CAPÍTULO 15

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STRIPTEASE 

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CAPÍTULO 15

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LA DECISIÓN (Tercera Parte)

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Eran las seis de la mañana y el frío se colaba hasta los huesos. La noche aún era dueña del cielo y las farolas iluminaban la acera de esa luz amarillenta que atraía a las polillas, maravilladas con aquél resplandor.

Ichigo salió de su casa con una mochila colgada en un hombro, con su abrigo y una bufanda alrededor del cuello que le evitaba de respirar ese viento de finales de otoño. Había podido salir sin que su padre se diera cuenta o, si no era así, por lo menos no había salido de su habitación para echársele encima como hacía siempre y eso se lo agradecía. Seguramente, pensó, no lo hizo por no despertar a sus hermanas.

Mientras andaba hacia donde había quedado con Rukia, iba pensando en ella y en lo extraño que le parecía, después de meditarlo, que quisiera llevarlo a un sitio especial. Por un lado se sentía feliz de que por fin hubiera deseado mostrarle algo de su vida, pero por el otro, estaba reticente. ¿Qué le había hecho cambiar de parecer tan rápido? Esa misma mañana había ocurrido lo de las fotos, al hablar por teléfono la había sentido diferente y ¿luego le pedía que la acompañara?

El pelinaranja negó con la cabeza. No había nunca nada que cuadrase con esa mujer. Era una caja de sorpresas, literalmente, y él no estaba muy seguro de que todas esas sorpresas fueran a gustarle.

Cuando se acercaba a la parada, elevó la mirada y la vio sentada allí con una mochila y una bolsa a sus pies, con los ojos cerrados y apoyada en el respaldo de ese banco. Ajena al frío y a la noche, incluso parecía que estaba a gusto. El joven recordó lo que pensó cuando la vio en su cama mirando hacia la ventana. Una muñeca de porcelana. Frágil y seguramente con la piel congelada. Ichigo respiró hondo al volver a sentir dentro de él que algo no iba bien.

Rukia entreabrió los ojos al escuchar unos pasos acercarse. Los abrió del todo cuando vio que era Ichigo, quien se sentó a su lado, dejando la mochila apartada. Los dos se mantuvieron la mirada en silencio hasta que él elevó su mano y se la puso en su mejilla.

—Estás helada —le reprochó—. ¿Cuánto tiempo llevas aquí sentada? Vas a enfermarte.

La morena cerró los ojos, sintiendo el calor de esa mano en su piel. Había estado toda la noche pensando en las cosas que echaría de menos si se fuera y una de ellas sería esa calidez.

—Llevo sólo un rato —le volvió a mirar y acercó su rostro al de él—. Yo siempre estoy helada.

Entrecerraron los ojos y ladearon la cabeza cada uno hacia un lado, compenetrados, para juntar sus labios. Él le agarró la nuca con las dos manos deseando calentar esos belfos que tan bien se amoldaban a los suyos y agradeciendo que esas fotografías con Senna no hubieran hecho que Rukia se alejara de él.

Sin embargo, notaba que la morena le besaba como conteniéndose. Arrugó la frente sin separar sus bocas, afirmándose mentalmente que no se había equivocado al pensar que algo iba mal. Rukia notaba un peso en el pecho que no la dejaba respirar y a pesar de que intentaba disfrutar del beso, no pudo aguantarlo mucho más tiempo y se apartó, escondiendo su rostro en el hueco del cuello de Ichigo. Éste la abrazó enseguida.

—¿Qué ocurre, Rukia? —le preguntó apoyándose en el respaldo con la chica entre sus brazos, dándole calor.

La morena suspiró tratando de aliviar esa carga que no se marchaba. Lo peor era que se estaba tan bien ahí, abrazada a él, que lo único que hacía era incrementar su inquietud.

—Tengo miedo de que creas que soy una egoísta —le respondió en un susurro.

—¿Y porqué iba a creer eso? —cuestionó Ichigo extrañado antes de que Rukia se apartara y se sentara de lado para mirarle de frente.

—Tú puedes decidir lo que quieres hacer, no me enfadaré. Tú decides, Ichigo. Lo que tú quieras, no te voy a obligar a nada.

El pelinaranja frunció más el ceño y se sentó como ella.

—Rukia me estás asustando, ¿qué pasa? ¿Qué tengo que decidir?

La morena respiró hondo y lo soltó.

—Si quieres pasar este día conmigo o no. Si Kensei no me llama hoy para decirme que me contrata para ese trabajo de modelo, me iré de Karakura. Tengo que recoger unas cosas del sitio donde quiero que vengas y mañana dejaría vacío este piso y me iría, definitivamente.

Ichigo entreabrió la boca ya que se había quedado en shock, procesando todo lo que acababa de escuchar. Parpadeó antes de tartamudear algo.

—¿Cómo… cómo que ya… defini.. —se pasó la mano por el cabello para tranquilizarse aunque las palabras empezaron a salir atropelladamente antes de que eso pasara—. ¿Cómo que te irías mañana? ¿Dónde? Aunque Kensei no te contrate puedes encontrar otro trabajo. Yo te ayudaré, he visto en el instituto anuncios que pueden interesarte. No te pagarán gran cosa pero podrías vivir un tiempo con ese dinero. Yo tengo ahorrado. También puedo hablar con mi padre para que te quedes en mi casa y no tengas que pensar en el alquiler.

—Ichigo —lo nombró Rukia para intentar calmarlo pero él la agarró de los hombros.

—¿Por qué te vas tan rápido? ¿Cómo te vas a ir a cualquier otro sitio sin tener un trabajo seguro ni un lugar donde vivir? ¿O es que… acaso ya lo tienes? —le preguntó y no le hizo falta escuchar la respuesta ya que ella rompió el contacto visual mirando hacia otro lado. Ichigo la soltó lentamente. ¿Ya tenía todo eso? —¿Has estado buscándolo en secreto? ¿Por qué no me lo has con… —bufó y se inclinó hacia delante, apoyando los codos en las rodillas —Que idiota soy, si tú nunca me cuentas nada.

—No lo he buscado en secreto —negó Rukia acercándose más a él. Le dolía verlo así y en su mente, buscaba una manera de poder explicarle algo que no le hiciera sentir así, aunque fuese una mentira—. Un familiar mío me ha ofrecido dinero y un lugar donde vivir.

Ichigo la miró de reojo. No la escuchó muy convincente.

—¿Dónde?

Ella se mordió el labio inferior y le desvió la mirada de nuevo.

—No te lo puedo decir —respondió recordando cláusulas del nuevo contrato. Escuchó a Ichigo rechistar y le vio levantarse enfadado—. Por favor, es la verdad. No te lo pue…

—¿Y pretendes que te crea, Rukia? —se giró hacia ella, con el ceño fruncido y levantando más la voz—. Lo único en lo que estoy pensando ahora mismo es que te estás deshaciendo de mí.

—¡NO! —exclamó levantándose también—. ¡Claro que no!

—¡No sabes como decirme que no quieres seguir conmigo y te inventas eso de que no puedes decirme donde vas! —se acercó a ella y la miró a los ojos, que ahora mismo le observaban con tristeza. No dejó que lo callaran y siguió hablando, sintiendo su propio pecho resentirse—. ¿No me dijiste que no querías alejarte de mí? ¿Eso también tengo que seguir creyéndomelo? Un familiar tuyo aparece de la nada, te ofrece dinero y una casa, y ¿decides irte ya mañana?… Sin pensar en mí… —se volvió a dar la vuelta apretando los dientes. ¿Por qué le estaba resultando tan doloroso? Él ya sabía que se podía ir algún día, ¿por qué ahora no podía aguantarlo?

Rukia notó como el peso la seguía ahogando cada vez más y más. Observaba la espalda de Ichigo y como éste se pasaba la mano por el pelo naranja nervioso e intranquilo.

—No suelo decir cosas así a la ligera. Cuando te dije que no quería alejarme de ti, lo dije enserio.

—¿Entonces por qué te alejas?

—Porqué no tengo más opciones.

—Siempre hay más opciones.

—No para mí —susurró Rukia levantando la mirada hacia él cuando éste se volteó. Podía contemplar en esos ojos ámbar la confusión que tenía en su interior—. Ten por seguro que si hubiera otras opciones me quedaría aquí en Karakura, contigo, sin dudarlo. Por eso estoy deseando con toda mi alma que Kensei me llame y me contrate —observó como Ichigo se acercaba al banco de nuevo y se sentaba en la misma posición de antes. Apoyando los codos en sus rodillas y agachando la cabeza. Ella se sentó a su lado y le agarró de la mejilla con una mano para que la mirara—. No me estoy deshaciendo de ti, ni nada por el estilo. Me duele que pienses eso de mí pero también te comprendo.

—¿Qué quieres que piense si no me cuentas nada?

Se quedaron mirándose a los ojos, como si pretendieran ver más allá de ellos.

—Lo sé —susurró antes de escuchar como gente, que había estado esperando dentro de sus viviendas por el frío que hacía, se acercaba a la parada por que ya vendría el autocar. Se miró el reloj viendo que ya era la hora—. Por eso me gustaría que vinieras conmigo. Quiero explicarte todo lo que pueda explicarte y... si este puede ser mi última día aquí... quiero pasarlo contigo —el autocar apareció al girar en una esquina y comenzó a acercarse. Rukia se levantó y agarró su mochila y la bolsa. Le miró antes de darle un billete de transporte—. Tú decides, Ichigo.

Éste agarró el billete  y la vio alejarse, acercándose al autocar blanco que estacionaba y abría su puerta para que la gente empezara a subir. Observó que el conductor bajó para ayudar a los pasajeros a meter sus maletas en el maletero lateral del vehículo. Sentía como su corazón latía rápido y su mente no dejaba de dar vueltas como una noria. ¿Qué tenía que hacer ahora? ¿Irse con ella? ¿Quedarse y empezar a olvidarla? Él quería conocerla y que le contara cosas… pero y si luego se marchaba para siempre ¿qué iba a hacer él? Que le gustaba esa mujer ya era algo más que evidente pero no sabía que le iba a doler tanto imaginarse y concienciarse de que realmente podía alejarse de él. Si ya le dolía verla subir en ese autocar… ¿Cómo se sentiría saber que nunca más la volvería a ver?

