vale, lo he pillado. Hasta luego.

Rukia no fue consciente del tiempo que pasó sentada en el sofá, sin moverse. Sólo sabía que se encontraba muy mal. El golpe de Yammy había sido fuerte.

Rangiku le trajo una taza de chocolate caliente. Ella intentó beber, pero le temblaban tanto las manos que tuvo miedo de derramarlo y lo dejó a un lado.

—Supongo que necesito limpiarlo todo.

—Ya lo está haciendo Ichigo —le dijo Gin, que estaba sentado en el sillón haciendo zapping.

Rukia frunció el ceño.

—¿Qué?, ¿desde cuando?

—Hace poco estaba arriba, recogiéndolo todo.

Boquiabierta por la sorpresa, Rukia subió en su búsqueda. Ichigo estaba en la habitación. Desde la puerta, observó cómo acaba de poner orden y se enderezaba. Dobló uno de sus pantalones, los colocó en el cajón y lo cerró.

La ternura la invadió ante la imagen del que fuera un fuerte Shinigami ordenando su casa para evitar que ella sufriera. Su delicadeza le llegó al corazón. Ichigo alzó los ojos y descubrió a Rukia. La honda preocupación que reflejaban sus ojos ámbar la reconfortó.

— Gracias —dijo ella.

Él se encogió de hombros.

—No tenía otra cosa que hacer —aunque lo dijo con un tono despreocupado, algo en su actitud traicionaba su pretendida indiferencia.

—Aún así, te lo agradezco mucho —le dijo ella mientras entraba y miraba todo el trabajo que había hecho.

—¡Eh! —gritó Rangiku desde la puerta—. Gin está encargando una pizza, ¿os apetece comer algo?

—Sí —contestó Rukia.

—¿Y tú? —le preguntó Rangiku a Ichigo.

Ichigo sonrió a Rukia.

— Me encantaría comer pizza.

Rukia soltó una carcajada al recordar cómo Ichigo le había pedido pizza la noche que lo invocaron.

—Vale —dijo Rangiku—, pizza para todos.

Horas más tarde y después de haber comido, Rukia pudo convencer a Rangiku y a Gin de que se fueran.

— Estoy bien, de verdad —les aseguró por enésima vez en la puerta. Agradecida por la presencia de Ichigo, colocó la mano sobre su brazo—. Además, tengo a Ichigo.

Rangiku la miró con severidad.

—Si necesitas algo, me llamas.

—Lo haré.

Sin sentirse segura del todo, Rukia cerró la puerta principal y subió a la habitación. Ichigo la siguió. Se tumbaron en la cama, uno junto al otro.

—Me siento tan vulnerable… —susurró.

Él le acarició el pelo.

—Lo sé. Cierra los ojos y duerme tranquila. Estoy aquí. Yo te mantendré a salvo.

La rodeó con sus brazos y ella suspiró, reconfortada. Nadie la había consolado nunca como él lo hacía. Tardó horas en dormirse. Cuando lo hizo, estaba rendida.

Sin embargo, por la mañana se despertó con un silencioso grito.

— Estoy aquí, Rukia.

Escuchó la voz de Ichigo a su lado y se calmó al instante.

—Gracias a Dios que eres tú —murmuró—. Tenía una pesadilla.

Ichigo depositó un ligero beso en su hombro.

—Lo sé.

Ella le dio un apretón en la mano antes de salir de la cama y prepararse para ir al trabajo. Cuando intentó vestirse, le temblaban tanto las manos que no fue capaz de abotonarse la camisa.

—Déjame a mí —se ofreció Ichigo, apartándole las manos para poder hacerlo él—. No tienes por qué estar asustada, Rukia. No dejaré que ese tipo te haga nada.

—Lo sé. Sé que la policía lo atrapará y, entonces, todo habrá acabado.

Él no contestó, y siguió ayudándola a colocarse la ropa.

Una vez estuvieron preparados, Rukia condujo hasta la consulta, situada en el centro de la ciudad. Tenía un nudo tan grande en el estómago que le costaba respirar. Pero no podía encerrarse. No iba a dejar que Yammy controlara su vida. Ella era la que llevaba las riendas y nadie iba a cambiar eso. No sin luchar.

No obstante, estaba muy agradecida por la presencia de Ichigo. La reconfortaba de tal modo que no quería pensar demasiado a fondo en el porqué.

