CAPÍTULO 1

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STRIPTEASE

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CAPÍTULO 1

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DESEAR A LA SHINIGAMI

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El timbre del instituto sonó anunciando el final de la jornada de ese día. En el aula 3-3, que pertenecía a la clase de preparatoria, los alumnos empezaron a recoger para irse. Un alumno con el pelo castaño llamado Keigo saltó de alegría acercándose al grupo de amigos.

—¡Que bien! ¡Que bien! —dio vueltas sobre si mismo.

—¿Qué le pasa a este? —preguntó Tatsuki, una morena con el pelo escalado, más corto por delante y largo por detrás, de complexión delgada pero fuerte ya que practicaba karate.

—Que está contento porque hoy vamos a ir a un famoso bar —respondió Mizuiro, un chico con el pelo negro, corto y liso, de baja estatura, que estaba más pendiente del móvil que de otra cosa—. ¿Recordáis que la mujer con la que estoy ahora nos invitó?

—Ahh ya lo recuerdo, pero creo que dijisteis que no era un bar normal —Inoue se llevó un dedo debajo de los labios intentando hacer memoria. Era una chica hermosa, con el cabello largo y castaño y de grandes pechos.

—¡CLARO QUE NO ES UN BAR NORMAL! —esbozó una sonrisa Keigo que le ocupaba toda la cara— ¡ES UN BAR DE STRIPTEASE!

—No cal que grites —le dijo Ishida mirando como algunos alumnos que aún estaban saliendo dirigieron una mirada hacia ellos.

Ishida era el presidente del consejo estudiantil. Tenía el pelo azulado corto con los lados del rostro más largo, alto y con gafas.

Keigo le hizo caso omiso.

—Vamos a poder ver a tías desnudas —se sonrojó y empezaba a híper ventilar de imaginárselo. Y van a estar a poca distancia de nosotros.

—Como empieces a babear no te dejo entrar —le avisó Mizuiro.

—¿Pero como vais a entrar si hay que ser mayor de edad? —preguntó Chad. Éste al tener ascendencia mexicana, tenía el tono de piel más oscuro que los demás y era bastante alto y musculoso para su edad.

—¿Cómo que vais? ¿Tú no vas? —le preguntó Ichigo al escucharlo. Era un chico alto, de cuerpo atlético sin llegar a tener los músculos tan marcados como Chad, de pelo corto y naranja y los ojos de color miel.

—Yo tengo que trabajar hasta tarde.

—Pues entonces, yo tampoco voy. Paso —cruzó los brazos enfrente de él.

—¡¿Cómo que pasas?! —le gritó Keigo cerca del oído.

—No me grites —le apartó y se tocó la oreja donde le había chillado—. No tengo ningún interés en estar viendo a mujeres en pelotas.

—AHHHHH ¿QUE TIENE DE MALO QUERER VER A MUJERES DESNUDAS BAILANDO PARA TI? —dramatizó Keigo dando puñetazos en el suelo.

—Pobrecito, está loco —dijo Tatsuki con una gota cayéndole por la cabeza.

Mizuiro levantó la cabeza de su móvil para mirar a Ichigo.

—Vente Ichigo, te lo pasaras bien. No me dejes solo con éste, por favor.

Keigo se levantó de golpe y le cogió por la chaqueta.

—¿Como que éste?

—Vale, vale suéltame.

Ichigo suspiró y se llevó la mano a la frente. No tenía ganas de ir pero esos dos ya se lo habian pedido más de una vez.

—Venga Kurosaki, seguro que te lo pasas bien —le soltó Ishida caminando de la mano hacia la salida del aula con Inoue.

En agosto empezaron a salir juntos. Orihime Inoue siempre habia estado enamorada de Ichigo pero a medida que pasó el tiempo se fue fijando en el que ahora era su novio. Y no podía ser más feliz, ahora si que estaba enamorada de verdad.

—Cállate Ishida —le miró de reojo como salían esos dos junto con Taktsuki y Chad, que se despedían con la mano. Ya se verían mañana.

—Bueno, ¿qué dices Ichigo? —quiso saber Mizuiro.

—Vente, quien sabe, quizá encontremos a alguna chica con la que pasar la noche —dijo Keigo moviendo una ceja de arriba hacia abajo haciendo énfasis en lo que acababa de decir.

