LEYENDA SHINIGAMI Capítulo 10

LEYENDA SHINIGAMI
(Adaptación de 'Un amante de ensueño' 
de la autora Sherrilyn Kenyon)
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CAPÍTULO 10
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Algo iba mal. Rukia lo notaba en el ambiente mientras conducía hacia el Acuario. Ichigo iba sentado junto a ella, mirando por la ventana.

Había intentado varias veces hacerlo hablar, pero no había modo de que despegara los labios. Todo lo que se le ocurría era que estaba deprimido por lo sucedido en el cuarto de baño.

Aparcó el coche en el estacionamiento público.

— ¡Vaya, qué calor hace! —exclamó Rukia al salir y sentirse inmediatamente asaltada por el aire cargado y denso. Echó un vistazo a Ichigo, que estaba realmente deslumbrante con las gafas de sol oscuras que le había comprado. Una fina capa de sudor le cubría la piel—. ¿Hace demasiado calor para ti?

—No voy a morirme, si te refieres a eso —le contestó mordazmente.

—Estamos un poco irritados, ¿no?

—Lo siento —se disculpó al llegar a su lado—. Estoy pagando mi mal humor contigo, cuando no tienes la culpa de nada.

—No importa —alzó los hombros—.  Vamos al Acuario. Por lo menos hay aire acondicionado —y cogiéndolo del brazo, cruzó el estacionamiento y se encaminó hacia el lugar.

Ichigo permaneció en silencio mientras ella compraba las entradas y lo guiaba hacia el interior. No dijo nada hasta que estuvieron paseando por los túneles subacuáticos, que les permitían observar las distintas especies marinas en su hábitat natural.

—Es increíble —balbució cuando una enorme raya pasó sobre sus cabezas. Tenía una expresión infantil, y la luz que chispeaba en sus ojos la llenó de calidez.

Súbitamente, sonó el busca de Rukia. Soltó una maldición y miró el número. ¿Una llamada desde el despacho un sábado? Sacó el móvil del bolso y llamó.

—¡Hola, Rukia! —le dijo Hinamori, tan pronto como descolgó—. Escucha, estoy en la consulta. Anoche entró alguien al despacho.

—¡No!, ¿quién haría algo así?

Rukia captó la mirada curiosa en los ojos de Ichigo. Le ofreció una sonrisa insegura, y siguió escuchando a Hinamori.

—Ni idea. Hay un equipo de la policía buscando huellas y todo está acordonado. Por lo que he visto, no se han llevado nada importante. ¿Tenías algo de valor en tu consulta?

—Sólo el ordenador.

—Está todavía allí. ¿Algo más? ¿Dinero, cualquier otra cosa?

—No, nunca dejo objetos de valor ahí.

—Espera, el oficial quiere hablar contigo.

Rukia esperó hasta escuchar una voz masculina.

—¿Doctora Kuchiki?

—Sí, soy yo.

—Parece que se llevaron su organizador Rolodex y unos cuantos archivadores. ¿Sabe de alguien que pudiera estar interesado en ellos?

—Pues no. ¿Necesita que vaya para allá?

—No, no. Estamos buscando huellas, pero si se le ocurre algo, por favor, llámenos —y le pasó el teléfono a Hinamori.

—¿Quieres que vaya? —le preguntó.

—No. No hay nada que puedas hacer. En realidad, es bastante aburrido.

—Vale, avísame al busca si necesitas algo.

—Lo haré.

Rukia colgó el teléfono y lo devolvió al bolso.

—¿Ha pasado algo? —preguntó Ichigo.

—Alguien entró anoche en mi despacho.

Él frunció el ceño.

—¿Para qué?

—Ni idea —la pausa de Rukia hizo que el ceño de Ichigo se intensificara, mientras ella pensaba en los posibles motivos—. No puedo imaginarme para qué iba a querer alguien mi organizador. Desde que me compré la tablet, ni siquiera lo he usado. Es muy extraño.

—¿Tenemos que irnos?

Ella agitó la cabeza.

— No hace falta.