— ¿Cómo se llama esto? —preguntó Ichigo cuando entraron al antiguo ascensor del edificio de finales de siglo.

Ella le enseñó cómo tirar para cerrar la puerta y, de inmediato, percibió la incomodidad de Ichigo al quedarse encerrados.

— Es un ascensor —le explicó Rukia—. Aprietas estos botones y subes a la planta que quieres. Yo trabajo en el último piso, que es el octavo —apretó el botón de diseño antiguo.

Ichigo se puso aún más nervioso cuando comenzaron a ascender.

— ¿Es seguro?

Ella alzó una ceja y lo miró con curiosidad.

— No me puedo creer que el hombre que se enfrentaba sin miedo a monstruos esté ahora asustado de un simple ascensor.

Ichigo le dedicó una mirada irritada.

—Sé lo que son los Hollows, pero esto me resulta desconocido.

Rukia le rodeó el brazo con el suyo.

—No es muy complicado. —Señaló a la trampilla del techo—. Sobre esa puertecilla hay unos cables que suben y bajan la cabina, y también hay un teléfono —dijo, señalando el intercomunicador situado bajo los botones—. Si el ascensor se queda atascado, lo único que hay que hacer es apretar el botón del teléfono y, el equipo de emergencia acudirá de inmediato.

Los ojos de Ichigo se oscurecieron.

— ¿Y suele quedarse atascado con mucha frecuencia?

—La verdad, no. Llevo trabajando en este edificio cuatro años y no ha sucedido ni una sola vez.

—Y si no estabas dentro, ¿cómo lo sabes?

—Los ascensores tienen una alarma que se activa si se quedan atascados. Confía en mí, si nos quedamos encerrados aquí dentro alguien nos oirá.

Ichigo dejó vagar su mirada alrededor del reducido espacio y, por la luz que había en sus ojos Rukia supo las malvadas ideas que le pasaban por la cabeza.

—¿Puedes hacer que se detenga a propósito?

Ella se rió a carcajadas.

—Sí, pero no quiero que me pillen en flagrante delito en el trabajo.

Él inclinó la cabeza y depositó un leve beso en su mejilla.

—Pero ser pillado en flagrante delito en el trabajo puede ser muy divertido.

Rukia lo abrazó con fuerza. ¿Qué había en él que le hacía sentirse feliz? Sin importar lo que ocurriera, Ichigo siempre conseguía que las cosas fueran mucho más divertidas. Más brillantes.

—Eres malo —le dijo, y se apartó de él de mala gana.

—Cierto, pero te encanta.

Ella volvió a reírse.

— Tienes toda la razón. Me encanta que seas malo.

Las puertas se abrieron y Rukia se encaminó hacia su consulta, situada muy cerca del ascensor. Ichigo la siguió.

Hinamori los miró cuando entraron y abrió los ojos de par en par. Sus labios dibujaron una sonrisa y se sonrojó al contemplar a Ichigo.

— Doctora Kuchiki —dijo.

Rukia los presentó y, después, le enseñó a Ichigo su consulta. Él se quedó de pie, observando a través de los ventanales mientras Rukia encendía el ordenador y dejaba el bolso en el cajón de su escritorio.

Ella se detuvo al percibir que Ichigo la miraba fijamente.

—¿De verdad vas a pasarte todo el día aquí?

Él se encogió de hombros.

—No tengo nada mejor que hacer.

—Te vas a aburrir.

—Te aseguro que estoy más que acostumbrado al aburrimiento.

Lo malo era que Rukia lo sabía. Colocó una mano sobre su mejilla al imaginárselo dentro del libro, solo, encerrado en la más completa oscuridad. Se puso de puntillas y lo besó con ternura.

— Gracias por acompañarme hoy. No creo que hubiera podido estar aquí de no ser por ti.

Él mordisqueó sus labios.

— Es un placer.

Hinamori la llamó por el intercomunicador.

—Doctora Kuchiki, su cita de las ocho está aquí.

—Esperaré fuera —le dijo Ichigo.

Rukia le dio un apretón en la mano antes de dejar que se marchara.

Durante la siguiente hora, no fue capaz de concentrarse en su paciente. Sus pensamientos volaban al hombre que la aguardaba fuera, y no paraban de dar vueltas a lo mucho que significaba para ella. Y a lo aborrecible que encontraba el hecho de que se marchara.

Tan pronto como acabó la sesión, acompañó a su paciente a la puerta. Hinamori estaba enseñando a Ichigo a hacer solitarios en el ordenador.

