STRIPTEASE CAPÍTULO 16

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STRIPTEASE 
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CAPÍTULO 16
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MIRÁNDOTE A LOS OJOS
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El sonido del timbre se escuchó por toda la casa que aún estaba en silencio. La pareja que dormía en la habitación de la chica refunfuñaron pero se quedaron como estaban. Ella fue la única que, tras escuchar de nuevo el timbre, entreabrió los ojos.

—¿Están picando a la puerta? —preguntó Rukia extrañada con voz adormilada y con su cabeza descansando en el pecho del joven—. Si aquí no tiene que venir nadie.

—Quien sea ya se cansará —dijo Ichigo antes de bostezar y de envolver los femeninos hombros con sus brazos para que no se levantara.

Rukia se rió por ese gesto.

—Déjame salir —llevó sus manos a esos brazos pero no pudo moverlos ni un ápice haciendo que ahora los dos se rieran—. Quiero ir a ver. Además seguro que ya es muy tarde, tenemos que coger el autocar para volver.

Ichigo giró su cabeza hacia una mesita de noche donde había un pequeño despertador que funcionaba con cuerda.

—Son sólo las siete —gruñó liberándola del abrazo—. ¿Quién pica tan pronto en casa ajena?

—Pues agradécele a quien sea —le respondió sentándose en el filo de la cama y poniéndose la bata para tapar su desnudo cuerpo—. Son cinco horas de viaje y tú tienes que ir a clase.

Ichigo no perdió de vista ninguno de sus movimientos, siguiéndola con la mirada, viendo como se dirigía a la puerta.

—Puedo saltármelas hoy también.

—Levántate.

—¡Mandona! —exclamó para que lo oyera desde las escaleras.

Rukia sonrió bajando por ellas y caminó hacia la puerta. Desde ese segundo timbrazo no habían vuelto a picar. Corrió un poco la cortina de una de las ventanas y se sorprendió de ver el coche de su hermano y a un hombre que caminaba hacia el vehículo.

—Señor, parece que aquí no hay nadie —le informó uno de sus empleados por la ventanilla de los asientos traseros.

Byakuya frunció el ceño y abrió la puerta para salir.

—En su piso no está, así que estoy casi seguro de que está aquí —dijo pasando la pequeña verja y cruzando el camino del patio delantero para ir hacia la puerta. Hacía mucho tiempo que no pasaba por ahí ni venía a esa casa.

Antes de que picara de nuevo, Rukia abrió.

—¿No tenías que subir a un avión? —le preguntó ésta apartándose cuando el mayor quiso entrar dentro. Observó antes de cerrar la puerta como el otro hombre se metía dentro del coche para resguardarse del frío.

—Quería verte y hablar en persona contigo antes de irme.

—Tú dirás —dijo Rukia cruzándose de brazos, nerviosa de que Ichigo y su hermano estuvieran bajo el mismo techo.

—Ayer iba a llamarte por la noche pero tuve la esperanza de que antes de las doce me llamaras tú.

—¿Ya has encontrado cual es mi nuevo número de teléfono? —rodó los ojos y soltó sarcástica—. Claro, para ti saber ese tipo de información es muy fácil, ¿verdad?

—¿Por qué no me has llamado?

—Porqué he encontrado un trabajo —le respondió directamente mirándolo seria a los ojos.

Byakuya frunció el ceño sorprendido por esa respuesta.

—¿Un trabajo? ¿Y lo encontraste ayer?

—Ayer supe que me contrataban.

—¿Qué ayer lo supiste? —se apoyó en el respaldo del sofá cruzando sus brazos—. Que casualidad ¿no? ¿Esperas que me trague eso?

—Me da igual que te lo creas o no, es la verdad. ¿Crees que no hubiera aceptado tu trato de no haber tenido trabajo?

Byakuya relajó un poco el ceño al recordarse mentalmente que Ukitake era lo más importante para ella. Estaba claro que sí que lo hubiera aceptado.

—¿Y de que es ese trabajo? Me estoy temiendo que no sea de mi agrado.

—De nada que os pueda avergonzar —dijo Rukia sin querer decírselo por si a él le daba por hablar con Kensei y joderle el contrato que tantas ganas tenía de firmar.

—¿De qué, Rukia? —volvió a preguntar Byakuya.

—No tiene porque decírtelo —se escuchó desde la escalera.

Los dos miraron en esa dirección, observando a Ichigo bajar sin separar su mirada del hombre mayor.

—Vaya —susurró Byakuya sin esperar encontrarse al chico con el que estaba su hermana allí en esa casa—. Tú no deberías de estar en el colegio.

Ichigo esbozó una sonrisa ladeada deteniéndose al lado de Rukia.

—Es que hoy iban a enseñarnos a pintar sin salirnos de la línea y eso ya lo sé hacer —respondió irónico.

Niñato insolente —pensó antes de volver al tema importante—. Por supuesto que me tiene que decir de que trabajará. Soy su hermano mayor.

—Un hermano mayor no la obligaría a cambiar su vida cuando ella no quiere hacerlo.

—Ichigo —lo nombró Rukia agarrándolo del brazo para que no empezara a pelearse con él.

—Tienes hermanas pequeñas —afirmó Byakuya—. ¿No harías acaso lo que fuera mejor para ellas?

—Sí eso las hiciera infelices, claro que no —respondió sin dudar—. Buscaría otra forma de ayudarlas.

Kuchiki se quedó mirándolo relajando el rostro por aquella respuesta clara y por aquellos ojos que le miraban fijamente sin vacilar. En ese momento tuvo una ligera idea de porqué le gustaba a Rukia ese chico de diecisiete años.

Ella quiso cortar ese ambiente preguntándose que estaría pensando su hermano que se había quedado callado.

—Ichigo, ¿por qué no preparas unos sándwich para que comamos en el autocar?

El pelinaranja bajó los ojos hacia ella y supo que lo hacía para que no siguiera hablando con él. Asintió con la cabeza y después de compartir otra mirada con Byakuya, se fue a la cocina pensando que su presencia imponía bastante.

—Así que le has hablado de mí —dijo el mayor cuando Ichigo ya estaba lejos para escucharlos—. ¿Cuánto tiempo lleváis juntos?

—¿Por qué?

—Porqué parece que llevéis mucho por la forma en la que te defiende.

Rukia respiró hondo observando a Ichigo preparar la comida. Nunca le había gustado que se metieran en sus asuntos o que alguien saltara a defenderla como si ella fuera una princesita en apuros que necesita que alguien luche por ella. Sin embargo, no le había molestado que Ichigo apareciera posicionándose a su lado y claramente en contra de su hermano. La forma en la que hablaba ese chico que le gustaba era correcta, sin alzar la voz y sin ponerse a gritar como hubiera hecho quizá un joven de su edad. Aunque había estado nerviosa por tenerlos en la misma casa, no se había sentido para nada incómoda por la situación.

Byakuya volvió a hablar sabiendo que Rukia no le iba a decir nada al respecto sobre ese tema. En eso se parecían mucho.

—¿Me dirás en que vas a trabajar o no?

—Confía en mí, Nii sama —dijo Rukia volviendo a dirigir su mirada hacia él, dándose cuenta de cómo le había llamado.

El moreno se quedó en silencio durante un rato.

—Hacía mucho que no me llamabas así.

—Lo sé —susurró—. Me ha salido sin querer.

El mayor suspiró recordando que cuando Rukia lo llamaba así, su esposa aún vivía. Agachó la mirada recordando que en el bolsillo interior de su abrigo tenía el documento que le había dado su tío para que se lo hiciera firmar a Rukia si ésta no se iba a Tokio. Volvió a escuchar la voz del amor de su vida en la cabeza.

‘Prométeme que pase lo que pase entre nosotros…’

Se pasó una mano por la frente y miró a su alrededor. A parte de algunas cosas que estaban movidas y los muebles tapados, todo estaba igual. Incluso parecía que iba a ver a Hisana sentada en la mesa bebiendo su café caliente para desayunar.

Rukia le observaba sabiendo que estaría pensando en ese momento. En su hermana. Dirigió su mirada a Ichigo y se lo encontró mirando hacia ellos. Se comunicaron sin necesidad de hablar y el ojimiel bajó el rostro preguntándose si su padre se sentiría de igual manera en su propia casa.

—Me tengo que ir —dijo Byakuya caminando hacia la puerta. Abrió y salió fuera escuchando los pasos de Rukia deteniéndose en el umbral. Le habló sin darse la vuelta—. Mantendré el mismo número de teléfono. No vuelvas a trabajar de Stripper ¿de acuerdo?

—De acuerdo —respondió Rukia viendo como su hermano entraba en el coche cuando el hombre le abrió la puerta. Desde que había vuelto a verlo, era la primera vez que volvía a sentir pena por él.

—Te extraña demasiado, Hisana…
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Aún faltaba para que terminara la hora del almuerzo pero el grupo de amigos ya bajaban de la azotea, donde solían ir siempre, para dirigirse a clase ya que hacía demasiado frío como para estar fuera. Habían estado todo el tiempo hablando del spa al que habían ido Inoue e Ishida. Un lugar fantástico que les había hecho volver relajados, felices y, sí podía ser, más enamorados.

—Pues yo tengo que ir a que me den un masaje —dijo Tatsuki con un rostro que expresaba dolor al mover los hombros—. Estoy molida del karate.

—Un día vamos todos ¿qué os parece? —sugirió Inoue contenta por la idea de volver allí.

—A mí me parece bien —constestó Chad.

—Yo me apunto también —dijo Mizuiro.

—El que no debería venir es Ichigo —habló Keigo haciendo morritos—. Se lo estará pasando tan bien con esa chica que hoy tampoco piensa aparecer.

—¿Quién no piensa aparecer? —preguntó una voz detrás de ellos haciendo que todos se dieran la vuelta.