—Tsk, vale iré. Pero no creo que esté mucho rato —cogió su maleta y caminaron los tres hacia fuera, yendo por el pasillo ahora vacío—. Otra cosa, tiene razón Chad. ¿Cómo entraremos?

El pelinegro sacó tres tarjetas con el nombre del bar impreso y le entregó una a cada uno, quedándose él otra.

—Con estas tarjetas, entraremos directamente. Mi amante es amiga de la mujer del dueño y les hizo las que ella quiso, claro sin saber que somos menores. Tengo otra por si quisiera venir Chad. Sirven para todos los días, no tienen caducidad.

—Uau, voy a ir todos los días —dijo ilusionado Keigo.

Ichigo observó la tarjeta.

Bar Bleach,

Bailamos para ti, sólo para ti.

Alzó las cejas al leerlo. Él no era ningún niñito virgen pero no le habían atraído nunca las mujeres tan fuerte como a su amigo Keigo. Sin embargo, sí que sabían hacer publicidad. Sólo con esa frase podían alterar a cualquiera de sólo imaginarlo.

Pensándolo bien, no estaría mal ir y divertirse allí un rato.

Salieron del edificio e Ichigo giró hacia la izquierda.

—¿Hoy también tienes trabajo con los de baloncesto? —le preguntó Mizuiro.

—Sí, estaré toda la temporada con ellos. Pagan bastante bien.

Empezó a alejarse y Keigo se puso las manos a los lados de la boca para que le escuchara.

—¡Nos vemos allí Ichigo! ¡No faltes!

Éste sólo levantó la mano y siguió caminando hasta llegar al gimnasio. Al entrar vio que estaban entrenando.

—Creíamos que no vendrías, vete a cambiar, rápido —le dijo el entrenador.

—Lo siento. Ahora vengo —se disculpó y entró en el vestuario. Se quitó el uniforme del instituto, poniéndose los pantalones rojos por la rodilla y los tirantes del mismo color con el emblema del equipo en el centro del pecho.

Cuando salió se unió al entrenamiento. A veces se paraba a pensar porqué narices estaba haciendo eso, entrenando y jugando al baloncesto cuando podía estar en su casa estudiando. Pero luego recordaba que lo hacía para ahorrar y poder irse a vivir solo cuando empezara la universidad.

Sí, tenía que seguir ganando dinero.

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Al acabar el entrenamiento, los chicos entraron al vestuario para ducharse y cambiarse, ya que estaban todos sudados.

—Ichigo, ¿te vienes a tomar algo ahora con unos amigos? —le preguntó Kaien, el capitán del equipo.

Era con el que mejor se llevaba. Alto, con el pelo negro y corto y de complexión un poco más delgada que la del pelinaranja.

—No puedo, ya he quedado, lo siento —le respondió mientras se colocaba debajo de la ducha para quitarse los restos del jabón.

Kaien estaba enfrente de su taquilla, quitándose la toalla y vistiéndose.

—Seguramente que con tu novia, ¿no?

Ichigo cerró el grifo y se colocó una toalla en la cintura tapándose, dejando que las gotas resbalasen por su cuerpo bronceado.

—Pues no, no tengo novia. Voy con dos amigos.

El pelinegro acabó de vestirse y metió sus cosas en la taquilla.

—Bueno, pues yo me voy ya. Y no me creo eso de que no tienes novia, tío.

—Jaja, es la verdad. Estuve con una chica hace unos meses pero fue sólo un rollo, ya sabes. Pero nada especial con ninguna.

—Ya encontrarás a la "chica" —hizo unas comillas con los dedos y sonrió— y te enamorarás como un idiota como hice yo —caminó hacia la salida—. Nos vemos en el próximo entrenamiento, no vengas tarde o te daré una paliza.

—¿Tú y cuántos como tú? —se burló Ichigo con una media sonrisa y escuchó la risa de Kaien a lo lejos. Echó un vistazo al reloj y empezó a vestirse rápidamente —. Joder, que tarde es.

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—Hola Ichi-nii —le saludó desde la cocina, una de sus hermanas pequeñas, Yuzu, al oírlo entrar por la puerta. Llevaba su pelo marrón clarito sujeto con dos coletas pequeñas y vestía un delantal—. Hoy has venido más tarde.