Rukia subió al autocar, picó con su billete y empezó a caminar por el pasillo mirando siempre por las ventanas. Observando a Ichigo acercarse al vehículo, lentamente con su mochila al hombro, indeciso, sin saber que hacer.

Sube… Vente conmigo —recitó en su cabeza como un mantra. Fue hacia el final de todo y se sentó en un asiento libre que tenía otro vacío al lado. Quiso ponerse en la parte contraria para no seguir viéndole, pensando que si Ichigo no se subía al final, ahí no tendría que contemplar como se hacía pequeñito en la lejanía a medida que el autocar se alejaba.

El conductor acabó de ayudar a la gente que quedaba y éstos empezaron a subir. Pasó por el lado de Ichigo que miraba hacia el suelo, pensativo.

—Chaval —le llamó y éste le miró—. Yo me voy a ir ahora. Si quieres subir, hazlo ya.

Rukia vio al conductor subirse y sentarse en su puesto, esperando y hablando con algunos pasajeros  que poco a poco iban sentándose en los asientos libres. Respiró hondo haciéndose a la idea de que Ichigo no iba a subir.

No quería que me acompañara engañado. Es lo mejor. Para él y para mí.  —se dijo a sí misma sabiendo que su corazón deseaba lo contrario—. Si me tengo que ir… mañana pasaré por su casa a despedirme de él... Aunque no sé si querrá verme.

Cerró los ojos notando como el vehículo se ponía en marcha y la puerta del maletero se cerraba. 

Ukitake… esto me está doliendo demasiado. ¿Por qué? —arrugó la frente y apretó los labios, percibiendo el movimiento del autocar—. Fui una inconsciente al querer seguir con él sabiendo que quizá tendría que irme. Al pensar que podría ser feliz.

Escuchó ruido a su lado y entreabrió sus ojos para ver seguramente a un pasajero sentándose en la otra fila de asientos de al lado, sin embargo sus ojos se agrandaron y su corazón se detuvo al contemplar a Ichigo colocando su mochila en el estante de arriba para después sentarse a su lado, serio sin mirarla en ningún momento.

—Ichi…

—Eres una egoísta, Rukia —le cortó el ojimiel—. Y yo un imbécil que te seguiría a cualquier sitio, al que fueras o a donde me dejaras acompañarte —giró la cabeza hacia ella y le transmitió la firmeza con la que quería que ella entendiera sus palabras—. Ya te lo dije. Quiero saber todo de ti. Y sé que puedes irte para siempre y que me tocará olvidarte… pero también sé que me arrepentiría toda la vida si no subía a este bus para pasar el que puede ser nuestro último día juntos.

Rukia se olvidó de cómo respirar. Siempre sentía que su cuerpo no le respondía cuando Ichigo le hablaba de esa manera. Su sinceridad acababa con cualquier resquicio de control que ella pudiera tener sobre su corazón y sus sentimientos. Intentó hablar pero no fue capaz de hacerlo y unas pequeñas lágrimas se desbordaron de sus ojos. Percibió los dedos que tantas veces la habían tocado, cálidas y tiernas, limpiarle las mejillas antes de acercar sus labios a los suyos. Ella no quería alejarse de él…

—No llores, enana —le susurró encima de su pequeña boca antes de besarla suavemente para poder aliviar algo del dolor que sentía que Rukia guardaba bajo llave muy dentro de ella y eliminando así, algo del suyo propio.

Esa mujer se había instalado en su vida como si llevara años en ella. Aunque no la conocía del todo, para él era como si supiera en todo momento como se sentía, cuando estaba bien, cuando mal, triste, dolida, contenta, enojada… y eso le hacía sentir extraño porque era muy presuntuoso por su parte, confirmarse a si mismo que él podía saber todo eso de ella. Sin embargo, sí que podía afirmar que lo que más deseaba en esos momentos, era llegar a donde estaba Rukia realmente. Perdida entre el pasado y el dolor. Perdida entre las lágrimas saladas que se colaban entre ellos. Quería salvarla de allí.

Rukia lo besaba despacio, acariciándose mutuamente con los labios y respirando los suspiros entrecortados del otro. Ese beso dulce era lo que necesitaba y le sorprendía como Ichigo podía calmarla tan rápido. En esos momentos, no sentía miedo de lo que pudiera pasar porque él la sacaba de donde estaba metida, la sacaba de sus propios pensamientos como quien saca a la superficie a alguien que se está ahogando en el agua para que pueda respirar. Eso era. Ichigo siempre la salvaba de ahogarse.

Se separaron despacio y apoyaron las frentes para mirarse con los ojos entreabiertos diciéndose muchas cosas con ellos que ni siquiera sabían como poder pronunciarlo.

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Byakuya había abierto personalmente la puerta de su despacho para dejar pasar a su tío cuando le avisaron, por un comunicador que tenía instalado en toda la casa, que éste había llegado. Desde que había entrado, llevaban todo el rato hablando del mismo tema.

—Tendrías que haberla obligado a aceptar ese trato —dijo su tío sentando en uno de los dos asientos de auténtica piel que estaban colocados delante de la gran mesa de escritorio de su sobrino.

—¿Haberla arrastrado a Tokio directamente? —le preguntó Byakuya sarcástico antes de que picaran a la puerta—. Pasa.

Una criada abrió la puerta de madera y se asomó por ella.

—Señor, ¿voy preparándole el equipaje?

—Sí. Quiero que esté todo listo para mañana.

—¿Cuántos trajes se llevará?

—Me llevaré cinco —respondió Byakuya—. Sí necesito más ya me compraré. Asegúrate de que estén bien planchados y ponme también un traje de etiqueta por si acaso.

—Sí, señor —dijo la mujer haciendo una reverencia a los dos hombres antes de marcharse.

—Arrastrarla no —continuó el mayor como si nadie hubiera cortado la conversación—. Pero no deberías haberle dado ningún día para que tuviera la posibilidad de encontrar otro trabajo.

—Tenía que darle tiempo a que se diera cuenta de que mi trato era lo mejor que podía elegir.

—¿Y si por orgullo no lo elige a pesar de no tener empleo?

Byakuya negó sutilmente con la cabeza.

—Ukitake es como un padre para ella. Si no tiene trabajo no le quedará de otra que aceptarlo.

—¿Y qué me dices de ese chico con el que está? ¿Crees que le dirá algo?

—Una de las cláusulas del contrato que yo mismo redacté especifica que no debe decirle donde irá a nadie.

—¿Y si se lo dice y se ven en secreto?

—Conozco a Rukia. No se la jugará —respondió—. No sé la importancia que tiene ese joven en su vida pero Ukitake siempre será más para ella. No le dirá nada porqué no querrá que yo deje de pagar el hospital si llego a enterarme.

—¿Cómo habéis quedado?

—Que ella me llamaría antes de que acabara el día.

—Es mejor que la llames tú, Byakuya —ordenó su tío—. Llamalá sobre las nueve de la noche y que te haga saber su decisión.

Byakuya asintió una vez con la cabeza sin estar del todo conforme.

Su tío se le quedó mirando en silencio durante un rato hasta que estiró un brazo para agarrar el maletín que había dejado en el suelo, apoyado contra el asiento.

—Sí Rukia te dice que no… —dijo mientras lo abría y sacaba un documento— quiero que le hagas firmar esto.

Byakuya alcanzó el papel que su tío le entregaba.

—¿Qué es?

—Un renuncio voluntario a continuar perteneciendo a la familia —le respondió y le miró a los ojos—. Si lo firma ya nunca más volverá a tener nuestro apellido y ya no tendremos nada que ver con ella en un futuro.

Byakuya se quedó en silencio escuchándolo y leyendo el documento pero no dijo nada. El mayor se levantó del asiento y se abrochó la americana dispuesto a marcharse.

—Antes de dárselo… —volvió a escucharlo a hablar caminando hacia la puerta— acuérdate de firmarlo también tú, Byakuya.

Éste ni levantó la mirada para verle salir de su despacho. Ni siquiera supo cuánto tiempo estuvo ahí sentado con los ojos puestos en ese papel.

‘Prométeme que pase lo que pase entre nosotros cuidarás siempre de mi hermana’
‘Te lo prometo’

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El día amaneció con sol, y a pesar de que el astro en aquella época en la que estaban ya no calentaba demasiado, siempre era de agradecer esos leves rayos en el rostro. Ichigo y Rukia los sintieron cuando bajaron del autocar ya que en el trayecto el sol aún no había salido.

Aunque poco les importó. Fueron durmiendo las cinco horas que duró el viaje. Rukia con su cabeza en el hombro de él e Ichigo apoyado en la cabeza de ella. No supieron en que momento exacto se colocaron de esa manera, ni cuando entrelazaron sus dedos, pero había sido reconfortante despertarse de esa manera.

Al apreciar que se habían cogido de la mano, ninguno se soltó. Incluso Rukia sintió como Ichigo apretó el agarre. Dirigió su mirada violeta hacia él y le vio observándola aún con ojos somnolientos y entrecerrados, sin decir nada, guardándose para él lo que fuera que estuviera pensando.

Al salir se pusieron la mochila a la espalda e Ichigo llevó la bolsa que Rukia había preparado con algo de comida. Caminaron un poco por la urbanización, hasta que la morena se paró delante de una de las casas.

—Es aquí —dijo con una pequeña sonrisa en el rostro. Siempre lo hacía cuando llegaba a ese lugar. Observó como Ichigo miraba el edificio con interés—. Mi casita rural como yo la llamo. Mi hogar.