—¡Ichigo! —exclamó el castaño lanzándose hacia él para abrazarlo pero éste le sujetó del cuello, tapándole la boca sin querer con el brazo—. Fe tafde fienes.

—Es que el viaje es largo y he tenido que pasar antes por casa a por el uniforme —respondió Ichigo.

—¿Dónde has ido? —preguntaron Mizuiro y Tatsuki a la vez. Se miraron y se sonrieron.

—A una urbanización en otro prefectura.

—¿Allí vive tu novia? —quiso saber Inoue.

Al ver que Ichigo la miraba sin entender, Ishida le explicó.

—Estos —señalando a los otros cuatro —nos han dicho que estabas con tu novia.

Keigo se separó del agarre de Ichigo.

—A ver, ¿quién va a hacer que uno de nosotros no venga a clase? Pues una chica, lo normal. ¡Lo que nunca me ocurre a mí! —exclamó apoyando la frente en la ventana—. ¡¿Por qué el mundo es tan cruel?!

Algunos alumnos que pasaban por al lado lo miraban extrañados y otros que ya lo conocían pasaron olímpicamente. Sus amigos lo observaron con una gota cayendo de la sien antes de ser los que también pasaban de él.

—Sí que he estado con una chica, pero no es mi novia —dijo Ichigo pensando que decir que fuera verdad. Tendría que hablar con Rukia sobre esto. ¿Qué eran ahora?—. Nos… estamos conociendo.

—¡Eso es genial! —gritó Inoue emocionada de que pudiera haber otra pareja en el grupo. Lo que más contenta le hacía era notar que ya no sentía celos de saber que Ichigo estaba con alguien. Ahora solo sentía alegría de que su querido amigo fuera feliz con una chica como lo era ella con Ishida.

—Preséntanosla algún día —indicó Tatsuki.

Ichigo asintió con la cabeza y compartió una mirada con Mizuiro. Éste alzó las cejas como preguntando algo sin utilizar las palabras. Ichigo le entendió enseguida. “¿Esa chica es la shinigami?”. Volvió a asentir para él cuando los demás se habían dado la vuelta para seguir el camino hacia la clase.

—Por cierto Ichigo —dijo Keigo recuperado de su pequeña crisis—. Antes han venido los del equipo de baloncesto preguntando por ti para saber porqué no fuiste ayer al entreno. Estaban un poco mosqueados de ver que hoy tampoco estabas.

—¡Mierda, el entreno! —se llevó Ichigo la mano a la frente—. Ni siquiera me había acordado. Voy un momento a hablar con ellos ¡Ahora vuelvo!

Se dio la vuelta y caminó con paso rápido hacia la clase de Kaien, que es donde estaban la mayoría de los del equipo. Al acercarse, vio que tres de ellos estaban delante de la puerta hablando.

—¡Chicos!

Estos se voltearon hacia él.

—¡Hombre, por fin! ¿Dónde te habías metido?

—Hemos preguntado a tus amigos si ibas a venir y no sabían nada. ¿acabas de llegar?

—Sí acabo de llegar ahora mismo —dijo Ichigo.

—La próxima vez no desconectes el móvil.

—¿Pero ha pasado algo? ¿Estás bien?

El pelinaranja sonrió. Sí ellos supieran lo bien que estaba.

—Claro, estoy estupendamente.

—Pues mejor —dijo Kaien acercándose al grupo con las manos en los bolsillos—. Porque el sábado tenemos un partido amistoso contra el instituto de Naruki.

—¿Contra ellos? Buf, les vamos a dar una paliza —dijo Ichigo haciendo que los demás sonrieran al oírle.

—Dí que sí, eso es lo que dijimos nosotros.

—¡Ya eres uno de los nuestros!

Los cinco se rieron hasta que el capitán del equipo habló haciendo que la atención de los otros cuatro se posara en él.

—Quiero preguntaros algo —dijo sacando una cajita pequeña de terciopelo negra de uno de sus bolsillos. Miró a su alrededor para cerciorarse de que no hubiera nadie cerca y la abrió para que vieran el interior—. ¿Creéis que esta pulsera le gustará a Miyako?

Los cuatro esbozaron una leve sonrisa al escuchar esa pregunta. Sabían de sobra que su capitán estaba enamorado hasta los huesos de aquella chica. Contemplaron la fina pulsera de plata con dos elegantes brillantes en el medio.

—Es preciosa, capitán —dijo uno de ellos—. ¿Pero cuánto te ha costado? Tiene pinta de ser cara.

—Es lo de menos —respondió Kaien cerrando la tapa.

—¿Y por qué no se la has dado ya? —le preguntó otro.

Kaien se pasó la mano libre por el pelo.

—Tengo miedo de que me rechace el regalo. No sé, de que le parezca algo desafortunado o que piense que quiero comprar su perdón con dinero —se tapó con la misma mano los ojos, dubitativo sobre que es lo que tenía que hacer.

Ichigo le observó mientras los demás le daban palmadas en la espalda o en el hombro intentando animarle. Pensó una cosa antes de hablar.

—¿Quieres que se lo entregue yo por ti? —le sugirió viendo como se destapaba los ojos y le miraba igual que los otros—. Así si lo rechaza no lo hará delante de ti.

Kaien apretó la mandíbula al escucharlo.

—¿Por qué ibas a hacer eso por mí, Ichigo? Después de… todo lo que ha ocurrido.

—Lo haría para agradecerte que la hayas ayudado a encontrar un trabajo —dijo el ojimiel mirándolo fijamente sabiendo que sin decir el nombre, el moreno iba a saber de quien se trataba. Los otros tres se miraron entre ellos encogiéndose de hombros sin entender y se hicieron una señal con la cabeza para dejarlos solos. Tras aquella pelea que tuvieron estos dos, lo mejor era no meterse en medio.

—¿Mi tío la ha contratado? —observó que Ichigo asintió esbozando, sin poder evitarlo, una pequeña sonrisa—. Me alegro muchísimo, estaba claro de que lo iba a hacer, Rukia es preciosa.

—Sí que lo es —susurró Ichigo antes de volver a hablar normal—. Creo que intentar ayudarte en algo es lo mínimo que puedo hacer para agradecértelo. Sí tú no le hubieras dado esa tarjeta o no le hubieras hablado de tu tío, ella… no hubiera encontrado trabajo tan rápido.

Kaien le observó en silencio dándose cuenta de que esas cosas las estaba diciendo enserio.

 “Lo que sí que quiero que te quede claro es que Ichigo me trata muy bien”

—No hace falta que me lo agradezcas. Lo hice porque, a pesar de que haya confundido algunas cosas... —dijo Kaien mirando hacia otro lado— considero a Rukia una amiga. Solo quise ayudarla.

—Ya sé que quisiste ayudarla, es por eso por lo quiero ayudarte yo a ti ahora.

—¿Por qué? —le preguntó Kaien pero al ver que Ichigo iba a responder sin ni siquiera pensarlo, volvió a hablar para cortarlo—. No. No me digas lo mismo. Dime el porqué real.

Ichigo le miró fijamente y respiró hondo.

—Porqué si tu tío no la hubiera contratado ahora me sentiría como una puta mierda.  Rukia se tendría que haber ido de Karakura y yo me hubiera quedado sin ella —se sinceró pudiendo sacar una mínima parte de lo que tenía acumulado desde ayer. Notaba como su cuerpo se ponía nervioso—. Pero no ha sido así. Ella se queda aquí y yo no puedo ser más feliz. Todo porqué le diste aquella tarjeta. Lo mínimo que puedo hacer yo es darle ese regalo de tu parte a la mujer que amas para que tú no tengas que pasarlo mal ahora mismo.

Kaien sintió en su pecho como su corazón se encogía. Las palabras sinceras, la mirada serena, todo le había impactado.

“Se supone que erais amigos, ¿no? Esas cosas no se hacen.”

“Lo sé, soy un mal amigo”

—No creo que me merezca nada de eso.

—Tampoco has matado a nadie, Kaien. Yo tampoco soy ningún santo —sonrió de lado para quitarle hierro al asunto—.  Te recuerdo que tú acabaste peor que yo.

Kaien también sonrió.

—Porque tú siempre has estado metido en peleas. Yo soy más civilizado que tú —le soltó agradeciendo que hubiera querido calmar la situación. Pero sobretodo, que a su manera, le hubiera perdonado. Recordó la conversación que tuvo con Senna. Sabía que no se había equivocado con Ichigo.

“Ichigo parece la clase de tío que… sabe perdonar.”

Bajó la mirada y observó la cajita de terciopelo antes de entregársela.

—Está bien. Gracias Ichigo.

—No me las des —dijo dándose la vuelta con el obsequio en la mano—. Nos vemos en el entreno.

Kaien sonrió de nuevo viéndole caminar hacia la clase donde estaba Miyako.

Que no me rechace el regalo, por favor Ichigo —rogó internamente sonriendo por fuera pero intranquilo y con miedo por dentro.

El pelinaranja entró en la otra clase de preparatoria. Saludó a unos chicos que conocía y paseó su mirada rápido por el aula para encontrarla ya que pronto sonaría el timbre de final del almuerzo. La encontró de pie y sola mirando por la ventana.

Miyako se había pasado toda la noche sin dormir pensando en lo que le había dicho Kaien.

“Quiero pasar el resto de mi vida contigo, quiero compartir todo contigo, Miyako. Solo te necesito a ti para ser feliz.”

Cerró los ojos y suspiró. Eran tan bonitas esas palabras que la envolvían como si lo hiciera él mismo con sus propios brazos. No podía negarse a sí misma ni a ninguna de sus amigas que estaba completamente enamorada de Kaien. Llevaba estándolo tres años y sabía que ese amor no se marcharía nunca.

—Miyako.

Ésta se dio la vuelta y se encontró a Ichigo parado a unos pasos detrás de ella.

—Kurosaki, ¿ocurre algo?

—Quisiera que aceptaras este regalo —se acercó un poco más a ella y le extendió la mano con la cajita en la palma—. Es de Kaien para ti.