Ichigo dejó que Rukia lo guiara alrededor de los diferentes acuarios, mientras le leía las extrañas inscripciones que explicaban detalles sobre las distintas especies y sus hábitats.

Como le gustaba escuchar el sonido de su voz tan relajante al leer. Le pasó un brazo por los hombros mientras paseaban y ella le rodeó la cintura enganchando un dedo en una de las trabillas del cinturón.

El gesto consiguió debilitarlo. Se dio cuenta de que pasaba las horas deseando sentir el roce de su cuerpo. Cuando ella le sonrió, el corazón se le aceleró descontroladamente. ¿Qué tenía esta mujer que despertaba algo en él que jamás había sentido?

Pero en el fondo lo sabía. Era la primera mujer que lo veía. No a su apariencia física, ni a sus proezas de Shinigami. Ella veía su alma. Rukia lo trataba como a un amigo. Y su interés en ayudarlo era genuino. O al menos, eso parecía.

¿Podía una mujer tan maravillosa y compasiva como ella preocuparse realmente por un tipo como él?

Rukia se detuvo delante de otra inscripción. Ichigo se quedó tras ella y le pasó ambos brazos por los hombros. Ella le acarició distraídamente los antebrazos mientras leía.

Con el cuerpo en llamas por el deseo que despertaba en él, inclinó la barbilla hasta apoyarla sobre su cabeza y escuchar de ese modo la explicación, mientras observaba cómo nadaban los peces. El olor de su piel invadió sus sentidos y anheló volver a su casa, donde podría quitarle la ropa.

No era capaz de recordar cuándo había sido la última vez que deseó tanto a una mujer como le ocurría con Rukia. De hecho, no creía posible que algo así le hubiese ocurrido antes.

Deseaba perderse en su interior. Sentir sus uñas arañándole la espalda mientras gritaba al llegar al clímax.

Que los dioses se apiadasen de él. Rukia se le había metido bajo la piel.

Y estaba aterrado. Ella ocupaba un lugar en su corazón que acabaría destrozándolo si le faltaba. Sólo ella podía acabar realmente con él. Hacerlo pedazos.

Era casi la una del mediodía cuando salieron del Acuario. Rukia se encogió tan pronto como volvieron a la calle, asaltada por la oleada de calor.

—¿Quieres que vayamos a ver a Rangiku? Debe estar en su tenderete. El sábado suele ser uno de sus mejores días.

—Vamos.

Agarrados de la mano, bajaron la calle hasta llegar a la plaza. Como era de esperar, Rangiku estaba en su puestecillo con un cliente. Rukia comenzó a alejarse para no interrumpir, pero la rubia acabó enseguida y le hizo un gesto para que se acercara.

—Oye, Rukia, ¿te acuerdas del doctor Kyoraku, de la facultad?

—Sí, claro. El profesor de Historia Antigua.

—Pues nos hemos encontrado y hemos estado hablando de la época de samuráis y sobre la leyenda de los Shinigamis. Le comenté que tenía un amigo que sabía mucho sobre eso —miró a Ichigo sonriente— y ha sugerido que podrías ir a las próximas clases. Que le encantaría que los alumnos conocieran a alguien que supiera tanto del tema.

Ichigo no pareció hacerle gracia, pero a Rukia sí.

—Rangiku, ¿crees que es posible que Ichigo pudiera trabajar como profesor en la facultad una vez acabemos con la maldición? Estaba pensando que pod…

—No, Rukia —la interrumpió él.

—¿Que no qué? Vas a necesitar…

—No voy a quedarme aquí.

La mirada fría y vacía que tenía en aquel momento era la misma con la que la había mirado la noche en que lo convocaron. Y a Rukia la partió en dos.

—¿Qué quieres decir? —inquirió ella. El desvió la mirada.

—Urahara, un Dios de la Muerte amigo mío, se me apareció… bueno, pude escuchar solo su voz. Me ha hecho una oferta para devolverme a casa. Una vez rompamos la maldición, me enviará de nuevo a la Sociedad de Almas.

Rukia se esforzó por seguir respirando.