—¿Tu hogar? —le preguntó.

—Sí —respiró hondo antes de continuar—. Me mudé al centro para encontrar trabajo, no podía ir y venir todos los días, pero aquí es donde me crié junto a mi hermana —le respondió Rukia con sinceridad, intentando que sus palabras salieran como si no dolieran—. La casa donde crecí. Aquí vengo siempre que puedo.

Ichigo recordó algo.

—¿Viniste aquí aquel miércoles que tenías libre en el bar?

—Sí —contestó antes de sacar una llave de la mochila y abrir la puerta para entrar al patio delantero, donde la poca hierba que quedaba sobrevivía como podía al frío—. Vamos dentro.

Ichigo contemplaba todo sin querer perderse nada. Era donde había crecido Rukia y ella quería compartirlo con él. No pudo evitar sentirse especial para ella, y aunque sabía que ahí habrían estado ya Renji, Nell y otros amigos suyos, no le importó.

La siguió y pasó dentro cuando Rukia abrió la puerta principal de madera. Se sorprendió al ver, gracias a la luz que entraba por la puerta y por las ventanas ya que la morena iba levantando las persianas, que todos los muebles estaban tapados con una tela blanca, cubriéndolos por completo. Lo único que podía ver era la cocina al fondo al no haber paredes de por medio, la chimenea y unas puertas correderas de cristal que daban a un jardín que no tenía ya ninguna flor.

Rukia dejó su mochila en el suelo y se acercó a la chimenea para encenderla. La casa estaba helada.

—¿Te ayudo? —se ofreció Ichigo dejando la mochila y la bolsa al lado de la de ella.

—No hace falta, gracias. La he encendido muchas veces, no hay problema —dijo Rukia, nerviosa por tenerlo ahí, colocando los listones y algunos troncos de madera preparada que había a un lado y tirando unas cerillas para que empezara a arder. Poco a poco el fuego comenzó a levantarse, inundando su alrededor de ese calor característico.

—Tienes tapado todo para que no se estropeen los muebles, ¿verdad?

—Y para que no se llenen de polvo. Así cuando vengo sólo tengo que barrer y limpiar un poco por encima para mantenerla en buen estado. Al fin y al cabo esta casa no es mía.

Ichigo arrugó la frente.

—¿No es tuya? Es de tu familia ¿no?

Rukia agarró la bolsa con la comida y se fue hacia la cocina. Esto iba a ser difícil para ella pero se decía a si misma que Ichigo merecía saber algunas cosas.

—Supongo que en un futuro si que podría ser mía, ya que mi padre me puso en su testamento… pero él no ha muerto así que… —tragó saliva y se mordió el labio inferior sacando las cosas de la bolsa y dejándolas en la encimera de mármol oscuro de una isla cuadrada que esa cocina tenía—. Esta casa le pertenece y yo se la voy a cuidar hasta que él vuelva.

Ichigo la observó, como su pecho subía y bajaba más rápido y miraba siempre para otro lado que no fuera él. ¿Dónde estaba su padre? ¿De donde tenía que volver? ¿Por qué no estaba con ella? Tenía miles de preguntas que hacerle pero se volvió a callar. Era difícil realizarlas sabiendo que podía hacerla daño o que no pareciera un interrogatorio en vez de una conversación. Le dolía verla llorar y era lo que menos quería.

Volteó la cabeza y miró por la puerta de cristal que daba al patio. Un patio que probablemente estaría lleno de flores en primavera y que ahora solo estaba muerto. Sin vida.  Todo lo que rodeaba la casa estaba así, como si ahí dentro te aislaras del mundo para sentirte aún más vacío. Se sintió afligido al representar una imagen en su cabeza de Rukia sola en este lugar.

—¿Quieres unas tostadas? —la escuchó preguntarle y se giró hacia ella.

—De acuerdo.

Se acercó a la cocina y se dispuso a abrir la mermelada que Rukia había puesto en la bolsa para untar el pan después de que se tostara en la tostadora. La observaba de reojo en todo momento mientras ella encendía la cafetera y sacaba dos tazas de un armario para lavarlas antes. Cuando las agarró tiritaron en sus platillos a juego y a punto estuvieron de caerse si ella no las hubiera dejado en la encimera rápidamente.

—Cuidado —dijo Ichigo sujetándolas ya que habían volcado—. ¿Estás bien?

—Lo siento… —apoyó sus manos en el mármol y agachó la cabeza—. Sólo estoy un poco… nunca había traído a nadie aquí desde que… murió mi hermana.

Ichigo cambió sus facciones a uno sorprendido pensando que lo que se había dicho a si mismo antes de entrar era mentira. Ahí no había estado ni Renji, ni Nell… sólo él. Eso no se lo esperaba.

—¿Y por qué a mí? —preguntó Ichigo en un susurro.

Rukia elevó la cabeza y lo miró, escuchando como las tostadas saltaban, aunque ninguno despegó la mirada del otro.

—Quería enseñarte algo de mi vida. Tú me invitaste a tu casa y quería invitarte a la mía, a pesar de que aquí no haya risas ni otras voces que escuchar. Sólo silencio —respiró hondo y observó a su alrededor, notando la mirada ojimiel en su persona—. A veces me pregunto porque sigo viniendo aquí, a este lugar lleno de recuerdos… pero luego pienso que quizá lo hago para no sentirme tan sola. Este el único sitio al que puedo llamar hogar y en el que he sido muy feliz.

Hubo un rato de silencio hasta que Ichigo lo cortó.

 —Gracias.

—¿Por qué? —le preguntó extrañada volviendo sus ojos hacia él.

—Por haberme invitado a tu casa y haber querido pasar este día conmigo —le respondió elevando la mano para apartarle el flequillo, que enseguida volvió al mismo sitio—. No hace falta que me cuentes nada, Rukia. No quiero que te sientas obligada a hacerlo por mí. Retiro lo que dije antes en la parada, si tienes que irte tan pronto tus motivos tendrás… Aunque yo nunca los sepa y… me duela verte marchar.

La morena se quedó en silencio pensando que no bastaban las veces que había sido objeto de esa mirada ámbar, siempre se sorprendía de la entereza que ese chico de diecisiete años poseía. La seguridad en sus palabras y en sus ojos le daban fuerza y a la vez la hacían débil. La hacían desear que compartiera con ella aunque fuera un poco de esa tenacidad. Estaba completamente segura que Ichigo se convertiría en un gran hombre.

—Te tengo envidia, Ichigo —dijo viendo como el pelinaranja arrugaba la frente al no comprenderla—. Creo que nunca seré capaz de expresar libremente lo que siento como tú.

—¿Y qué te lo impide?

—Todo me lo impide —le respondió negando con la cabeza y caminando hacia una mesa tapada al lado de isla de la cocina—. El hecho de que mañana me puedo ir no me abandona ni un segundo.

—A mí tampoco —le hizo saber enseguida.

—¿Entonces? —quitó la tela blanca y la dejó caer al suelo con cuidado para que no levantara el poco polvo que tenía—. Déjame que te cuente todo lo que pueda contarte y deja de decirme esas cosas y de ser tan bueno conmigo, por favor.

Ichigo frunció el ceño.

—No es ser bueno. No necesito que me cuentes nada. Es más, no quiero que lo hagas.

—¡¿Por qué no quieres?! —le exclamó mirándolo apenada, sorprendiendo a Ichigo por ese arrebato—. ¡Si yo fuera tú me gustaría que me dieran explicaciones!

—¡Porqué sólo hace falta verte para saber lo nerviosa que estás! —subió el tono de voz en respuesta señalándola con las manos—. ¡Por poco se te caen esas tazas al suelo porqué estás temblando, joder! ¡No quiero que estés así conmigo! No tengo ningún derecho a pedirte explicaciones. ¡No soy nadie para eso!

—¡Claro que eres alguien! —le gritó antes de pensarlo y se quedaron callados, viendo como Ichigo bajaba los brazos lentamente. Enseguida negó con la cabeza recriminándose por ese desliz—. Olvídalo Ichigo, no discutamos. Es lo menos que quiero ahora mismo. Vamos a desayunar.

Ichigo la contempló, con el ceño aún más fruncido, acercarse a por un trapo y volver a la mesa para limpiarla.

‘¡Claro que eres alguien!’

¿Cómo podía olvidar eso? ¿Cómo podía hacer como si nada hubiera sido dicho si la veía desde ahí morderse el labio y arrugar la frente mientras limpiaba esa mesa de madera? ¿Qué estaría pensando? Por mucho que intentara llegar a ella, le parecía lo más difícil que había hecho nunca. A veces la sentía tan cerca y otras tan lejos, que ya no sabía ni el tipo de relación que mantenían.

—Dímelo, Rukia. Lo que sea que te estés guardando, por favor.

La morena cerró los ojos y apretó la mandíbula antes de hablar.

—¿No has dicho antes que no me pedirías que te dijera nada? —le preguntó en respuesta acercándose y dejando el trapo en la encimera.

Ichigo la agarró del brazo antes que volviera a alejarse. Ella no se movió ni intentó soltarse.

—Esto sí que quiero saberlo. Lo que me concierne a mí, sí.

—¿Aunque no deba decirlo? —levantó los ojos hacia arriba, hacia los de él—. ¿Aunque llegue un día en el que me arrepienta de haberlas dicho? ¿O que tú te arrepientas de haber querido escucharlas?

—Jamás me arrepentiría de escuchar algo que quieras decirme —respondió Ichigo sin dudar, soltando su brazo. Manteniendo detrás de una barrera a su corazón, que parecía querer empezar a saltar como un loco.

Rukia le envidió otra vez diciéndose a sí misma que con las palabras que su boca quería pronunciar se acercaría muchísimo más a Ichigo, sin saber si mañana tendría que dar miles hacia atrás. Sin embargo, dentro de todas las dudas que tenía sólo le hizo falta ver como Ichigo daba un paso hacia ella, sólo uno, para decidirse.