Miyako se puso nerviosa enseguida cogiéndolo entre los dedos, notando la suavidad del terciopelo.

—¿Por qué no ha venido él mismo a dármelo?

—Tenía miedo de que se lo rechazaras.

Ella le miró a los ojos.

—¿Miedo? ¿Los chicos también tenéis miedo de estas cosas?

—Por supuesto. A veces incluso mucho más que vosotras —respondió Ichigo sin dudar—. Sobretodo si es alguien importante para nosotros y estoy seguro de que tú eres la persona más importante para él.

La chica acariciaba la cajita pero no se atrevía a abrirla. Su corazón deseaba hacerlo mientras que su cabeza le decía una y otra vez que lo rechazara.

—¿Tú qué crees Kurosaki? ¿Crees que estuvo bien lo que hizo? ¿Besarse con otra? —apretó los dientes cuando pronunció esa última pregunta—. No tengo ni idea de quien es esa chica ni quiero saberlo pero… me duele imaginármelo así con otra mujer.

Ichigo asintió levemente con la cabeza.

—Entiendo que te duela, pero lo único que puedo decir para que te sientas mejor es que sé a ciencia cierta que sólo fue un beso corto. Ni siquiera eso. Sólo un roce.

—¿Cómo lo sabes?

—Porqué me lo ha contado la chica con la que se besó.

Miyako arrugó la frente.

—¿Por eso se pegó contigo? ¿Esa chica es tu novia?

Ichigo se pasó la mano por el pelo. Otra vez tendría que decir lo mismo.

—No es mi novia, nos estamos conociendo. Por eso le pegué, porqué me puse celoso. Luego ella me explicó como había sido ese beso —observó como Miyako agachaba la mirada—. Así que no te lo imagines besándose con ella como seguro que lo estás haciendo.

—¿Por qué lo estás ayudando? ¿Acaso te lo ha pedido él que vinieras tú?

—He querido venir yo. Quería agradecerle por algo que hizo —le respondió haciendo que se formara un silencio entre ellos. Veía que ella estaba indecisa sobre que hacer. Miraba el regalo como si ahí estuviera la solución—. Todos cometemos errores, Miyako. Ninguno de nosotros es perfecto.

—Lo sé —susurró ella escuchándolo.

—Lo único que podemos hacer es aprender e intentar no volver a equivocarnos. Estoy seguro de que Kaien lo está intentando, solo necesita saber que estarás ahí para verlo.

—¿Tú lo estarías? —quiso saber aprovechando que Ichigo estaba siendo sincero.

El joven recordó a Senna y todo lo que pasó después de enterarse que ella lo había engañado. Él no la perdonó, ni quiso estar ahí para que ella intentara arreglar las cosas. Sin embargo para él no hubo nada que arreglar. La quiso y le dolió pero sintió que ya no confiaba en ella y que ya no quería volver a intentar ninguna relación. Si lo hubiera intentado habría sido un hipócrita y habría acabado haciéndose más daño a él mismo y a ella también.

—Yo lo estaría si de verdad deseara volver con esa persona y si quisiera confiar de nuevo en ella. Ahora eres tú la que tiene que decidir si quieres intentarlo o no —echó un vistazo a su reloj de pulsera y vio que faltaba nada para que sonara el timbre—. ¿Qué vas a hacer, Miyako? ¿Aceptas su regalo?

La chica lo miró a los ojos y, tras un rato, asintió esbozando una leve sonrisa agradeciéndole por el gesto y por las palabras que había tenido con ella.

Ichigo sonrió mientras sonaba el timbre y todos los alumnos empezaron a dirigirse a sus respectivas clases o a sentarse en sus mesas para esperar a que llegara el profesor que les tocaba.

—Este sábado tenemos un partido aquí en el gimnasio a las siete de la tarde. Estaría bien que vinieras. Piénsatelo —dijo antes de darse la vuelta y caminar hacia la puerta.

El profesor que les tocaba entró y se topó con él.

—¿Qué haces aquí, Kurosaki? —le dio una palmada en el hombro—. Venga, que esta no es tu clase.

—Ya, ya me voy.

Miyako se sentó en su silla y aprovechó que el profesor empezaba a pasar lista para abrir la cajita. Se llevó una mano a la boca emocionada por ver esa pulsera tan bonita y tan suya. Kaien sabía como le gustaban los accesorios. Finos y nada recargados.  La sacó y se la puso enseguida admirándola en su muñeca. Sin embargo, supo que eso no era todo. Cuando él le regalaba algo siempre escondía alguna nota que a simple vista no se viera. Levantó la esponja donde había estado la pulsera y encontró una pequeña nota que ponía:   
‘Eres todo para mí’
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—El nuevo medicamento no ha generado ningún avance, sigue como siempre —explicó el médico—. Por suerte para nosotros, tampoco le está afectando negativamente. Será cuestión de seguir esperando a que de algún paso hacia delante.

Rukia asintió observando a Ukitake desde la puerta de la habitación donde estaba hablando con el Doctor Shunsui.

—¿Ha vuelto a tener fiebre?

—No, desde aquella noche no le ha vuelto a subir la temperatura corporal y la tensión arterial también se mantiene en unos parámetros adecuados.

—Entonces, ¿qué vamos a hacer, Doctor? ¿Seguir esperando?

—Es lo único que podemos hacer, señorita Kuchiki —respondió el hombre colocándole una mano en el hombro en señal de apoyo—. Seguir esta medicación y esperar a que surja algún efecto positivo. Cualquier cosa que nos indique que vamos por el camino correcto.

Rukia suspiró.

—De acuerdo. Muchas gracias por atenderme.

—Es mi trabajo —le sonrió—. Además, el señor Ukitake lleva tanto tiempo aquí que le hemos cogido todos mucho cariño, a él y a usted. Estamos deseando que llegue el día en el que podamos hablar con su padre.

—Espero que sea pronto —dijo Rukia despidiéndose de él, que con una leve inclinación de cabeza giró hacia su izquierda y se marchó por el pasillo.

La morena cerró la puerta y se sentó en aquél sillón negro donde, durante todo el día de ayer, pensó que no iba a volver a sentarse.

—Esperar, esperar… —susurró agarrándole la mano con cuidado y sonriendo nostálgica—. Vas a tener que retirar lo que una vez me dijiste, que no tenía paciencia. Sí que la tengo y mucha. No voy a rendirme, voy a seguir luchando por ti. Ojalá pudiera hacer algo más que pagar el hospital y venir a hablar contigo. Lo que fuera.

Le apretó un poco el agarre de las manos queriendo que supiera que estaba ahí a su lado, anhelando poder sentir una pequeña respuesta de su parte.

—¿Sabes? Me han contratado. Mañana voy a firmar el contrato para hacer de modelo —sonrió un poco más—. No tenemos que marcharnos. Estoy muy contenta, yo quería quedarme aquí —alargó la otra mano para acariciarle el suave y largo cabello blanco—. Ayer estuve genial con Ichigo en nuestra casa. Me sentí algo nerviosa al principio pero para nada incómoda. Pude librarme de muchas cosas y sincerarme con él. Le dije que me gustaba y que deseaba quedarme a su lado. Aún puedo sentir la alegría que sentimos cuando le conté que Kensei me había contratado —se rió al recordarlo—. Me abrazó levantándome y dimos vueltas por todo el salón riendo como dos críos. Y nos besamos, muchas veces —sonrió de lado y le miró con los ojos entrecerrados—. Lo que pasó después me lo quedaré para mí.

Se rió bajito de nuevo y volvió a sonreír normal mirando por la ventana. Ese día no había ni una nube.

—Por la mañana, se ha presentado Byakuya allí… Me ha desconcertado su actitud. Todo el tiempo presionándome para que me fuera y ¿ahora no me dice nada? ¿Ni se enfada? Ni siquiera me volvió a preguntar de que era mi nuevo trabajo... A veces parece que sea dos personas distintas.
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Ichigo se despidió de sus compañeros, que aún estaban en el vestuario, saliendo el primero del gimnasio donde habían hecho el penúltimo entreno antes del partido. El sábado por la mañana tendrían que venir para hacer el último y estar así más preparados para ganar al otro instituto. Los ánimos y las energías estaban por las nubes, incluso él se encontraba emocionado por ganarles. Se alegraba de que el equipo estuviera unido de nuevo y sobretodo motivado. Eso siempre lo conseguía el capitán, que despues de  que Ichigo le contara que Miyako no le había rechazado el regalo, estaba que se subía por las paredes de felicidad. Incluso el entrenador se entusiasmó por las ganas que le estaba poniendo en animar al equipo.

Ichigo cruzó el patio dirigiéndose a la salida pensando que Kaien valía para ser capitán, cuando al girar por la verja se sorprendió por encontrarse a Rukia apoyada en la pared de afuera.

—¡Hey! ¿Qué haces aquí? —le preguntó esbozando una sonrisa y acercándose con la cartera al hombro.

Ella le miró contenta y también se acercó.

—Esperando que salieras del entreno —respondió agarrando el abrigo de Ichigo por las solapas y mirando hacia arriba, hacia su rostro—. Como me dijiste que no querías que fuera a verte, te espero fuera.

—Ahora ya me daría igual que vinieras a verme —dijo Ichigo encantándole la diferencia de alturas y acariciándole la mejilla con la mano libre.

—¿Y eso?

Ichigo bajó el rostro mirándola a los ojos.

—Porqué ahora no hace falta que estemos solos para hacer esto.

Eliminó el espacio que separaba sus labios y los juntó en un beso esperado por ambos desde el último que se habían dado al bajar del autocar, ya en Karakura. Se separaron y se sonrieron, juntándose de nuevo para darse un pico antes de que el pelinaranja le pasara su brazo por encima del hombro y ella le agarrara por la cintura con el suyo. Empezaron a caminar.

—Me sabe mal que hayas llegado tan tarde a clase —dijo Rukia.