— Entiendo —dijo, aunque se estaba muriendo por dentro—. Usarás mi cuerpo y después te irás. —Y siguió con un nudo en la garganta: — Al menos no tendré que pedir a Rangiku que me lleve a casa después.

Ichigo retrocedió como si lo hubiese abofeteado.

—¿Qué quieres de mí, Rukia? ¿Por qué ibas a querer que me quedara aquí?

Ella no conocía la respuesta. Lo único que sabía era que no quería que se marchara. Quería que se quedara. Pero no en contra de su voluntad.

— Te voy a decir algo —le dijo. Comenzaba a enfadarse ante la idea de que él desapareciera—; no quiero que te quedes. De hecho, se me está ocurriendo una cosa, ¿qué tal si te vas a casa de Rangiku por unos días? —y entonces miró a su amiga—, ¿te importaría?

Rangiku abría y cerraba la boca sin saber que decir. Ichigo alargó un brazo hacia ella.

—Rukia…

—No me toques —le advirtió apartando su propio brazo—. Hasta luego.

Rangiku dejó escapar el aire lentamente mientras observaba a Ichigo, que contemplaba cómo Rukia se alejaba de ellos. Su cuerpo estaba totalmente rígido y tenía un tic en la mandíbula.

—Dime, Oráculo. ¿Cuáles deberían haber sido mis palabras?

Rangiku barajó sus cartas.

—No lo sé —le contestó melancólicamente—. Imagino que no te habría ido tan mal si hubieses sido honesto.

Ichigo se frotó los ojos y se sentó en la silla, frente a Rangiku. No había tenido intención de herir a Rukia.

—¿Quieres que te lea las cartas? —le preguntó Rangiku, devolviéndolo al presente.

—Claro, ¿por qué no? —contestó. No iba a decirle nada que no supiera ya.

—¿Qué quieres saber?

—¿Alguna vez conseguiré romper la maldición?

Rangiku barajó las cartas, y sacó tres de ella. Abrió unos ojos como platos. Ichigo no necesitaba que las interpretara. Ya lo veía por sí mismo: una torre destrozada por un rayo, un corazón atravesado por tres espadas, y dos personas encadenadas y arrastradas por un demonio.

— No pasa nada —le dijo a Rangiku—. Jamás he pensado que pudiese salir bien.

— Eso no es lo que nos dicen las cartas —susurró—. Pero tienes toda una batalla por delante.

Ichigo soltó una amarga carcajada.

— Manejo bien las batallas —era el dolor que sentía en el corazón lo que iba a acabar con él.
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Rukia se limpió las lágrimas de la cara mientras entraba en el camino de acceso al jardín. Apretó los dientes al bajarse del coche, y cerró la puerta con un fuerte golpe. Caminó hacia su casa y entró dentro. Al infierno con Ichigo. Podía quedarse atrapado en el libro para toda la eternidad. Ella no era un trozo de carne a su entera disposición.

¿Pero cómo podría hacerle algo así? La ira la consumía. Estaba siendo irrazonable, y lo sabía. Ichigo no tenía la culpa de que Kaien hubiese sido un cerdo egoísta. Como tampoco era culpable de que ella temiese ser utilizada. Estaba culpando a Ichigo por algo en lo que no había participado, pero aún
así…

Sólo quería a alguien que la amara. Que alguien quisiera quedarse a su lado. Y había esperado que al ayudar a Ichigo se quedara cerca y…

Por mucho que deseara que las cosas fuesen distintas, nada iba a cambiar, puesto que no estaba escrito que fuesen de otro modo.  Él era un Shinigami. Pertenecía a otro mundo.

Era muy egoísta por su parte intentar mantenerlo a su lado, como si fuese una mascota que acabase de rescatar.

Subió las escaleras penosamente, con el corazón destrozado. Tendría que alejarse de él. Era todo lo que podía hacer. Porque, en el fondo, sabía que cuanto más supiese acerca de Ichigo, más cariño le cogería. Y si él no tenía intención de quedarse, acabaría muy herida.