—Me gustas Ichigo, más que cualquier otra persona —dijo Rukia escuchando el latido de su corazón retumbar en su pecho. No alejó la mirada de él, que seguía mirándola como si fuera lo único que había en ese lugar—. Yo tampoco soy capaz de seguir viéndote como alguien con el que solo me acuesto. Esas fotos no me gustaron nada. A pesar de ver que casi no la abrazabas y que solo tenias tus brazos alrededor de ella, solamente pude pensar que no quería que abrazaras a nadie como me abrazas a mi. Sólo quiero que estés de esa manera conmigo —soltó atropelladamente sintiendo como sus ojos empezaban a ahogarse—. Sé que estoy siendo una mandona, pero no quiero que me vuelvas a hablar de Senna, ni de otra chica con la que estuvieses antes… no mientras sigamos juntos… —notó como las lágrimas no la dejaban ver a Ichigo con claridad y se tapó la cara con las manos, agachando la cabeza—. Quiero quedarme aquí, a tu lado. Y me duele pensar que esta sea la última vez que pueda estar contigo… ¡Me duele hasta querer decir basta! ¡No quiero irme! ¡No quiero irme! ¡No qu… —no pudo acabar la palabra ya que Ichigo la agarró de los brazos de nuevo para apartárselos, sujetarle el rostro y besarla desesperadamente.

Rukia se sorprendió pero enseguida le correspondió. Sintiendo la masculinidad de Ichigo en aquel impetuoso beso y como sus lágrimas se entremezclaban entre los labios y las lenguas de los dos.  La estancia se había quedado en silencio solo roto por el crepitar del fuego de la chimenea, pero ellos solo podían oír la fuerte respiración del otro, los jadeos que se escapaban por las bocas y el corazón bombeando sangre, impaciente y anhelante por algo de oxígeno que ninguno de los dos quería proporcionarle.

Ichigo bajó sus brazos y le rodeó la cintura deseando pegarla lo más que podía a él para que así no se alejara. Notó los dedos femeninos agarrarle el cabello naranja con firmeza, apretando más sus labios a los de ella y él no pudo sino levantarla y sentarla en la encimera de la isla, con las piernas de ella alrededor de sus caderas y completamente pegados, para poder arrebatarle todo lo que tenía para él.

Cuando los dos sintieron que ya no podían más y que sus pulmones necesitaban aire, se separaron mínimamente, respirando del aliento del otro. Se les hizo difícil no continuar como lo estaban haciendo cuando sus entrepiernas reclamaban seguir y sus miradas hablaban por ellos mismos, de lo que deseaban sus cuerpos en esos momentos.

—¿Ibas a callarte todo eso? —empezó a hablar Ichigo entre jadeos agarrando entre sus dedos la ropa de Rukia. Estaba que no cabía en sí mismo. Le miró los labios entreabiertos, abultados y húmedos, deseándolos de nuevo, antes de volver a sus ojos violetas—. ¿Ibas a guardártelo para ti? ¿No me ibas a decir que te sentías así?

La morena se mordió el labio inferior antes de que Ichigo lo liberara con sus propia boca.

—¿Y que sentido tiene haberlas dicho? Mañana puedo irm…

—¡Pero ahora estás aquí! —exclamó y la sujetó del trasero para pegarla más a él aunque eso ya fuese imposible—. Estás conmigo ahora, ¿acaso no me sientes? ¿Qué más da si mañana tienes que irte o que en un futuro nos arrepintamos de todo esto que está pasando entre nosotros? —se miraron a los ojos, mirando ahora más allá de ellos—. Al haber perdido a alguien importante en nuestras vidas tendríamos que saber que todo se puede acabar en un segundo. Vivamos el presente, Rukia. Déjame vivirlo contigo aunque sólo tengamos este día —acercó sus labios al cuello femenino y empezó a dejar pequeños besos haciendo que la morena suspirara—. No sabes lo feliz que me has hecho con esas palabras, enana.

Rukia cerró los ojos mientras mantenía su boca entreabierta, suspirando por el gusto de esos besos que Ichigo le proporcionaba, algunos suaves, otros más fuertes, el roce de su lengua en la piel, el bulto de su entrepierna en su sexo donde iban a parar todas las terminaciones nerviosas que él estaba alterando…

—A veces pareces tú el mayor de los dos —le susurró colando las manos por debajo de su jersey con la necesidad de tocarle.

Ichigo se separó lo mínimo para poder sacarse la parte de arriba y dejarla caer en el suelo. Notó las pequeñas manos acariciarle el torso y el abdomen. Nunca había deseado que alguien lo tocara tanto como ahora. Nunca pensó que desearía que alguien lo mirara con anhelo en los ojos como lo miraba Rukia y llegar a gustarle a una chica tanto como ahora podía confirmar que le gustaba a ella.

Rukia le acercó de nuevo para que la volviera a besar. Percibió las manos de Ichigo levantándole el suéter y levantó los brazos para que se lo quitara. Los besos del joven por su escote no se hicieron esperar.

Era tan fácil dejarse llevar por él. El tiempo se detenía literalmente y no existía nada más en el mundo. Ella cerraba los ojos, cansada de ver la vida que tenía, y dejaba que la transportara donde él quisiera. Jadeó al notar el frío mármol en su espalda cuando Ichigo la estiró hacia atrás, disfrutando del contacto de la boca masculina en sus pezones, en su vientre, ni cuenta se había dado de que le había quitado el sujetador. Solo escuchaba sus respiraciones y como la ropa de los dos caía al suelo.

Ichigo la contemplaba extasiado solo por la vista que tenía en esos momentos. Rukia completamente desnuda y estirada encima de la encimera oscura que contrastaba con su piel. Él acabó de quitarse el bóxer y apoyó su torso encima del de ella, notando como inmediatamente la morena le rodeaba las caderas con sus largas piernas y entreabría esos ojos violetas que le habían vuelto loco desde el primer día que la vio y que ahora sólo lo miraban a él.

—Eres lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, Rukia.

La morena dejó salir un suspiro deleitándose del golpeteo del corazón de Ichigo al compás del suyo.

—Soy yo la que tendría que decirte eso, descerebrado.

—Pues parece… —dirigió su erección a la femenina entrada y empezó a penetrarla lentamente— que siempre te adelanto.

Ella gemía por esa intrusión mientras su boca volvía a ser devorada por la de Ichigo. Sus cuerpos se conocían tanto que ya parecía que estaban hechos para poder encajar y que así no existiera ningún espacio entre ellos.

Las embestidas se hicieron más continuas pero seguían manteniendo un ritmo constante, pudiendo mantener esos besos que se estaban dando. La morena se agarraba a su espalda como si fuera lo único que podía mantenerla con vida e Ichigo la sujetaba fuerte, cubriéndola con su cuerpo, como si, de esa manera, pudiera burlar al destino para que ella nunca se fuera de su lado.

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—Ichigo me ha mandado un mensaje diciéndome que no va a venir hoy —dijo Mizuiro mirando su móvil.

—¿Él tampoco va a venir? —preguntó Tatsuki apoyando la cabeza en la mano con el codo en su mesa—. Pues hoy seremos sólo nosotros cuatro porqué Inoue e Ishida tampoco vendrán.

—Han ido a ese balneario, ¿no? —habló Chad viendo como la morena asentía.

—Entiendo que ellos dos no vengan hoy, ¿pero Ichigo? —quiso saber Keigo—. ¿A qué tiene novia y no nos ha dicho nada?

Mizuiro levantó la vista del móvil para mirar a su amigo pero se quedó callado. Algo le decía que Ichigo estaba con la shinigami.

—Todos con pareja menos yo —suspiró Tatsuki desganada.

—¿Y si nos vamos nosotros también? —preguntó Keigo animado.

Senna observaba al grupo hablar entre ellos desde su asiento. Recordó que cuando estaba con Ichigo nunca llegó a encajar del todo ahí. Hubo un trato cordial porqué era la novia de su amigo pero nunca les cayó bien ni ellos a ella. Ahora ya ni siquiera la miraban. A parte de Ichigo, ninguno le había dirigido la palabra desde la primera vez que se vieron en aquél parque.

Estaba segura de que Ichigo no les había dicho nada sobre las fotos sino les hubiera pillado alguna vez mirándola de reojo o los hubiera oído cuchichear sobre eso. Podría haber pasado tiempo pero seguía conociendo a Ichigo y sabía que se lo guardaría para él. Quizá para que sus amigos no la cogieran aún más manía o quizá era simplemente porqué no quería que se metieran en sus asuntos. Aunque también podía ser que fuera porqué no le había dado importancia a unas simples fotos.

Pensándolo con más calma, llegó a la conclusión de que sí había sido una idea estúpida.

¿Qué pensaba que iba a conseguir con eso? —se dijo a sí misma—. ¿Qué Ichigo llorara encima de su hombro porqué esa Rukia le había dejado? ¿Qué en ese instante se diera cuenta de que seguía queriéndola?

“¡Es que ya lo has perdido! Lo perdiste hace mucho tiempo. Déjalo ya. Lo único que vas a conseguir es hacerte daño.”

—¿Qué vendría corriendo hacia ella y la besaría en mitad de la clase?

“¿Aún a costa que él no quiera?”

—¿Qué volvería a escucharle decir ‘te quiero’? ¿Qué…

Senna no pudo continuar ya que las lágrimas empezaron a salir como unas tontas por ver quien llegaba a la mesa primeras. Se tapó la cara y salió corriendo del aula chocando con algunos alumnos para llegar al baño de las chicas.

—¡Mira por dónde vas! —le gritó un chico cuando se topó con él.

Entró y se fue directa a uno de los servicios que estaba libre y se encerró allí, escuchando a algunas chicas murmurar sobre ella.

—¿Estaba llorando?

—¿Quién es?

—Una chica que vino nueva, a mí no me cae bien.