—He llegado a la hora del descanso, tampoco tan tarde. Además hoy no han avanzado casi nada —contó Ichigo recordando que había un tema que quería hablar con ella—. Me gustaría que hablaramos de algo.

—Dime —alzó su mirada para verle.

—Es sobre nuestra relación —la miró a los ojos y observó que ella arrugaba la frente sin entenderle a que se refería—. Creo que para los dos el término de amigos con derechos se nos ha quedado corto.

Rukia se le quedó mirando, asintiendo tras unos segundos de silencio.

—Tienes razón.

—¿Entonces? —preguntó Ichigo apartándole el flequillo con la mano encima de su hombro—. ¿Qué somos ahora?

La morena cerró los ojos y apoyó su cabeza en el cuerpo del ojimiel.

—La verdad —susurró dejándose llevar por los pasos de él—. Dos personas que se gustan que se están conociendo.

Ichigo sonrió por esa respuesta. Era lo mismo que había dicho él. Bajó el rostro y le besó la frente como si ese gesto fuera habitual entre ellos.

—Estoy de acuerdo.
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Se escuchaba el sonido de la televisión, que en aquellos momentos hablaba de la situación económica del país y del esfuerzo que estaban haciendo los altos cargos políticos por intentar solucionarlo.

Ichigo bajó las escaleras bostezando y rascándose el pelo cuando su padre le recibió gritando como siempre por la puerta de la cocina.

—¡¡Good morning Ichigo!! —exclamó acercándose raudo hacia su hijo y pegándosele como una lapa moviendo las cejas de arriba a abajo—.  ¿Dónde estuviste el otro día eh pillín?

—Con Rukia —respondió sencillamente haciendo que su padre se apartara abriendo la boca sorprendido muy teatralmente.

—¡Ya no lo escondes! —le apuntó con el dedo y se dirigió a la pared donde estaba el póster de su esposa—. ¿Has oído eso, Masaki? ¡Pronto seremos abuelos!

—Deja de hablarle a esa fotografía —ordenó Karin entrando junto a su hermano a la cocina.

Yuzu que colocaba los platos del desayuno encima de la mesa se dirigió al joven con una sonrisa.

—Ichi-nii ¿Rukia-chan es tu novia?

—Nos estamos conociendo —volvió a responder sincero sentándose en la silla para empezar a desayunar.

Las dos hermanas se miraron contentas, una más comedida que la otra, pero igual de felices por su hermano y porqué a las dos les había caído bien esa chica. Isshin entró riendo.

—Y tanto que se están conociendo, Ichigo ya tiene que saberse el cuerpo de ella de memoria.

—¡Callate viejo! —le gritó entre enfadado y sonrojado, recriminándose por haber soltado esas respuestas.

—Pues a mí eso me parece muy bonito —dijo Yuzu soñadora—. Conocerse de memoria.

—Vamos a preguntarle a Ichigo cuántos lunares tiene Rukia-chan en el cuerpo —soltó Isshin esbozando una mueca pervertida sentándose en su sitio.

A su primogénito se le hinchó una pequeña vena en la sien.

—Eso no nos interesa, viejo verde —dijo Karin llevándose arroz a la boca.

—Pues entonces que postura es la que más hacen.

—¡Eso es muy íntimo, papá! —se sonrojó Yuzu como un tomate.

A Ichigo la vena de la sien se le hinchó un poco más mientras intentaba pasar de los comentarios y seguir comiendo.

—Oye Ichi estaréis usando protección ¿no? —le preguntó Karin—. No quiero ser tía tan pronto.

—¡De eso nada! ¡Que yo quiero ser abuelo!

—Son muy jóvenes. Eso más adelante —sugirió Yuzu.

La vena no pudo hincharse más.

—¡Queréis dejarme en paz! —exclamó alterando a los otros tres y apuntó con el dedo a su padre—. No te voy a decir ni cuantos lunares tiene, ni que postura hacemos más ni tampoco vamos a hacerte abuelo, joder ¡¿Por qué no hablamos de otro para variar?!

Su padre y sus hermanas se quedaron con los ojos como platos mirándole hasta que pasó un rato y empezaron a parpadear. La primera en hablar fue Karin.

—Yo paso de los chicos. Además ninguno sabe jugar bien al futbol.

—Pues a mi hay uno que me gusta —contó Yuzu mirando hacia arriba soñadora.

—¿¿CÓMO?? —gritó Isshin pegando su cara a la de su hija— ¿Cómo se llama? ¿Dónde vive? ¿Cuántos años tiene? ¿Quiénes son sus padres? ¡Dimelo todo!

Ichigo y Karin le pegaron un puñetazo en la barbilla.

—¿Así como quieres que te contemos algo? —preguntó la morena.

—¡Me habéis abierto la barbilla! —se levantó espantado y se miró en un espejo—. Oh, así estoy más guapo. ¿Os parezco Ben Affleck?

Ichigo se dirigió a su hermana Yuzu.

—Si necesitas algún consejo sobre algo, puedes hablar conmigo. Quizá no sea el más indicado para darlos pero... —le sonrió— soy tu hermano mayor.

—¡Gracias Ichi-nii! —se abalanzó hacia él para abrazarlo con idolatría.

Su padre se acercó rápidamente e hizo lo mismo, aunque su abrazo fue mucho más fuerte.

—Vaya, estar con Rukia-chan te está haciendo madurar. Ya era hora chaval.

—¡Suéltame! —le agarró de los brazos para apartarlos pero su padre apretaba aún más riendo como un loco—. ¡¿Es que no se puede desayunar normal en esta casa?!
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Rukia entró en la galería y se dirigió a una mesa donde había un hombre escribiendo en un portátil. A su alrededor aún había gente que venía para hacer las pruebas de selección.

—Buenos días —dijo la morena—. Me dijeron que viniera hoy para firmar un contrato.

—¿Un contrato? ¿Sobre qué? —le cuestionó el hombre sin nisiquiera levantar la mirada de la pantalla.

Rukia hizo una mueca por aquella falta de respeto. Iba a contarle sobre que era cuando escuchó que alguien la llamaba.

—¡Señorita Kuchiki! —exclamó Kensei saliendo por una puerta—. Venga, por favor.

La morena se fue hacia él pasando de despedirse de aquél tipo y entró en una sala que seguramente, pensó, sería su despacho.

—Buenos días, señor Shiba. Quiero agradecerle que me haya contratado —se inclinó haciendo una perfecta reverencia—. Muchas gracias.

—Señorita, no hace falta —le dijo sonriendo y sentándose en su asiento—. Si le soy sincero desde el primer momento en que la vi y me contó que quería hacer las pruebas, supe que la contrataría. Esos ojos son muy difíciles de encontrar. Las fotos que luego pude hacerle no hicieron sino aumentar mis ganas de seguir fotografiándola.

Rukia se sonrojó y se sentó también.

—Es usted un experto en sonrojarme, señor.

—Pues me alegro porqué es justo ese sonrojo el que quiero fotografiar —sonrió sacando una carpeta de uno de los cajones de la mesa—. Al tener usted ese color tan clarito de piel, el rubor le da un aspecto más natural. No voy a querer maquillaje en este nuevo trabajo.

La chica asintió sintiéndose cómoda ya que notaba que Kensei hablaba siempre desde un punto profesional y no intentaba coquetear con ella ni la hacía sentir violenta.

—¿Cuándo empezaremos?

Kensei sacó unas hojas de esa carpeta.

—Empezaremos el lunes que viene a las ocho de la mañana. Hoy acabamos las pruebas, tendremos este fin de semana para seleccionar a los demás elegidos y el lunes ya vendréis todos para comenzar a trabajar, ¿de acuerdo?

—Sí, claro, estupendo —asintió contenta observando que Kensei le ponía esas hojas delante con un bolígrafo.

—Este es el contrato para usted y ésta la copia para mí. Como ve, aquí pone todo, la cantidad que ganará, el horario, la duración. Todo —le señaló unos cuántos espacios en blanco—. Tiene que firmar en todos los sitios marcados, por favor. Yo ya he firmado.

Rukia sujetó el bolígrafo y realizó una firma en todos los lugares donde le había señalado.
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—Os voy a dar vuestros exámenes corregidos —dijo la profesora sentada en su mesa y hablando en alto para toda la clase, que después de escuchar aquella frase se empezaron a mirar entre ellos asustados—. En general han ido bastante bien aunque siempre hay excepciones. Pero tengo que decir que estoy bastante contenta, se nota que muchos no lo habéis dejado todo para el último día. Cuando diga vuestros nombres os acercáis a recogerlo.

Ichigo compartió una mirada con sus amigos respirando hondo y cruzando los dedos, deseando que por lo menos hubiera aprobado.

Escuchando como iba nombrando los nombres de sus compañeros miró hacia su derecha y vio que Senna tampoco había venido hoy, igual que ayer. Frunció el ceño preguntándose si estaría enferma.

—Kurosaki Ichigo.

Éste se levantó y se dirigió hacia la mesa de la profesora, recogiendo su examen. Sonrió de lado caminando de vuelta a su asiento viendo su nota y pensando que no le había ido nada mal.

—¿Qué has sacado, Ichigo? —le preguntó Chad.

—Un 85 sobre 100 —le respondió manteniendo la sonrisa y sentándose en su silla.

Aprovechó que seguía repartiendo exámenes, y que la mayoría estaban más atentos a Keigo y a sus lágrimas de perdición, para sacar el móvil de su cartera. Vio que tenía un mensaje de Rukia.

“Acabo de firmar el contrato! Que contenta estoy, esta noche lo tenemos que celebrar fresita!”

Ichigo sonrió pícaro.

“Esta noche tenemos que celebrar dos cosas. Tu contrato y que he aprobado el examen sorpresa que hicimos el martes”

Enseguida recibió respuesta de la morena.