Había subido la mitad de la escalera, cuando alguien llamó a la puerta principal. Por un instante, se le levantó el ánimo al pensar que podía ser Ichigo; hasta que llegó a la puerta y vio la silueta de un hombre alto esperando en el porche.

Entreabrió la puerta y emitió un jadeo. Era Yammy.

—¡Hola Rukia!

—Señor Riyalgo —lo saludó glacialmente, aunque el corazón le latía a toda prisa. Había algo definitivamente espeluznante en este tipejo—. ¿Qué está haciendo aquí?

—Pasaba por aquí y me detuve para saludar. Se me ocurrió que pod…

—Tiene que marcharse.

Él frunció el ceño.

—¿Por qué? Sólo quiero hablar contigo.

—Porque no atiendo a mis pacientes en casa.

—Vale, pero yo no soy…

—Señor —le dijo con brusquedad—. Tiene que marcharse. Si no lo hace, llamaré a la policía.

Sin hacer mucho caso a la ira de Rukia, asintió con la cabeza, demostrando tener la paciencia de un santo.

— ¡Vaya! Entonces debes estar ocupada. Puedo pasar por aquí más tarde. Yo también tengo mucho que hacer. ¿Vengo luego entonces? Podemos cenar juntos.

Totalmente muda de asombro, Rukia lo miró fijamente a los ojos.

— No.

Él sonrió ante la negativa.

—Vamos, Rukia. No seas así. Sabes que estamos hechos el uno para el otro. Si me dejas…

—¡Márchese!

—Muy bien; pero volveré. Tenemos mucho de qué hablar —se dio la vuelta y bajó la escaleras del porche.

Con el corazón martilleando en el pecho, ella cerró la puerta y echó el seguro. Al pasar por la salita de estar, una sombra en la ventana llamó su atención.

Era Yammy.

Aterrada, cogió el teléfono y llamó a la policía.

Tardaron casi una hora en llegar. Yammy permaneció en el jardín todo el tiempo, de ventana en ventana, observándola a través de las rendijas de las persianas. Hasta que no vio que el coche de policía subía por el camino de entrada no desapareció por el patio trasero.

Rukia tomó una profunda bocanada de aire para calmar sus nervios y abrió la puerta para que pasaran los agentes.

Se quedaron el tiempo suficiente para informarle de que no podían hacer nada para mantener a Yammy alejado de ella. Lo mejor que podía hacer era conseguir una orden de alejamiento, pero puesto que era ella la que debía encargarse del tratamiento de Yammy, era algo totalmente inútil.

—Lo siento —se disculpó el policía en la puerta, mientras los acompañaba— ,pero no ha incumplido ninguna ley que nos permita ayudarle a librarse de él. Podría solicitar una orden de detención por allanamiento, pero a menos que tenga antecedentes no servirá de nada. Lo único que podemos hacer es intentar patrullar la zona con más frecuencia. A modo personal, le aconsejo que se marche a casa de un amigo durante un tiempo.

— De acuerdo, muchas gracias —tan pronto como se marcharon, corrió por toda la casa, asegurando puertas y ventanas con los cerrojos y pestillos.

Intranquila, lanzaba miradas en torno a su propio hogar, esperando ver a Yammy entrar a través de un agujero en la pared, como si se tratara de una cucaracha.

No, no podía quedarse allí esperando que el tipo regresara y la encontrara sola. Se apresuró a subir las escaleras para hacer el equipaje.
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Rangiku e Ichigo llegaron a casa de Rukia. Aparcaron en el camino de jardín cuando ella estaba guardando sus maletas en el coche.

—¡Rukia! —exclamó la rubia—. ¿Dónde vas?

—Me marcho por unos días.

—¿Dónde? —le preguntó su amiga.

Rukia no contestó. Ichigo se acercó a ella. Iba a arreglar las cosas, costase lo que costase.
Rukia arrojó una bolsa al maletero y se alejó de Ichigo. Él la cogió por un brazo.

—No has contestado a la pregunta.

Ella se zafó de su mano.

—¿Y qué vas a hacer, pegarme si no lo hago? —le dijo, mirándolo con los ojos entrecerrados.