—A mí tampoco, vámonos.

La pelivioleta seguía llorando hecha una bola, acuclillada, sin llegar a tocar el suelo, en aquel habitáculo pequeño lleno de pintadas con bolígrafos y rotuladores. De pronto escuchó como alguien picaba en su puerta.

—Senna, soy yo Nozomi —esperó que le dijera algo pero al seguir escuchándola sollozar, volvió a hablar—. Te he visto entrar aquí corriendo y llorando.

—Vete, por favor —le dijo entre lágrimas.

—No me voy a ir. Ábreme —pidió Nozomi preocupada.

En un principio no quiso hacerlo, pero Senna la necesitaba. Necesitaba a su amiga junta a ella. Se levantó y abrió la puerta para que pudiera pasar dentro. A Nozomi le dolió verla así. Con los ojos rojos y el rostro mojado por las lágrimas. Con la mirada que le dedicaba no tenía que preguntarle que es lo que había pasado. Era por Ichigo.

Senna la abrazó sin poder evitar seguir llorando.

—Ichigo no ha venido, seguramente está con ella… —habló como pudo entre lágrimas que no era capaz de retener—. Yo le quiero, le quiero muchísimo… ¿Cómo hago para olvidarle? ¿Cómo le olvido?

Nozomi cerró los ojos percibiendo el dolor en esas palabras y la abrazó más fuerte para que supiera que no estaba sola.
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La chimenea había inundado la casa de calor y podían caminar por ella con poca ropa. Rukia llevaba puesto el jersey de Ichigo que le llegaba hasta mitad del muslo, las braguitas y nada más, y él sólo su pantalón. El ejercicio que llevaban haciendo toda la mañana ya les mantenía el cuerpo cálido. Después de perderse el uno en el otro en la encimera, desayunaron y volvieron a dejarse llevar en aquel sofá con el fuego al lado de ellos. Aunque en mitad de las embestidas no lo aguantaron más e Ichigo se levantó para poder alejar el mueble de la chimenea ya que estaban sudando. Rukia se rió sin moverse de donde estaba y volvió a acogerle con los brazos abiertos, deseosa de que entrara de nuevo en ella.

Después de que se hubieran duchado, Rukia se sentó en el mismo sofá con una taza de té caliente, mirando a Ichigo caminar por el salón con el torso desnudo. Ya le había enseñado su habitación en el piso de arriba. Las otras dos habitaciones permanecieron cerradas y él no preguntó por ellas.

Ahora se sentía más tranquila después de haberse liberado de esa tensión que le acontecía desde que ayer había hablado con su hermano. Ichigo siempre lograba eso en ella y más cuando había podido sacar lo que sentía por él. Y a pesar de que todo lo demás seguía igual, iba a hacerle caso y a intentar disfrutar de ese día para ellos solos. No necesitaba nada más que su compañía.

El pelinaranja se acercó a un mueble alto y miró a Rukia.

—¿Puedo? —le preguntó agarrando la tela con las manos esperando que ella dijera algo. Al verla, tras unos segundos de indecisión, asentir, la apartó con cuidado y la dejó caer al suelo.

Era una vitrina con copas y un juego de café de porcelana, pero lo que más le llamó la atención fueron los dos marcos de fotos que había dentro.

—Los guardo ahí para que no se estropeen ni se caigan —dijo Rukia antes de dar un sorbo al té observándolo por el filo de la taza.

Ichigo se agachó para cogerlos. Eran dos marcos grandes de madera de roble oscuro. En una de las fotos aparecía Rukia de unos quince años abrazada a otra chica más mayor, ambas sonriendo. No le hizo falta preguntarle para saber quien era.

—Os parecíais muchísimo tu hermana y tú —comentó acercándose al sofá y sentándose a su lado.

—Si. Todo el mundo nos lo decía —dijo Rukia esbozando una pequeña sonrisa—.  Aunque de carácter éramos muy distintas. Hisana era mucho más calmada y tranquila que yo. Casi nunca discutía y siempre te reconfortaba cuando estabas mal… —suspiró pero mantuvo la sonrisa melancólica—.  La echo de menos todos los días. Mira que guapa estaba aquí.

Ichigo la había estado escuchando en silencio sin dejar de mirarla. Cuando acabó volvió a observar la fotografía. Rukia sonreía abiertamente y abrazaba a su hermana como si fuera lo más preciado para ella. Seguramente lo seguiría siendo. Él sabía lo que era perder eso. Extrañaba a su madre todos los días.

Dirigió su mirada hacia la otra fotografía, que era de una boda. La hermana de Rukia vestía un hermoso vestido blanco con un velo echado hacia atrás junto al novio con el pelo negro y con chaqué. Al lado de Hisana había un hombre más mayor con el pelo blanco también con traje y pensó que sería su padre. Al lado del novio, estaba Rukia, con un vestido entallado de cintura para arriba y corto y suelto hasta por encima de las rodillas de color azul marino. Todos sonreían, incluso al hombre moreno se le podía apreciar una pequeña sonrisa en el rostro.

El pelinaranja frunció el ceño acercándose más la cara de ese hombre a los ojos.

—Me suena mucho este hombre… creo que lo he visto alguna vez, pero no sé donde.

—¿Te refieres al novio?

—Sí —le respondió señalándolo con el dedo—. Recuerdo haber visto a un hombre con las cosas estas en la cabeza y con el mismo rostro.

—Es el que hizo que me despidieran— dijo la morena elevando la mirada hacia el pelinaranja—. El que entró en el bar parando el baile, por eso te suena.

El joven asintió recordándolo por fin.

—Sí, es verdad, ahora me acuerdo. ¿Era el marido de tu hermana?

—Sí. Se llama Byakuya Kuchiki, un abogado muy bueno y muy respetado en el mundillo. Es muy conocido en muchos países ya que ha ganado varios juicios importantes y eso le ha dado mucha fama —acabó de hablar dándose cuenta de que las palabras habían salido solas por la confianza que Ichigo le transmitía—. A los meses de casarse, firmé un papel para ser parte de su familia y por eso me llamo Kuchiki de apellido.

—¿Y por qué hizo que te despidieran?

Rukia rodó los ojos.

—Porqué según él y su familia, ser stripper no es un trabajo que ellos consideren digno.

Ichigo hizo una mueca de disgusto.

—Menudos retrógados. En vez de ayudarte, hacen que te despidan y te meten en más problemas —bufó enfadado y se levantó para llevar los marcos a su sitio. No quería seguir viendo a ese imbécil. Por su culpa, Rukia podría marcharse lejos.

La morena le observó y decidió seguir hablando.

—Es el que me va a ayudar pagándome un lugar para vivir… —se cortó al ver como Ichigo, al dejar las fotos, volteaba hacia ella atento a sus palabras—. Quiere que estudie.

El pelinaranja caminó despacio acercándose de nuevo sin entender nada.

—¿Por eso hizo que te despidieran? ¿Por qué quiere que estudies? —le preguntó volviéndose a sentar a su lado y con el cuerpo de lado hacia ella—. Básicamente te está obligando a que lo hagas.

Rukia esbozó otra sonrisa y asintió con la cabeza.

—Ya lo sé, pero cuando no tienes otras opciones tienes que aceptar lo que sea, aunque sea una orden.

—No te entiendo cuando dices que no tienes otras opciones —la miró a los ojos—. Como tampoco entiendo porque no me puedes decir donde irías —levantó las palmas de las manos hacia ella—. Pero no hace falta que me lo digas, ya te lo he dicho antes.

La morena le mantuvo la mirada.

—Porque si acepto, firmaría un contrato en el que pone todo eso —levantó la mano libre de igual manera que había hecho él para callarle cuando vio que quería decir algo—. Sé que es difícil de creer, pero la familia Kuchiki es así. Son muy reservados con los suyos, tienen una reputación que mantener y no les gusta que se les relacione con gente de bajo “nivel“ —hizo unas comillas con los dedos— ni ver a algún miembro de la familia con ellos.

—Es decir, que los que estamos a tu lado somos de bajo nivel, ¿no?

—Según ellos, sí. —respondió Rukia haciendo una mueca de disconformidad —Estoy segura de que esas fotos tuyas con… ella —desvió la mirada e Ichigo se percató— las hizo él, bueno alguno de sus hombres. Seguro que para que desconfiara de ti. Tenía a gente detrás de mí para ver todo lo que hacía.

—¡¿Qué?! —exclamó incrédulo—. ¿Qué son? ¿Una familia de mafiosos?… ¿y también me vigilan a mí por separado? ¿Mis hermanas estarán bien?

—Sí , sí, además creo que ya ha desistido en eso —respiró hondo—. Dice que lo hace por mí, para protegerme. Que fue una promesa que le hizo a mi hermana. Pero luego hace estas cosas y yo ya no sé que pensar.

Ichigo asintió levemente pensando que era normal que no supiera que pensar. Esto era de locos. ¿Habían tenido a gente siguiéndolos a todas partes? ¿Cómo se iba a imaginar eso? 

—Ahora entiendo porqué has estado tan preocupada por todo. Tienes demasiadas cosas en la cabeza que no te dejan vivir tranquila. Si me resulta difícil de asimilar a mí, me imagino lo duro que tiene que ser para ti ya que es tu propia familia. Retiro lo de que eras una egoísta —le dijo en un tono bajo y reconfortante para que ella sintiera que la comprendía de verdad—. Pero piensa que tú eres mayor de edad. Por mucho que él quiera que estudies tú puedes decidir.

Rukia agachó la cabeza, pensando que faltaba algo por decirle. Algo que quería contarle y que era el motivo real por el que iba a aceptar ese trato que su hermano le proponía si Kensei no la contrataba. Sin embargo, no sabía como hacerlo ni por donde empezar. Ese tema era el que más le costaba de afrontar. Ese y el del día que su hermana murió.