— Doctora —le dijo—, ¿sabe que Ichigo no había jugado antes al solitario?

Rukia intercambió una sonrisa chispeante con Ichigo.

— ¿En serio?

Hinamori se apartó de Ichigo para echar un vistazo a la agenda.

—Por cierto, su cita de las tres ha sido cancelada. Y la de las nueve ha llamado para decir que llegará unos minutos tarde.

—De acuerdo. —Rukia señaló a la puerta con el pulgar—. Mientras jugáis, voy un momento al coche. Olvidé mi tablet.

Ichigo alzó la mirada.

— Yo iré.

Rukia negó con la cabeza.

— Yo puedo hacerlo.

Sin contestarle, él rodeó el escritorio de Hinamori y extendió la mano para que Rukia le diera las llaves.

—Yo iré —dijo con un tono que no admitía réplicas. Como no tenía ganas de discutir, le dio las llaves.

—Está en los asientos traseros.

—Vale, no tardaré nada.

Rukia le hizo un saludo militar. Con gesto de pocos amigos, salió de la oficina y se encaminó hacia el ascensor, al final del pasillo. Iba a apretar el botón cuando se detuvo. ¡Por los dioses!, cómo odiaba esa cosa estrecha y cuadrada. Y la idea de estar allí dentro, solo…

Echó un vistazo a su alrededor y vio las escaleras. Sin dudarlo ni un instante, se dirigió hacia ellas.

Rukia estaba intentando encontrar el informe que necesitaba en su maletín, pero cayó en la cuenta de que había dejado un par de archivadores en el coche.

— ¿Dónde tengo hoy la cabeza? —se reprendió. Pero no hizo falta que pensara mucho la respuesta. Sus pensamientos estaban divididos entre dos hombres que habían alterado su vida por completo.

Enfadada consigo misma por no ser capaz de concentrarse, cogió el maletín y salió de la consulta, detrás de Ichigo.

—¿Dónde va, Doctora? —le preguntó Hinamori.

—Me he dejado unos cuantos informes en el coche. No tardo.

Hinamori asintió. Rukia se acercó al ascensor. Aún estaba rebuscando en el maletín en busca de los archivos cuando se abrieron las puertas.

Sin prestar mucha atención, entró en al ascensor y, de forma automática, apretó el botón de la planta baja.

Justo cuando las puertas se cerraron, se percató de que no estaba sola. Yammy estaba justo enfrente, mirándola fijamente.

— ¿Me vas a decir quién es él?

Rukia se quedó helada mientras la invadían el terror y la furia. ¡Sentía deseos de despedazarlo! Ocultando el pánico, ella le habló con calma.

—¿Qué hace usted aquí?

Él hizo un mohín.

—No me has contestado. Quiero saber de quién era la ropa que había en tu casa.

—Eso no es de su incumbencia.

—¡No digas tonterías! —chilló.

Se balanceaba al borde de la locura y lo último que Rukia necesitaba era que él se hundiera en el abismo mientras estuvieran encerrados en el ascensor.

— Todo lo que te rodea es asunto mío.

Rukia intentó hacerse con el control de la situación.

— Escúcheme, señor Riyalgo. No le conozco de nada, y usted no me conoce a mí. No entiendo por qué se ha obsesionado conmigo, pero quiero que esta situación llegue a su fin.

Él apretó el botón que detenía el ascensor.

—Ahora, me vas a escuchar, Rukia. Estamos hechos el uno para el otro. Lo sabes igual que yo.

—Muy bien —le contestó ella, intentando apaciguarlo—. Vamos a discutir esto en mi consulta. —Y apretó el botón para que el ascensor comenzara a moverse de nuevo.

Él volvió a detenerlo.

— Hablaremos aquí.

Rukia tomó una profunda bocanada de aire; las manos empezaban a temblarle. Tenía que salir de allí sin enfadarlo aún más.

— Estaríamos mucho más cómodos en mi consulta.

En esta ocasión, cuando ella fue a apretar el botón él le cogió la mano.

—¿Por qué no hablas conmigo? —le preguntó él.

—Estamos hablando —contestó Rukia mientras se aproximaba lentamente al intercomunicador.

—Apuesto a que hablas con él, ¿verdad? Apuesto a que pasas horas riendo y haciendo Dios sabe qué cosas con él. Dime quién es.