Ichigo se encogió ante el evidente rencor.

— ¿Y te extrañas de que quiera marcharme? —Entonces se dio cuenta. A Rukia le estaba costando horrores contener las lágrimas. Tenía los ojos húmedos y brillantes. La culpa lo asaltó—. Lo siento, Rukia —murmuró mientras cubría su mejilla con la mano—. No pretendía hacerte daño.

Rukia observó la batalla que mantenían el arrepentimiento y el deseo en el rostro de Ichigo. Su caricia era tan tierna y tan suave… Por un instante, estuvo a punto de creer que, en realidad, él se preocupaba por ella.

—Yo también lo siento —susurró—. Ya sé que no tienes la culpa.

Él soltó una brusca y amarga carcajada.

—En realidad, todo lo que sucede es culpa mía.

—¡Ey! ¿Me puedo fiar de vosotros? —preguntó Rangiku.

Ichigo miró a Rukia con ardiente intensidad, atrapando su mirada y haciéndola temblar.

—¿Quieres que me vaya? —le preguntó.

No, no quería. Ésa era la base de todo el problema. Que no quería que volviera a abandonarla. Jamás. Rukia cogió las manos de Ichigo entre las suyas y las apartó de su rostro.

—Todo está solucionado, Rangiku.

—En ese caso, me voy a casa. Nos vemos.

Rukia apenas si fue consciente de que su amiga ponía en marcha el coche y se alejaba. Toda su atención estaba puesta en Ichigo.

— ¿Ahora me vas a decir dónde vas? —le preguntó.

Por primera vez, desde que la policía se marchó, Rukia sintió que podía respirar. Con la presencia de Ichigo, el miedo se desvaneció como la niebla bajo el sol.

Se sentía segura.

—¿Recuerdas lo que te conté sobre Yammy?

Él asintió.

—Estuvo aquí hace un rato. Él… él me inquieta.

La expresión gélida y severa que adoptó el rostro de Ichigo la dejó atónita.

—¿Dónde está ahora?

—No lo sé. Se esfumó al llegar la policía. Por eso me marchaba. Iba a quedarme en un hotel.

—¿Todavía quieres marcharte?

Rukia negó con la cabeza. Con él allí, se sentía completamente a salvo.

— Cogeré tu bolsa —le dijo. La sacó y cerró el maletero. Rukia se encaminó hacia la casa.

Pasaron el resto del día en una apacible soledad. Al llegar la noche, se tumbaron delante del sofá, reclinados sobre los cojines. Rukia apoyó la cabeza en el duro vientre de Ichigo mientras acaba de leerle Peter Pan y hacía todo lo posible para no distraerse con el maravilloso olor que desprendía su cuerpo. Y con lo maravillosamente bien que estaba ahí, apoyada sobre sus abdominales.

Ichigo le acariciaba lentamente el pelo mientras la observaba. Sus manos hacían que le ardiera la piel. Le hacían desear arrancarle la ropa y saborear cada centímetro de su cuerpo.

—Fin —dijo ella, cerrando el libro.

La abrasadora mirada de Ichigo le quitó el aliento. Se estiró y arqueó levemente la espalda, apoyándose con más fuerza sobre él.

—¿Quieres que te lea algo más?

—Sí, por favor. Tu voz me relaja.

Ella lo miró fijamente por un instante y, después, sonrió. No recordaba que ningún otro cumplido hubiese significado tanto para ella como aquél.

— Tengo la mayoría de los libros en mi habitación —le dijo mientras se ponía en pie—. Vamos, encontraremos algo que nos guste.

La siguió escaleras arriba. Rukia notó que Ichigo observaba la cama con deseo y después la miraba a ella. Fingió no darse cuenta y abrió la puerta del enorme vestidor. Rebuscó en la estantería de la derecha, donde guardaba los clásicos, mientras Ichigo seguía mirando los de la izquierda.

— ¿Qué te parece éste? —le preguntó él, con una de sus novelas románticas en la mano.