—Ichigo… —le nombró queriendo empezar a contarle pero sus palabras se quedaban atoradas en su garganta. Levantó los ojos y los conectó con los de él. Vio que éste hizo un pequeño movimiento con la cabeza para que continuara y ella, aunque lo intentó, no pudo hacerlo—. Nada.

—¿Es algo importante? —le preguntó comprensivo y vio como ella asentía—. ¿No sabes como decírmelo?

—Me duele hablar de ello.

—Entonces no me lo digas —dijo Ichigo levantando la mano y volviéndole a apartar el flequillo, percatándose de que ya se había vuelto algo normal que su brazo se moviera solo para hacer eso.
Rukia asintió de nuevo, respirando hondo, sintiendo como su corazón y su alma se calmaban en un segundo al saber que no tendría que contar nada ahora.

—Me sabe mal no contártelo pero es algo… superior a mí.

—No pasa nada.

—Si me quedo... —habló Rukia mirándolo con decisión— me gustaría que me acompañases a otro lugar, ¿vendrías?

Ichigo agrandó una sonrisa haciéndolo ver aún más atractivo.

—Por supuesto —le respondió alegrándose de la sonrisa que se formó en el rostro de la morena. Pensó que sí eso la hacía feliz iría todas las veces que ella quisiera donde ella quisiera—. Me encanta cuando sonríes.

Rukia sintió como sus mejillas se sonrojaban un poco. En otra ocasión, ella no le diría nada o simplemente le cambiaría de tema pero ahora sentía que quería corresponderle aunque fuera un poco. Su corazón se lo pedía.

—Tú me haces sonreír, Ichigo. Es muy fácil a tu lado.

Ichigo se sorprendió por esas palabras y sintió calor en su rostro. Enseguida hizo una mueca, miró hacia otro lado y se llevó una mano a la nuca.

—No me digas esas cosas, enana. ¿Ves cómo tenía razón? Te estás convirtiendo en una modosita.

Rukia se rió y dejó la taza de té ya frío en el suelo. Se puso de rodillas en el sofá para agarrarle el rostro con las dos manos y le besó en la mejilla varias veces, sintiéndose un poquito más cómoda con esa clase de gestos.

—La fresita se ha sonrojado —se burló de él.

—¡No es verdad! —exclamó aún más rojo pero disfrutando del acercamiento que Rukia había comenzado por voluntad propia.

Rukia le envolvió el cuello con los brazos y le abrazó.

—Quiero quedarme contigo —notó que los latidos de su corazón aumentaban—. No quiero irme.

Ichigo apretó la mandíbula y le rodeó la cintura abrazándola también.

—No te irás. No puedes irte. Aún hay muchas cosas que quiero saber de ti.

La joven sonrió.

—Yo también quiero que me cuentes cosas de ti.

El pelinaranja esbozó otra sonrisa al recordar la voz de su padre cuando hablaron en la cocina el otro día.

—¿Qué quieres saber?

—Cuéntame cualquier cosa —le respondió Rukia agarrándose más fuerte a él y cerrando los ojos—. Me gusta el sonido de tu voz.

Ichigo mantuvo la sonrisa respirando hondo. Su voz sí que sonaba bien con esas palabras dirigidas a él.

—¿Te he contado que de pequeño iba a karate? —sintió como la morena negaba con la cabeza—. Al principio era muy malo. Recuerdo el primer día que fui…

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En el cambio de clases, Kaien aprovechó para acercarse al aula donde estaba Miyako. Nada más entrar, la vio sentada en su mesa rodeada de sus amigas. Respiró hondo y se acercó a ellas.

—Miyako —la llamó cuando estuvo cerca. Todas las chicas, incluída ella, se giraron hacia él—. ¿Podemos hablar un momento?

—No tengo nada que hablar contigo, Kaien —dijo ésta  notando como se ponía nerviosa al instante.

—Por favor. Necesito que hablemos —insistió pasando de las miradas que sus amigas le estaban echando. No las culpaba por eso. Se merecía que lo miraran así.

—Habla —dijo Miyako.

—A solas.

La chica respiró hondo intentando calmarse y después de unos segundos, que a Kaien le parecieron minutos, se levantó del asiento. Sin mirarlo, caminó hasta salir de la clase e ir a un lugar más apartado sabiendo que Kaien la estaba siguiendo. Su corazón le iba demasiado deprisa.

Cuando pararon, Miyako se volteó y se miraron a la cara.

—Quiero volver a pedirte perdón —dijo el moreno.

—No hace falta que sigas haciéndolo.

—Sí que hace falta. He sido un completo gilipollas por haber actuado como actué pero...

Miyako levantó las palmas de las manos para callarlo.

—Quiero que me digas la verdad, Kaien.

—Por supuesto.

—¿Estás enamorado de esa chica con la que te peleaste con Kurosaki? —le preguntó de golpe para que así doliera menos pronunciar esas palabras porqué necesitaba oírlo.

—No —respondió sincero.

—¿Te has acostado con ella?

Kaien frunció el ceño.

—¡Claro que no!

—¿La has besado? —observó como Kaien aflojaba el gesto en su cara y le apartaba la mirada—. Sí que lo has hecho.

—Sólo fue un pico —dijo rápidamente—. Confundí la cosas porqué esa chica me gustaba pero nada más.

—¿Te gustaba tanto como para pelearte por ella? —alzó un poco más la voz viendo como algunos alumnos que pasaban los miraban. Él también se dio cuenta e intentó serenarse.

—Porqué es mi amiga y creí que Ichigo estaba jugando con ella —le respondió—. Quise defenderla, como hubiera hecho con cualquiera.

Miyako bajó la mirada y apretó los labios en una fina línea antes de hablar.

—A mí no me defendiste cuando la besaste —le susurró—. Ni siquiera pensaste en mí.

A Kaien le dolió en el alma verla así.

—Miyako, yo…

—Me has roto el corazón, Kaien —volvió a alzar los ojos hacia él, percibiendo como éstos se llenaban de lágrimas—. Yo te amo.

—Y yo también te amo, cariño —trató de acercarse y acariciarle el rostro pero ella se apartó secándose las mejillas con las manos—. No dudes de eso, por favor. Estoy completamente enamorado de ti.

—Pues no lo parece porqué yo soy incapaz de pensar en ningún otro hombre que no seas tú.

—Lo siento, lo siento, lo siento —repitió arrepentido agachando la cabeza—. Soy un capullo y un niñato por confundir las cosas pero te juro que no volverá a pasar. Te lo juro por mi vida.

La joven respiraba hondo para tranquilizarse y no ponerse a llorar como llevaba haciéndolo todos las noches en la soledad de su habitación.

—¿Y ahora que tengo que hacer yo? —le cuestionó—. ¿Perdonarte y ya está?

Kaien la miró.

—Dame tiempo para que pueda hacer que vuelvas a confiar en mí. Haré lo que sea, haré todo lo que quieras pero déjame intentarlo —indeciso le agarró las manos y se alegró de que esta vez no las apartara aunque no le mirara a los ojos—. Quiero pasar el resto de mi vida contigo, quiero compartir todo contigo, Miyako. Solo te necesito a ti para ser feliz.

—Ahora mismo no puedo…

—Esperaré lo que haga falta, el tiempo que necesites. Quiero luchar por lo nuestro porqué si no lucho por ti, que eres lo más importante para mí, no valdrá la pena luchar por nada más.

Miyako suspiró e intercambio la mirada con la suya. Con la del chico con el que llevaba tres años saliendo y del que estaba completamente enamorada. Sus amigas le habían aconsejado que se olvidara de él, que lo que había hecho no tenía perdón y que ella se merecía a alguien mejor. Pero era muy fácil decirlo. Ella no podía olvidarse de él si en su corazón no había sitio para nadie más.

Sonó el timbre haciendo que saliera de sus pensamientos y alejara las manos de las del moreno.

—Lo pensaré.

Kaien no pudo evitar sonreír un poco.

—De acuerdo —la vio darse la vuelta y dirigirse a su aula. Susurró para él mismo—. Te amo, Miyako.

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Ichigo y Rukia salieron a dar un paseo por las calles vacías de la urbanización cuando acabaron de comer. Caminaban uno al lado del otro mientras la morena le contaba a Ichigo que en épocas de primavera y verano, los parques de la zona estaban llenos de niños que venían con sus familias a pasar las vacaciones. Ahora estaba desértico y eran solo ellos los que andaban por ahí. A cada paso que daban, el frío les hacía acercarse al cuerpo del otro, hasta que de forma natural, Ichigo le pasó un brazo por los hombros de Rukia y la apretó contra él, notando como ella le pasaba el suyo por la cintura.

—De pequeñas, nuestro padre nos traía a este parque para que jugáramos con los otros niños —le contó mirando hacia el lugar mientras entrelazaba los dedos de la mano de él encima de su hombro con los suyos—. Aunque yo siempre acababa subida a algún árbol alto.

—¿Y eso? —le preguntó el ojimiel soltando una carcajada.

Ella también se rió.

—No sé, desde siempre me ha gustado subir a sitios altos y ver todo desde allí.

Ichigo miró a su alrededor.

—Pues por aquí los árboles no son muy altos.

—Hay uno que sí que lo es. Era mi árbol favorito —dijo Rukia sin soltarle de la mano para empezar a tirar de él—. Vamos a verlo.

Se alejaron del camino y del parque y fueron por otro sendero que llevaba a un pequeño bosque. A medida que se iban acercando podía verse como un árbol sobresalía por encima de los demás.

—¿Te subías hasta allá arriba? —quiso saber Ichigo impresionado.

—Cuando yo era pequeña era más bajito —le respondió también asombrada acercándose al tronco y colocando una mano encima—. Hacía mucho que no venía a verlo.

Ichigo también se acercó y le llamaron la atención unas marcas que había en la corteza.

—¿Qué es esto?

Rukia las observó arrugando la frente sin saber que eran hasta que le vinieron a la memoria.