—Señor Riyalgo…

—¡Yammy! —gritó—. ¡Maldita sea! Me llamo Yammy.

—Vale, Yammy. Vamos a…

—Apuesto a que te ha puesto sus sucias manos encima, ¿verdad? —le preguntó mientras la aprisionaba en el rincón, de espaldas al teléfono—. ¿Cuántas veces te has acostado con él desde que me conociste, eh?

Rukia se estremeció ante la visión de su enorme cuerpo echándose sobre ella y la salvaje mirada de aquellos ojos brillantes. Estaba perdiendo el control de su mente.

Rukia intentó agarrar el auricular pero, antes de poder acercárselo a la oreja, él lo agarró.

—¿Qué coño estás haciendo? —le preguntó él.

—Necesitas ayuda.

Yammy estrelló el auricular contra el panel de botones.

— No necesito ninguna ayuda. Sólo necesito que hables conmigo. ¿Es que no me oyes? ¡Sólo necesito que hables conmigo! —gritó, mientras estrellaba el teléfono contra el panel, enfatizando cada palabra con un golpe.

Aterrorizada, Rukia contempló cómo el auricular se hacía pedazos. Yammy comenzó a pasarse las manos por la cabeza resoplando.

— Te ha besado, lo sé —repetía una y otra vez la misma frase.

¡Santo Dios! Estaba atrapada con un loco. Y no había salida.

Ichigo regresó a la consulta de Rukia con la tablet. Supo cual era ese objeto porqué ella lo había nombrado en otras ocasiones.

—¿Dónde está Rukia? —le preguntó a Hinamori al no encontrarla.

—¿No se ha encontrado con ella? Salió unos minutos después que usted. Iba a su coche.

Ichigo frunció el ceño.

—¿Está segura?

—Claro. Dijo que se había dejado unos informes o algo.

Antes de poder preguntarle cualquier otra cosa, una atractiva mujer vestida con un conservador traje negro y con un maletín en la mano, entró a la oficina. Era la otra sexóloga que también trabajaba ahí.

Se detuvo en la puerta y se quitó un zapato con un puntapié, para frotarse el talón.

—Definitivamente, hoy es lunes —le dijo a Hinamori—. Sólo me faltaba tener que subir ocho pisos por la escalera porque el ascensor se ha quedado atascado. Y ahora, ¿qué maravillosas noticias tienes para mí?

—Hola, doctora —la saludó Hinamori alegremente, mientras pasaba la mano sobre el libro de citas—. Su cita de las nueve es Yammy Riyalgo. Hoy lo visitará usted.

Ichigo se quedó paralizado.

—¿Ha dicho Yammy? —le preguntó a la secretaria.

—Sí. Llamó para cambiar la cita.

Ichigo no esperó a que Hinamori terminara de hablar. Arrojó la tablet sobre el escritorio y salió corriendo de la oficina hacia el ascensor. Con el corazón latiendo desbocado, sólo podía pensar en llegar hasta Rukia lo más rápido posible.

Un escalofrío de terror le recorrió la espalda al comprender lo que había sucedido. Yammy había detenido el ascensor con Rukia dentro. Estaba seguro.

De repente, se escuchó un grito sofocado tras las puertas cerradas del ascensor. Con la visión nublada por la furia y el miedo, tiró de las puertas hasta abrirlas y se quedó helado.

No se veía el ascensor. Sólo un abismo negro, muy parecido al libro. Peor aún, bajar por allí sería como descender hacia su infierno. Un infierno oscuro, asfixiante y estrecho.

Luchó para poder respirar y superar el miedo. En su corazón, sabía que Rukia estaba allí abajo. Sola con un loco y sin nadie que la ayudara.

Apretando los dientes, dio un paso hacia atrás y tomó impulsó para alcanzar de un salto los cables.

Rukia apartó a Yammy con un violento empujón pero el tamaño del hombre la dejaba en desventaja completamente.

—¡No voy a compartirte con nadie! —gruñó él, agarrándola de nuevo por el brazo—. Eres mía.

—No pertenezco a nadie —le contestó ella, propinándole un rodillazo en la entrepierna.

El hombre cayó de rodillas al suelo.

Desesperada, Rukia intentó subir por las barras laterales para poder alcanzar la trampilla del techo, sin embargo, Yammy la agarró por la cintura y la estrelló de espaldas contra el rincón. Con el rostro contraído por la furia, colocó los brazos a ambos lados de Rukia.