“Felicidades!!! Esta noche promete. Me pondré sexy para ti”

Ichigo echó un vistazo a la profesora y la vio hablando con una alumna que por lo que se veía tampoco le había ido muy bien. Volvió a centrarse en el móvil, tecleando un nuevo mensaje. Había echado de menos este tipo de conversaciones con ella.

“No necesitas ponerte nada especial para estar sexy para mí. Me vuelves loco, enana”

“Y tú a mí, Ichigo. ¿Quieres que te reciba desnuda, entonces?”

“Mmm, eso estaría genial. Solo de imaginarte me estoy poniendo malo”

“Pues ten cuidado, no se te vaya a notar. Que de esa manera solo quiero verte yo”

Ichigo suspiró intentando tranquilizarse. Leer esa frase tan posesiva de parte de Rukia le había provocado un cosquilleo por todo el cuerpo. Se dispuso a volver a escribir algo cuando el timbre sonó y Keigo se acercó haciendo aspavientos.

—¡Ichigo! ¡He suspendido!

El pelinaranja se guardó el móvil y se levantó de la silla igual que los demás.

—Estaba clarísimo, Keigo. No habías estudiado nada.

—Yo he pasado pero por los pelos —dijo Tatsuki.

—¿Y tú, Kurosaki? —preguntó Ishida.

—Seguro que no más que tú, cerebrito.

—Bueno, salgamos de la clase un poco —sugirió Mizuiro.

—Yo quiero comer algo —dijo Inoue.

Salieron al pasillo para dirigirse a la cafetería hablando del examen cuando Nozomi pasó por el lado de Ichigo y le rozó el brazo con la mano para que se percatara de ella. Éste giró la cabeza hacia donde había notado el roce y se extrañó de encontrarse con la mejor amiga de Senna.

—¿Podemos hablar un momento? —le preguntó Nozomi.

Ichigo frunció más el ceño pero asintió diciéndoles a sus amigos que fueran tirando que luego iría él.

—¿Qué pasa?

Nozomi estaba nerviosa. Siempre le había impuesto demasiado la presencia del pelinaranja, sobretodo por su mirada ámbar tan penetrante.

—Estoy preocupada por Senna.

—¿Está enferma? Me he fijado que hoy no ha venido y ayer tampoco lo hizo ¿verdad?

—No está enferma, es sólo que no querrá venir —dijo Nozomi agachando la cabeza—. Ni me coge las llamadas ni quiere que la vea en su casa. Me preocupa.

Ichigo arrugó la frente.

—Pero, ¿por qué está así? —quiso saber viendo como ella se mordía el labio inferior indecisa sobre decir algo o no—. Mira Nozomi, no tengo ni idea de porqué me estás contando esto. No es que quiera que Senna esté mal pero no tienes que venir a mí por eso.

La peliverde le miró a los ojos intentando mantenerle la mirada para hablarle con decisión.

—Senna está así por ti, Kurosaki.

—¿Por mí? —se señaló a sí mismo—. Pero si el otro día vino a mi casa y me dijo que iba a intentar olvidarme y luego la he estado viendo en clase normal. Incluso el martes hablamos sobre… algo que había pasado. No puede ser por mí.

Nozomi supo enseguida sobre que hablaron el martes. Sobre las fotos. Senna se lo contó en el baño mientras lloraba y ella tuvo que morderse la lengua para no decirle ‘te lo dije’ ya que su amiga no necesitaba escucharlo en esos momentos.

—Sí que lo es, Kurosaki. Me gustaría que hablaras con ella.

—No tengo nada que hablar con ella, Kujo —dijo su apellido con el rostro serio.

—Por favor —le rogó apenada por su amiga—. Sé que tú eres el único que puede ayudarla. No te lo estaría pidiendo si no fuera así. Sólo habla con ella, por favor.

Ichigo bufó y miró por la ventana. Sabía que no mentía cuando decía que no se lo estaría pidiendo si tuviera otras opciones porqué recordaba que, cuando salía con Senna, la peliverde y él no hablaron más de dos frases seguidas ya que ella siempre se ponía nerviosa cuando estaban cerca. Incluso una vez le preguntó a Senna por ese tema.

‘Es sólo que es tímida. Además con ese ceño fruncido que llevas siempre, asustas a todo el mundo’

Si estaba ahí era porqué quería ayudar a su amiga.

—Está bien —la volvió a mirar—. Mañana iré a su casa e intentaré hablar con ella. Sino me abre ni quiere verme a mí tampoco, no habrá nada que yo pueda hacer.

—Gracias Kurosaki —le sonrió un poco esperanzada de que su amiga se pondría mejor.
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Nell y Renji estaban en el piso de Rukia aprovechando el tiempo que les quedaba libre antes de que empezara su jornada laboral. La morena les había llamado al mediodía contándoles que el lunes empezaría a trabajar de modelo. En aquel momento le pareció una buena idea llamarlos pero, si llegaba a saber que se iban a aparecer en su piso cuando ella tenía pensado recibir desnuda a Ichigo, no lo hubiera hecho. Menos mal que cuando sus amigos habían picado ella no se había quitado nada aún.

—¡Kyaa! —la abrazó Nell—. ¡Que bien que te hayan contratado! ¡Felicidades!

—Gracias —dijo la morena contenta y correspondiéndole el abrazo.

—Cuando me lo has contado por el móvil me he quedado a cuadros —habló Renji sentándose en el sofá—. No sabía que habías ido a hacer esas pruebas.

Las chicas se separaron y la peliverde fue también hacia el sofá.

—Siento no habertelo contado, Renji —se disculpó Rukia yendo a la cocina y sacando una botella de zumo de mango y manzana que aún no había abierto—. Es que todo ha pasado muy rápido.

—De todos modos, me alegro mucho por ti, pequeña —dijo el pelirrojo aceptando el vaso que ella le ofrecía.

—Supongo que ahora que vas a ganar ese dinero, te irás de este piso ¿verdad? —preguntó Nell cogiendo su vaso y mirando a su alrededor con cara de circunstancia.

—No quiero que todo el dinero se vaya en un alquiler más caro, quiero ahorrarlo —le respondió Rukia volviendo a la cocina—. ¿Queréis cenar algo? Acabo de hacer la compra.

—Cenamos allí ahora —contó Nell—. Entramos una hora antes y nos ponen para cenar. Ha sido idea de Rangiku.

—¿Qué dices? Joder, ya lo podrían haber puesto antes cuando estaba yo —se quejó Rukia cerrando la nevera.

—Si quieres puedes venirte a mi ático —retomó la conversación Renji—. Tengo habitaciones de sobra y así no tendrías que preocuparte por el alquiler.

La morena se sentó a su lado, en el reposabrazos pensando que Ichigo también le había ofrecido eso.

—Pero vives lejos del centro y tendría que estar yendo y viniendo todo el rato. Además… —carraspeó— no tendría tanta intimidad.

Nell se rió.

—Claro Renji, allí estarías escuchando todo lo que hace con Ichigo.

—¿Sigues con ese chico? —preguntó y vio como Rukia asintió—. ¿Sois pareja ahora?

—No lo somos —alzó los hombros y recordó lo que hablaron el otro día—. Nos gustamos y nos estamos conociendo.

—Como para no gustarte Ichigo —soltó la peliverde—. Está como un tren.

Rukia sonrió.

—Ya no sólo por el físico. Me gusta su personalidad, su carácter… no sé —miró a Renji—. Me siento bien cuando estoy con él.

Renji la observó alegrándose de que se sincerara, de esa manera poco habitual, con ellos. Si Ichigo la estaba haciendo feliz para él eso era lo más importante.

Sonó el telefonillo del timbre y Rukia se levantó para responder.

—Seguro que es Ichigo —dijo Nell entusiasmada observando como su amiga apretaba un botón para abrir el portal desde ahí—. ¿Quién es?

—Ichigo —contestó la morena con una sonrisa abriendo su puerta y saliendo al pasillo, escuchando sus pasos.

El ojimiel subió por las ya familiares escaleras de ese edificio hasta el segundo piso y la vio apoyada en la barandilla. Le sonrió pero enseguida entrecerró los ojos al recordar algo y la miró de arriba abajo recriminándole algo. Rukia se rió bajito y le pasó los brazos por el cuello poniéndose de puntillas cuando llegó hasta ella.

—Es que tengo visita —susurró acercando sus labios a los de él.

Ichigo sonrió de nuevo envolviendo la femenina cintura con su brazo.

—Te has librado, enana —le habló encima de sus labios antes de besarse.

Apretaron sus bocas, entreabriéndolas para colar un poco sus lenguas y así rozarse sutilmente.

—Nell, ven aquí —se escuchó la voz de Renji haciendo que se separaran y miraran hacia la puerta.

Allí estaba Nell, parada con las manos juntas delante de su abultado pecho.

—Me encanta veros cuando os besáis —dijo tan fresca—. Os sujetáis de una forma que…  me pone cachonda, enserio.

Ichigo y Rukia se sorprendieron por aquella inesperada confesión y compartieron una mirada antes de empezar a reír.

—Eso es que eres una Voyeur —dijo Rukia entrando en el piso detrás de Ichigo y cerrando la puerta.

Ichigo observó que Renji extendió la mano para saludarlo y él le correspondió estrechándosela con la suya. Notaron que había un mejor ambiente entre ellos.

—Pues nunca me había pasado con nadie eh —explicó Nell riendo también volviendo a su sitio.

—Tendremos cuidado de no volver a besarnos delante de ti —dijo Ichigo quitándose el abrigo y la chaqueta del uniforme y dejándolos en el respaldo de una de las sillas de la cocina, junto a la cartera.

—¡No! —exclamó Nell—. A mí me encanta, no os cortéis.

Rukia le puso un vaso de zumo a él también y éste se acercó al sofá, sentándose al lado de Nell, dejando a ésta en medio de los dos.

—Lo dicho, una voyeur —confirmó Renji—. Tener cuidado y no os vaya a grabar en video.