—Ah, sí —sonrió nostálgica y pasó los dedos por la rugosidad de árbol—. Un día, esos niños con los que jugaba, mi hermana y yo, grabamos nuestros nombres aquí y dijimos que cada vez que viniéramos los repasáramos para que no se borraran nunca… Pero ya ni siquiera se ven. Normal, ha pasado tanto tiempo.

El joven se agachó, agarró una piedra puntiaguda y ante la atenta mirada violeta escribió el nombre de Rukia en la corteza del árbol.

—Estás aquí ¿no? Tienes que repasar tu nombre —le dijo Ichigo.

La morena se quedó contemplando su perfil, mordiéndose el labio inferior conmovida por ese pequeño gesto. Cuando vio que él acabó de marcarlo, le quitó la piedra de la mano y se puso a escribir el nombre de Ichigo.

—Ahora tú también formas parte de este lugar —le hizo saber Rukia al acabar, dejando caer la piedra al suelo.

Voltearon sus rostros hacia el otro y se quedaron mirando a los ojos que cada vez se oscurecían más debido a la falta de luz que empezaba a tener el cielo.

—¿Regresamos? —sugirió Ichigo ofreciéndole su mano.

Ella enseguida la aceptó mientras asentía con la cabeza.

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—¡Chicos! ¿Sabéis donde está Ichigo? —preguntó el entrenador.

—Ni idea —respondió un jugador—. Le he llamado antes pero lo tiene desconectado.

—Creo que hoy no ha venido a clases tampoco —habló otro chico.

Kaien los miró y se preguntó si Ichigo estaría enfermo. Era raro que faltara a clases y más al entreno que para él era un trabajo.

—Bueno, espero que esté bien porqué le necesitamos —dijo el mayor—. Este sábado tendremos un partido amistoso con el equipo del instituto de Naruki.

Los chicos al oírle gritaron eufóricos.

—¡Les vamos a dar una paliza!

—¡Se van a enterar!

—He dicho que es amistoso —recordó el entrenador pero ellos ya no le oían.

—¡Van a saber quien es el mejor equipo! —animó Kaien—. Así nos temerán cuando nos veamos en el campeonato.

—¡Claro que sí!

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Cuando llegaron de pasear, era tanto el frío que tenían, que Ichigo fue directo para encender el fuego y la morena subió a su cuarto para traer una manta en la que poder sentarse delante y así calentarse más rápidamente.

Estuvieron un rato en silencio, con toda la casa oscura solo iluminada por la luz de la chimenea, que dibujaba sus siluetas en la pared, cuando Rukia habló.

—Kensei no me ha llamado.

—Aún es pronto aunque parezca tarde —acercó el reloj de pulsera a la luz para poder verlo—. Son solo las seis y media. Los días cada vez son más cortos.

—¿Crees que me llamará? —preguntó acercando sus rodillas al pecho.

—Quiero creer que sí —le respondió Ichigo sentado a lo indio.

Se volvió a hacer el silencio hasta que Rukia lo volvió a romper.

—Quiero que sepas que me alegro de habert…

—¡NO! —exclamó Ichigo asustado girando el rostro hacia ella—. Ni se te ocurra despedirte de mí. Aún no sabes si te irás.

Rukia agachó la mirada hacia el suelo.

—No quiero que este día termine —le hizo saber con una voz susurrada y contenida. Demasiados sentimientos mezclados en un mismo cuerpo—. Haz que nunca acabe, por favor.
Ichigo respiró hondo sintiéndose de la misma manera. Su cuerpo parecía no poder aguantar más.

—Esto acabará cuando nosotros decidamos que acabe. Y no me refiero sólo a este día. Me refiero a… nuestra relación —dijo con el mismo tono de voz oyendo el crepitar del fuego y viendo como ella levantaba la mirada hacia él. Sí tenían que mentir para sentirme mejor, mentirían—. No dejemos que nadie decida por nosotros. Aquí sólo mandamos tú y yo. Desde el principio fue así, ¿te acuerdas?

Rukia asintió como si estuviera aceptando agarrarse a un clavo ardiendo. Deseaba que fuera verdad. Que ellos pudieran decidir que hacer con esa relación que tenían y que nadie ajeno lo hiciera por ellos. Una dulce mentira que le hacía mantener la esperanza que aún podía vivir la vida que quería.

Se acercaron lentamente y se besaron de la misma manera. Rozaban sus labios sutilmente, sin prisas. Ichigo apoyó una mano en el suelo de detrás de ella para poder aguantar su cuerpo y seguir besándola. Rukia hundió sus dedos en el suave cabello naranja gustándole demasiado esos besos suaves como una caricia. Se separaron, se contemplaron con los ojos entrecerrados volviéndose a decir muchas cosas con ellos y juntaron los labios de nuevo. No hubo nada más, sólo ellos dos y el pensamiento de no querer que ese momento y esos besos, desbordantes de algo que no podían explicar, se terminaran.

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Eran las 20:50. Habían acabado de cenar y Rukia subió a su cuarto a ponerse el pijama que había traído en la mochila. Ya había sacado una pequeña maleta que tenía guardada y había puesto ropa y otras cosas que tenía ahí para llevarsela a Tokio. Si se marchaba no podría venir tan seguido a esta casa. Con ese pensamiento, había entrado en una de las habitaciones cerradas, que era la de Ukitake, y también había puesto en la maleta ropa de él para que cuando despertara tuviera que ponerse. Cuando acabó de guardarlo todo, se sentó en su cama y miró su móvil por milésima vez para cerciorarse que no tenía ninguna llamada ni ningún mensaje.

‘Si no la llamo significa que la decisión ha sido negativa’

Rukia suspiró pensando que ya era tarde. Kensei no la había llamado. 

Ukitake… este día sí que ha sido una despedida al final… —pensó mientras se levantaba del colchón y salía de la habitación, apagando la luz, con el móvil en la mano. Caminó hacia las escaleras y se quedó parada en mitad de ellas observando desde allí a Ichigo en la cocina acabando de fregar los platos. Rukia sonrió tristemente—. Me hubiera gustado que lo conocieras… Siento no seguir lo que nos dijiste, este chico me hace feliz y yo me voy a alejar de él —respiró hondo abrazándose a sí misma y agachando la cabeza—. ¿Crees que las pesadillas volverán? No quiero que lo hagan.

En mitad de sus pensamientos, notó como el móvil empezó a vibrar en su mano.

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Ichigo se secó las manos y dejó el trapo en la encimera antes de salir de la cocina oyendo como una puerta se cerraba. Miró su reloj de pulsera. Eran las 21:00. Apretó los dientes caminando hacia la puerta de cristal que daba al patio donde, por la oscuridad del exterior y la luz de dentro, solo podía ver su propio reflejo.

¿A qué viene esa cara? —se preguntó a si mismo—. Ya sabías que podría irse.

‘Me gustas Ichigo, más que cualquier otra persona.’

No me arrepiento de nada… ni de estar aquí con ella, ni de escuchar esas palabras… de nada —pensó mirándose a los ojos.

'Solamente pude pensar que no quería que abrazaras a nadie como me abrazas a mi. Sólo quiero que estés de esa manera conmigo.'

 —¿Por qué me duele tanto esto? ¿Acaso estoy ena...?

Escuchó unos pasos acercándose, cortándole sus pensamientos, y observó el reflejo de Rukia detrás de él, mirándolo con el rostro compungido. Se volteó para poder verla mejor, pesándole en el pecho encontrarse con esos ojos algo rojos, signo de que había llorado.

—Rukia…

Ésta se acercó a él a paso lento y cuando estuvo delante le agarró la cara para bajarlo a su altura y juntar los labios con los suyos en un beso corto. Al separarse, se miraron.

—Acaba de llamarme Kensei —le susurró la morena empezando a esbozar una pequeña sonrisa—. Me ha contratado.

Ichigo al escucharla sonrió nervioso a la par que notaba su corazón latir más rápido.

—¿Enserio? ¿Cuándo? ¿Ahora mismo?

Rukia asintió repetidamente comenzando a reír mientras unas lágrimas, bordadas por la emoción, se deslizaban por sus mejillas. Ichigo también soltó una carcajada y la abrazó por la cintura, levantándola y dando vueltas con ella.

—¡Te quedas aquí! —exclamó contento.

—¡Me quedo! —gritó eufórica riendo y envolviéndole el cuello con los brazos—. ¡Me quedo!

Siguieron dando vueltas y moviéndose de un lado para el otro, inundando la estancia de risas que acallaban el silencio y llenaban la casa de felicidad, de nuevo.
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FIN DE LA PRIMERA TEMPORADA.
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CONTINUARÁ...
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¡OHHHH! ¡¡¡¡Acabó la primera temporada!!!!! ¡¡¡¡yuhuuu!!!! :DD
¿Qué os ha parecido este final? ¡¡¡¡RUKIA SE QUEDA!!!! ¿Os lo esperabais o no? ¿Pensasteis que la llamada era de Byakuya? jeje Kensei la ha contratado, ¿cómo no lo iba a hacer? Si Rukia es un encanto, todo el mundo lo sabe ^^
 ¿Y cuando le dice a Ichigo todo lo que siente por él, qué? Tenía ganas de soltarlo porqué lo ha hecho de golpe todo junto jaja Pero a Ichigo le ha encantado vaya xD Aiishh estos dos <3

Y de Senna ¿qué pensáis? No ha podido aguantarlo y ha acabado llorando, menos mal que su amiga, a pesar de que le dijo que no la necesitaba, estaba allí para ayudarla.
Y Kaien, ¿arreglarán sus cosas él y Miyako?

Descubriremos todo esto y más en... ¡¡LA SEGUNDA TEMPORADA DE 'STRIPTEASE'!! La relación de Ichigo y Rukia sigue avanzando y nosotros con ellos ^^

Espero que os haya gustado el capítulo, el final de temporada, y que me comentéis para que yo lo sepa :D ¡Cada comentario sube un +1 en la inspiración!