— ¡Dime cómo se llama el hombre que ha estado dentro de ti, Rukia! Dímelo para que sepa a quién tengo que matar.

Con una escalofriante mirada en sus ojos vacíos, comenzó a arañarse el rostro y el cuello hasta hacerse sangrar.

— ¿No sabes que eres mi mujer? Vamos a estar juntos. Sé cómo cuidar de ti. Sé lo que necesitas. ¡Soy mucho mejor que él!

Rukia se agachó, para alejarse un poco de él, se quitó los zapatos de tacón y los cogió. No es que fuesen las mejores armas, pero eran mejor que nada.

— ¡Quiero saber con quién has estado! —chilló él.

En el mismo instante en que Yammy daba un paso hacia atrás, la trampilla se abrió. Rukia miró hacia arriba.

Ichigo se tiró desde el hueco y cayó agachado como un sigiloso depredador. Lo rodeaba un aura de peligrosa tranquilidad, pero la expresión de sus ojos era aún más terrorífica.

Iluminados por la ira, estaban clavados en Yammy con mortal determinación, y lanzaban fuego. Se puso en pie lentamente, hasta enderezarse del todo.

Yammy se quedó paralizado al ser consciente de Ichigo.

—¿Quién coño eres tú?

—El hombre con el que ella ha estado.

Yammy abrió la boca por la sorpresa.

Ichigo miró escuetamente a Rukia para asegurarse de que se encontraba sana y salva, y volvió su atención de nuevo a Yammy, lanzando un rugido. Aplastó al tipo contra la pared con tanta fuerza que Rukia pensó que habían dejado una señal en los paneles de madera.

Ichigo lo agarró por la camisa y volvió a golpearlo contra la pared. Cuando habló, la frialdad de su voz hizo que Rukia se estremeciera.

— Es una pena que nunca haya podido matar libremente a los tipos como tú —le dijo apretando los puños—. Pero si vuelvo a encontrarte cerca de Rukia otra vez o haces que derrame una sola lágrima más, no habrá fuerza en este mundo ni en el más allá que me impida hacerte trizas. ¿Lo has entendido?

Yammy luchó inútilmente para zafarse de los puños de Ichigo.

—¡Es mía! Te mataré antes de que te interpongas entre nosotros.

Ichigo ladeó la cabeza como si no pudiese creer lo que acababa de oír.

—¿Estás loco?

Yammy lanzó una patada al vientre de Ichigo pero él se apartó en un movimiento rápido y le dio un fuerte puñetazo en la mandíbula con los ojos ensombrecidos. Yammy cayó desmayado al suelo.

Mientras Ichigo se agachaba junto al hombre, Rukia suspiró aliviada. Todo había acabado.

—Es mejor que te mantengas inconsciente —lo amenazó Ichigo.

Se enderezó y abrazó a Rukia hasta casi aplastarla.

—¿Estás bien?

Ella no podía respirar pero, en ese momento, no le importaba.

—Sí, ¿y tú?

—Mejor, ahora que te tengo conmigo.

Unos minutos después de que Hinamori llamara a la policía, éstos llegaron y consiguieron abrir las puertas del ascensor. Rukia vio que habían quedado atrapados entre dos pisos.

Ichigo la alzó por la cintura y ella agarró la mano que le tendía un policía para ayudarla a llegar hasta el suelo. Una vez estuvo fuera del ascensor, frunció el ceño mientras observaba a los tres agentes que estaban ayudando a Ichigo a sacar el cuerpo inconsciente de Yammy.

Mientras Rukia esperaba que Ichigo llegara a su lado, observó la oscuridad que reinaba en el hueco del ascensor, por donde él había bajado para llegar hasta ella. Era un espacio muy reducido.

Recordó la mirada en el rostro de Ichigo, la noche que apagó la luz. Y la expresión alterada que tenía poco antes, cuando subieron a su consulta.

Aún así, había venido a rescatarla. Abrumada, sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas. Había sido capaz de pasar por eso para protegerla.

Tan pronto como salió del ascensor, Rukia lo abrazó con fuerza. Ichigo temblaba a causa de la fuerza de las emociones que sentía. Estaba tan aliviado al verla sana y salva…

La cogió por la cintura y la besó.

— ¡No!

Ichigo la soltó en el mismo instante que Yammy despertaba y se zafaba de una patada del policía. Las esposas le colgaban de una de las muñecas mientras se hacía con la pistola del agente y apuntaba.