—¿A que te grabo a ti follándote a la camarera en el baño? —le soltó Nell.

—¿Lo hacéis en el servicio del bar? —preguntó Rukia sentándose encima de las piernas de Ichigo y pasando un brazo por su cuello.

—Solo lo hicimos un día.

—No mientas —le recriminó la peliverde. Giró la cabeza para dirigirse a los otros dos—. Llevan haciéndolo ahí todos los días.

—¡Eso es mentira!

—Renji, que te van a despedir y con esas cejas no te aceptan en otro lado, ten cuidado —bromeó Ichigo intentando aguantarse la risa que le producía la mirada cabreada del mayor.

—¡A que te hago a ti unas cejas nuevas, capullo!

Rukia suspiró bebiendo del vaso de Ichigo.

—¡Ni se te ocurra estropearle la cara! —exclamó Nell.

—No serías capaz ni de tocarme un solo pelo —le sonrió altivo Ichigo, disfrutando de lo fácil que era picarle.

—Vamos fuera y te lo demuestro —el pelirrojo intentó levantarse pero la peliverde se sentó encima de él como estaba Rukia con Ichigo.

—No vas a demostrarle nada, vamos a hablar como buenos amigos que somos todos.

Las chicas se sonrieron y ellos se miraron sin fiarse de lo que pudiera hacer el otro ahora que no había nadie en medio de ellos dos. Renji al final bufó.

—Sólo faltaba que me metieran en la cárcel por pegar a un menor. Cuando tengas los veinte si que te daré esa paliza.

—Estaré esperándola —dijo Ichigo sonriendo de lado viendo como el otro también esbozó una sonrisa. Le estaba cayendo bien ese tío. Deshizo la mueca cuando se acordó de algo—. Ah una cosa, este sábado tengo partido de baloncesto en el instituto a las siete de la tarde. Si quereis podeís venir, es entrada libre.

—Genial, yo sí que voy —se apuntó Nell.

—Vale —asintió Renji—. Le diré a Ikkaku si quiere venir también, te caerá bien.

—De acuerdo —dijo Ichigo y miró a Rukia sonriendo—. ¿Y tú que, enana?

—Por supuesto.

El pelirrojo se interesó de que hiciera baloncesto y estuvieron hablando de eso mientras Nell le contaba a Rukia sobre las nuevas bailarinas en Bleach. La verdad es que la morena ahora ya no echaba tanto de menos trabajar ahí. Antes lo añoraba porqué en ese escenario, con la música sonando y envolviéndola mientras bailaba, podía olvidarse de todo. Sin embargo, ahora conseguía eso estando con Ichigo. El pelinaranja la envolvía y le hacía olvidarse de todo. No necesitaba nada más.

El tiempo pasó y Nell y Renji tenían que marcharse a trabajar.

—Bueno, nos vemos mañana entonces —dijo el pelirrojo abrazando a Rukia después de Nell y estrechando la mano a Ichigo—. El instituto Karakura ¿no?

—Sí, ese —respondió el joven antes de abrazar a Nell.

—Me pondré mi vestido de animadora, ya verás como te encanta Ichigo —se rió Nell.

—No hace falta que te pongas eso —indicó Rukia haciendo que el pelinaranja riera y la abrazara por detrás.

—¡Me lo voy a poner para molestarte, nena! —exclamó Nell empezando a bajar las escaleras.

—Hasta mañana, chicos —se despidió Renji con la mano bajando también.

—Hasta mañana —dijeron los dos a la vez cerrando la puerta.

Rukia sintió como Ichigo apartó un poco su cabello y comenzó a dar pequeños besos en la piel sensible del cuello. Suspiró girando un poco la cabeza para que tuviera más espacio.

—Por fin solos —susurró el joven en su oído haciendo que Rukia se estremeciera—. Tú y yo tenemos que celebrar cosas ¿no?

—Sí —dijo la morena con el mismo tono de voz y se giró para agarrarle el rostro con las manos y besarlo en la boca.

Sus lenguas salieron enseguida al encuentro, aumentando paulatinamente el deseo y la excitación. Ichigo la alzó y la apoyó contra la puerta para apretarse más a ella.

—Me paso todo el día… —habló él como pudo entre los besos— pensando en ti.

—¿Y qué… —le mordió el labio inferior y lo estiró— piensas?

Ichigo se pasó la lengua por donde le había mordido y gruñendo le agarró los brazos y se los levantó hacia arriba pegándolos a la madera y sujetando su cuerpo con el suyo propio, haciendo jadear a Rukia por aquella prisión.

—Que me pasaría toda mi vida entre tus piernas —le respondió sin poder pensar en nada más en aquél momento, mirándola con ojos turbados y velados por el calor que le producía esa mujer. Lo que más le ponía era que ahora sabía que él a ella también la hacía sentir de esa manera.

Rukia gimió por aquella sugerente frase y porque Ichigo no había apartado la mirada de ella ni un segundo, estimulándola sólo con su presencia, su calor corporal y sus ojos. Ella era incapaz de dejar de mirarlo. Era como un imán que hacía que todo lo que hubiera alrededor se fuera apagando y oscureciendo. No podía más.

—Hazme tuya, Ichigo.

El ojimiel apretó la mandíbula y apoyó la frente con la de ella, respirando agitado como si hubiera estado aguantando la respiración. Esa orden le había sacudido por dentro.

—¿Quieres que te haga mía? —le preguntó separándose un poco para poder seguir mirándola a los ojos. Le encantaba que le aguantara la mirada.

Rukia se soltó del agarre de sus manos y los hundió en el cabello naranja respirando igual de él. Se alzó ella misma apoyando los codos en los hombros masculinos quedando por encima de Ichigo, acercando los pechos a su rostro. Éste le sujetó el trasero y la espalda y siguieron mirándose pensando a la vez que nunca se habían sentido ni mirado así. Anhelo, necesidad, deseo… sus corazones latían furiosos sin ni siquiera haberse movido de ahí ni haberse desnudado.

—Sí.. quiero que me hagas tuya.

—Mía…

—Tuya — le estiró del pelo para levantarle el rostro y se agachó para pasarle la punta de la lengua por los labios—. Sólo tuya.

Ichigo gimió y le atrapó esa lengua traviesa, besándola arrebatado y llevándola a la cama para hacerla suya como le pedía. Estaba deseando hacerlo. Aquí ya no había solo sexo entre ellos, ya se lo habían dicho. Se acabó lo de amigos con derechos que solo se divertían. Eso quedó atrás.

Ahora eran sólo ellos dos. Un hombre y una mujer que se morían por perderse en el otro.

Cuando llegó a la cama se dejó caer poniendo sus brazos estirados para no dejar que cayera todo el peso encima de ella en el golpe. Después volvió a pegarse, besándose de nuevo, hambrientos y sedientos, separándose sólo lo mínimo para respirar.

Se fueron desnudando, tocando obscenamente todo lo que pudieran del otro cuerpo. Sintiendo Ichigo la piel suave de ella y Rukia el movimiento de los músculos de él cuando estos se contraían.

En aquella habitación solo se oían los gemidos y las respiraciones, inundando de humedad el ambiente. Las sábanas se les pegaban por el sudor pero ninguno quería separarse del calor que desprendían.

Rukia se abrió más de piernas recibiendo la erección de Ichigo, que entraba en ella fácilmente. Le envolvió el cuello, mirándose en todo momento, sin querer perderse ningún gesto de placer.

—Ah Ichigo —gimió Rukia—. Aquí es donde tienes… que estar.

Él aumentó el ritmo de las embestidas deleitándose del roce en su miembro.

—Este es mi lugar… —le mordió la barbilla cuando ésta echó la cabeza hacia atrás por el placer—. Voy hacerte mía todos los días.

—Mmm… eso es lo que quiero.

Los gemidos subieron de volumen cuando empezaron a ir más deprisa, gritando el nombre del otro con una voz rota y ronca, sujetándose en el otro para perderse juntos cuando ya no pudieran aguantar más tanto placer. Cerraron los ojos y se abrazaron al sentir como el clímax subía y subía hasta límites más elevados que antes, hasta que llegó a un punto que hizo que Ichigo y Rukia explotaran y sucumbieran al éxtasis.

Gimieron largo, agarrándose y manteniéndose cerca, intentando alargar esa sensación. Ichigo apoyó su mejilla en el pecho de ella con los ojos cerrados y  respirando por la boca para llenar de oxígeno sus pulmones. Sintió los brazos aún temblando de Rukia cruzándose en su espalda.  Ahí donde estaba podía escuchar perfectamente el latido desaforado del corazón de ella. Retumbaba en su oído a la par que el suyo. Entreabrió un poco los ojos notando como ella empezaba a acariciarle el cabello.

Se incorporó un poco para poder verle el rostro y la encontró con los ojos cerrados y respirando por la boca. Al rato abrió sus ojos violetas.

—Hola —susurró Ichigo esbozando una pequeña sonrisa acercando una de sus manos para despegarle el cabello que tenía pegado a la cara por el sudor.

Ella también sonrió e hizo lo mismo con el flequillo de él.

—Hola.

Juntaron sus labios en un leve roce, acariciándose con ellos, dejando que sus cuerpos se calmaran y regresaran a la normalidad. Se daban besos cortos, uniendo sus sonrisas, sin ningunas ganas de separarse de cómo estaban.

Sin embargo, el silencio fue roto por el tono de llamada del móvil de Ichigo. Se separaron y miraron hacia donde estaba la ropa tirada.

—¿Quién llama ahora? —preguntó Ichigo disgustado por la interrupción.

Ella se sintió igual.

—Quizá es algo importante, Ichigo.

Éste gruñó y se separó de ella, con sus músculos algo cansados aún, y se sentó en el filo de la cama agarrando su pantalón. Cuando fue a coger la llamada, ésta se cortó ya que había estado bastante rato sonando. Miró quien había llamado.