Rukia soltó una risita nerviosa al ver a la pareja que se abrazaba medio desnuda en la portada.

—Me parece que no —dijo la morena quitándole el libro de la mano—. Has descubierto mi más profundo secreto. Soy una adicta a las novelas románticas, pero lo último que necesitas es que te lea una apasionada escena de amor en voz alta. Muchísimas gracias, pero no.

Ichigo le miró fijamente los labios.

—Preferiría recrear una apasionada escena de amor contigo —dijo en voz baja, acercándose a ella.

Rukia comenzó a temblar. Tenía la espalda pegada a la estantería y no podía retroceder más. Ichigo colocó un brazo sobre su cabeza y acercó su cuerpo al suyo, hasta dejarlos unidos. Entonces, bajó la cabeza y se acercó a su boca.

Rukia cerró los ojos. La presencia de Ichigo inundaba todos sus sentidos. La rodeaba de una forma extremadamente perturbadora. Por una vez, él mantuvo las manos quietas y se limitó a tocarla tan sólo con los labios. Daba igual. La cabeza de Rukia comenzó a girar de todos modos.

¿Cómo podía rechazarlo una mujer en su sano juicio? Este hombre era el paraíso.

Ichigo profundizó el beso, explorando su boca con la lengua. Rukia sentía los latidos de su corazón mientras él se acercaba aún más y la envolvía. Jamás había sido tan consciente de la presencia de otro ser humano. Él la ponía al límite, le hacía experimentar sensaciones que no sabía que pudiesen existir.

Ichigo se retiró un poco y apoyó la mejilla sobre la de Rukia. Su aliento caía sobre su pelo y le erizaba la piel.

—Tengo unos deseos horribles de estar dentro de ti, Rukia —murmuró—. Quiero sentir tus piernas alrededor de mi cuerpo, sentir tus pechos debajo de mí, escucharte gemir mientras te hago el amor lentamente. Quiero que tu aroma quede impreso en mi cuerpo y que tu aliento me queme la piel —Todo su cuerpo se tensó antes de separarse de ella—. Pero ya estoy acostumbrado a desear cosas que no puedo tener.

Ella le tocó el brazo. Ichigo cogió su mano, se la llevó a los labios y depositó un rastro de pequeños besos sobre los nudillos. El deseo que se reflejaba en su rostro hacía que a Rukia le doliera todo el cuerpo.

—Busca un libro y me comportaré.

Tragó saliva mientras él se alejaba. Escogió uno y bajó las escaleras. Ichigo estaba sentado delante del sofá. En cuanto la vio, volvió a estirarse para que ella apoyara la cabeza en su vientre. Le encantaba sentirla así. Sentir su cabello oscuro extendiéndose.

Ichigo cerró los ojos cuando ella empezó a leer y deseó poder quedarse así para siempre

El miedo a tener que abandonarla lo estaba destrozando. Nunca le había gustado la idea de ser engullido por aquel desolado infierno que era el libro; pero ahora, al pensar que jamás volvería a verla, que jamás volvería a oler el dulce aroma de su piel, que sus manos jamás volverían a rozar el suave rubor de sus mejillas…

No podía soportarlo. Era demasiado. ¡Por los dioses!, y había creído hasta entonces que estaba maldito…

Ella quería rescatarlo y, por primera vez durante todos aquellos siglos, quería ser rescatado.
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CONTINUARÁ…

¡Bien!!! ¡¡Quiere ser rescatado!! Lo que ocurre que se está pensando lo que le ha dicho Urahara, de volver a la Sociedad de Almas. Entiendo que Rukia se sienta así y más después de lo que pasó por culpa de Kaien :( 
Que siniestro ese Yammy, de imaginarlo ahí mirando por las ventanas, uhhh que repelús!

Ya veremos que ocurre en el próximo capítulo ^^
¡NOS LEEMOS!