Acostumbrado a reaccionar en mitad de una batalla, Ichigo agarró a Rukia y la empujó hacia la izquierda en el instante en que Yammy disparaba.

El disparo pasó rozándolos, y fue seguido por otros dos más. Otro de los agentes, el de más edad, había disparado a Yammy.

Rukia intentó acercarse, pero Ichigo se lo impidió. La mantuvo pegada a él, con el rostro enterrado en su pecho, mientras observaba cómo Yammy moría.

— No mires, Rukia —susurró—. Hay ciertos recuerdos que no necesitas conservar.
.
.
.
CONTINUARÁ…

¡Yammy ya no podrá hacerle nada! Menos mal a Ichigo que vino a ayudarla incluso luchando contra sus miedos y contra su temor a los sitios pequeños y oscuros. Todo por ella ^^

Que mono también recogiendo todo para que ella no volviera a ver sus cosas tiradas por el suelo :D
Ha tenido que pasarlo mal al ver su habitación así, toda su ropa tocada por Yammy y después en el ascensor encerrada con aquél loco pero ya ha acabado todo.

Pero, sigue la duda... ¿Que hará Ichigo?¿Se quedará o no?  
¡Nos leemos!
Besos <3

10 comentarios:

  1. Oh!!!!! Este fue un capitulo lleno de muchas emociones, era como estar en una montaña rusa, pobre Rukia debió sentirse fatal de no ser por que estaba Ichigo para, apoyarla y protejerla no estaría mas
    Fue muy dulce de parte del fresa que recogiera todo el desorden que ocasionó Yammy en el cuarto de Rukia y que después enfrentara parte de sus demonios para salvarla, esperó el próximo capitulo con ansias.
    Ahora de verdad empieza la parte mmmmm muajajajaja ;)
    Nid estamos leyendo un beso :-*

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    1. Una montaña rusa y tanto, por lo menos estaba Ichigo con ella sino la pobre tener que pasar por eso sola y cuando va a salvarla ainsss es un encanto nuestro shinigami ^^
      La parte mmmmmm jajajaja sí sí xD
      Por cierto, como llevas lo del reto? Al final lo estás haciendo? :D
      Besos Angie! <3

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  2. ASdjñlkasjdñaslkjdñaksd ICHIGO!!!! TIENES QUE QUEDARTE CON RUKIA SI O SI!!! NO PUEDES DEJARLA!!! TT___________TT
    Ok ya fuera de dramas.....AL FIN!!!! AL FIN MURIO YAMMY!!! \(OwO)/ un viejo malvado menos :3 jajaja ok no XD ñasdjañkldñaskld fue tan aslkjdaslñkdasd >//< Amo la relación de estos dos!! Cuando limpia la habitación de Rukia!! Q3Q son taaaan leeendooos~ casí muero de la ternura!! >3< por un momento pensé que Yammy violaría a mi niña QnQ gracias a Dios .3. ahora solo falta que Aizen muera y todos seremos felices :D jajajaja no, espera, falta que Ichigo decida quedarse con Rukia para que ahora si todos seamos felices :B jajaja en serio, Ichigo-fresita-kun aún no entiendo porque c****s no decides quedarte con Rukia >:X LA AMAS POR EL AMOR DE DIOS!! QnQ Y ELLA A TI!!! Ya va siendo hora que se pongan a hablar de sus sentimientos, o que Rangiku los ponga a hablar de sus sentimientos ¬3¬ ajajaja apareció Gin!!! ;n; 3<
    Nos leemos~ :3
    Cuídate~ :D
    Bye-bye~ :B

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    1. Menos mal que estaba Ichigo con ella y va a salvarla en el ascensor sino pobrecita! Ese Yammy estaba más que loco :S
      jajajajaaja Ichigo es una orden! Quédate con ella o iremos a por ti!! xDD
      A ver que pasará :D
      Nos leemos! Besitos <3

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  3. OMG no puedo creerlo, bueno ya se deshicieron de un problema, ahora a esperar por ver que pasa en el siguiente jeje muero por que legue el siguiente martes xD nos leemos ;)

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    1. Sí, ya se han librado de Yammy ahora queda que Ichigo se decida xD
      Nos leemos! Besos <3