NOS LEEMOS ICHIRUKISTAS
KISSES






























27 comentarios:

  1. OH POR DIOS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! LO AMEEE!!!!! FUE COMPLETAMENTE PERFECTOO!!!! *empieza a revolcarse en el suelo como una cucarachita* añlsdknañlsdkjasñdkl DIIOOOOSS!!!! Casí me da un paro cardíaco cuando Rukia recibió la llamada!!! Pensé que era Nii-sama!!! XDDD oh por Dios!!! Realmente fue perfecto todo!!! Realmente hiciste que mi corazón diera un vuelco >//< Nunca me había pasado esto jajajajaja realmente lo AME! <3 El final de la primera temporada fue PERFECTO!!!! ADsa-lkdjas{dlasdn lo ame jajajaja enserio escribes hermoso!!! XDD Esperaré con ansias el inicio de la próxima temporada >3< También me da cosita Nii-sama pero quien le manda ser tan malo QnQ y Kaien!!! ad-ñasjdaskldñjads Miyako debería de perdonarlo Q3Q, bueno que lo haga sufrir un poco antes XD dios...enserio por un momento me hiciste pensar que Rukia e Ichigo se separarían Dx eso no es de Dios QnQ añslkdas Senna me dio un poco de pena u.u espero que pueda olvidar a Ichigo e.e jajaaja realmente me siento feliz y satisfecha con este capítulo :3 ya puedo seguir viviendo feliz el fin de semana jajajaja una pregunta....cuándo empieza la segunda temporada? D: espero que no sea dentro de mucho tiempo QnQ jajaja GRACIAS POR EL HERMOSO CAPÍTULO!! >3< Te has ganado la entrada al cielo por esto jajajaja bueno ya creo que escribí demasiado jajaja
    Amo tu trabajo enserio y espero con muchas ansias la segunda temporada :3 saludos desde México!! (owo)9

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    1. ohhhhh me alegro de que te haya encantado el capítulo!! :DDDD 0///0 me has sonrojado con todo lo que me has puesto jejeje muchas gracias! La segunda temporada empezará el próximo viernes con el nuevo capítulo ^^ Podremos ir viendo que pasa con Senna, Miyako, Kaien, etc pero sobretodo con nuestra parejita jeje

      Nos leemos! Un abrazo :)

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  2. Me enknto en serio al fin Rukia le dijo todo a Ichigo en serio k hacen un hermosa pareja el final m enknto amigo ANIMO pera con ansias la 2da. Temporada. Besitos desde Ecuador....!!!! :*

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    1. Gracias :DD Sí, Rukia le dijo todo lo que pudo y lo que siente ahora por él jeje El próximo viernes empieza la segunda temporada!
      Nos leemos, abrazos!

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  3. *-* OMG ameeeeee!!!! Este capitulo, igual y te hubiera anotado en mi Death Note si Rukia no se quedaba TuT Ame el KaiMiya (Kaien-Miyako xD) ohhhh enserio tengp demasiado adentro, fue un final de temporada hermoso y en la siguiente temporada será un PUM BITCH para Byakuya al enterarse de que Rukia ya consiguio trabajo :3 wiiiii espero con ansias la segunda temporada :')

    Misuki-Kurosaki

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    1. ¿Me hubieras anotado en tu Death Note? jajaja menos mal que no los separé entonces no? xD A mí tambien me gusta mucho el KaiMiya :D El próximo viernes la segunda temporada!
      Un abrazo Misuki!

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    2. *-* falta muuucho para el viernes xD pero estaré pendiende del proximo capitulo :3 muero por saber que pasa con Kaien y Miyako, no soporto que no esten separados UnU.. Mmm me pregunto que pasará con Senna ... Hay demasiado por lo que esperar este viernes *0*
      Misuki-Kurosaki

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  4. Me encanto este capitulo, porfin rukia le dijo sus sentimientos a ichigo *w* estaba preocupada en la ultima parte porque pense que la llamada era de byakuya me alegra que puedan seguir juntos, espero por leer ya la segunda temporada, este fic ya se lo recomende a mi hermana x3 nos vemos despues.
    Perdon el no comentar antes pero estaba acostumbrada a leer en fanfiction (halla me llamaba GinaNekoChan)
    Ya sin mas molestar me despido chao!! :D

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    1. Hola Gina! Sí me acuerdo de ti en fanfiction :D Encantada de verte por aquí jeje y contenta de que se lo hayas recomendado a tu hermana, le ha gustado a ella?
      La parte de la llamada quise hacerlo para que pareciera que era Byakuya quien llamaba jeje y por supuesto que no molestas, no digas eso :)
      Un abrazo! Nos leemos!

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    2. Hola!! Soy lina Cruz un gusto en conocerte, soy la hermana de Gina Cruz, y no leo tantos fanfic como ella, en realidad EH leído como dos pero este que mi hermana me recomendo tengo que decirte que ME ENCANTO!!!!!!! me fascina esta historia, solo dure como 5 días leyendolo, amo el ICHIRUKI y espero con muchas ansias la segunda temporada, gracias por hacer una historia tan buena. \^w^/

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    3. Hola Lina!!! Encantada de conocerte :D Me alegro muchísimo de que tu hermana te haya recomendado mi historia y te haya encantado!!! jejeje Me hace muy feliz saberlo y espero que los siguientes capítulos os sigan gustando a tu hermana y a ti ^^
      ¡Abrazos!

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  5. Me encanto, al principio me senti triste de que rukia no se quedará, pero se quedó!!!!
    Byakuya también tiene que salir de la familia? :o pobre hombre

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    1. Gracias Andrea! Me alegro de que te haya gustado :D Es lo que quería que pareciera que se iba a ir para daros una sorpresa. Y lo de Byakuya, quizá no lo he explicado bien en el capítulo y parece que tenga que salir de la familia como dices tú, pero no. Le dice de firmar para que él de el visto bueno a que Rukia pierda el apellido.

      Nos leemos! Un abrazo!

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  6. Hola!!! Soy Kai
    Me encanto esta final de temporada. Quiero que Kaien consiga volver con Miyako, el solo lo hizo por pura confusión y por afecto a Rukia, ella tiene que entenderlo ajjajajaj
    Me gusto mucho como hiciste que pareciera que quien le había llamado era Byakuya, incluso me hacía a la idea de que la segunda temporada podría ser algo de que aunque estuvieran separados su relación seguiría adelante o sino que tendrían que intentar olvidarse o algo así, pero me emocione mucho cuando resulto ser que Rukia se quedaba.
    Pobre nii-sama, él solo quería cumplir la promesa de su mujer, pero su tio le obliga a hacer las cosas mal, o eso me ha parecido.
    Y lo de Senna.... solo quiero decir que... SE LO MERECE!!! No puedo con ella, y por lo que veo en el fandom, es en general ajajajjajaja ella tiene que comprender que Ichigo es de Rukia!! ajajjajaja
    Saludos!!

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    1. Hola Kai! Sí, es lo que quise que pareciera que quien le llamaba era Byakuya, me alegro haberlo conseguido jeje A ver que ocurre en la segunda temporada ^^
      Lo de Senna es en casi todo el fandom, por lo visto no nos gustó mucho el protagonismo que tiene con Ichigo en la película en la que sale xDD Todos preferimos a Rukia jajajaaja
      Un abrazo! Nos leemos!

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  7. Hola soy Agus
    Este es el mejor capitulo!!T.T me encanto.
    No te das una idea de lo tensa que estaba mientras leía, pense que Rukia se iba!! Todavia tengo una mezcla de emociones atorada en la garganta.
    No se que más decir, es el fic mas hermoso que he leido. Gracias por compartirlo <3

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    1. Hola Agus! Muchas gracias a ti por compartir conmigo tus emociones al leer mi historia, no sabes lo feliz que me hacen :D Gracias de corazón!
      Nos leemos! Un abrazo!

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  8. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  9. Hooolaaa!!!
    AAAAAH al fin pude leer el capitulo (siempre los leo en el cel, pero la pagina es muy pesada para él porque el pobre que ya esta viejito y tarda en bajar para que siga leyendo. Por suerte ya me trajeron la compu XD)
    Me encanto el capitulo. Realmente en un momento pensé que Byakuya se la llevaría a Tokio. Pero tenia una fe ciega de que Ichigo la encontraría :P.
    Todavía quedan muchas cosas que resolver. Byakuya no la tiene fácil.
    Ya quiero que salga la segunda temporada!!!! XD
    Bueno me despido!! Besos!!! :)

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    1. Hola Cristal! Me alegro de que ya hayas podido leer el capítulo y que te haya gustado jeje Es lo que quería que pareciera que Rukia se iba a ir :D A ver que ocurre en la segunda temporada, nos leemos!
      Besos ^^

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  10. Kyaaaaaaa ame el Final
    Rukia se queda Yayyyyy!!!
    Me encanta esta historia más bien la Amo :D
    Esta historia es una de mis favoritas solo queria que lo supieras, en serio wowww... escribes estupendo :D ^^

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  11. ¡Al fin! ¡He acabado! Me he puesto al corriente con todo, incluso con el one-shot.
    Lamento no haber comentado en los anteriores capítulos.
    Espero que sigas actualizando, me parece haber visto en twitter que publicaste algo xD

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  12. Dioooos!!! ame la primera temporada *---------------* sigue asi ;), soy Jenni

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  13. AAAAhhhh acabo de leer eso!! que emoción... estoy leyendo tu fic desde fanfiction y no lo había podido terminar, sabia que ruki se quedaria.. pero no creo byaku este feliz... en fin espero no dejes de escribir *-*

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  14. Wooo me encanta tu fan Fic es tan intenso y deja la esencia de ichigo y Rukia en verdad muchas felicidades

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  15. Wooo me encanta tu fan Fic es tan intenso y deja la esencia de ichigo y Rukia en verdad muchas felicidades

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