El joven se quitó los zapatos y entró a la cocina para beber algo.

—Hola Yuzu, el entrenamiento se alargó —se lleñó un vaso de agua y se lo bebió de un trago— ¿Dónde está el viejo?

La otra hermana pequeña Karin, melliza de Yuzu, bajó por las escaleras con su pelo negro de media melena suelto.

—Pronto vendrá, ha salido a comprar algo que faltaba para la clínica. Siempre se está quejando de que no le traen todo el suministro que necesita.

Ichigo asintió con la cabeza.

—No falta mucho para la cena ¿verdad Yuzu? Hoy tengo prisa —dejó el vaso en el fregadero.

—¿Y eso hermanito? ¿Vas a salir?

—Sí, he quedado con Keigo y Mizuiro. Vamos a ir a tomar algo.

—Pues sí, ahora mismo estará —continuó cocinando.

Isshin, el padre de familia, entró por la puerta un poco cabreado. Todos pudieron notarlo por el portazo que dio y porqué no vino dando voces, saltando o intentando pegar a su hijo mayor como siempre hacía.

—¿Qué ocurre, papá? —le preguntó Ichigo preocupado.

—Ah, ya estás aquí. Nada, ¿qué va a pasar? Lo de siempre. Como es una clínica pequeña pues no te tienen en cuenta —se quitó la chaqueta—. Que bien huele eso, Yuzu. No os preocupéis, vuestro padre conseguirá que le hagan caso —agarró de sopetón a Ichigo y le apretó el puño en su cabeza— ¡Tengo mucho poder de convicción!

El pelinaranja le apartó agarrándolo del brazo y tirándolo hacia la pared de al lado.

—¡Aparta viejo! Lo que tienes es una vitalidad que no se te acaba nunca.

—¿Porqué quieres que se me acabe eh? Yo aún soy joven jajajaja —se rió como un loco poniendo los brazos en jarras.

Karin negó con la cabeza, un poco más aliviada de que volviera a como era siempre.

—¡La cena está lista! ¡Poner la mesa! —anunció Yuzu.

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Ichigo agradeció salir y caminar por las calles de noche. Estaban en octubre pero aún no hacía frio, la temperatura era muy agradable.

Se había podido escapar del interrogatorio de su padre cuando se enteró que iba a salir fuera, pero ya sabía lo que le tocaría al día siguiente.

Para empezar, seguramente le preguntaría si utilizó el condón que le había obligado a llevar.

Sacudió la cabeza para olvidarse de todo eso, ya que esa noche no pasaría nada.

Volvió a mirar la tarjeta, en la parte de detrás estaba escrito la dirección. Ya estaba cerca, podía ir perfectamente caminando.

A medida que se acercaba al centro, el ambiente cambiaba. De calmado y tranquilo a ajetreado y lleno de gente que entraba y salía de los diferentes bares. Se podía escuchar la música de cada uno de ellos, entremezclándose.

A lo lejos, pudo ver a Keigo.

—¡Ey! —le llamó Ichigo acercándose— ¿Hace mucho que esperas?

—Que va, acabo de llegar. Mizuiro me ha mandado un mensaje diciéndome que ya está dentro. Vamos a entrar, que estoy deseando. ¿Crees que aparento ser mayor? —le preguntó abriendo los brazos para que le vea.

Ichigo le miró y asintió con la cabeza. El castaño llevaba unos pantalones oscuros con una camisa blanca por dentro, y una chaqueta.

Él llevaba unos jeans con una camiseta de manga corta azul marino con cuello de pico y su chaqueta de cuero negra.

Se acercaron a la entrada donde le enseñaron las tarjetas al portero. Éste los miró de arriba abajo y los dejó pasar. Una chica vestida solamente con un sujetador y una faldita de lentejuelas negras se acercó sonriendo.

—Bienvenidos a Bleach, olvidaros del mundo exterior y disfrutar de esta perfecta noche.

A Keigo se le salían los ojos y sentía sus manos temblar deseando tocar a aquella belleza.

Ichigo rodó los ojos. La chica, sonriente en todo momento, los agarró de la mano y los llevó dentro de unas cortinas y se fue dejándolos ahí.

Los dos, sorprendidos, dirigieron su mirada hacia todos los lados.