—¿Mi padre? —se extrañó y apretó en la pantalla para devolver la llamada. Miró a Rukia, que se había sentado apoyando su espalda en el cabecero, mientras esperaba.

—Espero que no haya pasado nada malo —le dijo la morena preocupada.

Él le iba a decir que también esperaba eso cuando su padre descolgó el teléfono.

—Papá, ¿Qué ocurre? —cuestionó escuchando la voz por la otra línia—. ¿Qué le ha pasado?

Rukia se mordió el labio inferior al ver como Ichigo fruncía cada vez más el ceño. Quería saber que pasaba.

—¿Y por qué quieren hablar conmigo? No lo entiendo… No… Yo nada, papá ¿Por quien me tomas?… —se pasó la mano por el pelo notando el flequillo y la nuca mojados—De acuerdo, está bien. Voy para allá.

—¿Qué ha pasado? —le preguntó Rukia cuando colgó.

Ichigo negó con la cabeza antes de mirarla.

—Senna está en la clínica de mi padre —le respondió serio—. Sus padres la han encontrado desmayada en su habitación.

—¿Desmayada? ¿Y eso?

—No lo sé —dijo Ichigo recordando la conversación con Nozomi. Tenía razón, su amiga no estaba bien.

—¿Y porqué has dicho que querían hablar contigo? ¿Quiénes?

El pelinaranja agarró su bóxer y se lo puso.

—Sus padres. Ni idea de que quieren hablar conmigo —entró las piernas en el pantalón y se levantó de la cama para subírselo—. Pero tengo que ir, no quiero involucrar a mi padre en lo que sea que quieran decirme.

Rukia asintió observándole ponerse la camisa blanca.

—Claro, lo entiendo —susurró.

Él se sentó de nuevo para ponerse los zapatos. Suspiró y giró la cabeza hacia ella.

—Me sabe mal marcharme así, de esta manera —le dijo mirándola a los ojos—. Como si nada especial hubiera ocurrido entre nosotros ahora mismo.

La morena se acercó.

—Solo dime que no lo olvidarás… porqué yo no pienso hacerlo.

Ichigo le acarició la mejilla suavemente con el pulgar.

—Sería imposible para mí… —bajó el dedo y repasó sus labios abultados con él— olvidarme de esta noche.

Rukia le dio un beso a ese pulgar sin dejar de mirarlo. Se fueron acercando despacio y volvieron a juntar sus labios.
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Ichigo llegó a su casa y entró directamente a la clínica. Caminó por el vestíbulo hacia la zona donde estaban las habitaciones y al girar en el pasillo, se los encontró. Los padres de Senna estaban sentados y su padre de pie delante de ellos. Éstos dejaron de hablar cuando él apareció.

—Hola —saludó Ichigo a sus ex suegros con voz bajita y se dirigió a su padre—. ¿Cómo está?

Isshin giró su cabeza hacia el cristal de la habitación donde estaba durmiendo Senna. Ichigo siguió su mirada y se acercó para verla allí tendida, en esa cama blanca con las sábanas del mismo color cubriendo su delgado cuerpo. Con una mascarilla de oxígeno que le cubría la boca y unas vías en su antebrazo.

—Ahora está estable pero cuando llegó tenía la tensión por los suelos. Le suministré un medicamento para estabilizarla y ahora está con suero. Cuando despierte tendrá que comer algo —respondió Isshin antes de mirar a los padres de la chica—. Espero que a partir de ahora estéis más atentos si vuestra hija come o no.

—¡¿Qué esta insinuando?! —exclamó el padre levantándose de la silla—. ¡¿Qué no cuidamos a nuestra hija?! ¿Cómo íbamos a pensar que no estaba comiendo? ¿Acaso tú sabes todo lo que hace tu hijo mayor?

Isshin no se inmutó.

—Pero parece que vuestra hija no está bien. Uno no deja de comer sin alguna razón. ¿Había sufrido antes algún trastorno alimenticio o algo parecido?

La madre, sin levantarse, negó con la cabeza con el rostro apenado.

—No creo que haya dejado de comer por eso.

Ichigo, que se había quedado en silencio observando a Senna, se volteó hacia ellos.

—¿Y por qué cree que es?

El padre de Senna se adelantó hacia él cabreado.

—Por tu culpa, Kurosaki,

El joven frunció más el ceño.

—¿Por mi culpa? —le preguntó alzando un poco la voz pero sin llegar a gritar. Notó la mano de su padre en su hombro—. Yo no le he hecho nada a Senna.

—¡Por supuesto que sí!

—¡Cálmate! —le ordenó su mujer poniéndose de pie y apartando a su marido de estar tan cerca del pelinaranja—. Disculparlo, solo está nervioso por la situación.

Ichigo respiró hondo y observó como el hombre se sentaba de nuevo y escondía su rostro entre sus manos.

—¿Por qué dice que es mi culpa o que yo le he hecho algo a vuestra hija? Eso no es verdad.

—Ya lo sabemos —contestó la mujer—. Es sólo que cuando la encontramos en su habitación desmayada… —bajó la mirada— también encontramos esto.

Los dos Kurosaki vieron como la madre de Senna abría su bolso y sacaba trozos de fotos rotas, entregándoselas a Ichigo. Ella volvió a hablar.

—Son fotos de cuando salíais juntos. Por eso mi marido te ha dicho eso. Creemos que Senna está así… por ti.

Isshin apretó el agarre que tenía en el hombro de su hijo en señal de apoyo mientras le observaba el perfil. El ojimiel se mantuvo serio y en silencio viendo aquellos trozos rotos en los que podía verse a sí mismo sonriendo y en otros a ella.

—Le he dicho muchas veces a Senna que se olvide de mí —susurró Ichigo—. Incluso el otro día vino aquí y me dijo que iba a hacerlo, que no iba a volver a decirme nada más, que iba a intentar hacer su vida… No sabía que se sentía tan mal.

—¿Le has dejado claro que ya no tiene nada que hacer contigo o le has dado esperanzas de alguna manera? —quiso saber el padre de Senna.

Ichigo levantó la mirada hacia él.

—No le he dado ninguna esperanza. Se lo he dicho claramente, que no íbamos a volver nunca.

—¿Qué pasó para que rompierais? Ella nunca nos ha contado nada —dijo la mujer.

—Pues si ella no os lo ha contado, no seré yo quien lo haga, señora —respondió Ichigo.

—Creo que ya es suficiente —dijo Isshin que se había mantenido al margen pero sin separarse de su primogénito—. Vuestra hija necesita descansar y no lo va a hacer con nosotros aquí sin parar de hablar. Uno de vosotros puede quedarse con ella esta noche, el otro que se marche. Ichigo, entra en casa.

Éste asintió y pasó por su lado dirigiéndose a la entrada que comunicaba con su casa cuando la voz de la mujer le detuvo e hizo que se volteara.

—Ayuda a Senna, por favor —le pidió—. Si aún sientes algo de cariño hacia ella aunque sea por lo que alguna vez tuvisteis, apóyala. Ella te necesita. No va a poder olvidarte sin tu ayuda, Ichigo.

El pelinaranja no le dio ninguna respuesta, viendo como ella le sonrió tristemente y se volteó para despedirse de su marido y entrar dentro de la habitación acompañada de su padre. Se quedaría a dormir allí con Senna.

Compartió una mirada con el que fue su suegro antes de que cada uno se fuera por su camino.

Al entrar dentro, Yuzu y Karin, que estaban sentadas en el sofá viendo la tele, se acercaron preocupadas.

—¿Cómo está, Ichi-nii? —preguntó Yuzu.

—Ahora está bien —respondió con voz bajita.

—¿Y tú? —quiso saber la morena.

Ichigo suspiró y caminó hacia las escaleras.

—Me voy a dormir.

—¿No tienes hambre? ¿Quieres que te prepare algo, hermanito? —se ofreció Yuzu, escuchando la voz de Ichigo desde arriba antes de que se encerrara en su cuarto.

—No, gracias.

Ichigo se apoyó de espaldas en la puerta de madera de su habitación. A medida que fueron pasando los minutos allí en la clínica fue sintiendo un peso en sus hombros que los empujaba hacia abajo. Dejó los trozos de las fotos encima de su cama al igual que la cartera y se sentó al lado pasándose las manos por el pelo una y otra vez, agobiado por la situación.

¿Por qué me mentiste aquel día delante de mi casa? ¿Por qué dejas de comer? ¿Eres imbécil o qué?

Escuchó el sonido de un mensaje en el móvil. Lo sacó del bolsillo y vio que era de Rukia.

“Cómo está Senna?”

Ichigo suspiró y volvió a mirar aquellas fotografías rotas.

Anclada en el pasado.

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CONTINUARÁ…
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¡HASTA AQUÍ EL PRIMER CAPÍTULO DE LA SEGUNDA TEMPORADA!  
¿Qué os ha parecido? 
¿Qué pensáis de lo que acaban de hacer Ichigo y Rukia? 'Hazme tuya' UY UY jajaja Seguro que si leéis la primera vez que se acuestan y luego éste encontraríais muchos cambios ^^

¿Y que pasa con Senna? Todos le están diciendo que la ayude, ¿lo hará? ¿Qué pasará?
¿Y entre Kaien y Miyako? Le ha aceptado el regalo, algo es algo :D 
¿Y Byakuya? Al final ha podido más la promesa que lo que le ha dicho su tío

¡Comentarme que os ha parecido, quiero saberlo todo de todos lo que lo leen! 
¡NOS LEEMOS ICHIRUKISTAS!
KISSES <3




26 comentarios:

  1. Wiiiiiiii primer comentario :3
    Me ha encantado este capitulo ( todos me encantan xD) KaiMiya *-* solo de imaginarme los gestos de Kaien me da ternurita xD
    Ichigo y Rukia jajaja cambio epico de planes por la visita de Renji y Nell
    Byakuya ssdffgfadhjkdssdjjffjbbnukbcgjvsxhjbvfghbbvvchbvcvb. Y chnvxhkncffjjhv, y bhxhjcgkbdsd jajaja ok no oye porfaaa has que Ukitake-san de una señal
    �� y por ultimo un comentario diferente se supone que en este fic Ukitake es el padre de Rukia, y ella lo llama por su apellido, creo que por los lazos familiares y el cariño que ella le tiene debería llamarlo por su nombre "Jushiro"
    Misuki-kurosaki

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    1. Hola Misuki! Sí primer comentario jeje A Kaien le ha hecho muy feliz que Miyako no le rechazara el regalo ^^ Sobre lo del nombre de Ukitake en uno de los capítulos se explica que como sus amigos le llamaban siempre 'Ukitake' quiso que ellas también le llamaran así.
      Nos leemos pronto! Un abrazo!