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  4. Mm mmm!
    Interesante...
    Un yammy psicópata aun que no se aleja mucho del original que estaba igual de loco.
    Tengo una pregunta, la historia original es igual de fantasiosa o no?
    De que se trataba?, era igual sobre un hombre atrapado en una maldición como en bleach?.
    Esta historia esta muy lindaaa!!!
    El ichigo que nos presenta aquí es muy tierno y a la ves no, tiene de ves en cuando conflictos internos, se contradecía en cuanto al proceso para acabar con la maldición, decía que no quería que rukia pasara por eso pero luego accedió para así ir a la sociedad de almas. Jeje pero la cosa si esta como para pensárselo le están ofreciendo su vida de vuelta.
    Tengo una observación en el capitulo en el que apareció renji el mencionó que el no era del bando de aizen como HINAMORI (o tal ves me estoy cruzando los cables con otra historia que estoy leyendo jejeje pero bueno siguiendo con el hilo)
    La secretaria de rukia se llama HINAMORI podría ser la misma? Si es así que hace allí? Sera una infiltrada de aizen?, aun que eso seria demasiado considerando que eso de la maldición solo fue para sacar a un enemigo invencible de la jugada y así hacerse con el hogioku (no se si se escribe así)
    Según yo ichigo fue juzgado y encerrado en el pergamino antes de que aizen robara el hogioku no es así? O como mismo fue.
    Algo que no entiendo es el asunto de la maldición, se menciona que aizen robo esa maldición de la familia kuchiki, el mismo renji lo dijo, que kuchiki byakuya fue engañado en ese momento, esto hablando en la sociedad de almas.
    Ahora rukia esta viva y es una kuchiki, existen dos familias kuchikis una en el mundo real y otra en la sociedad de almas.
    Eso quiere decir que como siempre sea mantenido que el clan kuchiki es muy antiguo, el clan kuchiki de la s.s. Son los ancestros del clan kuchiki en el mundo real, verdad? Corrijame si me equivoco por favor.
    Oh y también esa eso que menciono renji a ichigo, que se volvería loco y que tendrían que atarlo, eso quiere decir que sera acosado nuevamente por su holow interno y este peleara nuevamente por salir y tomar el control, verdad? Nuevamente le pido que me corrija si me equivoco.
    Hasta ahora estas son las dudas que tengo.
    Chau.

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    1. Hola Andrea! Sí, la historia original es de un general de la antigua Macedonia que maldijeron metiéndolo en libro. Está muy interesante.
      -Que bien que te hayas fijado en lo de Hinamori porqué la verdad ha sido un error mío jajaja no me acordaba que la había puesto en la conversación de Renji con Ichigo xD (ya lo cambiaré)
      -Aizen, cuando se enteró de que Ichigo era un Vizard y antes de que ocurriera todo, ya tenía la Hogyoku y sabía sobre la hollowficación. Empezó a cabrear a Ichigo para que se transformara en Hollow y poder quitárselo de encima porqué le tenía envidia y celos de que un humano de tan poca edad que se había convertido en Shinigami fuera más fuerte que él.
      -Lo de la familia Kuchiki sí que puede ser que hubiera habido humanos con aquél apellido ya que los que están en la S.S son almas, antes estuvieron vivos. Rukia es una descendiente de esa familia por eso tiene ese apellido. Buena observación ^^
      -Lo de atarse es porqué la maldición que le pusieron es que tenía que satisfacer a su invocadora. Como ahora tendrá que contenerse empezará a sentirse mal, desesperado, como un monstruo. Ya veremos que ocurrirá jejeje
      Saludos Andrea! <3

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  5. Oh y ptra cosa es respecto al reto que usted propuso, es de escribir cualquier cosa referente al ichiruki verdad?
    Es que he tenido unos suenos frecuentes debido a una sobredosis ichiruki y bleach manga actual. Jeje si aun hay tiempo me gustaria presentarcelo a usted.

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    1. jajaja es normal soñar con lo que estás pensando todo el rato :D Lo del reto para este mes que propuse no tiene que ser ichiruki obligatoriamente (sí lo es muy bien claro jjeje) pero tiene que empezar de una manera y meter en la historia un punto clave. Está todo explicado en un post del blog, búscalo se llama así: [¿Quieres escribir? Participa en el reto!] ^^

      Sí quieres enseñarme algo que tengas de ichiruki que no es del reto puedes presentármelo sin problemas :D Si quieres hablamos por Twitter (@IchiRukiStories) o por google+ o email, por donde te vaya mejor :)

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