La sala estaba llena de gente, sobretodo hombres pero había algunas mujeres que habían venido a pasar ahí la noche. Sillones de ante de un color rojo vino y negro junto a sus mesas, un segundo piso con balcón donde ponía 'zona reservada' y una larga barra a la izquierda de madera oscura.

Pero lo que más llamaba la atención de todo el que entraba, a parte de la música a todo volumen, eran las mujeres que bailaban desnudas, sólo con un pequeño tanga, en las distintas barras y plataformas que habían repartidas por el local.

—Guau, guau, guau, madre mía Ichigo. ¿Has visto que mujeres? No sé donde mirar —fue caminando lentamente con la boca abierta de par en par —Estoy en el puto paraíso.

Ichigo divisó a Mizuiro que le hacia aspavientos con el brazo para que se acercaran. Avisó a Keigo y fueron los dos hacia allí.

Por el camino, el pelinaranja miraba a todas las mujeres que podía. Pensó que no estaba mal el lugar y su miembro le estaba dando la razón. Era imposible no sentir algo viéndolas bailar eróticamente.

Una mujer rubia al pasar, le guiñó el ojo coqueta y le rozó el pecho con el dedo índice. Ichigo sonrió de lado.

—Venga sentaros que está a punto de empezar —les dijo Mizuiro después de presentarles a la mujer que le acompañaba.

—¿El que va a empezar? —cuestionó Ichigo quitándose la chaqueta igual que Keigo, que no paraba de mirar a una bailarina que bailaba en una barra delante de ellos.

—El espectáculo especial, lo dan cada noche.

El ojimiel se fijó que había un escenario al fondo, más elevado que las demás plataformas para que todo el mundo pudiera verlo. Del escenario salían dos pasarelas que acababan cada una en el centro de la sala con una barra en medio. Estaban separadas por un espacio donde había más mesas y hombres sentados.

—¿Qué queréis para beber, chicos? —preguntó una camarera vestida igual que la primera chica que vieron. Era el uniforme de trabajo.

Ichigo miró hacia Keigo pero al verlo ido respondió por los dos. Mizuiro y la mujer ya tenían unas copas.

—Dos cervezas, por favor.

—Vale, ahora os las traigo —se alejó contoneando las caderas.

—¿Qué te parece el sitio, Ichigo? —quiso saber Mizuiro.

—Está bien —se rió.

El pelinegro le dio un golpe amistoso en el hombro.

—¿Sólo bien? Jajaja

La música fue desapareciendo gradualmente y la luz bajando en intensidad hasta dejarlo en un azul verdoso oscuro. Un foco iluminó el centro del escenario donde subió un hombre con los ojos muy pequeños que parecían que los llevaba todo el rato cerrados y un cabello corto y blanco que brillaba gracias a la luz.

La camarera les trajo las cervezas antes de que el hombre empezara a hablar por el micrófono que tenía en la mano.

—Bienvenidos a todos a Bleach, soy Gin, dueño del bar, muchos ya me conoceréis —saludó a unos clientes habituales y continuó hablando para todo el mundo—. Espero que os lo estéis pasando bien y que las mujeres os den ese placer visual que solo ellas saben dar. Pero como ya sabéis, tenemos dos mujeres especiales que todas las noches nos dan el privilegio de verlas bailar solo para nosotros. Tan diferentes entre ellas y tan iguales al saber despertar nuestro deseo. Ellas son Shinigami —señaló hacia su lado izquierdo por donde subió una mujer con una capa y una capucha negra —y Arrancar —por el lado derecho subió una mujer igual pero de blanco.

Toda la sala aplaudió e Ichigo también, viendo como salían al escenario dos mujeres. A simple vista, se podía ver la diferencia de altura.

—Chicas, cuando queráis. El escenario y todo el público es vuestro. Disfrutar y hacerles disfrutar.

El hombre bajó por las escaleras y la sala se oscureció por completo. Keigo estaba ansioso por ver que es lo que harían e Ichigo también sentía curiosidad por verlas.

Empezó a sonar una música que el pelinaranja reconoció. Era la canción Money can't buy it de Annie Lennox. Dos focos apuntaron a las dos chicas que ahora estaban mas alejadas entre ellas, pero aún tapadas.