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  2. MALDITA SENNA!!!! AAARRGG!!! >:C la odio -3- jajajaja DIOOOOOS me encanto <3 :3 ooowww lo de Kaien y Miyako <3 es tan lendo <3 jajaja No creo que Ichigo deba ayudar a Senna porque eso haría que su relación con Rukia pudiera dañarse y a ella le daría falsas esperanzas -3- pasaría algo parecido a lo que paso en Ao Haru Ride .3. ....espero que Ichigo no lo haga ¬¬ pero por alguna razón siento que lo hará porque se sentirá culpable por lo que hizo Senna y eso me hará sufrir a mi y a Rukia TTnTT y Nii-sama!!! Q3Q que pasará con él!? Dx espero que sha no sea tan malo u.u y Ukitake!!! Por favor!!! Que despierte pronto!! TT3TT quiero verlo interactuar con Rukia Q3Q asñkdljñalksd esperaré con ansías la próxima semana!!! >3< enserio siento que ahora sufriré más de lo que he sufrido jajaja enserio, espero que no lo haga o si no tirará todo al caño Q3Q </3
    Gracias por el capítulo!!! :3

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    1. Hola Majo! Nozomi y su madre quieren que hable con ella e intente ayudarla a que salga adelante pero no sé si eso será algo bueno o no, lo iremos sabiendo a medida que pasen los capítulos jeje Y Byakuya siempre está enmedio de sus obligaciones con la familia y lo que de verdad quiere y siente, ya veremos que pasa ^^
      Nos leemos! :D Abrazos

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  3. Hola! Aqui Claudia c: Te esta quedando intenso y emocionante *3* Me encanto el capitulo!!!! Me encanta como escribes de verdad :D Ya vamos en la 2° temporada y cada capitulo me dejas picada! Espero con muchas ansias ver cual va a ser la decision de Ichigo y tambien que mas va a hacer Byakuya (ademas aun sigo esperanzada en que despierte Ukitake :c) Espero con ansias el siguiente cap ^w^ te leo despues~ saludos desde Mexico~

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    1. Hola Claudia! Muchas gracias <3 A ver que decide Ichigo, si ayudar a Senna o no, y Byakuya está siempre entre su deber y lo que quiere hacer. A ver que ocurre en el próximo capítulo ^^
      Nos leemos pronto! Abrazos :D

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  4. Muy buen capitulo (yo aqui leyendo esto en vez de terminar la tarea XD)
    Tienes razón hay mucha diferencia entre los primeros capitulos picantes y estos ultimos dos, se nota bastante como han ido Evolucionando los personajes y su relación. Oye y que frase eso de "hasme tuya"!!, definitivamente eso de amigos con derechos les quedio corto.
    Y de lo de senna... ayyy esa senna, como sufre por ichigo, pero ella se lo busco, pero creo que ichigo va terminar ayudandola, solo espero que eso no le cause muchos problemas con rukia, aun que seguro va a ser Así .
    Gracias por el capítulo capítulo. Saludos

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    1. Hola Aimee! Sí, la evolución de la relación que tienen Ichigo y Rukia se nota, he querido que se vaya notando y no solo cuando se acuestan sino tambien cuando hablan o cuando caminan por la calle :D 'Hazme tuya', bonita frase que ha vuelto loco a Ichigo jajjaja
      A ver que ocurre con Senna, quien no ha sufrido por amor alguna vez? No sé que hará Ichigo, si ayudarla o no, lo sabremos en los próximos capítulos ^^
      Un abrazo! Nos leemos!

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  5. Me preocupa ahora un poco qe si Ichigo decide ayudar a Senna, preste toda su atención en ella y deje a la pobre Rukia �� jaja pero eso también lo haría más interesante muajajaja! Pero sufriríamos. Tampoco entiendo como leches va a ayudar Ichigo a Senna a que se olvide de el! XD quita todo contacto con el y así a lo mejor xD pero estando todo el rato con el... difícil jajaja
    Cómo siempre un capítulo muy bueno, dejando con muchas ganas de más jaja

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    1. Hola NekoMimiR! Claro tienes razón, la madre de Senna y Nozomi quieren que hable con ella para que la ayude y no se sienta sola pero no sé si eso será lo mejor para ella o eso acabará haciéndola más daño. A ver que ocurre en los próximos capítulos ^^
      Gracias! Nos leemos!
      Abrazos <3

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  6. No se, no me pareció tan entretenido este capítulo. Pero sabes que me encantó loa primeros capítulos

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    1. Hola Andrea! Gracias por el comentario :) Por eso me gusta que me comentéis para saber vuestras opiniones y para mejorar ^^ Intentaré hacer los capítulos más interesantes :D
      Nos leemos! Un abrazo <3

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  7. Hola!! Me gusto mucho el capitulo aunque se me hace que este no esta tan largo como los otros xD ya quiero que sea viernes para el el proximo, solo espero que si Ichigo ayuda a senna no dañe la relacion que tiene con Rukia y pues tambien me gustaria que Rukia vaya al hospital y que Ichigo conozca a Ukitake :3 Nos leemos luego :D

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    1. Hola Gina! Sí es más corto aunque tampoco mucho no te creas xD Lo que pasa es que prefiero teneros el capítulo medianamente largo, preparado y listo para el viernes que no estar mucho tiempo haciendo uno muy largo y tardar en subirlo ^^ A ver que ocurre en el próximo capítulo, nos leemos!
      Abrazos :D

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  8. Hola, soy Lina Cruz, magnifico capitulo, estoy muy emocionada con esta historia, ¿que pasara en el partido y senna? Ahhhh!!! Me encanta esta historia, gracias por publicarlo \(*-*)/

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    1. Hola Lina! Gracias a ti por comentar!! <3 :D A ver que pasará que yo no puedo decir nada jijiji Nos leemos!
      Abrazos ^^

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  9. *0* Hermoso Hermoso Hermoso!!!! Soy nueva por aquí pero espero quedarme por toda esta nueva temporada, es realmente genial el trabajo que haces y te doy todas las buenas vibras para que lo continues, la relación de este par va evolucionando y ese el punto fuerte de este apasionado fic, por otro lado espero que los secundarios tengan más participación n_n es que Renji e Ishida me encantan jijiji claro y nuevos personajes hagan de las suyas, aunque Senna mmmm no puedo evitar que me caiga mal no se... Felicitaciones ha logrado atraparme saludos y un abrazo ;)

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    1. Bienvenida Sibyla! Encantada de que te haya atrapado mi historia, me hace muy feliz :D Muchas gracias jeje Espero seguir leyéndote por aquí y que te siga gustando hasta el final ^^
      Es lo que intento en este fic, que la relación de ellos vaya evolucionando a medida que pasan los capítulos. También intentaré que participen más los personajes secundarios jeje
      Nos leemos :) Abrazos!

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  10. me gusto mucho espero con ansias el siguente capítulo!! :D
    ohhh... si y te acabo de agregar a mi google+ y a mi instagram hay solo público imagenes de ichiruki!! :D
    Espero que tu también me agreges a mi, bueno nos vemos hasta el proximo capítulo ��

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    1. Hola Anónimo! Gracias por seguirme, lo que pasa es que no me has dicho como es tu cuenta para seguirte yo :D

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  11. He llegado aquí (ònó)9
    Realmente me desespera mucho Senna D: Ah, pero es un mal necesario :c
    Es Viernes y no sé si vayas a actualizar, pero estaré esperándolo nvn)8

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  12. Hi , me llamo Jenni ! solo una palabra ME ENCANTA!! empeze a seguir tu adaptacion por fanfiction.net y de una quede pegada ahi, me gusta mucho como ichigo y rukia se aman cada dia y su la manera como me imagino q se mira es *--------*. Cuando vi q decidiste seguir tu historia por aqui me emocione.. (hay historias q he seguido y a sido una lastima porq no la quisieron continuar) . Otra vez lo vuelvo a decir me encanta!! sigue asi ;)

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    1. ¡Hola Jenni! Me alegro de que te guste :) Con seguir mi adaptación te refieres a la de Leyenda Shinigami no? Porque esta historia de Striptease es original mía :D Espero verte por aquí más veces y que te siga gustando el fic ^^
      Besos <3

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    2. Ah ok , entonces me refiero a esta historia original ;) , la desenvuelves muy bien. Un gran abrazo y besos . ( abajo volvi a escribir pensando q se me habia borrado xD)

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  13. Jenni: Me encanto sin palabras.... la manera en la q esta vez se amaron fue especial fue distinto , fue mas intimo *----*. Ya quiero ver como termina la situacion de Senna y si al final podra lograr superar a Ichigo , yo creo q si ;)

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  14. muy buenas criaturi... NO! eh bueno a lo que venia xD, primero que nada quiero felicitarte por esta historia tan... tan... tan... >////< aaagggg que me da cosa decirlo, segundo quería hacerte una pregunta ¿como haces para aguantar cuando escribes las partes en las que ichigo y rukia tienen sexo? ¿tienes un proceso de preparación mental para eso o algo? xD. en fin saludos espero que cuando termines con esta historia, escribas otras igual de atrapantes. Saludos cordiales una persona mas del mundo

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