11 comentarios:

  1. OOOOOWWWW <3 ICHIGO!!!! TTnTT TIENE QUE CABIAR DE OPINIÓN SI O SI!!! TTnTT NO PUEDE ALEJARSE DE ESHA, SI LO HACE SHORARÉ MUCHO!! QnQ añsjlkdjañdks mi vido son unos amores!!!! Asdklasjdñlkas >///< en el acuario mi amor <3 morí son las cositas más lindas jajaja son unos idiotas ¬¬ deberían de decirse que se aman QnQ
    MALDITO YAMMY!!!! Me da asco con solo leerlo >n< es igual que el viejoraboverde de Striptease!!! Dx lo odio con odio al jarocho -3- jajaja enserio ¬¬ alsdjad espero que no le haga nada a mi niña QnQ y si pasa que Ichigo la salve ;n; no quiero que se vuelva a traumar TTnTT MALDITO KAIEN!!! Lo maldigo!!! >:C por su culpa Rukia se siente así u.u aunque es de entenderse el porque actúo así u.u pero aún así maldito Ichigo espero-deseo-ruego que cambie de opinión QnQ 3< lo esperaré con ansias *--*
    Nos leemos~ :3
    Cuídate~ :B
    Bye-bye .3.

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    1. A ver si Ichigo cambia de opinión y no la deja sola :D
      Ese Yammy ahhhh! solo de imaginarlo mirando por las ventanas me pongo mala, menudo acosador. Menos mal que sigue con Ichigo en su casa sino se hubiera ido de allí, yo hubiera hecho lo mismo claro. No me quedo ahí ni loca xDD
      Cuídate <3 Besos!!

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  2. owowowow yo quiero leer la discusión entre Kyoraku e Ichigo *-*
    Ichigo ya se dio cuenta de lo que pasa 7u7

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    1. jajaja si has leído la historia sabes que la discusión la tenían ahí en el puesto de Rangiku pero lo he quitado ya que era difícil hacerla con el tema de los Shinigamis :D Lo siento si querías leerla.
      Sí, Ichigo ya se dio cuenta de que siente algo más por ella jejeje
      Besos!! <3

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    2. D:
      D:
      D:
      D:
      DDDDDDDDDDDDDDDDDDD:
      Yo creí que era porque me había confundido de tiempo _(:'3_
      Sí, hubiera sido muy difícil
      -se tira-

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  3. No encuentro mejor palabra para describir este capítulo que, intenso, están empessmdo a darse cuenta que se han enamorado del otro pero no lo aceptan y nos hechos que están afrontando los enredan mas, para aceptar que se aman, tienen que enfrentar juntos su pasado y asimilarlo; ante este capítulo y los que vendrán los esperó con ancia. Que tengas un precioso día
    Un beso

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    1. Sí concuerdo contigo, los dos están empezando a sentir algo más por el otro y eso les confunde.
      Una cosa Angie, te respondí al comentario que pusiste en lo de la encuesta :D Míralo ^^
      Que tengas un estupendo día tú también <3 Besos!

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  4. ohhh que bonito!!! ahora si tarde 3 horas en ponerme al dia con este fic... me encanta!! creo que me animaste a leer el libro! se ve muy interesante!!! son tan tiernos!! me encantó la discusión que tuvieron, asi se están comenzando a dar cuenta de lo que sienten!! ahhhh felicidades! espero con ansias tu actualización! Saludos

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    1. :DD El libro es estupendo, en sí está igual salvo por las cosas que cambio para adaptarlo a Bleach. Lo demás es como en el libro :) Sí, se están dando cuenta de lo que sienten por el otro jejeje.
      Por cierto, votaste en la encuesta para el OneShot de Septiembre? Supongo que ya lo sabrás, pero aquí los 1 de cada mes, hago un OneShot IchiRuki a partir del título que votáis vosotros :D Aunque ya falta poco para que termine el tiempo ^/////^
      Abrazos!!

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  5. OMG que hermosoooooo xD -explota en confeti- me encanto todo lo que dijo Ichigo al final <3 es tan él xDD y ese acosador ¬¬ no puedo con tanto, ya quiero saber que sigue :3

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    1. La verdad es que le pega también a Ichigo lo que dice al final el protagonista jejejeje A ver que pasará y que decisión tomará él ^^

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