Money can't buy it... baby
Sex can't buy it... baby
Drugs can't buy it... baby
You can't buy it... Baby

Se quitaron la capucha lentamente y fueron desanudando la capa hasta que el ritmo cambió…

I believe that love alone might do these things for you
I believe in love alone yeah yeah

Y se la quitaron a la vez.

Miraron al frente dejando ver el color de sus ojos al público. Ichigo se quedó atrapado en los ojos violetas que brillaban en ese rostro blanco. Era la que iba de negro. La miró de abajo hacia arriba, perdiéndose en ella. En esas piernas largas, interminables, con una braguita de encaje negro y un corsé que le marcaba la cintura y le elevaba el pecho. Su cabello oscuro le dejaba el cuello libre y un mechón rebelde caía entre sus ojos.

Empezaban a moverse de lado a lado tocándose ellas mismas y se tiraron al suelo, dando la vuelta y elevando la cadera hacia arriba rotándola en el aire, haciendo que la mayoría exclamase deseando tocarlas.

Take the power to set you free
Kick down the door and throw away the key
Give up your needs...
Your poisoned seeds
Find yourself elected to a different kind of creed

Ichigo no podía dejar de mirarla, ni siquiera sabía como era la otra mujer. Ni quería saberlo. En ese momento solo tenía ojos para esa morena que no dejaba de mover su pequeño cuerpo, volviéndolo loco y haciéndole tragar duro cuando empezó a gatear por la pasarela como una gatita mordiéndose el labio seductoramente.

Se sorprendió a si mismo pensando que él la mordería mejor.

I believe that love alone might do these things for you
I believe that love alone might do these things for you
I believe in the power of creation
I believe in the good vibration
I believe in love alone yeah yeah

Se acercaron cada una a su barra y subieron a la parte de arriba para echar la cabeza hacia atrás y dejar caer el cuerpo con el ritmo de la canción resbalando la barra entre sus piernas.

Ichigo al ver esa fría barra de metal siendo abrazada y atrapada por esas largas piernas de la morena, sintió como su erección aumentaba de tamaño. Deseaba ser él, el que estuviera ahí atrapado.

Won't somebody tell me what we're coming to
It might take forever till we watch those dreams come true
All the money in the world won't buy you peace of mind
You can have it all but you still won't be satisfied

Antes de tocar el suelo, se pusieron de pie y delante de la barra. Cuando volvía a venir el cambio de ritmo en la música, se llevaron las manos a la parte de atrás del corsé y se lo quitaron de golpe.

Money can't buy it... baby
Sex can't buy it... baby
Drugs can't buy it... baby
You can't buy it... baby

Los gritos de los hombres y de algunas mujeres se escucharon por todo el local, pero el pelinaranja no podía ni hablar y su corazón latía demasiado rápido. Solo podía mantener sus ojos en esos pechos redondos y perfectos. Él apretó su asiento a la par que la morena se apretaba los pechos y seguía bailando moviendo ese trasero firme que ella enseñó al agacharse.

Now...
Hear this
Pay attention to me
'cause I'm a rich white girl and it's plain to see
i got every kind of thing that the money can buy
Let me tell you all about it
Let me amplify
I got DIAMONDS...
You heard about those
I got so many that I can't close my safe at night in the dark
Lying awake in a sick dream

Ichigo no podía más, le dolía la entrepierna de la presión que tenía ahí encerrado en sus bóxers.

I believe that love alone might do these things for you
I believe that love alone might do these things for you
I believe in the power of creation
I believe in the good vibration
I believe in love alone yeah yeah

Ellas continuaron bailando y tocando con sus manos todo su cuerpo hasta que el ritmo fue bajando y los focos oscureciéndose.

Todo el mundo rompió en aplausos y en vítores, clamando por ellas. Las dos se despidieron con la mano y una sonrisa, recogieron el corsé y bajaron del escenario, entrando en una sala tapada con una cortina gruesa y morada.

Ichigo intentó recordar como se respiraba. Sentía su cuerpo arder, estaba sudando y estaba excitadísimo.

Nunca había entendido ese deseo irrefrenable por una mujer y las ganas de hacerla tuya como un desesperado.

Hasta ahora.

Deseaba a esa shinigami como un loco, como nunca había deseado a nadie.

CONTINUARÁ…

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